domingo

Lema Orante Semanal

 

EL FUTURO DE LO CREATIVO NO ESTÁ ESCRITO

6 de febrero de 2023

 

Las tendencias de “el hacer”, que el estilo de vivir conlleva diariamente, tienen una influencia decidida hacia lo rápido, lo inmediato…

No hay mesura, la calma es hipotética y… el equilibrio, a la hora de decidir, es muy frágil y se inclina hacia la comodidad, el bienestar, la seguridad… Ese eslogan de “la calidad de vida”, que no es otro que aquel que busca tener el sueldo, el seguro, la renta, la posesión –no importa si mucho o poco- y la evasión constante de cualquier imprevisto, aventura, creatividad o… o algo que se salga del patrón que establece “la calidad de vida”.

 

Y es así como los poderosos establecen qué es “calidad”; qué es “vida”: aquella que está sometida, aquella que obedece, aquella que no replica, aquella que acepta, aquella que no aporta, aquella que trabaja, aquella que produce…

 

Y evidentemente, cuando aparece una tendencia diferente… que apuesta por el ir, el decidirse, el comprometerse, el buscar la realización de ideales, proyectos, creatividades, etc., esa otra tendencia supone, en el tiempo de ahora, un esfuerzo, un cambio de actitud.

Un esfuerzo y un cambio de actitud que conlleva… objetivos, que no son los que propone la calidad de vida.

La Llamada Orante nos recalca la necesidad de asumir el esfuerzo, que es la fuerza que el ser implica a sus actos, con la intención de realizarse, aportar, demostrar, aplicar…

 

Y claro, esto supone entrar en una cierta tensión, porque la mayoría –en esta especial filosofía demagógica de la democracia-, “la mayoría opina y piensa que lo mejor es…”.

Y claro, la minoría se encuentra cercada, criticada, señalada…

 

La filosofía cotidiana ha pasado a ser una “dictadura” de esa mayoría que busca tener una posición –cada cual en su nivel- de importancia, de valor, de poder.

Una cuota.

Una cuota del poder de esa mayoría, que se ampara en decretos, en reglas, en estatutos, en leyes…

Y pareciera –pareciera- que la mayoría –la mayoría- busca la mayoría –“la mayoría busca la mayoría”-… para subyugar a cualquier minoría que tenga otra tendencia, otra…

De ahí la necesidad del ‘esfuerzo’.

Que no consiste en atacar ni en defenderse, sino que consiste en conviccionarse, intencionarse, convertirse –a propósito del lema del año- y testimoniar: ejercitarse en esa conversión.

Ahí reside el esfuerzo. A sabiendas de que “la calidad” de vida que se va a… aventurar no persigue la seguridad, no busca la renta, las ganancias, el triunfo. No busca el desafío ni la contienda. Busca la expresión creativa y el desarrollo innovador que supone un idealismo, un proyecto, una innovación.

En definitiva, una creatividad, un arte de vivir. No, un consumo de vida.

 

 

La Llamada Orante nos orienta; nos orienta hacia ese desarrollo solidario, ese desarrollo de sintonizar con el equilibrio, la armonía. No con la lucha, no con la contra, no con el combate… persistente y perseverante. ¡Agotador!

 

Esa mayoría de costumbres, de normas, de obligaciones, de radicalismos, de acusaciones –bueno, creo que se describe sola, cotidianamente, esa calidad de vida-, evidentemente no va a favorecer, no va ayudar a que toquemos la guitarra… o hagamos un poema… o pintemos una pared… No. Nos quiere productivos, rentables, obedientes, pagables, pagaderos.

 

 

El futuro de lo establecido está escrito hasta... en las últimas cenizas.

El futuro de lo creativo no está escrito; se descubre cada día, se aprende en cada de jornada, se admira a cada momento.

Y, sin miedo, se acepta la incertidumbre. “Y sin miedo se acepta la incertidumbre”. Una aceptación complaciente. Una aceptación de sintonía, de equilibrio, de ósmosis… pero con los criterios claros.

 

Toda forma de vida cuenta con la Providencia... como vehículo intermediario del Misterio Creador. Se sea o no consciente de ello, está.

 

Y este detalle es de especial significancia, para cuando se dispone la aventura de vivir… asumiendo que no es mayoría, ¡aceptando la incertidumbre!… Porque la verdad nos encuentra, nos busca, aunque aparentemente la buscamos nosotros.

 

Si nos libramos de la importancia personal de nuestros logros personales –que, en definitiva, es la mayoría la que opina así-, estaremos conviviendo con esa incertidumbre, pero no con el significado que habitualmente se le da, sino con el significado creativo de lo imprevisto, lo inesperado, lo sorprendente... ¡Muy diferente!

El saber…  el saberse “providencialmente” asistido, nos da la vigorosidad, nos da la alentadora actitud de ejercitarnos en esos proyectos; el saber regularse con… con esa mayoría de efectos. Interactuamos, por supuesto.

 

Unos –esa mayoría-, con motivaciones de poder; y otros –esa minoría-, con motivaciones de liberarse.

Pero somos de la misma especie.

La diferencia se evidencia cuando el poder se esgrime: necesita dominar, necesita esclavizar, necesita hacer pensar y sentir y vivir, a los otros, como dependientes inevitables.

Y a buen decir que lo consigue.

Pero –¡atención!- no lo consigue por el poder de sus aportes, el poder de su violencia, el poder de su sugestión, el poder de su consumo… No. Lo consigue en base a la renuncia de liberación de los otros. Lo consigue en base al miedo de los otros. Esos otros que no tuvieron la convicción, la intención, la conversión y la ejemplarización cotidiana.

 

Y el poder, ¡claro que consigue logros y obtiene rentas y beneficios! No hay más que ver cómo funciona el sistema de economías, de… Bueno, es evidente ¿no?

Pero liberarse como expresión de vivir en sintonía y en sincronismo con la vida, en términos de Universo, eso no es posible a través del poder.

El poder se hace hegemónico, dominante, ególatra, egocéntrico.

La liberación se hace expansiva, diluida, invisible, generosa.

Pareciera que estamos poniendo “lo bueno” y “lo malo”. No, no, no. Es describir cómo transcurre el paso de nuestra especie.

Y lo hace, la Llamada Orante, mostrándonos cuáles son las características en las que ahora nos toca estar.

Pero la vida siempre ha exigido, antes de que apareciera cualquier tipo de poder, una liberación. Cualquier forma de vida se expresa liberadamente con el entorno… y asume las vicisitudes y las sorpresas. Pero no renuncia a su sentido liberador, que es el de ser un nómada peregrino que emana desde el Infinito… y al que le llaman a la contemplación.

 

Si asumo mi procedencia desde lo Infinito, y la llamada hacia la contemplación, el tránsito que supone –que llamamos “vida”- en lo estructurado… es un ejercicio de liberación.

 

Sin el cuidado adecuado de los dones recibidos; sin la consideración de la Providencia en sus dones mantenidos; sin la consciencia liberadora en su intención perseverante, es fácil caer en el vértigo de la solución, es fácil caer en la comodidad del acomodo, del engaño de los sentires, con razones, con las lógicas establecidas de los poderes, con las seguridades prometidas… con todo eso que, aunque se le vea fracasar –y tengamos constancia de ello-, ¡tiene una fuerza de insistir!…

Tanto que, si no se está con la atención y el esfuerzo necesario, se empieza con el coqueteo de la comparación, la posibilidad del logro, de alcanzar, de tener…

 

La fuerza del poder en sus criterios terminales de comienzo y fin… esgrime permanentemente la evidencia material.

 

Y, so pena de estar debidamente alertado, es fácil –¡fácil!- caer en la razonable, la lógica y la típica actitud de someterse a la normalidad...; que, aunque la pinten de “nueva”, es la que se ha vivido, la que se ve, la que muestra sus terribles desigualdades, la que nos ofrece bandejas de guerra, colas de hambrientos…

Pero es el descaro del poder: que, a pesar de ello, apuesta. Porque ese poder pretende ser un reflejo de la imagen y semejanza de... el Misterio Creador.

Y aunque fracase una y otra vez, asume en cada intento la posibilidad del triunfo.

 

Disponerse liberadoramente… desde los inicios ¡sin inicios!, en los culminantes sin terminales, nos hace transitar con la certeza del aporte permanente de la Providencia, hacia un estar creativo; de recursos.

 

Una posición de arte. De arte… sano. Sí; ese que nos propicie una permanencia saludable... y que sea –entre otros- un testimonio ante lo poderoso.

 

Con-vivir” en la convivencia de un estar… con el sentido infinito liberador que haga, del tránsito, el juego hacia las complacencias.

Ese es el rumbo que orienta la Llamada Orante. Ese es el rumbo que emana el Misterio Creador. Ese es el rumbo que burbujea en nuestro interior.

 

Escucharse…

Escucharse.

 

 

***