Hay que creer en ese estado liberador en el que hemos sido creados
2 de junio de 2025
No se puede precisar en qué instante, y por qué, la especie humanidad se decantó por la expansión… y por un activismo de control y dominio de su entorno.
Puede haber muchas teorías y muchos puntos de vista, pero más bien –desde la óptica del Misterio Creador- había infinitud de caminos.
Y quizás el camino –como unidad de creación- era esa expansión, pero una expansión no intervencionista; una expansión respetuosa, correcta.
Pero, desde los datos pre-históricos y los históricos, se descubren diferentes especies de “homos” en los que, si bien algunos parecían convivenciales, otro, el llamado “sapiens”, se expandió e intervino en las otras muestras de homos y, por razones muy discutibles, los demás desaparecieron. Y permaneció el que cataloga nuestra estirpe actual; que, en un arranque de vanidad, se tituló: “sapiens sapiens”, aunque luego vino una cierta rebaja y se quedó en solo “sapiens”.
“Expansión” sí se corresponde con la expansión del universo –hasta donde entendemos-, pero “intervención”… Intervenir en todas las demás especies según se iban encontrando, domesticarlas, conquistarlas, manejarlas, manipularlas…; y su propia estabilidad –propiamente terrestre- explotarla, indagarla…
Expansión, sí.
Intervencionismo… debido probablemente a ese “sapiens”: de saber. Quizás, de esa antigua tradición de comer del “árbol de la ciencia del bien y del mal”: el saber lo que era beneficioso, rentable, bueno, aunque ello supusiera destrucción, arrase...
La Llamada Orante nos conmina a recoger esa idea: expansión, sí; intervencionismo, no. Puesto que, evidentemente, hay lugar para todos.
Pero a la hora de ejercitarnos, a la hora de plasmar esta idea en el día a día, nos viene –como auxilio de Misterio Creador- esa frase que en la historia del Soplo Krístico aparece, cuando se cita que “numerosas mujeres le servían con sus bienes y sus dones”.
Si englobamos la humanidad como un “eterno femenino” –sin la connotación genérica habitual sexual, sino como idea de creación, procreación, desarrollo, expansión- cada ser se coloca en ser un servidor que se ejercita “con sus bienes”, que sería la bondad –que se ejercita con la bondad- “y sus dones”, que sería el mensaje que cada ser trae: que cada ser llega, por designio providencial, para cumplir una… para servir a una… para entregarse a una función.
Quizás ahí podamos encontrar –teórica-filosóficamente- esa desviación en la expansión, que conllevó y conlleva una intervención, un intervencionismo de acopio, de ganancia, de competencia, de batalla, de guerra.
Sin duda, una diferenciación significativa traía la especie humanidad, en el seno de una Creación servidora.
Y en vez de servir con su bondad y su naturaleza propia, individual, única, singular e irrepetible, se convierte en acopio, dominio, control… y protagonismo e importancia personal.
Y tanto es así que, por decirlo de alguna manera, las religiones monoteístas impulsaron más aún esa idea de dominio-control. No supieron interpretar el servicio, con bondades y mensajes: mensajero que es cada uno, de un mensaje, de un proyecto.
Y eliminadas las sensibilidades animistas por el progresivo desarrollo del conocer, del saber, se establecen dogmáticas concepciones ligadas a un Misterio Creador omnipotente, omnipresente, pero no único, sino que se diversifica.
Y cada grupo humanitario se afilia a esa diversificación, y crea la guerra de los dioses. ¡Increíble!
¿Cómo concebir –¡por favor!- cómo concebir que el Misterio Creador se exprese o se manifieste para crear el conflicto, la guerra, la confrontación…? Cuando toda su muestra es regeneración, creación, innovación, evolución.
Pero ninguna de las religiones monoteístas ha captado este simple “razonamiento” –digamos- y se han ido por el irracional sentir de liderazgos, de imposiciones… y de un dominio de unos sobre otros. Y según transcurría la historia, predominaban éstos o aquéllos, gracias a las guerras, gracias al dolor…
En consecuencia, como mensajero que soy como humanidad, en base a los bienes, que bondades son –es la traslación que hacemos o la otra interpretación que hacemos-, evitaría esa codicia, esa vanidad por el éxito, el triunfo, el poder.
Y es que, además, como especie, hay una queja global –sí, hay una queja global- sobre esa intervencionista actitud.
Hay una queja global hacia la guerra, el sufrimiento, el dolor…
Pero corpúsculos de poder enraizados en el intervencionismo exagerado y desesperado, siguen discutiendo sus razones… y siguen enfrentándose para ganar.
Porque a la vez –para verse más claro-, porque a la vez que aumenta el hambre, el dolor, la enfermedad, a la vez aumentan los movimientos de ayuda, de proyectos… En definitiva, ideológicamente, bondades de servicio como mensaje de especie.
Pero ahora transitamos en esa dualidad en la que lo más preocupante se centra en que ese modelo de dominio expansivo, intervencionista, se va instalando en cada ser; aunque, a la vez, cada uno busque la virtud de su expansión y de su dominio, como la verdadera, como la auténtica: un trastoque de bondad.
De ahí que la Llamada Orante nos promueva a tocar nuestra alma como intermediarios, como mensajeros, como seres de bondad, para que sirvamos, para que seamos servidores, y a la vez –y a la vez-, gozosos… “gozosos” interventores en el vivir.
No hay lugar, desde el Amor del Misterio Creador, para subyugarse en la “sangre, sudor y lágrimas”, para someterse a ese criterio de vida, dando por bueno el dominio y la expansión y la intervención permanente de lo que se consideró virtuoso, de lo que se considera lo mejor.
No es, el vivir, un valle de lágrimas. Es un océano de Amor.
El haberse sometido, en consciencia, al dominio de los poderosos –en el amplio sentido de la palabra, de “poder”-, sí: convierte el vivir en un valle de lágrimas.
Y enseguida acude la pregunta de: “¿Y cómo es que ¡no interviene!?”.
Fíjense bien, ¿eh? Se pide un intervencionismo del Misterio Creador, de lo divino, de los dioses, para arreglar tanto desarreglo.
Y no se es capaz –no se es capaz- filosófica, intelectual y mentalmente, de descubrir –sí, porque se trata ahora de descubrir- que la Creación nos hace libertarios; nos libera. La Creación libera a los seres para seguir una trayectoria.
Y él mismo –el mismo Misterio Creador- respeta ese estado de liberación.
De ahí que no tenga sentido la demanda para que una acción sobrenatural intervenga para solventar; solventar lo que, en idea creacional, lo debe solventar el ser.
Dicho de otra forma: el Misterio Creador confía infinitamente en todas las especies y, en consecuencia, en la nuestra. ¿No es suficiente ese criterio como para ponerse, disponerse con otra disposición? Desde lo más personal y cotidiano hasta la transmisión y la visión de todo lo humano.
Servir con la bondad, en el mensaje personal que cada uno porta como aportación necesaria, con la dotación –en un misterio, sin duda-, es la vía en la que cada cual puede ejercitarse en esta visión que la Llamada Orante nos sugiere para dar cauce a nuestra humanidad, y que no sea ésta el motivo permanente de esa “sangre, sudor y lágrimas” o ese “valle de lágrimas”, sino que sea la coherencia, la sintonía, la capacidad de convivir de esa comunión comunitaria que nos hace ver en cada uno sus virtudes, que nos hace ver en cada uno sus posibilidades.
Y obviamente, simultáneamente, nos hace ver nuestros recursos, sin que por ello vayamos a ser hedonistas de los mismos, sino justamente servidores de los necesitados. Todos somos necesitados. De ahí que el servicio sea inherente al ser.
Liberados como seres de liberación, propios del Misterio Creador en su expansión creativa, nuestro ejercicio del estar, del hacer, del ser, debe contemplar, en su adaptación creativa complaciente, ese estado liberador; ese estado en el que, aun estando rodeado de multitud de impedimentos, saberse filiado con el Misterio Creador y sentir lo libertario del vivir, lo liberador del vivir.
Y en ese sentido, ni una reja ni un dolor ni una prohibición serían suficientes para anular esa consciencia liberadora. Es más: al vivir en la liberación, en consciencia, esos elementos se derriten. Sí. Porque esos elementos se hacen vivenciales y evidentes cuando la respuesta es sufrir, doler, queja, martirio… Pero si esa reja, esa prohibición, ese intento de anular lo libertario, no lo consigue, se diluye.
Sí; es creencia, sí. Hay que creer en ese estado liberador en el que hemos sido creados.
La Llamada Orante nos llama a ejercitarnos en ese estado de liberación, en esa posición de expandir nuestra consciencia, amplificándola; a ejercitarnos en la bondad ante las necesidades que todos los seres tienen. Y en base a esas necesidades, y al servicio hacia las mismas, se consigue la unicidad.
En base a que el violín necesita del chelo, de la flauta, del tambor, del pianista… se consigue la sinfonía. Si cada uno la ejercitara a su manera, no habría tal sinfonía, no habría tal unicidad. Y el piano necesita del violín, y el violín necesita de la percusión, y la percusión necesita del canto, y el canto necesita… Y así sucesivamente.
Y ese director de orquesta es la referencia para que todos tengan en mente que se necesitan. Y evidentemente, ese director necesita de la pulcritud y de la calidad de los componentes.
Ninguno es más que otro; es diferente, pero con el aporte que reclama lo necesitado.
Es así la naturaleza del vivir, de la vida. Y deducimos, con ello, que es una tarea de cada uno, para que seamos todos; para que no seamos “yo”, sino “nosotros”.
La esencia de liberación de la vida es… la clarividente expresión, semejante al universo que contemplamos. Ejercitarnos cotidianamente en ello nos proporciona la luz que derrite los barrotes, los dolores, los desesperos…
Ejercitarse, ya. No es preciso esperar a ver cuándo puede… No. Es ya. Porque “ya es” el estar y el ser de cada uno.
Somos miembros de una partitura dirigida por el Misterio Creador, para hacer una sinfonía de Vida Eterna.
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We have to believe in that liberating state in which we have been created
2025-06-02
It is not clear at what point, and why, the human species opted for expansion... and for an activism of control and domination of its environment.
There may be many theories and many points of view, but rather –from the standpoint of the Creator Mystery- there were infinite ways.
And perhaps the way –as a unit of creation- was that expansion, but a non-interventionist expansion; a respectful, correct expansion.
But, from the pre-historical and historical data, different species of "homos" are discovered in which, although some seemed convivial, another, so-called "sapiens", expanded and intervened in the other samples of homos and, for very debatable reasons, the rest disappeared. And the one that describes our current lineage remained; which, in a fit of vanity, was entitled: "sapiens-sapiens", although it was later downgraded to just "sapiens".
"Expansion" does correspond to the expansion of the universe –as far as we understand it-, but "intervention"... Intervening in all the other species as they were encountered, domesticating them, conquering them, managing them, manipulating them...; and their own stability –specifically terrestrial- exploiting it, investigating it....
Expansion, yes.
Interventionism... probably due to that "sapiens": of knowing. Perhaps, from that ancient tradition of eating from the "tree of the knowledge of good and evil": knowing what was beneficial, profitable, good, even if it meant destruction, devastation...
The Prayerful Call urges us to take up this idea: expansion yes, interventionism no. Because of course, there is room for everyone.
However, when it comes to practising, when it comes to putting this idea into practice in our daily lives, the sentence that appears in the story of the Christic Breath, when it says that "many women served him with their goods and gifts", comes to us as a help from the Creator Mystery.
If we encompass humanity as an "eternal feminine" –without the usual generic sexual connotation, but rather as an idea of creation, procreation, development, expansion- each being is placed in being a servant who exercises "with its goods", which would be goodness –which is exercised with goodness- "and its gifts", which would be the message that each being brings: that each being arrives, by providential design, to fulfil a... to serve to... to dedicate itself to a function.
Perhaps we can find –theoretically and philosophically- that deviation in expansion, which entailed and entails an intervention, an interventionism of stockpiling, of profit, of competition, of battle, of war.
Undoubtedly, the human species brought a significant differentiation within a servant Creation.
And instead of serving with its goodness and its own, individual, unique, singular and unrepeatable nature, it turns into accumulation, domination, control... and personal prominence and importance.
And so much so that, so to speak, monotheistic religions further promoted even this idea of domination-control. They failed to interpret service, with goodness and messages: the messenger that each one is, of a message, of a project.
And once animistic sensibilities have been eliminated by the progressive development of knowledge, dogmatic conceptions linked to an omnipotent, omnipresent Creator Mystery are established, not unique, but diversifying.
And every humanitarian group joins this diversification, and creates the war of the gods. Unbelievable!
How to conceive –please!- how to conceive that the Creator Mystery expresses itself or manifests itself to create conflict, war, confrontation...? When its entire manifestation is regeneration, creation, innovation, evolution.
But none of the monotheistic religions have grasped this simple "reasoning" –let's say- and have gone for the irrational feeling of leadership, of impositions... and domination of some over others. And as history went on, these or those predominated, thanks to wars, thanks to pain...
Consequently, as the messenger that I am as humanity, based on the goods, which are goodness –that is the translation we make or the other interpretation we make- I would avoid that greed, that vanity for success, triumph, power.
Moreover, as a species, there is a global complaint –yes, there is a global complaint- about this interventionist attitude.
There is a global complaint about war, suffering, pain...
But corpuses of power rooted in exaggerated and desperate interventionism continue to argue their reasons... and continue confrontation to win.
Because at the same time –to make it clearer- as hunger, pain, illness increase, at the same time aid movements and projects increase... In short, ideologically, the goodness of service as a message of the species.
But now we are moving in this duality in which the most worrying aspect is that this model of expansive, interventionist domination is taking root in every being; although, at the same time, each one seeks the virtue of its expansion and domination as the true, authentic virtue: a distortion of goodness.
Hence, the Prayerful Calling encourages us to touch our souls as intermediaries, as messengers, as beings of goodness, to serve, to be servants, and at the same time –and at the same time- joyful... "joyful" interveners in living.
There is no room, from the Love of the Creator Mystery, to subjugate oneself in the "blood, sweat and tears", to submit to that criterion of life, taking as acceptable the dominance and expansion and permanent intervention of what was considered virtuous, of what was considered the best.
Living is not a vale of tears. It is an ocean of Love.
To have consciously submitted to the rule of the powerful –in the broad sense of the word "power"- yes: it makes living a vale of tears.
And the question immediately arises: "Why doesn't he intervene?”.
Take careful note, ok? It calls for the intervention of the Creator Mystery, of the divine, of the gods, to fix so much disorder.
And one is incapable –one is not capable- philosophically, intellectually and mentally, of discovering –yes, because it is now a question of discovering- that Creation makes us libertarians; it liberates us. Creation liberates beings to follow a path.
And He himself –the Creator Mystery itself- respects that state of liberation.
Hence, the demand for a supernatural action to intervene to solve what, in the creative idea, must be solved by the being, makes no sense.
In other words: the Creator Mystery trusts infinitely in all species and, consequently, in our own. Isn't this criterion enough to place oneself, to dispose oneself in another disposition? From the most personal and daily life to the human transmission and vision.
To serve with goodness, in the personal message that each one carries as a necessary contribution, with the endowment –in a mystery, no doubt- is the way in which each one can exercise in this vision that the Prayerful Call suggests to us in order to give channel to our humanity, and may this not be the permanent reason for that "blood, sweat and tears" or that "vale of tears", but may it be the coherence, the harmony, the capacity to live together in that communal communion that makes us see each person's virtues, that makes us see each person's possibilities.
And obviously, at the same time, it makes us see our resources, without being hedonistic with them, but justly servants of those in need. We are all in need. Hence, service is inherent to being.
Liberated as beings of liberation, proper to the Creator Mystery in its creative expansion, our exercise of being, of doing, must contemplate, in its complaisant creative adaptation, that liberating state; that state in which, even surrounded by a multitude of impediments, one knows oneself to be affiliated with the Creator Mystery and feels the libertarian nature of living, the liberating nature of living.
And in that sense, neither a jail nor a pain nor a prohibition would be enough to override that liberating consciousness. What's more: by living in liberation, in consciousness, those elements melt away. Yes, because those elements become experiential and evident when the response is suffering, pain, complaint, martyrdom… But if that jail, that prohibition, that attempt to nullify the libertarian, does not succeed, it dissolves.
Yes; it is belief, yes. We have to believe in that liberating state in which we have been created.
The Praying Call calls us to practice that state of liberation, in that position of expanding our consciousness, amplifying it; to practice kindness in the face of the needs that all beings have. And based on those needs, and on service to them, oneness is achieved.
Just as the violin needs the cello, the flute, the drum, the pianist... the symphony is achieved. If each one exercised it in their own way, there would not be such a symphony; there would not be such oneness. And the piano needs the violin, and the violin needs the percussion, and the percussion needs the singing, and the singing needs... and so on and so forth.
And that conductor is the reference for everyone to keep in mind that they need each other. And obviously, that conductor needs the neatness and quality of the components.
None is more than another; it is different, but with the contribution that is required by what is needed.
Such is the nature of living, of life. And we deduce from this that it is the task of each one of us, so that we may be all of us; so that we may not be "I" but "we".
The liberating essence of life is... the clairvoyant expression, similar to the universe we contemplate. Daily exercise in it provides us with the light that melts the bars, the pains, the despairs...
Practice it, now. There is no need to wait to see when it can... No. It is now. Because "now is" the being and way to be of each one of us.
We are members of a score directed by the Creator Mystery, to make a symphony of Eternal Life.
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