ANTES DE ANTES
DE ANTES... DE INFINITOS, ESTABA
6 de noviembre de
2023
El transcurrir del ser supone una
novedad, una innovación, en cada uno de los humanos.
Novedad e innovación.
Esta capacidad de vida... se ve jalonada por el
entusiasmo, el descubrir, la curiosidad, el aprendizaje, el placer...; el
descubrirse diariamente, y el descubrir cotidianamente el entorno, hasta –no
como final, sino como principio- asumirse en el seno de un Universo infinito.
En consecuencia, de una trayectoria
sin final ni principio.
Y ocurre... ocurre que, en el
transcurso de ese recorrido, aparecen juramentos, promesas, proyectos... y un
sinfín de posibilidades de consciencia que pueden
estancar, bloquear la evolución hacia esa plenitud de Universo. O más bien –y ésa
sería su función- aquilatar –por
esas promesas, por esos proyectos, por esos ideales-... aquilatar la forma, la
manera de transcurrir.
Y eso ocurre en la medida en que
somos capaces de evaluar, valorar y hacer evolucionar esas promesas, esos proyectos,
esos ideales... y enriquecerlos con matices, con conversiones, con revisiones.
Y con fidelidad.
Sí. Esa fe que se deposita en
diferentes escalones de decisiones que se toman. Y que nos posibilitan –esas
fidelidades- atesorar la fe, a través de darse en el proyecto, en lo prometido,
en lo idealizado.
En cambio, cuando se radicaliza el proyecto, la idea, la
dedicación, se queda “obligado”; se queda bajo ese designio llamado “destino”,
que hace al ser ‘in-cambiable’. “In-cambiable”: sí; se inclina hacia modelos
repetitivos, más allá de los necesarios para la conversión.
La Llamada Orante nos hace recalar en
que somos seres de Universo, en continua y permanente interrelación.
Somos porosas esponjas... que recogen
y expresan –a su vez- lo que somos.
Al igual que, a lo largo de la
pequeña historia que conocemos de nuestra presencia en este lugar del Universo,
se fueron incorporando diversas fracciones de vida que fueron configurando
nuestro código de posibilidades... y
que a su vez fueron –y siguen- mutándose, buscando precisamente esa nueva
disposición del ser: el configurarse según la consciencia sensitiva, sentida,
emocional, ¡espiritual!, en el seno del Universo; en el regazo del Misterio Creador:
nuestro lugar de aparición de nuestra eterna existencia...
En nuestra consciencia de estar
presentes, no se debe partir del brote del nacer. Antes había un “antes”, un “antes eterno”, que nos propulsó en un
determinado instante a brotar, a manifestarse.
Mi fecha de nacimiento es una
apariencia, una estancia de configuración. Pero ¡antes de antes de antes... de
infinitos!, estaba.
En la mayoría de los casos no lo
recordaremos. Pero sí, en la mayoría de los casos, en el afán de descubrirnos
en lo que somos, sí lo sentiremos.
Y el sentirme antes de mi ‘naci-miento’,
me proyecta hacia esa Eternidad.
Y esa consciencia creyente... no
interfiere con ningún credo, ni con ninguna filosofía, ni con ninguna religión,
ni con ningún hacer...
No es inconveniente. Es la venia de nuestra verdadera y auténtica
presencia, que no se aferra a una rigidez, sino que se referencia en una Eternidad.
Es semejante a darse cuenta –en muy
pequeño ejemplo, ¡pequeñísimo!-... a darse cuenta de que tal o cual tendencia,
o tal o cual color de los ojos, procede de un antepasado que vino en el siglo
XVII o XVIII...
.-
¡Ah!
No procede de mi fecha de nacimiento
ni de mi tiempo de gestación.
Eso que se denomina hoy, “herencia”,
nos lleva a los sinfines. No “confines”. Sinfines.
Que se hace confines con el ‘conoci-miento’
que tenemos.
Pero suficientemente vale la muestra,
para ver que nuestra ascendencia-descendencia no se fija, no está fijada a una
fecha y a un tiempo.
Y es así como nuestra consciencia nos
aporta algo más que nuestras deducciones físicas, de datas, de datos...
Y esto nos hace abrirnos a una
imaginación, a una búsqueda... y a simultanear posibilidades.
“Simultanear posibilidades”; con lo
cual, diluimos radicalismos, incrementamos la fidelidad a lo que nos revelan...
y nos abrimos hacia una serena presencia creativa.
La especie se debate, en la
actualidad, entre núcleos radicales, núcleos posesivos, núcleos egoístas,
núcleos de poder...
Y se recombinan... y nos manifiestan
un vivir de temor, miedo, angustia, preocupación...
Atrapados cada vez en mayores
complejidades de complicaciones...; situaciones en las que los ‘descubri-mientos’ crean nuevas dificultades.
El posicionarse de la especie en la hégira
del poder, del dominio, del control, de la manipulación... nos lleva a una
represión de consciencia, a un adiestramiento, y a una obediencia de vida a lo
que en ese momento es poder, dominio y control, cuando resulta que pertenecemos
a un Universo Infinito y Creador.
Es así que la Llamada Orante nos
promueve hacia nuestra naturaleza, que no es esclava de ninguna especie, y
menos aún de su misma especie.
Que es sintonía y sincronía con la
presencia en el Universo.
Que está inmersa en el misterio del
acontecer de la vida.
Y es así que, con nuestra conciencia
de Universo, podemos darnos cuenta... de esa obsesiva presencia del poder, del
control, del dominio, de la manipulación, que unos pocos establecen sobre muchos otros.
Los caminos de la producción, la
renta, la abundancia... llevan a la especie al control, la seguridad, la
desconfianza.
Y así aparecen las lindes, las
rotulaciones de tierras, las verjas, las vallas...
Y es así que, dada la situación en el
transcurrir, es preciso atender a
las llamadas que nos advierten.
Que nos advierten de no caer en el
facilitarismo, en la dependencia, en la obediencia sin sentido pero con
beneficio, en el control y en la hegemonía del egocentrismo, en la manía
propietarista del protagonismo...
Todo ello es el caldo de cultivo
hacia la egolatría y la idolatría, que nos hace generar un clima de desconfianza.
Y, en consecuencia, un clima de prejuicios, que es el caldo de cultivo
de la discusión.
Y de ahí, a la violencia... en sus
múltiples formas.
El mantra nos ayuda a desmembrarnos
de la codicia, de la vanidad, de la soberbia y el orgullo... puesto que nos
hace vibrar, sin estar sujetos a prejuicios.
Nos abrimos a los... ignorados
misterios.
Auaaaaaaa...
Auaaaaaaa...
Auaaaaaaa...
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