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Lema Orante Semanal

DEBEMOS DESPERTAR A UN NUEVO ESTADO

2 de agosto de 2021

 

Y en las circunstancias que envuelven a la humanidad en la actualidad, es fácil, para los manipuladores en general, producir agobio, ansiedad, preocupación, inquietud, ansia, angustia, tristeza…

Quizás no haga falta más… que todas esas características, para conseguir que la comunidad humana se sienta insegura, inquieta, preocupada, y con un cierto nivel de desespero, con signos de violencia más o menos contenidos, a la vez que con signos de obediencia ciegamente obtusos.

La Llamada Orante nos advierte… de que todo ese proceso está a nuestro alrededor. Algunas de esas características, en nuestro interior. Y que debemos despertar a un “nuevo estado”. Nuevo estado que supone un tránsito de atención, contemplación, observación... decisiones precisasrigores claros…, sin dejar de ser compasivos.

Los juicios precipitados nos precipitan con ellos, y caemos en el error… difícil de reconocer.

Toda esta envoltura de manipulaciones nos pide esas respuestas y actitudes “con-tundentes”; que no por ello –claro- violentas, siempre respetuosas, pero con la actitud clara, no esquiva, no miedosa.

 

Los presupuestos de los que veníamos, las actitudes o recursos que teníamos, ya no… o van perdiendo vigencia aceleradamente.

Precisamos clarificar otros horizontes, puesto que los que se presentan son alienantes, controladores, manipuladores y esclavistas. Y que van llegando como “salvadores”, disfrazados de paternalistas monjes que sólo quieren nuestro bien y la salvación de nuestras almas. Eso que se contaba antes, de… “lobo con piel de cordero”.

Los diferentes poderes han conseguido trasladar, en moldes progresivamente de menor influencia pero de iguales características, a cada uno de los seres. Y esa propuesta le da a cada uno un cierto protagonismo. Y lo grave es creérselo y actuar, en consecuencia, denunciando, insultando, agrediendo…

La impunidad que el ejercicio del poder ejerce, se traslada en proporcionales formas a los gobernados. Así no hay queja. Así es difícil localizar responsables. Todo se vuelve maraña y… válido, legal.

Es fácil caer en un conformismo de esperanzas, mientras no se hace el cambio inevitable ¡y urgente!

Y en ese conformismo de esperanzas, aguardar alguna limosna que nos permita salir o entrar o… o decidir, sin temor, dormir o beber o pasear.

 

Es fácil, por un cierto nivel de agotamiento, que se asuma que... –¡ay!- que todo pasará sin residuos, sin recovecos, sin imposiciones, y que volveremos a lo de antes: justo lo que ha permitido que ocurra lo de ahora.

Un nivel de resignación impresentable gravita como… inevitable.

Y si bien es cierto que las huellas quedarán… no es menos cierto que algunos      –¡pocos!- se liberarán de esa aparente –pero contundente- marea que arrastra y convence –de “vencer”-.

Y eso es posible en la medida en que nuestras referencias con respecto a la Creación, con respecto –sí- a “lo más alto”, al Misterio Creador, nos amparan. Es cuando tenemos que amplificar nuestras referencias, para que nuestras emociones y ¡afectos! no se vean conturbados, perturbados y manipulados, sino más bien se enciendan las atenciones y las búsquedas de posiciones que ¡no irriten!... pero que sí nos calmen y nos sitúen en posiciones de claridad.

¡Sin duda hay que adaptarse!, pero sin renunciar al ideal. Y tampoco… ¡y tampoco aislarse por miedo a contaminarse!

No. El ejemplo del testimonio cotidiano tiene un matiz anónimo. No busca resaltarse, no busca definirse y... ser señalado. No. “Serías un blanco fácil de abatir”.

Los manipuladores de esta “nueva” –entre comillas- represión del pensar, del sentir… actúan sin piedad, movidos por sus intereses; y –repetimos- haciendo que ese afán, ese interés de movimiento y de control y de dominio se traslade, modificando aspectos, a cada uno de los seres. Y llegue a parecer “bueno”.

Como ‘san-adores’, hacedores de santidades, no podemos dejarnos convencer, ¡ni intentar convencer! Sí, aclarar, explicar, mostrar y actuar, personalmente, en el interior de cada alma y en el exterior de cada espíritu. Para no perder la referencia.

Esa exigencia con que nos vemos rodeados, no podemos trasladarla a nuestras cotidianas relaciones. ¡Cuidado!

¡No podemos aprovechar y aprovechar y aprovechar y aprovechar!

Ser… seres de provecho, pero no aprovechadores a los que sólo les guía su interés, su ganancia, su logro.

 

Es posible –sí- que se justifique el seguir igual, pensando que todo puede exagerarse y que ¡no es para tanto! Sí. Es la ley de la comodidad, que ve con buenos ojos la pérdida de libertades, la pérdida de recursos, la pérdida de ocasiones, la pérdida de oportunidades…

 

Si no abordamos esos aspectos y los incorporamos a nuestra posición sanadora, si no lo hacemos, sólo nos quedaremos en el cascarón del doliente. Quizás aliviemos o quitemos su dolor, pero el deterioro de sus recursos proseguirá, el adormecimiento de sus respuestas se hará cotidiano, y la obediencia del miedo será una constante.

Por ser “humanidad” la que humanamente nos deshumaniza, es más fácil no darse cuenta y confundirse, y pensar que cualquier otra visión es exagerada, desproporcionada y… eso: “ya pasará”. Sí, claro que pasará, pero... ¿cómo dejará, a su paso, nuestras consciencias?

Las dejará como malvas sin recursos, como corderos de holocausto, como sinsentidos trashumantes…

Y todo eso no es una premonición de futuro, ¡no, no! Eso está ocurriendo. Es futuro y presente a la vez.

La ambición del poder ha llegado a apoderarse de la consciencia cotidiana… dando por bueno que cada uno puede ejercer en el mismo sentido. Y así, todos se pueden volver contra sí mismos y contra los más cercanos, sin ¡nunca!... poder identificar el origen, la causa, el porqué.

 

Estar atentos a la hora de ser ayuda, tratamiento o acompañamiento. Estar atentos de la consciencia del que nos reclama. Hacerle ver, escuchar, saborear, olfatear, tactar. Abrir sus sentidos…, ¡y que tome consciencia de sus recursos!, y que tiene capacidad para actuar de otra manera; que sin duda en cada caso será diferente, pero poniendo en evidencia la trampa hacia la que nos llevan, en la que se está.

Ya son casi tres años de evidente participación de la manipulación de la población. Siempre ha sido manipulada, pero ahora se ha puesto en práctica con más contundencia: para evaluar, valorar… El resultado, para ellos, es excelente, razón por la cual se endurecerán más aún las exigencias del poder.

No caer en las exigencias cotidianas –volvemos a repetir-, en el modelo que se emplea sobre nosotros. No caer en la importancia personal, en el ordeno y mando, en la crítica fácil, en la queja permanente. ¡Eso es lo que se pretende que hagamos!

Debemos ser minuciosos caminantes que, como tortugas, no dejan ningún espacio sin observar. A la vez, debemos ser águilas que… sabemos contextualizar cualquier pequeña situación, dentro de la universalidad.

La Llamada Orante nos pide un ‘es-fuerzo’, como creyentes, como orantes, como sanantes…

Ese esfuerzo que supone renunciar a la ego-idolatría y la importancia personal, en pos del entusiasmo, el idealismo, el “senti-mentalismo”, el respeto, la ayuda mutua y la creatividad ¡permanente!

¡No son servidores los modelos presentes!... y los cercanos pasados. No son servidores, son esclavizadores.

 

 

Sentir la Piedad de lo Eterno, sentir su Compasión, ¡su Misericordia!… y que todo ello nos permita ver la Claridad Providencial, que sigue ahí, que no se ha ido, pero que reclama de nuestra parte el entusiasmo, el interés, la reflexión y el esfuerzo… de la oración perseverante, de la meditación continuada…

Y darse cuenta de que no… no vamos a ser salvadores de lo que está y de lo que viene. No. Vamos a ser náufragos, sí, que saben aguardar, que saben perseverar, que saben cuidar y cuidarse.

Cuidar y cuidarse en la naturaleza de nuestra vida: de la vida, como el milagro Creador; de la vida, como el entusiasmo sonriente; de la vida, como Amor de Eternidades. ¡Que no busca renta!... Que busca afinidades.

 

¡Piedad!...

 

 

 

 

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