domingo

Lema Orante Semanal

 

Entre Dioses anda el mundo

23 de diciembre de 2024

    Y mientras la humanidad era tránsito, trashumancia, transeúntes, peregrinos, las necesidades se cubrían de forma espontánea. La supervivencia, más o menos, estaba asegurada –con todos los matices que podamos añadir-. Pero, al encontrarse en una zona propicia en cuanto a clima y en cuanto a posibilidades, mientras su tránsito era cíclico y rítmico, en alguna medida reproducía la presencia del lugar en donde estaba en el universo.

    Pero… su progresiva y numerosa prole hizo que emigrara. ¡Ah! Emigrara a otras diásporas, para conseguir mejores recursos y mejores… No fue así. Emigraron hacia zonas en las que el frío hacía de las suyas y en las que quizás la especie, intermitentemente, al juntarse con otras como neandertales, apareció y desapareció por la dificultad de adaptarse y de permanecer.

    Pero… los asentamientos, las residencias, el sedentarismo… colocaron al ser ante otra nueva perspectiva. Mientras deambulaba, y ningún sitio era estable, simulaba las condiciones del planeta en donde estaba y, con sus multi-dioses al caso, sabía inspirarse y contar sus historias.

    Cuando se asienta y pierde el modelo del universo en donde está, el ser se genera un universo propio. ¡Propio! Tan propio que se hace propietario –increíble, ¿no?-. Se hace limitante y pone límites, establece fronteras, impone sus leyes, ajenas –por supuesto, ya- a ese deambular divertido, original, curioso, sin prisa…

    Ahora hay que guardar la propiedad. Ahora hay que protegerse de los otros; que son todos, porque cada uno querrá no solamente lo suyo, sino que aspirará a lo de otros. Y entre la defensa y el ataque se establecerán pautas de conducta.

    Evidentemente, ya no están en un planeta que gira, que cambia, que se aleja, que pertenece a una dinámica mágica… No. Se establece en una dinámica y en un espíritu monoteísta –mono-personal, en realidad- y ya no precisa de modelos politeístas, de dioses de lluvia, dioses de viento, dioses de agua, dioses de caza… No, ya él domina la caza, él se protege de la lluvia, él… él se hace poderoso.

    Y cada uno, con su consciencia poderosa, establece sus normas, leyes, maneras, costumbres… aunque en teoría –en teoría-, según qué lugar, hay diferencias entre leyes, posibilidades y recursos. Pero a pesar de esa generalidad, cada uno, al haber perdido su sentido nomádico, animista, y transitorio ilimitado, se hace limitado, estable, poderoso y dominante. Necesita de un –un- Dios. “Uno”. Es una… es una estrategia, una justificación para declararse “Dios”, cada uno. Ni más ni menos.

    Luego cada uno interpretará los llamados “Sagrados Textos”, que siempre tendrán múltiples versiones, múltiples visiones.

    Lo importante es que, al entrar en el único Dios verdadero y ver que cada uno lo tiene distinto, se hace un poco sospechoso que alguno sea el verdadero, ¿no?

    Sí. Ante eso, evidentemente, el ser ya sedentarizado, que ha dominado su entorno, su propia especie, tiene que crearse su propio dios.

    ¡Qué historia nos cuenta la Llamada Orante! Sí; porque cada uno se hace Dios en sus modos, maneras, formas… Desde el “yo soy así”, pasando por la genética, y siguiendo por las costumbres, y continuando por la educación, los nuevos dioses –cada uno de los seres humanos- realmente son una muestra, bajo otra óptica, politeísta. No se atreven a declararse así, pero cada uno se siente Dios. Y, de hecho, cada uno, cuando reclama a Dios sus ayudas, se está reclamando a sí mismo. A sí mismo.

    Y claro, es obvio y evidente que no pueden compartir, convivir, congeniar.

    Un dios no se puede dignar a hablar con otro de asuntos importantes, salvo que los dos se reconozcan dioses poderosos que se pueden repartir el sometimiento de dioses menos poderosos.

    Pero, sí. Esta versión orante nos explica el porqué de ese carácter. Eso lo habrán oído todos muchas veces:“¡Qué carácter tiene!”. ¡Todos! Todos tienen un carácter… que resulta, para otros, insoportable. Con razones, claro. Argumentos. Argumentos divinos, de cada uno.

    La vanidad divina de cada ser no tiene límites.

    Ya ha vivido, la humanidad, épocas de arrases; la última fue la Segunda Guerra Mundial. Si tenías la mala fortuna de ser hebreo, gitano, o simplemente protestante de lo establecido, pues… te tocaba [1]“trabajar para hacerte libre”, y luego te gaseaban para que no sufrieras. Millones de seres.

        Recordamos esa porque es la más cercana, y no hace tanto tiempo. Luego ya se va al bulto –¿verdad?- con las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, y bueno, se hace como más… menos tóxico; así… más fuego –más fuego-. Fuego y viento. Lo otro era más gas.

    En cualquier caso –¿verdad?- las razones de unos y otros eran demoledoras.

    Hoy aumentan cada vez más las peticiones de eutanasia y hay una alegría general en la ley general de trasplantes, porque hay más órganos que… no están mal del todo. Sí; porque, quieras o no, se le dice al que se quiere eutanasiar:“Oye, ya que te vas, deja algo, ¿no?”.

    Esto es una noticia de ayer: ha aumentado vertiginosamente el número de peticiones de eutanasia, y en consecuencia el número de trasplantes.

    Aparentemente, esto no tiene nada que ver con todo lo anterior. ¡O sí!

    Cada ser convertido en dios tiene que ejercer como tal, tiene que hacerse respetar, tiene que imponer su criterio, tiene que defenderse y, si es preciso, atacar y establecer su perímetro de seguridad. Eso es un buen dios. Ya no diríamos un buen carácter, diríamos que es “un buen dios”. Un dios… ¡con criterio, oye!

    Que es el dios que quieren los humanos modernos: un dios que castiga a los malos y que premia a los buenos, ¿no?, y que nos permita reconocer nuestra naturaleza divina. Y si todos somos hijos de Dios, pues somos también Dioses. ¡Es muy fácil! Con lo cual, a Dios-Dios –como Dios- ¡vaya usted a saber… para qué!

    ¿Para qué, si de mí sale el esclavo, el sufriente, el doliente, el premiado, el castigado…? ¡Si lo tengo todo!

    Ya las costumbres, las leyes y las normas se han encargado de que vea el mundo de una determinada forma, lo juzgue, lo condene, lo castigue o lo premie o lo bendiga. Depende.

    “Entre Dioses anda el mundo” –esa sería la mini conclusión-.

    Esto explicaría el porqué de esa arrogancia que cada ser ostenta de una forma o de otra. Salvo excepciones –que las hay, ¡claro!-.

    El Misterio Creador se nos muestra como la referencia sobre la que podemos vernos, a través de la Providencia, a través de lo imprescindible, lo necesario, lo imprevisible.

    Y es así que, cuando acudimos a la Llamada Orante, nos encontramos con un sistema de aclarar nuestras consciencias; con una inspiración del Misterio Creador, que nos procura situar para que podamos realmente establecer o restablecer el vínculo que tenemos. Y que no se rompe nunca, pero se hace consciente, o no, depende en qué momentos.

    Creer en el Misterio Creador como fuente de referencia nos sitúa lejos –al menos lejos- de ser creyentes de nuestros misterios personales; lejos de ser creyentes de nuestras razones absolutas; lejos de ser creyentes del combate como mecanismo de aclaración; lejos de ser combatientes permanentes.

    En la medida en que cada ser –y cada uno en su posición- diluye el “endiosamiento” como factor de referencia, es capaz de encontrar el alivio de su verdadero vínculo con la Creación.

    Y es así como surge la templanza, la misericordia, la piedad, el alivio, el consuelo, el amparo… Sin que ello sea un esfuerzo, un sacrificio. No. Más bien una necesidad.

    Que el consuelo y el amparo mutuo predominen, es un factor que nos facilita un estar, un convivir y un ir hacia… ¡hacia lo indefinido!; hacia la sorpresa diaria permanente.

    Pero esa sorpresa diaria permanente depende de la posición, la disposición, ¡la referencia que tengamos! Si nuestra referencia somos nosotros mismos –en ese famoso ego idolátrico, egolátrico, endiosado-, ¡no! Cada día será más o menos igual. Tendremos los mismos enemigos, los mismos amigos, las mismas relaciones, los mismos inconvenientes. No habrá cambios. ¡No puede haberlos!

    En cambio, si diluimos nuestra ego-idolatría, nuestra convicción endiosada, y nos referenciamos en un Misterio Creador insondable, inaccesible… pero que, evidentemente, no es difícil… no es difícil creer, ¿verdad? Puede parecerlo cuando, eso: solo entendemos de carne. Entonces es difícil creer. Pero cuando vemos que la carne está animada, es fácil creer que esta increíble expresión llamada “vida” no ha sido la casualidad de… de una locura individual de componentes.

    En realidad, es fácil creer, pero ello nos deja sin el protagonismo. ¡Pero no nos quita nuestra manera, nuestra forma! Pero la suaviza, la relativiza, la subjetiviza. Y, en consecuencia, no somos un roce continuo. No somos una competencia ilimitada.

    Quizás les venga mal, hoy, plantearse esta historia, ¿no?: “¡Con lo a gusto que estaba yo conmigo mismo y con mi endiosamiento racional, lógico, sensato y dominante; con admiradores incluso! Y ahora... pfff, perder esa posición, pues…”.

    Habría que recurrir, como medida más simple, a que… “nada se crea ni se destruye, todo se transforma”. Y transformar esa evolución que nos han pintado en esta Llamada Orante, en una perspectiva verdaderamente de Universo; en una perspectiva que nos haga creer sin dominio, sin control, sin imposición, sin ganancia, sin pérdida.


    Sí, es cierto: nunca es un buen día para dejar de ser “yo” y pasar a ser “Y”.

    .- Soy “Y…” –puntos suspensivos-.

    .- ¿Y la “O”?

    .- La “O” era el grillete. Sí. La parte de la cadena que me juntaba, que me maniataba mi mente, mi ilusión, mi fantasía. Es la argolla del esclavo.

    Así que pasaría a ser un “soy y…” –puntos suspensivos-. El suspenso que me implica el descubrirme liberado de la argolla del razonamiento, adoctrinamiento, control y dominio.

    Es relativamente fácil descubrirse en qué posición se está en cuanto al endiosamiento, dentro de la comunidad en la que vivimos: ciudad, pueblo, comuna o lo que sea. Enseguida veremos dónde están los grandes dioses, dónde están los medianos dioses y dónde están los pequeños dioses. ¿A que sí?

    Que luego digamos que… –para suavizar- que son carácteres fuertes, y otros medianamente fuertes, y otros débiles, ¡bueno! Pero, realmente, no es la formación del carácter de éste o aquél, producto de su... No. Influye –sin duda- el entorno, el ambiente, claro, claro. Claro que sí.

    Pero ya cuando se es adulto, tenemos la posibilidad de escudriñar un poco más en nuestro llamado “carácter”; que ahora –según la Llamada Orante- es un monoteísmo reinante. Al darnos cuenta de ello, podemos disociar esa realidad y pasar a lo que nos llama, a Quien nos llama a orar –a esa referencia del Misterio Creador- con las cualidades que nos adornan.

    Hay una cosa atractiva, sí. Sí, sí –como para hacer propaganda de un lado, ¿verdad?-. Hay una cosa atractiva: el endiosamiento personal y el carácter personal, que conlleva unas relaciones A, B o C y un transcurrir de vida más o menos previsible –más o menos previsible-… Bueno, o previsible: porque si cada uno es Dios, sabe lo que le va a pasar, lo que le pasa y por qué le pasa.

    En consecuencia, si eso se repite varias veces, la persona termina un poco “jarta”. Es hartura con H: “jarta”. Sí, porque no puede más: se repite y se repite…

    En cambio, cuando el ser no está en la endiosada posición de un ególatra independiente, sino en la fusión de un enviado condescendiente que va a la escucha de… –a través de la oración- que va a la escucha de la Llamada Orante, que medita en torno a su posición, y que contempla todo lo que transcurre, se encontrará con la sorpresa de que ningún día es igual. ¡No! No. En la otra posición del endiosado reconocimiento –propio y ajeno, claro- todo es previsible, todo se sabe. “Se dice” que se sabe. Y hay unas reglas psíquicas, intrasíquicas, conscientes, inconscientes, costumbres, etc., que establecen las argollas esclavistas que decíamos, del “yo”. Todo es previsible. Todo es calculable.

    En cambio –sin ánimo de propaganda-, en el otro modelo… –es triste, ¿verdad?, hablar así; nos resulta triste, pero es necesario-, en el otro modelo, en el otro modelo, no. No sabes. No sabes porque, Quien sabe, está en otra dimensión, y te va a facilitar, te va… –por supuesto- te va a acompañar. No hay abandono.

    Y “acompañar” significa que te va a mostrar, te va a hacer descubrir nuevas realidades, en detalles, en circunstancias, en momentos.

    No se puede hacer, de la vida, una amargura permanente; una competencia constante. Cuando eso ocurre, algo no está funcionando, algo no está en su sitio.

    La guerra no lo resolverá; la huida, tampoco. Es el propio ser el que debe responder… con su consciencia de magnanimidad, con respecto al Misterio Creador.

    Y que, con la providencial Piedad, se nos disuelva esa protagonizada preponderancia; que, con la bondad intrínseca del ser –por su instinto de santidad-, se nos aflore la compasión, la condescendencia, para hacer del Amar un verdadero océano de Amor en el que nos nutramos, nos demos… sin ser la esclava posición de los dictámenes de cada uno.

    El esclavo pierde la argolla y se adentra al Misterio de Amor Creador, Creativo.

    Deja de ser su dueño y deja de adueñarse de lo demás.



[1] Arbeit macht frei: “el trabajo libera”. Lema emplazado sobre los accesos a numerosos campos de concentración.






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Among Gods walks the world

2024-12-23

    And while humanity was in transit, transhumance, transients, pilgrims, needs were satisfied spontaneously. Survival, more or less, was assured –with all the nuances we can add-. But, finding itself in a favourable area in terms of climate and possibilities, while its transit was cyclical and rhythmic, to some extent it reproduced the presence of the place where it was in the universe.

    But… its progressive and numerous offspring made it emigrate. Ah! Emigrate to other diasporas, to obtain better resources and better… It was not like that. They migrated to areas where the cold did its thing and where perhaps the species, intermittently, when joining with others such Neanderthals, appeared and disappeared due to the difficulty of adapting and remaining.

    But… the settlements, residences, sedentary lifestyle… placed the being before another new perspective. While wandering, and no place was stable, it simulated the conditions of the planet where it was and, with its multi-gods to the case, it knew how to inspire itself and tell its stories.

    When it settles down and loses the model of the universe where it is, the being generates its own universe. Its own! So much its own that it becomes its owner –unbelievable, isn't it?-. It becomes limiting and sets limits, establishes borders, imposes its laws, alien –of course, now- to that amusing, original, curious, unhurried wandering…

    Now we have to keep our property. Now we have to protect oneself from others; which are all, because each one will want not only what is his own, but will aspire to what belongs to others. And between defence and attack, patterns of conduct will be established.

    Obviously, they are no longer on a planet that rotates, that changes, that moves away, that belongs to a magical dynamic… No. It is established in a dynamic and in a monotheistic spirit –mono-personal, in fact- and no longer needs polytheistic models, gods of rain, gods of wind, gods of water, gods of hunting… No, he already dominates the hunt, he protects himself from the rain, he… he becomes powerful.

    And each one, with its powerful consciousness, establishes its norms, laws, ways, customs… although in theory –in theory-, depending on the place, there are differences between laws, possibilities and resources. But despite this generality, each one, having lost its nomadic, animistic, and unlimited transitory sense, becomes limited, stable, powerful and dominant. It needs a –one- God. “One”. It is a… it is a strategy, a justification to declare itself “God”, each one. No more and no less.

    Then each one will interpret the so-called “Holy Texts”, which will always have multiple versions, multiple visions.

    The important thing is that, when entering into the one true God and seeing that each one has it differently, it becomes a little suspicious that any one is the true one, right?

    Yes. In the face of this, obviously, the already sedentary being, which has dominated its environment, its own species, has to create its own god.

    Such a story the Prayerful Call tells us! Yes; because each one becomes God in its own ways, manners, forms… From the “I am like this”, passing through genetics, and continuing through customs, and continuing through education, the new gods – each one of the human beings- are really a polytheistic sample, under another perspective. They do not dare to declare themselves as such, but each one feels like God. And, in fact, each one, when he claims God for help, is claiming itself. To itself.

    And of course, it is obvious and evident that they cannot share, coexist, and get along.

    A god cannot deign to talk to another god about important matters, unless they both recognize themselves as powerful gods who can share the submission of less powerful gods.

    But, yes. This prayerful version explains to us the reason for this character. You've all heard it many times: "such a character he has!". Everyone! Everyone has a character... that is, for others, unbearable. With reasons, of course. Arguments. Divine arguments, from each one.

    The divine vanity of each being has no limits.

    Humanity has already lived through times of devastation; the last was the Second World War. If you had the misfortune of being a Jew, a gypsy, or simply a Protestant of the established order, well... you had to [1]"work to become free", and then they gassed you so you wouldn't suffer. Millions of beings.

    We remember that one because it's the closest one, and it wasn't that long ago. Then you go to the bulk -right?- with the atomic bombs in Hiroshima and Nagasaki, and well, it becomes more... less toxic; like that... more fire -more fire. Fire and wind. The other was more gas.

    In any case -right?- the reasons of each one were devastating.

    Today, requests for euthanasia are increasing more and there is general joy at the general transplant law, because there are more organs that… it’s not bad at all. Yes; because, whether you like it or not, someone who wants to be euthanized is told: “Hey, since you are leaving, leave something, right?”.

    This is yesterday's news: the number of requests for euthanasia has increased vertiginously, and consequently the number of transplants.

    Apparently, this has nothing to do with all of the above. Or does it!

    Every being turned into a god has to act as such, has to be respected, has to impose its criteria, has to defend itself and, if necessary, attack and establish its security perimeter. That is a good god. We would no longer say a good character; we would say that he is “a good god”. A god… with criteria!

    That is the god that modern humans want: a god who punishes the bad ones and rewards the good ones, right?, and who allows us to recognize our divine nature. And if we are all God’s children, then we are also Gods. It is very easy! So, to God-God –as God- who knows… what for?

    What for, if the slave, the sufferer, the grieving, the rewarded, the punished comes from me? I have everything!

    Customs, laws and norms have already made sure that I see the world in a certain way, judge it, condemn it, punish it or reward it or bless it. It depends.

    “Among Gods walks the world” –that would be the mini conclusion-.

    This would explain the reason of the arrogance that every being shows in one way or another. Except for exceptions –which there are, of course!-.

    The Creative Mystery is shown to us as the reference on which we can see ourselves, through Providence, through the essential, the necessary, the unpredictable.

    And so, when we come to the Prayerful Call, we find a system to clarify our consciences; with an inspiration from the Creative Mystery, which seeks to place us so that we can really establish or re-establish the bond that we have. And that is never broken, but becomes conscious, or not, depending on the moment.

    Believing in the Creative Mystery as a source of reference places us far –at least far- from being believers in our personal mysteries; far from being believers in our absolute reasons; far from being believers in combat as a mechanism of clarification; far from being permanent combatants.

    To the extent that each being –and each one in its position- dilutes the “deification” as a reference factor, it is able to find relief from its true bond with Creation.

    And this is how temperance, mercy, pity, relief, consolation, protection arise… Without it being an effort, a sacrifice. No. Rather a necessity.

    That mutual consolation and protection predominate is a factor that facilitates our being, our coexistence and to go towards… towards the indefinite!; towards the permanent daily surprise.

    But this permanent daily surprise depends on the position, the disposition, the reference we have! If our reference is ourselves –in that famous idolatrous, egomaniac, deified ego- no! Every day will be more or less the same. We will have the same enemies, the same friends, the same relationships, the same inconveniences. There will be no changes. There can’t be any.

    On the other hand, if we dilute our ego-idolatry, our deified conviction, and we refer to an unfathomable, inaccessible Creator Mystery… but which, evidently, is not difficult… it is not difficult to believe, is it? It may seem so when: we only understand flesh. Then it is difficult to believe. But when we see that flesh is animated, it is easy to believe that this incredible expression called “life” has not been the chance of… of an individual madness of components.

    Really, it is easy to believe, but it leaves us without the leading role. But it does not take away our way, our form! But it softens it, relativizes it, subjectivizes it. And, consequently, we are not a continuous friction. We are not an unlimited competition.

    Perhaps today, would be bad for you to consider this story:“I was so happy and comfortable with myself and with my rational, logical, sensible and dominant deification; even with admirers! And now... pfff, losing that position, well...”.

    It would be necessary to resort, as a simplest measure, to the fact that... “nothing is created or destroyed, everything is transformed”. And transforming that evolution that has been painted for us in this Prayerful Call, into a truly Universe perspective; into a perspective that makes us believe without any domination, without control, without imposition, without profit, without loss.

    Yes, it is true: it is never a good day to stop being [2]“I” and become “Y”.

    .- I am “Y…” –ellipsis-.

    .- And the “O”?

    .- The “O” was the shackle. Yes. The part of the chain that held me together, that tied me to my mind, my illusion, my fantasy. It is the slave ring.

    So, I would become an “Y am and…” –ellipsis-. The suspense involved in discovering myself freed from the shackle of reasoning, indoctrination, control, and domination.



    It is relatively easy to discover where one stands in terms of deification, within the community in which we live: city, town, commune or whatever. We will soon see where the great gods are, where the medium gods are and where the small gods are. Right?

    Then we can say that… –to soften it- that there are strong characters, and others moderately strong, and others weak, well! But really, it is not the formation of the character of this one or that one, the result of his… No. The environment, the atmosphere, undoubtedly influences, of course, of course. Of course.

    But already as an adult, we have the possibility of scrutinizing a little more into our so-called “character”; which now –according to the Praying Call- is a reigning monotheism. Realizing this, we can dissociate that reality and move on to what calls us, to the One Who calls us to pray –to that reference of the Creative Mystery- with the qualities that adorn us.

    There is one attractive thing, yes. Yes, yes –as if to advertise one side, right?-. There is something attractive: personal deification and personal character, which entails A, B or C relationships and a more or less predictable course of life –more or less predictable-… Well, or predictable: because if each one is God, he knows what is going to happen to him, what happens to him and why it happens to him.

    Consequently, if that is repeated several times, the person ends up a little “fed up”. Yes, because it cannot take any more: it repeats itself and repeats itself…

    On the other hand, when the being is not in the deified position of an independent egomaniac, but in the fusion of a condescending envoy who goes to listen to… –through prayer- who listens to the Prayerful Call, who meditates on his position, and who contemplates everything that happens, he will find to his surprise that no day is the same. No! No. In the other position of deified recognition –his own and that of others’, of course- everything is predictable, everything is known. “It is said” to be known. And there are psychic, intra-psychic, conscious, unconscious rules, customs, etc., that establish the slave rings that we said, of the “I”. Everything is predictable. Everything is calculable.

    On the other hand –without any intention of propaganda-, in the other model… –it is sad, isn’t it?, to speak like this; it is sad for us, but it is necessary- in the other model, in the other model, no. You don't know. You don't know why. Who knows, is in another dimension, and will make it easier for you, it will… -of course- will accompany you. There is no abandonment.

    And “accompany” means that he will show you, he will make you discover new realities, in details, in circumstances, in moments.

    You cannot make life a permanent bitterness; a constant competition. When that happens, something is not working, something is not in its place.

    War will not solve it; neither will flight. It is the being itself that must respond… with its consciousness of magnanimity, with respect to the Creative Mystery.

    And, with providential Mercy, we may dissolve that preponderance; that with the intrinsic goodness of being –through its instinct of sanctification-, compassion, condescension may emerge, to make of Loving a true ocean of Love in which we nourish ourselves… without being the slave position of the dictates of each one.

    The slave loses the ring and enters into the Mystery of Creator, Creative Love.

    He stops being his own master and stops taking possession of others.



[1]Arbeit macht frei: "Work sets you free". A slogan placed over the entrances to numerous concentration camps.

[2]In Spanish, the word "I" translates to "yo", he uses the transition from "yo" (I) to "Y" as a symbolic shift in identity.





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