Aportar
26 de agosto de 2024
Todo transcurre sin… paradas. Todo se entrelaza y se referencia.
“Todo” es… cualquier detalle, ocasión, circunstancia, drama, alegría, tragedia…
Todo transcurre en la simultaneidad…, sin ninguna línea recta.
Y al hacerse consciencia de ello…, el transcurrir de cada ser se convierte en un protagonista, sin importancia personal, que sabe que cada gesto, actitud, decisión o movimiento, va a estar integrado en un “Todo”… que infinitamente transcurre.
Que no hay “algo” que se vaya a parar por nuestra voluntad, nuestra violencia, nuestra paz o nuestra decisión.
Lo que aparentemente se nos muestra, o incluso se dice que “se logra”: el detener, el parar, el retener… este o aquel proceso, es una apariencia que culmina –como apariencia- doliendo.
Y esta consideración de la Llamada Orante viene al caso por “las rémoras”: que, habitualmente, personas, grupos, comunidades, países, continentes… acostumbran a recurrir a sus memorias como algo estático, como algo pasado, pero que condiciona los presentes y los futuros.
Si contemplamos “lo pasado” como un transcurrir imparable, sin pausas, en infinita frecuencia…, los recuerdos no serán rémoras, sino serán instantes de referencias. Pero no para castigar, prejuiciar, condenar… sino para todo lo contrario: aliviar, procurar, decidir, cambiar, modificar, aportar…
“¿Aportar…?” –sí, cabría preguntarse en este seguir, en este continuo transcurrir, entrelazado y simultáneo a la vez, en el que cualquier incidencia repercute en todos los elementos-.
Esa es la gracia de la Creación: que es biodiversa, pero con un sentido unitario. Y nuestros sentidos nos traicionan, haciéndola ver parcial, sectorial… Y no. Todo está entrelazado… y es uno, pero se expresa en diverso.
Y así, en la medida en que sentimos esa posición, o incorporamos esa idea para llegar a sentirla, cabría preguntarse… cada día:
“¿Cuál es mi aporte, mi participación, mi donativo, mi contribución… a esa biodiversidad que a la vez es una?”. Como un poliedro de múltiples caras; es fácil de descubrir.
Puede parecer una pregunta demasiado responsable, o puede parecer una pregunta inútil, porque va a ocurrir lo que tenga que ocurrir, ¡pero!... sí: con lo que tú, usted, vosotros, hagáis.
Resulta, ciertamente, misterioso… Pero, puesto que tenemos consciencia de que estamos, de que somos –y que, probablemente, podemos también tener consciencia de que nos han traído, nos han dotado de recursos para necesidades varias-, preguntarse “cuál es mi aporte”, hoy –hoy, en este siglo XXI, donde la globalización nos esclaviza-, es más importante de lo que parece.
La Llamada Orante nos conmina a que… tengamos consciencia participativa, tengamos confianza permanente, tengamos promesas que ofrecer, tengamos ideas y proyectos que aportar.
Y a la vez… y a la vez que me pregunto por mi aporte, que está directamente conformado con mi virtud –la que mejor ejerza-, me descubro en mis carencias.
Y, por un instante, me contemplo como un punto perdido en el Universo, al contemplar las carencias que me envuelven como un torbellino.
Sí; puedo desesperarme, puedo violentarme, puedo decir que es injusto, puedo protestar por mis carencias…
Pero también puedo “disponerme”, “abrirme”… a escuchar, a buscar, a aprender, a descubrir… Y con ello, la consciencia de carencias desaparece. Y deja de ser una exigencia inalcanzable, razonable… y pasa a ser un compartir de confluencias, de innovaciones.
Todo un sincronismo entrelazado entre el ejercicio de mi virtud, y la llegada… la llegada de “satisfacer mis carencias”.
Así como el silencio se hace cómplice de la aparición del sonido, así, en nuestra posición entrelazada entre nuestra virtud y nuestras necesidades, se vuelven necesitadas las unas de las otras.
Y como aparentemente incluido en ese “darse en virtud y descubrirse en las carencias”… se nos presentan las necesidades.
Y esas “necesidades” se corresponden con… no sólo con esa consciencia de carencias, sino con el cultivo, la amplificación y el desarrollo de nuestras virtudes. Y en ello va –en ello va- la humildad…, que nunca ha de ser una demanda exigente… pero sí una práctica contundente.
Somos habitantes en el Todo. Somos representantes biodiversos, que se precisan para el lucimiento de la unidad.
Y al orar, descubrimos los íntimos compromisos que el vivir nos reclama, para sentirnos en plenitud, con el gozo de nuestra estancia, con la consciencia de ser amados y… proyectarnos en ello, con la precisión de un engranaje de Universo.
Que las evidencias de nuestros testimonios de Amor, precisos, selectivos y exactos, no generen sospechas.
Y así, cada ser se descubre en su posición.
No hay usurpación. No hay asalto. No hay competencias.
***
Contribute
2024-08-26
Everything happens without… stops. Everything is interwoven and referenced.
“Everything” is… any detail, occasion, circumstance, drama, joy, tragedy…
Everything happens simultaneously…, without any straight line.
And by becoming conscious of this… the passing of each being becomes a protagonist, without personal importance, who knows that each gesture, attitude, decision or movement, is going to be integrated into a “Whole”… which infinitely passes.
There is no “something” that is going to be stopped by our will, our violence, our peace or our decision.
What is apparently shown to us, or even said to be “achieved”: stopping, halting, withholding… this or that process, is an appearance that culminates –as an appearance- in pain.
And this consideration of the Call to Prayer is relevant because of “the hindrances”: that, usually, people, groups, communities, countries, continents… are accustomed to resort to their memories as something static, as something past, but which conditions the present and the future.
If we contemplate “the past” as an unstoppable passing, without pauses, in infinite frequency…, memories will not be hindrances, but rather instants of reference. But not to punish, prejudge, condemn… but for the opposite: to relieve, to try, to decide, to change, to modify, to contribute…
“Contribute…?” –yes, it would be worth asking, in this following, in this continuous passing, intertwined and simultaneous at the same time, in which any incidence affects all the elements-.
That is the grace of Creation: that it is bio diverse, but with a unitary sense. And our senses betray us, making it seem partial, sectorial… And no. Everything is intertwined… and it is one, but it is expressed in diversity.
And thus, to the extent that we feel that position, or incorporate that idea to reach a point of feeling it, it would be worth asking ourselves… every day:
“What is my contribution, my participation, my donation, my collaboration… to that biodiversity that is also one?”. Like a polyhedron with many faces; it is easy to discover.
It may seem like a very responsible question, or it may seem a useless question, because what has to happen will happen, but!... yes: whatever you, all do.
It is certainly mysterious... But, since we are aware that we are -and that, we can probably be aware that we have been brought, we have been provided with resources for various needs-, asking ourselves "what is my contribution" today -today, in this 21st century, where globalization enslaves us- is more important than it seems.
The Call to Prayer urges us to... have participatory awareness, have permanent trust, to have promises to offer, to have ideas and projects to contribute.
And also... and at the same time that I ask myself about my contribution, which is directly shaped by my virtue –whichever one I exercise best-, I discover myself in my shortcomings.
And, for a moment, I see myself as a point lost in the Universe, contemplating the deficiencies that surround me like a whirlwind.
Yes; I can despair, I can become violent, I can say that it is unfair, I can protest about my shortcomings…
But I can also “make myself available”, “open myself”… to listen, to search, to learn, to discover… And with that, the consciousness of deficiencies disappears. And it stops being an unattainable, reasonable demand… and becomes a sharing of confluences, of innovations.
A whole synchronicity intertwined between the exercise of my virtue, and the arrival… the arrival of “satisfying my deficiencies”.
Just as silence becomes an accomplice to the appearance of sound, so, in our intertwined position between our virtue and our needs, they become in need of each other.
And as apparently included in that “giving oneself in virtue and discovering oneself in deficiencies”… needs are presented to us.
And these “needs” correspond to… not only to that awareness of deficiencies, but with the cultivation, amplification and development of our virtues. And in these lies –in these lies- humility…, which should never be a demanding demand… but rather a decisive practice.
We are inhabitants of the Whole. We are bio-diverse representatives, needed for the brilliance of unity.
And when we pray, we discover the intimate commitments that living demands of us, to feel in plenitude, with the joy of our stay, with the awareness of being loved and… project ourselves into it, with the precision of a gear of the Universe.
May the evidence of our precise, selective and exact, testimonies of Love, not generate suspicions.
And thus, each being discovers itself in its position.
There is no usurpation. There is no assault. There is no competition.
***
