miércoles

Lema Orante Semanal

 

Somos elegidos excepcionales, pero 

no privilegiados individuales

9 de septiembre de 2024

La excepcionalidad de cada amanecer nos hace recordar la excepcional posición y la excepcional actitud con que debemos abordar la vigilia.

Esa vigilia de vigía, esa vigilia de virtud, esa vigilia de atención, al darle a esa nueva esperanza de amanecer, la excepcionalidad que supone, trae consigo una excepcional posición ante los acontecimientos del tránsito, de innovaciones, de sucesos…

Y a la vez, amplificar nuestros sentidos para sentir la excepcionalidad de cada momento que supone el andar, el respirar, el saborear, el descubrirse en un estar, en una universal presencia. Así como… así como tocando con la varita mágica todo lo que nos acontece y transformarlo en excepcional.



La Llamada Orante nos despierta –como excepción- para religarnos, conectarnos o sintonizarnos con ese Universo palpitante; hacer que la sintonía de nuestro corazón se inserte en la sintonía de la Creación.



Sentirse universo es, sin duda, la manera de disolver nuestras hedonistas posiciones, nuestros privilegios, que cada uno se fabrica en virtud de su posición, actitud, conocimiento…

Somos elegidos excepcionales, pero no privilegiados individuales.



Cada amanecer nos demanda la entrega, la disposición y el servicio de nuestros dones… puesto que nos han traído con una dotación para cumplir una necesidad.

No somos anónimos. Somos protagonistas de una Creación.



Cada oración supone el reconocernos en el seno del Misterio Creador.

Cada oración supone el encontrarnos en nuestra auténtica y verdadera posición.



Nuestra actitud voluntariosa, nuestra actitud intencional, escucha la demanda celestial –misteriosa- y la demanda del entorno, para así tomar una decisión.

Una decisión que, sea cual sea, está en la órbita del equilibrio, de la armonía, del sentir, de la decidida actitud amante ante lo que se realiza, se hace.

Y de esta manera, ninguna –“ninguna”- realización se hace más importante que otra. Todas las acciones se convierten en necesidades excepcionales.

Y así nos esmeramos en la limpieza, en el cuidado, en la palabra… y hacemos posible una disposición de admirar la realización de otros.

Y así podemos evaluar nuestra propia realización, sin caer en el hedonismo de la razón, del conocimiento o del saber en general, que nos coloca en una posición hedonista y racista.



El Universo Creador reclama Universo Activador. Y es así que las criaturas vivientes responden a ese principio: “Universo reclama universos”.



Es fácil sentirse acomodado, asentado, asegurado y –en definitiva- estancado. Pero esa no es nuestra naturaleza. Nuestra naturaleza nos pide expandirnos, descubrir y descubrirnos, transfigurarnos, para saber dar, en cada momento, la respuesta adecuada con la actitud precisa.



¡Sí! Cada día podemos decir que es una vigilia excepcional y extraordinaria.

Y cada despertar necesita de esa excepcionalidad y de esa extraordinaria disposición.

Así, todo queda realizado bajo la óptica de la virtud… y se aparta el remordimiento, se aparta la queja, se aparta la protesta; y surge la solución, aparece la disposición para hacernos eco –eco, ¡eco!- de un Eterno Acto de Amor.



No dejemos que el despertar sea recoger la carga pasada.

Que nuestro recordar sea vislumbrar nuevas posiciones, distintas actitudes.



Así podremos comprobar las variables, las diferentes opciones, y poder precisar cuál es nuestra posición y cuál debe ser nuestra realización.



Tenemos que considerar que cada vigilia excepcional y extraordinaria es singular; es decir, que no se va a volver a repetir, que no va a volver a ocurrir.

Y con esa alerta evitamos… evitamos posponer soluciones. Evitamos dejar cosas para “otro día”.



La singularidad de cada instante, en la pluralidad de todos los componentes de la vida, nos sitúa en un Misterio… al que no pretendemos descubrir o revelar o…

No. Más bien supone la garantía, la certeza de que lo grandioso –el Universo Creador- nos protege con su intención creadora.



El Misterio Creador que nos promueve y nos trae a esta transitoria estancia, nos convierte en mensajeros, intermediarios y “e-le-gi-dos”.

En unos elegidos que no son unos mejores que otros; que, como elegidos que vienen del Amor Creador, y son singulares, deben descubrirse en su elección: para qué han sido elegidos.

Y cada uno debe plantearse esa pregunta, y dar respuesta… en el aliento, en el entusiasmo, en la entrega, en la disposición; en la demanda que nos toca justo en lo que sabemos, conocemos…

No nos van a pedir lo que no sabemos. No nos van a demandar en lo que no podamos.

Siempre –como “eternidad”- aparecerá lo que está asignado, por ser elegidos “para”.



Si todo emana del Misterio Creador, y no hay nada igual que ello, no hay nada igual que cada elegido. Y, en consecuencia, no somos –ni nunca hemos sido- iguales. Singulares, excepcionales y extraordinarios, sí.



La dignidad de la actitud complaciente nos permite el expresar nuestra disposición a ser dignos representantes, elegidos, singulares, para que nuestras acciones sean extraordinarias y excepcionales… en cualquier tipo de realización.



Dejemos que la luz de la vigilia nos oriente en nuestro caminar y, con nuestros sentidos, descubramos cuál es… cuál es, hoy, la extraordinaria y excepcional vivencia del estar, del sentirse elegido para una misión de necesidad: desde lo más simple hasta lo más complejo.




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We are exceptional chosen ones, 

but not individually privileged

2024-09-09


The exceptionality of each dawn reminds us of the exceptional position and the exceptional attitude with which we must approach the vigil.

This vigil of watch, this vigil of virtue, this vigil of attention, by giving this new hope of dawn, the exceptionality that it implies, brings with it an exceptional position in the face of the events of transit, of innovations, of events…

And at the same time, amplify our senses to feel the exceptionality of each moment that walking, breathing, tasting, discovering oneself in a being, in a universal presence implies. Just like… just like touching with the magic wand everything that happens to us and transforming it into something exceptional.



The Call to Prayer awakens us –as an exception- to reconnect, connect or tune in with this pulsating Universe; to make the harmony of our heart becoming part of the harmony of Creation.



Feeling oneself as a universe is undoubtedly the way to dissolve our hedonistic positions, our privileges, that each one of us fabricates according to our position, attitude, knowledge…

We are exceptional chosen ones, but not individually privileged.



Each dawn demands from us dedication, disposition and the service of our gifts… since we have been brought with an endowment to fulfil a need.

We are not anonymous. We are protagonists of a Creation.



Each prayer means recognizing ourselves in the bosom of the Creative Mystery.

Each prayer means finding ourselves in our authentic and true position.



Our wilful attitude, our intentional attitude, listens to the heavenly –mysterious- demand and the demand of the environment, in order to make a decision.

A decision that, whatever it may be, is in the orbit of balance, harmony, feeling, of the determined loving attitude towards what is realised, what is done.

And in this way, no – “none”- realization becomes more important than another. All actions become exceptional needs.

And so, we put a lot of effort into cleanliness, care, and words… and we make possible a disposition to admire the achievements of others.

And so, we can evaluate our own realisation, without falling into the hedonism of reason, of knowledge or of knowing in general, which places us in a hedonistic and racist position.



The Creative Universe demands an Activating Universe. And so it is that living creatures respond to this principle: “Universe demands universes.”



It is easy to feel comfortable, settled, secure and –ultimately- stagnant. But that is not our nature. Our nature asks us to expand, to discover and discover ourselves, to transfigure ourselves, to know how to give, at every moment, the adequate response with the precise attitude.



Yes! Every day we can say that it is an exceptional and extraordinary vigil.

And every awakening needs that exceptionality and that extraordinary disposition.

Thus, everything is done under the optics of virtue… and remorse is set aside, complaint is set aside, protest is set aside; and the solution emerges, the disposition to echo –echo, echo!- an Eternal Act of Love appears.



Let our awakening not to be to pick up the burden of the past.

Let our remembrance be the act of glimpsing new positions, different attitudes.



In this way we will be able to check the variables, the different options, and be able to specify what our position is and what our realization should be.



We have to consider that each exceptional and extraordinary vigil is singular; that is to say, that it will not be repeated, it will not happen again.

And with this alertness we avoid… we avoid postponing solutions. We avoid leaving things for “another day”.



The singularity of each instant, in the plurality of all components of life, places us in a Mystery… which we do not intend to discover or reveal or…

No. It rather, supposes the guarantee, the certainty that the great –the Creative Universe- protects us with its creative intention.



The Creative Mystery that promotes us and brings us into this transitory stay, turns us into messengers, intermediaries and “cho-sen”.

In chosen ones who are not better than others; who, as chosen ones who come from the Creative Love, and are singular, must discover themselves in their choice: what they have been chosen for.

And each one must ask himself this question, and give an answer… in the spirit, enthusiasm, dedication, disposition; in the demand that touches us precisely in what we know…

We will not be asked about what we don’t know. We will not be demanded to do what we cannot do.

Always –as “eternity”- what is assigned to us will appear, because we are chosen “for”.



If everything emanates from the Creator Mystery, and there is nothing like it, there is nothing like every chosen one. And, consequently, we are not –nor have we ever been- equal. Singular, exceptional and extraordinary, yes.



The dignity of the complaisant attitude allows us to express our willingness to be worthy representatives, chosen, singular, so our actions are extraordinary and exceptional… in any kind of realisation.



Let us allow the light of the vigil to guide us in our journey and, with our senses, let us discover what is… what is, today, the extraordinary and exceptional experience of being, of feeling chosen for a mission of need: from the simplest one to the most complex one.





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