Nos llaman a orar para amplificar nuestros recursos sensibles
5 de agosto de 2024
Nos llaman a orar para amplificar nuestros recursos sensibles; para hacer de nuestra consciencia una vivencia universal.
Para ver, en el entorno, toda la acción permanente Creadora.
Para que no secuestremos las evidencias que nos hacen ser un testimonio creacional, convirtiéndolas en algo personal, propio..., que se hace exigente hacia el entorno; que domina, controla y manipula.
Nos llaman a orar hacia la transparencia..., para que, desde nuestra compacta constitución, sepamos y descubramos las sutiles fuerzas que permiten este transitorio engranaje.
Son las sutiles fuerzas que culminan integrando lo que llamamos “vida”.
La Llamada Orante nos sitúa en el descubrir de nuestras torpezas, bloqueos, pérdidas y... desasosiegos. Esas actitudes que nos conducen a los prejuicios, a las desconfianzas…; que nos inutilizan para activar y promover lo que constituye lo claro, lo sensible, lo admirable...
El afán protagonista de constituirse en centro y referencia... lleva al ser a promover todo tipo de estrategias, de verdades a medias, de bulos, de contradicciones, de la creación de fantasmas que rodean cualquier virtud, tratando de que no se desarrolle; tratando de frenar su brillantez.
Y he ahí que el orante ha de estar, con sus sentires, despierto; con su mente, sin mentiras; con sus acciones, preciso... para evitar el verse envuelto en apariencias, en sospechas, en desconfianzas y dudas.
La precisión de nuestra creación, de nuestra presencia, de nuestras dotes, nos debe preservar en nuestro proyecto, en nuestro ideal.
Ha de ser vigorosa y... “decidida”.
Si anida la duda, si se asoma la sospecha, entonces la valentía y la gracia desaparecen.
El valor de la sorpresa, la gozosa actitud del descubrir, se vuelven turbias y... dominadoras.
Y lo que debería ser provechoso... se vuelve insidioso.
Y con facilidad, una nota, un comentario... convierte la admiración en un reproche.
La naturaleza del ser, en evolución permanente, ha de ser fiel a su constitución, configuración y presencia.
Y esa fidelidad no es negociable...; no es cambiable por vanidad, poder, dominio… violencia...
En el día a día, tenemos las infinitas posibilidades de situarnos en un perfil claro, decidido y transparente.
Y así, evitar todo tipo de arrogancia, de exigencia y mando. Y, sobre todo, de juicio: ese afán que impera en la mente del ser, como consecuencia de una terrible idea equivocada de pensar que el Misterio Creador de lo Eterno es un juez supremo que nos persigue para castigarnos. Y por aquello de “la imagen y semejanza”, el ser tiende a condenar, a castigar, a ‘prejuiciar’... Esa no es nuestra naturaleza.
Nuestra naturaleza se corresponde con la admiración hacia el entorno...; con el intercambio de emociones...; con la gratificación y admiración del otro, de los otros...; con el respeto permanente...; con la claridad de los sentires... y con un largo –por supuesto- etcétera, etcétera, etcétera, que busca, para que nos encuentren –“busca, para que nos encuentren”-, la plenitud del amar... sin sospechas, sin dudas.
La materia viviente humana transcurre, en estos llamados “tiempos”, en un permanente conflicto.
Deja de reconocerse. Desconoce la vocación bondadosa. Esgrime siempre la espada para la propuesta de una idea... y dispara antes que convence.
Actúa con medidas persuasivas, para evitar opiniones diversas.
Sin duda es un tránsito. Pero hay que transitarlo... y hay que convertirlo, transfigurarlo en lo que se corresponde a la identidad del ser: una Providencia de Amor desde lo Eterno. Una infinitud en un transcurso ilimitado.
Una consciencia plena, sin obstáculos.
Puede –sí-, puede parecer grandilocuente o grandioso ante lo que cotidianamente se vive... Pero ¡somos seres de Creación, somos seres de Universo, habitamos en el Infinito! No podemos caer en el secuestro impositivo de nuestra capacidad. No podemos situarnos en el detalle del agrado o del desagrado, sino que debemos amplificar la contrariedad para descubrir su falsedad.
No existen los contrarios. Se han ido creando en base a las competencias de poder. Se ha ido gestando “lo bueno” y “lo malo” –cuando sólo existe la bondad-, porque los seres han ido suplantando a la Suprema Verdad.
Cualquier expresión de vida –cualquiera-... que habite en el universo, es grandiosa.
En consecuencia, no podemos hacernos ruina, desespero, tristeza, rabia, angustia, ansiedad, envidia…
Cuando todo eso asedia, y se hace convivencia cotidiana, debemos alertarnos y alarmarnos. Almarnos, para recogernos en nuestra íntima naturaleza de Amor, que nos hace grandiosos universos...; que nos aparta de la vanidad de la potencia, del poder y la gloria.
Contemplar... y contemplarse almadamente, con la atención y la alerta dispuestas para que, a la vez de ser “identitarios” de nosotros mismos, seamos referencias de otros.
Y es así porque somos una unidad diversificada, que adquiere su sentido cuando se hace interpendiente, pero que lo pierde y se desmorona cuando se hace independiente, contrincante, defensor o atacante.
Saber… saber, en la intuición de las evidencias y de las casualidades, que la Piedad nos asiste, que la Misericordia nos rodea, que la Bondad Superior ¡nos adorna!
Hacer en presente los sentires arrebatados del Amar.
Hacer, en consciencia y en conciencia, una aventura de alegrías de solidarias proporciones, de esas que nos permiten alcanzar la unidad...; instantes de unidad.
Almas almadas, alertadas y en atención, sin ataques ni defensas, con las evidencias de sus identidades. Es así como el ser alcanza su plenitud... y se diluye en la Creación, a la vez que resplandece en el vivir.
“Se diluye en la Creación a la vez que resplandece en el vivir”.
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We are called to pray to amplify our sensitive resources
2024-08-05
We are called to pray to amplify our sensitive resources; to make of our consciousness a universal experience.
To see, in the environment, the whole permanent Creative action.
So that we do not kidnap the evidence that makes us a creative testimony, turning it into something personal, our own..., which becomes demanding towards the environment; which dominates, controls and manipulates.
We are called to pray towards transparency..., so, from our compact constitution, we may know and discover the subtle forces that allow this transitory gearing.
They are the subtle forces that culminate in integrating what we call "life".
The Call to Prayer places us in the discovery of our clumsiness, blockages, losses and... disquiet. Those attitudes that lead us to prejudices, distrust...; that render us useless to activate and promote what constitutes what is clear, what is sensitive, and admirable...
The protagonist's desire to become the centre and reference... leads the being to promote all kinds of strategies, half-truths, hoaxes, contradictions, the creation of ghosts that surround any virtue, trying to prevent it from developing; trying to curb its brilliance.
This is why the prayer person must be awake with his feelings; with his mind, without lies; precise with his actions... in order to avoid being involved in appearances, suspicions, distrust and doubts.
The precision of our creation, of our presence, of our gifts, must preserve us in our project, in our ideal.
It must be vigorous and... "decided."
If doubt nests, if suspicion appears, then courage and grace disappear.
The value of surprise, the joyful attitude of discovery, become murky and... dominating.
And what should be beneficial... becomes insidious.
And easily, a note, a comment... turns admiration into a reproach.
The nature of the being, in permanent evolution, must be faithful to its constitution, configuration and presence.
And that fidelity is not negotiable...; it is not changeable by vanity, power, domination... violence...
In our daily lives, we have infinite possibilities to place ourselves in a clear, decisive and transparent profile.
And thus, avoid all kinds of arrogance, demanding and bossing. And, above all, judgment: that eagerness that reigns in the mind of the being, as a consequence of a terrible misconception of thinking that the Creative Mystery of the Eternal is a supreme judge who pursues us to punish us. And because of that of "image and likeness", the being tends to condemn, to punish, to 'prejudice'... That is not our nature.
Our nature corresponds to admiration towards the environment...; with the exchange of emotions...; with the gratification and admiration of the other, of the others...; with permanent respect...; with the clarity of feelings... and with a long -of course- etcetera, etcetera, etcetera, that seeks, so that we are found -"seeks, so that we are found"-, the fullness of love... without suspicions, without doubts.
Living human matter passes, in these so-called "times", in a permanent conflict.
It stops recognizing itself. It ignores the kind vocation. It always brandishes the sword to propose an idea... and shoots before it convinces.
It acts with persuasive measures, to avoid diverse opinions.
It is undoubtedly a transit. But it must be passed through... and it must be converted, transfigured into what corresponds to the identity of the being: a Providence of Love from the Eternal. An Infinitude in an unlimited course.
A full consciousness, without obstacles.
It may –yes-, it may seem grandiloquent or grandiose in the face of what we experience on a daily basis... But we are beings of Creation, we are beings of the Universe, we inhabit the Infinite! We cannot fall into the imposing kidnapping of our capacity. We cannot place ourselves in the detail of pleasure or displeasure, but we must amplify the contrariety to discover its falsehood.
There are no opposites. They have been created based on power competitions. “The good” and “the bad” have been created –when there is only goodness -, because beings have been supplanting the Supreme Truth.
Any expression of life –any-... that dwells in the universe, is great.
Consequently, we cannot make ourselves ruin, despair, sadness, anger, anguish, anxiety, envy...
When all that besieges us, and becomes our daily coexistence, we must become alert and alarmed. Make ourselves soulful to gather in our intimate nature of Love, which makes us great universes...; which separates us from the vanity of power, of might and glory.
To contemplate... and to contemplate ourselves soulfully, with attention and alertness ready so that, at the same time as being “identitarians” of ourselves, we are references for others.
And it is so because we are a diversified unit, which acquires its meaning when it becomes interdependent, but loses it and falls apart when it becomes independent, an opponent, defender or attacker.
To know… to know, in the intuition of evidence and chance, that Piety assists us, that Mercy surrounds us, that the Higher Goodness adorns us!
To make present the passionate feelings of Love.
To make, in consciousness and in conscience, an adventure of joys of solidarity proportions, of those that allow us to reach unity...; moments of unity.
Soulful, alert and attentive souls, without attacks or defence, with the evidence of their identities. This is how the being reaches its plenitude... and dissolves in Creation, at the same time that it shines in living.
“It dissolves in Creation at the same time that it shines in living”.
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