El reclamo de la virtud nos dignifica
12 de agosto de 2024
Los líderes escasean. Los gobiernos se diluyen. Las oportunidades populares se acrecientan.
Lo vulgar pasa a ser excepcional y especial…
Y se podría pensar que es un signo más de deterioro –que lo es-, pero no solo eso. Y se podría pensar que no se dispone de otros recursos que no sean la desintegración, la corrupción…
La Llamada Orante nos advierte… de las también evidentes consciencias de cada ser; con la evidencia –valga la redundancia- de estar, y con la responsabilidad de testimoniar lo que es.
Con la alerta y el cuidado de no exaltar el deterioro; con la alerta y la alarma de no despertar al grito y a la rabia y a la huida, y al desespero, a la tristeza, a la depresión… sino, más bien, a darse cuenta y a reconocer la participación, la necesidad, el urgente papel que cada ser tiene en mostrar los recursos de bondad que albergan en cada uno, y la necesidad de sintonizarse con otros, para dar una muestra de humanidad que no es la que universalmente se proyecta: de caos, de terror, de guerra…
Los poderosos eligieron sus redes y sus líneas de control y dominio, a través de figuras que, en definitiva, arruinaban el pensamiento de cada uno y lo arrinconaban a un solo criterio.
Dictaduras y democracias solapadas de mayorías, que no daban opción a otra versión, como hoy estamos viviendo. Y que ya imponen sus normas de verdad, de autenticidad y, en consecuencia, anulan, prohíben y arrinconan cualquier otra versión.
Y todo ello sustituido –paulatina pero repentinamente visto- por plataformas de economías, de… belicosidades, de consumo de elementos que “nos aparten”: lo recreativo se hace potente; y, de nuevo, lo vulgar se hace imponente.
Sí. Claro que hay excepciones, pero debemos contemplar las generalidades que se cuelan por los sentidos, que se cuelan por cualquier rincón, y que nos hacen bajar el dintel de virtud. Y nos precipitan a reacciones violentas, despectivas que, por momentos, olvidan y pierden la referencia virtuosa: esa que hace al ser un motivo de gloria.
Esa gloria que supone el amanecer, y el disponer de una serie de posibilidades para ejercitar nuestras disponibilidades, con el cuidado y la alerta de no ser manejados, manipulados.
Y con la convicción de que, en la unidad de humanidad, cada ser –cada uno en su realización- repercute en todos.
De ahí que no hay excusas para tirar la toalla, negarse a seguir, adoptar la costumbre impuesta y preponderante.
Esa tendencia disgregante, individualista, personalista, propietarista y dominadora, debe “aprovecharse” para convertirse en una entidad, sí, individual pero virtuosa, generosa, capacitante y ejercitadora de movimientos libertarios, de actitudes ¡de arte!, de posiciones de belleza…; de acciones que concurran en la revisión: replantear, reconsiderar, revisar… ¡Y atreverse a innovar!, a apostar en ese juego de vivir en el que no se pretende ganar, sino saber estar.
Saber estar, con el silencio necesario para generar calma, serenidad; y aguardar lo oportuno, el momento adecuado para ejercitar las realizaciones, los cambios, las modificaciones.
¿Acaso se come por y durante el sueño? ¿Acaso no se bebe durante la vigilia?
Sí. Son extremos en los que tenemos que posicionarnos para no precipitar decisiones y actitudes que, con un segundo más o un segundo menos, hubieran sido las oportunas.
Pero tampoco incurrir en arrepentirse de acciones, de propuestas y realizaciones…, y caer en el desespero del fracaso; más bien, reconocer, admitir y reevaluar posiciones.
Con el riesgo, siempre: el eco del poder y del dominio de “lo normal” y de “lo impuesto” nos amenazarán, siempre. Un riesgo que se hará más o menos grande según el interés que se tenga en lo dominador.
Es tan costumbre, es tan normal, haber estado sometido durante millones de cientos de millones de años, al yugo del que más gritaba, del que más golpeaba, del que más ordenaba, del que más fuerza mostraba, que se transmitió de generación en generación, y cada uno replicaba. Replicaba en ese modelo. Razón tenía, Lamarck, al decir que ciertos comportamientos se heredaban. Pero es que, además de heredarse, el ser se cultivaba en ese modelo.
Y hemos sido –como humanidad- sistemáticamente anulados por nosotros mismos, a la vez que aspirábamos a dominar a los demás.
Según el momento y circunstancia, cualquier movimiento era considerado pecador, malo… O bien, si tenía suficiente contundencia, era apreciado y admirado.
Pero los cánones de cultura, de enseñanza, de familia, de lugar…, y esa expansiva proyección de gobiernos y estados, nos fueron adiestrando, esclavizando.
Y salvo aquellos que, por herencia y convicción del entorno, sobresalían y gritaban y ¡golpeaban!, el resto se sometía –¡y se somete!- a los mandatos, a las órdenes, al miedo al qué dirán, qué opinarán…; a la actitud de esconderse…
El “prohibido” está latente como un semáforo intermitente.
La Llamada Orante nos llama a aclarar lo turbio, a hacer transparente lo oculto, a hacerse digno de nuestras naturalezas, sin ánimo de confrontar… y sin miedo de ser razonable y lógicamente criticado; incluso… insultado y catalogado de “locura”.
La lógica y la razón nos lleva a diluir lo excepcional; nos impide soñar en lo increíble.
Sí. Nos hizo hacer aparatos, aviones, carros… pero su imposición nos evitó el poema, el verso, la fantasía, la creencia en “lo imposible que fuera posible”. Nos anuló los milagros… y nos convenció de que éramos simples herramientas que llegan, trabajan, se deterioran y desaparecen.
Y en ello, el Misterio Creador estaba ausente. Y cuando se manifiesta y se hace presente por las palabras, por el criterio intencionado del sentirse amado, y amar, probablemente seas catalogado de loco, de poseído…; de necesario para medicar.
Se ha creado una horma… –no solamente norma- una horma de zapato, para entendernos. Se le ha puesto un número, y todos deben llevar ese zapato. ¡No importa si el pie es grande o pequeño! A unos les quedará grande; a otros, muy pequeño; a alguno le vendrá “más o menos”.
Pero la horma será impuesta, ¡es impuesta!, y nos obliga a andar, a dolernos.
Y con tanto tiempo ejercitando, el ser no se apercibe. Es fácil que no se dé cuenta de que sus dedos se anulan, de que sus huesos se empobrecen, de que su sangre se enlentece, de que sus ideas se arruinan, y de que recurre al despecho, a la exigencia, a la rabia y a la violencia.
El transcurrir de condicionamientos dados por “verdades” durante siglos y siglos, ha mermado la capacidad cognitiva de los seres. Los ha ido transformando en autómatas repetidores…; en desbocadas manifestaciones de vulgaridades que, con el criterio de domesticar, se promueven y se proyectan para que haya una vía de escape en la que no se pueda protestar, en la que no se pueda opinar, sugerir…
Hacerse eco de que las estrategias del Misterio Creador, a través de la vida, nos llevan a encrucijadas y a situaciones límites… Y nos pueden parecer terribles. Y ciertamente lo son, pero… es una estrategia para que, de ello, surja una conversión, ocurra una transfiguración, se dé claridad a la identidad, se dé muestra real de lo que se es… y ya sin el miedo de lo que dirán.
Con la moderación necesaria –como nos sugiere el oráculo mensual del 1Yi Jing-, en lo imprescindible y necesario, nos damos cuenta de que en la línea ‘idearia’ de nuestra presencia, el Amar nos sostiene, nos mantiene, nos guía, nos entretiene.
Y ese “imprescindible y necesario” aparece, y nos descubre lo superfluo, lo sobrante.
Y nos da ocasión para ver la luz que estaba oculta, que estaba… apagada.
Esa luz de la Fe, esa luz de la Esperanza, esa luz de la Bondad, que parecen fundidas, están realmente activas.
Pero hay que atreverse a encenderlas… sin el miedo al reproche, a la opinión o a la condena.
El reclamo de la virtud nos dignifica… y nos hace evidenciar nuestras capacidades.
Enciende las luces… y, así, los que se empeñan en la oscuridad –aunque se deslumbren- también tendrán la ocasión de encender las suyas.
La liberación es el reclamo de lo Eterno, y en ello debemos orientar: en el amar innato de nuestra naturaleza, por nuestra Providencia y Origen.
No son opciones negociables. Son evidencias trascendentes.
“Evidencias trascendentes”.
***
The call of virtue dignifies us
2024-08-12
Leaders are scarce. Governments are diluted. Popular opportunities are increasing.
The vulgar becomes exceptional and special…
And one might think that it is another sign of deterioration –which it is-, but not only that. And one could think that there are no other resources available than disintegration, corruption…
The Call to Prayer warns us… of the also evident consciences of each being; with the evidence –excuse the redundancy- of being, and with the responsibility to bear witnesses to what is.
With the alert and care to not exalt deterioration; with the alert and the alarm of not waking up to shouting and the rage and the flight, and despair, sadness, depression… but, rather, to realize and to recognize the participation, the need, the urgent role that each being has in showing the resources of goodness that harboured in each one, and the need to tune in with others, to give a sample of humanity that is not the one that is universally projected: of chaos, of terror, of war…
The powerful chose their networks and their lines of control and domination, through figures that, ultimately, ruined everyone’s thoughts and reduced it to a single criterion.
Dictatorships and underhand democracies of majorities, which did not give the option to another version, as we are living today. And which already impose their standards of truth, of authenticity and, consequently, annul, prohibit and corner any other version.
And all of this is replaced –gradually but suddenly seen- by platforms of economies, of… belligerence, of consumption of elements that “set us apart”: the recreational becomes powerful; and, once again, the vulgar becomes imposing.
Yes. Of course, there are exceptions, but we must contemplate the generalities that sneak in through the senses, sneak in through every corner, and make us lower the threshold of virtue. And they precipitate us into violent, contemptuous reactions that, at times, forget and lose the virtuous reference: that which makes the being a reason for glory.
That glory of dawn, and the availability of a series of possibilities to exercise our availabilities, with the care and alertness of not being managed, manipulated.
And with the conviction that, in the unity of humanity, each being –each one in its realization- affects the whole.
Hence, there are no excuses for throwing in the towel, refusing to continue, adopting the imposed and predominant custom.
This disintegrating, individualistic, selfish, proprietary and dominating tendency must be “harnessed” to become an entity, yes, individual but virtuous, generous, enabling and exercising libertarian movements, attitudes of art!, positions of beauty…; of actions that concur in the revision: rethinking, reconsidering, reviewing… And daring to innovate!, to bet on that game of life in which one does not intend to win, but to know how to be.
Knowing how to be, with the necessary silence to generate calm, serenity; and waiting for the opportune, the right moment to exercise the realisations, the changes, the modifications.
Do we perhaps eat due and during sleep? Do we perhaps not drink during wakefulness?
Yes. These are extremes in which we must position ourselves so as not to rush into decisions and attitudes that, with a second more or a second less, would have been the right one.
But neither should we regret our actions, proposals and achievements... and fall into the despair of failure; rather we, must recognize, admit and re-evaluate positions.
Always with risk,: the echo of power and the domination of "the normal" and of "the imposed" will always threaten us. A risk that will become more or less great depending on the interest that one has in the dominator.
It is so customary, it is so normal, to have been subjected for millions of hundreds of millions of years to the yoke of the one who shouted the loudest, the one who beat the most, who ordered the most, who showed most power, that it was transmitted from generation to generation, and each one replicated. It was replicated in that model. Lamarck was right when he said that certain behaviours were inherited. But as well as being inherited, the being was cultivated in that model.
And we have been -as humanity- systematically annulled by ourselves, while aspiring to dominate others.
Depending on the moment and circumstance, any movement was considered sinful, bad... Or, if it was forceful enough, it was appreciated and admired.
But the canons of culture, of teaching, of family, of place..., and that expansive projection of governments and states, were training us, enslaving us.
And except for those who, by inheritance and conviction of the environment, stood out and shouted and hit!, the rest submitted -and submit!- to the mandates, to orders, to fear of what people will say, what they will think...; to the attitude of hiding...
The "forbidden" is latent like a flashing traffic light.
The Prayerful Call calls us to clarify what is murky, to make the hidden transparent, to become worthy of our natures, without confrontation… and without fear of being reasonably and logically criticized; even… insulted and labelled as “mad.”
Logic and reason lead us to dilute the exceptional; it prevents us from dreaming of the incredible.
Yes. It made us make devices, airplanes, cars… but its imposition prevented us from poem, verse, fantasy, the belief in “the impossible that were possible.” It annulled miracles… and convinced us that we were mere tools that arrive, work, deteriorate and disappear.
And in this, the Creative Mystery was absent. And when it manifests itself and becomes present through words, through the intentional criterion of feeling loved, and loving, you will probably be labelled as crazy, possessed…; necessary to medicate.
A last has been created… –not just a norm- a shoe last, to understand it. A shoe size has been given to everyone, and everyone must wear that shoe. It doesn't matter if the foot is big or small! For some it will be too big; for others, too small; for some it will fit "more or less".
But the last will be imposed, it is imposed!, and it forces us to walk, to hurt us.
And with so much time exercising, the being does not notice. It is easy for it not to realize that its toes are nullified its bones are impoverished, its blood is slowing down, its ideas are ruined, and its resorts to spite, to demand, to rage and to violence.
The passing of conditioning given by "truths" for centuries and centuries has diminished the cognitive capacity of beings. It has transformed them into repeating automatons...; in unbridled displays of vulgarity that, with the criterion of domesticating, are promoted and projected so that there is an escape route in which one cannot protest, in which one cannot give an opinion, suggest...
To echo that the strategies of the Creative Mystery, through life, lead us to crossroads and to extreme situations... And they may seem terrible to us. And they certainly are, but... it is a strategy so that, from this, a conversion may emerge, a transfiguration may occur, clarity may be given to identity, a real demonstration of what one is... and now without the fear of what others will say.
With the necessary moderation –as the monthly oracle of the Yi Jing suggests-, in what is essential and necessary, we realize that in the 'ideational' line of our presence, Love sustains us, maintains us, guides us, entertains us.
And that "essential and necessary" appears, and reveals to us what is superfluous, and excessive.
And it gives us the opportunity to see the light that was hidden, that was... turned off.
That light of Faith, that light of Hope, that light of Goodness, that seem to be fused, are really active.
But we must dare to turn them on... without fear of reproach, opinion or condemnation.
The call of virtue dignifies us... and makes us demonstrate our capabilities.
Turns on the lights... and, thus, those who persist in the darkness -even if they are dazzled- will also have the opportunity to turn theirs on.
Liberation is the claim of the Eternal, and we must orient ourselves towards it: in the innate love of our nature, by our Providence and Origin.
They are not negotiable options. They are transcendental evidences.
“Transcendental evidences”.
***
1 I-Ching
