El espacio del ser
20
de febrero de 2017
(9
min de silencio)
La saludable presencia y posición…
se corresponde conuna actitud,sentida y
pensante, de resoluciones y optimismos.
No es ningún descubrimiento. Es una
evidencia. Si bien –si bien-no es suficientepara –habitualmente-contrarrestar las
inconveniencias, las indebidas…, las envidias, las arrogancias…“etcéteras”. Y
no son suficientes, porque… cada ser se reservasu visión, su percepción de lo
que deben ser los aconteceres, en forma de leyes, normas, costumbres, reglas…
Lo que llamamos “vida”, parece que…
–podemos estar de acuerdo- que fue una confabulaciónde intereses y necesidades
de “elementos”; véase la bioquímica de cualquier compuesto o… las necesidades
de cualquier proteína… –pónganse en el sitio que quieran-.
Pero ¡había!... –hay- un impulso, una tendencia“a”… que
facilitaba o lograbaque este compuesto o este otro se juntaran, se intercambiaran
intereses.
Todo hacía pensarque la pluralidad
y la sintoníade necesidades y tendencias lograría un equilibrioperfecto.
Pero… he aquí que apareció la
especie humanidad, producto de… o bien una Creación fantástica,o una evolución
tórpida.
Para el caso…No vamos a tener la
certeza, así que admitamos las dos.
Y he aquí que… da la sensación –en
principio- de que, para esta especie, no
es este sitio.
¡Sí! Porque parece –parece, parece-
no estar a gusto… en ningún lugar.
Quizá…quizá por eso se ha extendido
a lo largo y ancho del planeta, y se ha instaladoen los sitios más inhóspitos…
¡o no!, y en los sitios también más paradisíacos –o no-. Pero allí donde se iba
asentando, se iba peleando–entiéndase por “pelear”, el apoderarse deespacios
que no le corresponden-.
Pero aquí viene una gran pregunta: ¿Cuál es el espacio del ser?
Sabemos los espacios que les
corresponden a los mosquitos, a las cucarachas, a los ratones, a los ciempiés,
a los tigres, a los leones… Tienen su hábitat.
¿Cuál es el nuestro…?
Porque allí, o a cualquier sitio donde
vayamos, preguntaremos a las especies que hay allí;y diremos: “Oiga, ¿dónde está mi sitio?”. Y
seguramente nos contestarán: “Perdón,
pero… aquí no hay ningún sitio para usted”.
Y claro, ante eso:“Pues…entonces tendré que cogerlo.Tendré que
asentarme, tendré que invadir, tendré que… Porque he decidido que este sea mi
sitio, ya que no hay ningún sitio para mí”.
A partir de ahí, la competencia con
otras especies es… inevitable.
Pero… aun siendo grave, lo peor
vendrá después. Sí; porque “otros vendrán que mal nos dejarán” –diría el
refrán-. Es decir, que empezará la competencia con otros de nuestra propia
especie –que es la más grave-. Porque parece que las demás especies se han
sometido, se han adaptado, se han asustado, se han ido, han desaparecido… Pero,
entre la propia especie, se ha establecido una competencia “sin igual”.
Y en esa posición surge la oración,
como… como un eco de la Creación; en la que se nos advierte que… “el espacio
que buscamos aquí, lo tenemos en nosotros mismos”.
Como empezábamos el sentido orante:
“lo saludable del ser es… lo saludable del sentir y el pensar” –o se
corresponde con ello-.
Sí. Por mucho… por mucho, por
mucho, por mucho, por mucho que busquemos, no hay un espacio asignado para
nosotros–como espacio, como lugar-. Por el contrario, si nuestro sentir y
nuestro pensar –nuestros “senti-mentalismos”- se adecúanal no espacio físico de
aquí, a la no congratulación de lo que hay… y de lo que ocurre y de lo que pasa;
si sabemos sincerarnos y afrontar lo que nos sucede, con una flexibilidad y una
adaptación complaciente, una compasión adecuada, ¡ahí!, ¡ahí está nuestro
espacio!
Pero nos hemos empeñado, como
especie, en reclamar nuestro territorio. Y la grandeza del ser… es la opción de
sintonizarse con la Creación, con el Misterio, ¡a través de la oración! Y por
ello, descubrir–como bien expresaba el Kristo-: “Mi reino no es de este mundo”.
Salvando las distancias y las
experiencias, nos sirvela expresión… para darnos cuenta de que el sentido
posesivode lo concreto y material no es nuestro espacio. “No es nuestro espacio
vital”. Nuestro espacio vital –“habitual”, diríamos después- se configura con
nuestras “senti-mentalismos”.
De esta forma, se puede entender
que vivir en un sitio teóricamente inhóspito constituya un hábitat adecuado
para ese grupo de seres…que habitan en zonas tórridas o en zonas heladas… –en
zonas extremas-.
Y así, si sabemos que nuestro
espacio vital está en lo que sentimosy en lo que pensamos –sin que sean dos
cosas; es la mismapero con diferente característica-, estaremos sintonizados
con un Misterio.“Con un Misterio”. Y esa sintonía nos dará la Fuerza para que,
cualquier acontecerque suceda inevitablementeen
nuestro desarrollo, en nuestra convivencia, se pueda solventar… con rigor, con
respeto y con ¡humor!
Este espacio del ser, “riguroso, respetuoso
y humorístico”, quizás nos sitúe adecuadamente ante cualquier incidenciaque
ocurra en nuestra relación –obviamente- con otros… de nuestra especie.
El rigor mental, el respeto sentido, y el
humor…constituido por la comunión del respeto y el rigor,nos va a dar una
característica de espacio¡nuevo!...
en el que, bien, sí, la casa, el paisaje…, todo eso está bien y es de agradecer,
pero pasa a ocupar una importancia secundaria.Muy secundaria.
Quizás –quizás: a tener en cuenta,
a evaluar- el fenómeno de Misterio de la vida, la vida como Misterio,nos trate
rigurosamente, respetuosamentey humorísticamente. Y en todo ello, hay un Aliento
Amoroso–que se gesta a partir de la interacción del humor con el rigor y el
respeto-que… “completa” –entre comillas “completa”- nuestra aportación orante.
¡Para hoy!...
Al decir “hoy”, es decir “siglo
XXI”; es decir “¡ahora mismo!”.
¡Necesitamos referencias breves,
pero contundentes!,que sirvan de
utensilios… de una tecnología no
material, para afrontar el incremento de una comunidad de especie que
marcha hacia su desaparición.
Se suele decir, cuando alguien
entra en un estado fantasioso, o en un estado imaginativo o imaginario: “Estásen otro mundo”. ¡Qué decir de
aquellos que entranen lo que se llama “locura”! Están en otro mundo.
Ese “otro mundo” que se insinúa
cuando el ser amao se enamora… está cargado de rigor, de respeto, de humor…
Con estas perspectivas orantes, es
posible bandearnos, eludir, adaptarnos, conseguir ese “espacio del ser”…; que,
aunque no tenga las mejores condiciones físicas… de campo, playa, sol, etc., sí
se tengan las condiciones invisibles…
que nos permitan –y quizá nos han permitido- poder estar en cualquier posición.
Y lugar. “Posición y lugar”.
Si esto queda claro –y ¡es
practicable!, no es una propuesta teórica-,si es practicable –insisto-,
podremosconfigurarnos como especie –en un grupo mayor o menor,o mediano o
pequeño- de otra manera;y
consiguientemente, modificar nuestra posición-disposición… en los medios en que
nos toque porque la Providencia nos ha llevado, porque… debemos cumplir un
recaudo para el que estamos preparados y dotados adecuadamente.
Una sincera expresión, una cuidadosa
escuchay un complaciente modo y manera de estar,serían equivalentes a ese
rigor, respeto y humor. Y todo ello configuraría ese afecto…sin defecto, esa
atracción, esa admiración de unos con otros. Y consecuentemente entraríamos en
la posición paradisíacade la complacencia, ¡con la pasión necesaria!... para
ejercitarse continuamente.
Ciertamente, no resulta fácil ante ¡tanta
diversidad!, ¡tanta injusticia!, ¡tanto… tanto de tanto! Pero es una posición
que nos habilita para cualquier situación.
“Es una posición que nos habilita
para cualquier… situación”.
En cambio, cotidianamente hay una
confrontación, una evasión, una… ¡guerra!
“Guerra”.
El sentido orante nos propulsa y
nos promueve a otra disposición:a una actitud muy semejante a la que la vida,
en sí misma,nos brinda.
Démosle una opción a “la compasión
complaciente”…
En un espacio sin espacio…
En la vibración… del espacio del
ser… en su referencia con la Creación.
“En la vibración… del espacio del ser,
en su referencia con la Creación”.
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