Enamorados de la vida
19 de agosto de 2024
Nos llaman a orar para reflexionar sobre nuestras “pre-ocupaciones”: esas ocupaciones previas, que son las que llenan nuestra consciencia, nuestra mente, nuestro hacer, y nos impiden contemplar nuestra vinculación con el Amor del Misterio Creador.
Esa pre-ocupación es la forma, el estilo que el humano ha desarrollado como forma de inmiscuirse en todos los procesos; como forma de dominio, control, manejo, manipulación.
Es una manera de ejercitarse en el poder de la importancia personal.
Otra postura es estar atentos a lo que transcurre. Pero, al pre-ocuparnos, ocupamos y usurpamos los papeles de los demás. Interferimos en sus procesos, por nuestras preocupaciones.
Y claro está que, la mayoría de las veces, esas pre-ocupaciones hablan de peligros, riesgos… y demás problemáticas que les pueden ocurrir a otros o a uno mismo.
Y es así como el ser no se ocupa de… descubrirse, aprender, divagar, fantasear…
No se ocupa de las señales que diariamente le aparecen, y que le deben hacer reflexionar, variar, descubrir, aprender.
Preocuparse resulta, así, una falta de credibilidad en sí mismo y, por supuesto, una falta de fe en los demás.
La Llamada Orante nos coloca ante el vacío, sin preocupación, para que nos ocupemos de nuestra realización… y así establecer confianza con el entorno… y una necesaria solidaridad con todos los encuentros.
La Llamada Orante también nos llama para sensibilizarnos sobre todo el transcurrir de nuestra especie.
Para que disolvamos el egocentrismo… y nos hagamos universalismos en todo lo que realicemos.
Y así podría decirse: “Todo lo que ocurre, a mí me ocurre”.
De esta forma, adquirimos un compromiso solidario con el acontecer de lo que vamos descubriendo, aprendiendo y lo que nos va mostrando el vivir.
El aislamiento de evidencias trae consigo una pobreza de corazón.
Genera palabras vacías.
Promueve egoísmos sectarios.
Genera frases como: “Yo no quiero saber nada de esto”. “Ese no es mi problema”. “Dejadme en paz”.
Frases que muestran nuestra tendencia a la egolatría.
Es por ello que la Llamada Orante hace hincapié en nuestra sensibilidad, en nuestra preocupación.
Y así, el creer no es un factor sectario de esto, de aquello. El creer es entrar en la Creación, ¡en todo lo creado!
El creer va a implicar una confianza, una promesa, un compromiso, una dedicación…
Y es así que creer nos hace creativos… y nos hace admiradores de los otros.
Y así, ese creer –en referencia al Misterio Creador- se expande en el creer hacia todo el entorno.
Y esto nos permite… diluir, eliminar los prejuicios.
No nos juzga, la Creación, cuando nos trae a este plano de existencia.
Más bien nos dota de recursos, y nos sumerge en el Misterio Creador, en el que vamos a jugar papeles muy diversos y diferentes.
Amparados en el saber, en el pensar, en el sentir, la comunidad humana justifica sus acciones.
Y sistemáticamente se tiende a justificar… –la justicia de nuevo, el prejuicio de nuevo- a justificar esta acción, aquella u otra.
Es así como cada ser tiende a convertirse en juez que administra justicia, porque tiene que justificar su posición, y entonces viene la condena, la pena y el castigo.
Y es así como la convivencia humana se ha ido convirtiendo en un combate permanente.
Si dejamos de justificarnos, si emprendemos la aventura de creer, si nos desprendemos de las preocupaciones, ¡si nos hacemos sensibles al acontecer del entorno!, probablemente descubramos parte de nuestras naturalezas, que permanecen ocultas por el afán de protagonizar y de dominar.
Somos seres en evolución. No somos sedentarios, aunque aparentemente nos afinquemos en lugares, en casas, en estados, en países. Nuestro proyecto vital, como seres que están, es el nomadismo, es la peregrinación, es el descubrirnos siempre nuevos.
La Llamada Orante nos reclama el que debamos asumir nuestra función, nuestra dedicación…
Y hacerlo bajo la referencia del Misterio Creador, sabiendo que es el alimento, es el sustento, es el Amor.
Y es así que, en consecuencia, si estamos en esa frecuencia, descubriremos nuestro amar hacia el entorno, hacia todos los seres.
“Enamorados de la vida”.
Descubrir que somos traídos, mantenidos, sostenidos y llevados –“traídos, mantenidos, sostenidos y llevados”- es una bendición, porque nos coloca en la esfera de la Creación.
Se dijo: “Amarás al Señor tu Dios, con toda tu fuerza y con toda tu dedicación”.
Y se dijo también: “Y al prójimo, como a ti mismo”.
Mas bien podemos decir: “Sí. Amarás al Misterio Creador con toda tu dedicación y con toda tu intención. Y, al prójimo, como reflejo de ese Amor”.
¡No preciso amarme a mí mismo! Ese puede ser el principio de una egolatría.
Aquel que solo se ama a sus intereses y a sí mismo, realmente no ama. Tiene que someter al entorno para que le adore.
La Creación, con su infinita sabiduría, nos dota de la bondad necesaria para hacernos uno con todos.
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In love with life
2024-08-19
We are called to pray to reflect on our “pre-occupations”: those previous occupations that fill our consciousness, our mind, our doing, and prevent us from contemplating our connection with the Love of the Creative Mystery.
That pre-occupation is the form, the style that humans have developed as a way of meddling in all processes; as a way of dominating, controlling, managing, manipulating.
It is a way of exercising the power of personal importance.
Another position is to be attentive to what is happening. But, by pre-occupying ourselves, we occupy and usurp the roles of others. We interfere in their processes, because of our preoccupations.
And of course, most of the time, those pre-occupations speak of dangers, risks… and other problems that can happen to others or to oneself.
And this is how the being does not concern itself with... discovering, learning, wandering, fantasizing...
It does not concern with the signs that appear daily, and which should make it reflect, vary, discover, learn.
Worrying thus results in a lack of self-belief and, of course, a lack of faith in others.
The Call to Prayer places us before the void, without preoccupation, so that we take care of our realization... and thus establish trust with the environment... and a necessary solidarity with all encounters.
The Call to Prayer also calls us to become sensitive to the entire course of our species.
So that we dissolve egocentrism... and become universalisms in everything we do.
And so, it could be said: "Everything that happens, happens to me".
In this way, we acquire a solidary commitment to the events that we are discovering, learning and what life is showing us.
The isolation of evidence brings with it a poverty of heart.
It generates empty words.
It promotes sectarian egoism.
It generates sentences like: “I don’t want to know anything about this”. “That’s not my problem”. “Leave me alone”.
Sentences that show our tendency to egomania.
That is why the Call to Prayer emphasizes our sensitivity, our preoccupation.
And so, believing is not a sectarian factor of this, of that. Believing is entering into Creation, into the whole creation!
Believing will imply trust, a promise, a commitment, a dedication…
And so, believing makes us creative… and makes us admirers of others.
And so, that believing –in reference to the Creative Mystery- expands in believing towards the whole environment.
And this allows us… to dilute, to eliminate prejudices.
Creation does not judge us when it brings us to this plane of existence.
Rather, it provides us with resources and immerses us in the Creative Mystery, in which we will play very diverse and different roles.
Human community justifies its actions backed by knowledge, by thinking, by feeling.
And systematically there is a tendency to justify… –justice again, prejudice again- to justify this action, that one or another.
This is how each being tends to become a judge who administers justice, because it has to justify its position, and then comes the condemnation, the penalty and the punishment.
And this is how human coexistence has become a permanent battle.
If we stop justifying ourselves, if we start the adventure of believing, if we let go of worries, if we become sensitive to what is happening around us, we will probably discover part of our natures, which remain hidden by the desire to be the protagonists and to dominate.
We are beings in evolution. We are not sedentary, although apparently, we settle in places, in houses, in states, in countries. Our vital project, as beings that exist, is nomadism, it is pilgrimage, it is discovering us always new.
The Prayerful Call demands us to assume our function, our dedication…
And to do so under the reference of the Creative Mystery, knowing that it is the nourishment, it is the sustenance, it is Love.
And so, consequently, if we are in that frequency, we will discover our love for the environment, for all beings.
“In love with life.”
Discovering that we are brought, maintained, sustained and carried –“brought, maintained, sustained and carried”- is a blessing, because it places us in the sphere of Creation.
It was said: “You shall love the Lord your God, with all your strength and with all your dedication”.
And it was also said: “And to your neighbour, as yourself”.
Rather, we can say: “Yes. You shall love the Creator Mystery with all your dedication and with all your intention. And, your neighbour, as a reflection of that Love”.
I do not need to love myself! That can be the beginning of egomania.
He who only loves his interests and himself, does not really love. He has to subjugate the surrounding in order to be adored.
Creation, in its infinite wisdom, endows us with the necessary goodness to make us one with all.
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