martes

Lema Orante Semanal

 

EN DIFÍCILES Y PROFUNDAS TRANSFORMACIONES SE EXPRESA AHORA LA ESPECIE HUMANA


13 de diciembre de 2021

 

 

En difíciles y profundas transformaciones se expresa ahora la especie humana. Difíciles y profundas. No es un proceso repentino, pero sí es… un acontecer “acelerado”.

“Profundas y difíciles”, nos advierte la Llamada Orante.

 

A diferencia de otros momentos o tiempos históricos, donde se veía la causa y el efecto, ahora vemos los efectos, pero la causa está… oculta. O las causas están… tan numerosas que es imposible abordarlas todas.

“Profundos y difíciles” cambios.

Sin poder definir la causa.

Se puede hablar y hablar de diferentes incidencias, sí, pero… siempre faltan.

 

La globalización de la especie nos ha sumergido en un bamboleo de aconteceres, en el que no somos capaces de recoger todas las causas que inciden en nuestro estar, en nuestro ser, en nuestro hacer.

Y ha sido la propia especie la que ha tomado la iniciativa de esa “profunda y difícil” situación.

Al peguntarnos qué se persigue con esta profunda y difícil situación, no encontramos respuesta exacta, pero sí parece ser una consecuencia del “estar”: de la manera, de la forma de estar.

 

Para abordar estas profundas y difíciles situaciones, es preciso replantearse la posición, la actitud y el desarrollo de nuestros haceres… Y eso supone un esfuerzo.

Si bien, ese esfuerzo no va dedicado a la lucha y al combate contra las innumerables facciones que nos afectan como producto de nuestra propia actividad de especie. No. El esfuerzo de replantearse la posición personal va encaminado a sintonizarse con lo que ocurre. Sintonizarse con lo que ocurre”, para así poder adquirir un cierto nivel de discernir… y mantener una postura convincente.

 

En este sentido, lo Orante nos alumbra “con” y “a propósito de” lo que ocurre, de lo que está ocurriendo universalmente, y nos demanda ese replantearse y ese esfuerzo, para sintonizarse y discernir la posición convincente.

Es una serie de pasos en los que la Llamada Orante –que nos los descubre- se hace eco… se hace eco de esos pasos.

Y además de anunciarnos la situación, nos advierte que ese “replantearse” es una posición que ha de contar… con lo Orante.

Hay que plantarse en otra posición. Es como si una planta estuviera en terreno inadecuado, y por ello no creciera, o se marchitara. Tenemos que plantarla en otro lugar –adecuado- donde los nutrientes, el sol y la temperatura sean los más apropiados.

Y al replantearse el ser su posición, desplaza su consciencia.

Y como consciente que es, precisa del arrope, de la guía, de la referencia del Misterio Creador.

 

El esfuerzo viene dado igualmente por… estar en la presencia de la Fuerza. Y en ella estoy cuando conscientemente –en consciencia- sé que debo modificar mi posición… mis perspectivas… mis ideas…

 

Ante difíciles y profundos acontecimientos de especie, se precisa un replanteamiento y un ¡esfuerzo!... que nos lleve a una sintonía que nos permita discernir y crear un criterio.

¡Un criterio referencial en torno a la Creación, en torno al vivir en el Universo!

Un criterio que sea capaz de absorber cualquier situación, y replantearla.

 

El Sentido Orante nos referencia a que todo este proceso se haga sin defensa ni ataque. Porque no sabemos realmente de qué nos tenemos que defender y a quién debemos atacar.

Probablemente, la Llamada Orante nos quiere decir que ya ese proceso –que es el que nos ha traído hasta aquí- de defender y atacar, no es… no es el adecuado, no es el propio de nuestra naturaleza, aunque lo hemos ejercido –y se ejerce, claro-.

Así que he de replantearme mi esfuerzo, mi sintonía, mi discernir y mi criterio, sin defenderme ni atacar; con la consciencia plena de que la oración me va a acompañar, el orar me va a alumbrar, la Piedad va a ser el refugio seguro… –sin buscar seguridad-.

 

Y ese replantearse abarca todas nuestras esferas: mentales, sentimentales, estructurales…

 

Y con ese esfuerzo, ser capaces, “cada día”, de descubrirse en un nuevo peldaño. Sin hacer daño. Sin hacerse daño.

Poder sentir, ¡en pequeñeces!, cómo la difícil y profunda situación que se vive, se ve aliviada. Al-i-viada.

 

Y descubrir que ha sido por la Consciencia Orante, que nos revela nuestra posibilidad, que nos aclara nuestra capacidad…

 

Cada día…

Sin defensa ni ataque…

Sin rutina…

Esa rutina que nos hace servidumbre irreparable.

 

 

El saber y el aceptar que debo replantear, que debo esforzarme, que debo sintonizar, que debo discernir, que debo tener criterio… todo ello no significa que nos hagamos la estéril pregunta: “¿Y eso cómo voy a hacerlo? Material y métodos”.

No hay ni material ni métodos. No hay ni instrucciones. Estamos en otro plano de consciencia… y tenemos las palabras claves.

Dejemos que esas palabras aniden, y hagamos el propósito, desde cada amanecer, de replantear –plantarme de otra forma-, hacer el esfuerzo para que ello ocurra, ¡a sabiendas de que está… La Presencia!

 

No es momento de razonar, de seguir la norma… ¡No! Es momento de imaginar, de intuir, de volver a mirar, de volver a escucharse, ¡de volver a escuchar!...

 

 

No vale –nos advierte la Llamada Orante- hacer “todo lo que puedo”. No se trata de poder. Se trata de saber estar. No se trata de defenderse ni atacar. Se trata de dejarse llevar y saber escuchar.

 El seguir buscando culpables es estéril… Habría tantos que tendríamos que desencadenar una guerra permanente.

 

Remodelar ese “hago lo que puedo”, por “el esfuerzo de dejarse llevar, de intuir, de replantear, de escuchar”…

 

Si sintonizamos con la verdadera dimensión del vivir…, en consecuencia redimensionamos –en otra dimensión- nuestras relaciones con el entorno y con nosotros mismos…

 

Cada especie viva tiene la certeza de cuál es su posición, su misión y su desarrollo. La especie humanidad, dentro del concepto de “vida” –sin que se pueda definir-, es la única que tiene la posibilidad de modificar su sintonía con el entorno, de pleomorfizarse… y adoptar las formas que se necesiten para la situación que conlleve… que conlleve una adaptación.

 

 

Lo que solemos decir: “Es que esto es así, con la Sugerencia Orante ya no vale decirlo.

“Es que esto es así”. O no.

Con las profundas dificultades con las que nos vamos encontrando, no vale decir “esto es así”. Porque con “esto es así” agravamos más la situación.

Tenemos que salir de ese plano.

Esto es el Infinito. Esto es la Eternidad. Y yo me encuentro inmerso en ella. Y cuando recalo en un punto concreto, ¡no pierdo mi criterio!, mi sentido de ser universal. Y en esa universalidad, no domino, no controlo, no gano ni pierdo.

Suspendido en la Creación me encuentro.

Y nada es “así”.

El Misterio me envuelve. Y el empeño que ha hecho la especie de despegarse, de “hacer su vida”… nos ha ido colocando en posiciones de-finidas; con fines.

 Con fines. Sin duda, temerosos de salir al infinito, donde no puedo ejercer mi violencia, mi seguridad, mi imposición… sino que noto que me llevan, me sugieren, me avisan…


 

Que cada peldaño –sin daño- de cada día, aporte a la consciencia… ese replantearse –con el esfuerzo creador- una sintonía creativa que nos lleve a discernir hacia dónde nos llevan.

Y que nuestros criterios sean flexibles, adaptables. No, rutinarios.

 

La Piedad nos ampara. La urgencia de sanar nos requiere.

 

¡Amen!

 

 

 

 

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