LA LLAMADA ORANTE NOS LLAMA A RELATIVIZAR LO INMEDIATO
2
de mayo de 2022
El camino… que la
humanidad eligió –en su conjunto, globalizadamente-, el camino de prepotencia,
de soberbia y vanidad, de poder –con su violencia-... se hace cada vez más
evidente. Y con total impunidad. Hasta el punto de que… no hay defensa ante un
determinado nivel de violencia.
Y el entorno todo lo
contempla con aparente preocupación y asombro… en los niveles de poder que nos
enseñan… –que son repartos de ganancia-, mientras las poblaciones se
desesperan.
El ejemplo que toca
vivir ahora, cercano (la guerra en Ucrania), que parece el más demoledor… sin
que lo sea…
Pero parece que duele
más lo cercano que lo lejano.
En ese progresivo
estado de impunidad, quizás lo más llamativo es que ni siquiera se juega con el
prototipo de ver quién gana, de ver quién tiene razón, de ver… No.
Simplemente el más
poderoso, puesto de acuerdo con los otros poderosos, deciden emplear el poder y
la violencia como una muestra de ese estado de globalización, en el que se
trata de meter a toda la población
en un único pensamiento, en una única forma, con la amenaza inminente… y con el
mensaje de que “no tienes defensa”; que
nadie vendrá a ayudarte.
Y deberás claudicar
ante la potencia.
Es una muestra… que
probablemente genere “simpatía” para que otras potencias actúen de la misma
manera.
Cada vez es más
grande el abismo entre los poderosos y el resto.
Se está llegando a una
situación en la que el huir... –que pareciera lo propio- puede ser lo peor.
¿A dónde?
¿Qué acogida tendrás
a donde vayas…?
Permanecer…; permanecer
con la actitud de… convivencia, con la actitud de relación, con la actitud de
cuidado, ayuda…
Porque el miedo se
hace desespero, y con ello se pierde el criterio.
La Llamada Orante nos
llama a relativizar lo inmediato. A
no dejarse apantallar por lo… “noticiable”. A abrir el compás… del drama que
vive la especie… y tomar consciencia del desarrollo personal, de la actitud en
el convivir, en el compartir, que nos va a dar la mínima calidad para entrar en
otras dimensiones en las que, sabiendo que se está en “estas” –concretadas-,
podamos mantener la cordura sentimental lo suficientemente clara como para
festejar el alimento, alegrarse en el canto, el realizarse solidario, el
compartir elementos, el huir de radicalismos y de apropiaciones y propiedades…
que nos da la consciencia cotidiana.
Aunque parezca una
contradicción –y en ello nos conduce la Llamada Orante-, los exagerados
momentos de convulsión nos hacen recapacitar, nos hacen remodelar, replantear nuestras creencias…; recapacitarnos en nuestros ¡recursos!,
para entrar en otras dimensiones de convivencia…
Para evaluar y
valorar los sentires, y los compromisos que ello lleva consigo.
Que la claridad del
amanecer nos proporcione la visión serena, la escucha obediente, la palabra
precisa que represente la verdadera perspectiva… que resuelva las
contradicciones.
El temperamento
ganador, el temperamento superador de continuas pruebas, la actitud de
competir, como muestras de logros… nos llevan a un periodo de decadencia,
porque el logro es efímero… y la pérdida es grande.
Y así, todo se
vulgariza.
La virtud se intimida…
La sinceridad se
camufla…
La esperanza se
diluye…
Y la Fe se hace
escurridiza.
Y es así que,
entonces, la humanidad se comporta en la frivolidad de lo superficial, de lo
inmediato, del resultado…; en la continua superación de escalones y con la
amenaza persistente del castigo.
Hacer del vivir ese
recorrido… es abandonar el Misterio, la Magia y el Milagro de vivir.
El saber ver la
universalidad de los procesos, en los casos particulares, nos da la opción –¡en
cada una de nuestras acciones!- de intervenir, de ¡participar!… en todos los
procesos.
Y es así que, de esa
forma, no quedamos “secuestrados” en una visión parcial, que termina siendo
egoísta… propietarista… sectaria… –aunque no gusten mucho esas palabras-.
Recogernos en el
instinto de santidad… –ese potencial producto de nuestro origen- a través del
mantra, nos puede sugerir, en nuestras sensaciones y en nuestras percepciones,
la urgencia inmediata de Re-velarnos en todo lo que esté velado, para aclarar,
para despejar…; para no tener que llevar el fardo pesado de lo oculto.
aAAAAAAEEEEEIiiiiiiiii
Implorar por la
permanente esperanza…
Revivir en la
continua creencia…
Hacernos calidades de
servicio…
Y encauzar nuestros
sentires enamorados, en un amar… sin justificaciones, sin prejuicios, sin
partidismos, sin posesiones.
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