miércoles

Lema Orante Semanal

 

SOMOS LA SIMULTÁNEA CONVIVENCIA DE UN PEREGRINAJE

21 de junio de 2021

 

Condicionados por lo llamado “pasado”, el presente se limita y limita lo futuro.

“Esclavos del tiempo”.

Se justifica lo presente, por lo ocurrido. Y se afronta el futuro, condicionado.

En esa escolta de pasado y futuro, el presente se hace… muy esquivo, muy dudoso.

 

Las diferentes “categorías temporales” nos limitan, desde la óptica de la consciencia amplificada. Y bajo ella –esa óptica amplificada de la Llamada Orante-, no se nos presenta el pasado como condicionante permanente del presente, y casi paralizante futuro. Se nos presenta como un eterno presente. Pero un presente que no es lo que llamamos “presente”, aquí, ahora, sino… más bien una fusión de lo que llamamos “pasado, presente y futuro”.

La “clave” –entre comillas- es que lo pasado no ha pasado, en el sentido de que ahí quedó y ya no… ¡No! ¡Está!...

Todo está para hacernos eternos. Todo está para hacernos infinitos.

Al preguntarnos por el Misterio Creador, sin principio ni fin, todo lo que ocurre-transcurre, permanece.

¿Para qué –si no- está la memoria?, ¿los recuerdos? Si hubieran pasado, habrían desaparecido de nuestra consciencia. En cambio, permanecen, igual que cuando es posible imaginar el futuro.

 

Si nuestra referencia orante es intemporal, sinespacio, porque continuamente se crean inagotablemente nuevos espacios, no podemos excusar nuestro cotidiano estar bajo la condicionante vivencia de otro tiempo. Porque… no es otro tiempo.

Somos todo lo que transcurrimos. Y nuestra referencia Creacional nos permite fundirnos.

No es una tarea fácil, puesto que hemos sido acondicionados en el “espacio-tiempo-velocidad-gravedad”. Hemos sido educados culturalmente en lo caduco: en lo que aparece, crece, decrece y desaparece. Y nuestra actitud responde a ese modelo.

Si, en cambio, situamos el modelo bajo las premisas creacionales –sin principio ni fin-… no tendremos condicionantes en cada actuación. Seremos itinerantes peregrinos que en cada actuación se presentan novedosos, diferentes, competentes, creativos.

No somos la sucesiva sumación de acontecimientos. Somos la simultánea convivencia de un peregrinaje.

“Somos la simultánea convivencia de un peregrinaje”.

 

Así podríamos atrevernos a decir que somos “a imagen y semejanza” del Misterio Creador.

Y es la actitud que mantengamos ante la sorpresa de cada día, y que a la hora de actuar, pensar, hablar, decir… ¡rechacemos vivencias que condicionen!... y, en consecuencia –habitualmente- ¡repitan la misma secuencia!

Y más bien, por el contrario, la respuesta sea novedosa, aunque se tenga –por supuesto- la simultánea presencia de los recuerdos.

 

La vida es una simultánea corporación de procesos, que se confabulan para permanecer.

 

Con el modelo de sucesión de acontecimientos, logramos explicar la velocidad, la ley de la gravedad… y los procesos en los que convivimos, desde al amanecer hasta el anochecer… Y si nos fijamos, son modelos estáticos, modelos fijos. Justo todo lo contrario de lo que nosotros mismos hemos evidenciado, de que estamos en un modelo en perpetuo movimiento, en continua expansión, en permanente creación de nuevas dimensiones. Pero, desgraciadamente, eso se queda en la especulación, se queda en… ¡la fantasía! Y es por “la gravedad”; no sólo la fuerza de gravedad que nos mantiene sujetos, sino por el significado que damos a la sumación de efectos.

Le damos un significado “acumulativo”. Y, claro, nos convertimos en un vaso que se llena; y cuando se rebosa… estalla, se rompe.

En cambio, si somos el caño de una fuente, no poseemos el caudal, sino que somos el caudal que transcurre.

 El problema es cuando queremos poseer ese caudal. El problema es cuando hacemos la presa –nunca mejor dicho: prisión-, la presa de agua, y el caudal se estanca, y el caudal se modifica, y el caudal se propulsa… según nuestra actitud rentista.

La sumación de vivencias llena al ser… de posesiones. “Y posee un episodio depresivo, y posee un episodio de angustia, y posee problemas convivenciales, y posee…”.

Y así, la persona queda “poseída”. Sí. Y eso es lo que suele definirse: “¡es que soy así!”. “Un poseído”… como humanidad. La humanidad está sometida a una posesión de acúmulos de aconteceres que justifican sus interminables repeticiones y errores.

 

La Llamada Orante nos recuerda que el acúmulo permanente y persistente de errores… se hace horror y se hace fracaso… y se hace “desaparición”.

La vida es algo… ¡tan diferente! a lo que se nos ha condicionado… que es urgente el replantearse la actitud y disposición en el cotidiano acontecer, para no ser un posesivo almacenador de recuerdos… y esclavizarse; hacerse preso de ¡la propia vida! Esa que se nos presenta, ¡simultáneamente!, de una manera asombrosa.

Porque a la vez que el agua transcurre…, los seres vivientes de los océanos se resplandecen en su armonía.

¡Y a la vez!... –y a la vez- la flor se hace nueva; el cereal se cimbrea en el viento.

Y a la vez, el carbón se hace diamante.

Y todo se hace simultáneo…; “irrepetible”.

Por ser un movimiento Creador, pueden ser “parecidos”, “similares”, pero… irrepetibles.

 

Es necesario amplificar nuestra percepción, para descodificarnos de los poderes posesivos… y abrirnos a las actuaciones creativas, novedosas, diferentes.

 

Nuestra propia constitución conformada alberga ¡millones!... de posibilidades… inagotables en su relación con el entorno.

 

Es evidente que nuestra memoria-recuerdo nos hace conscientes, no de todo lo que transcurre, sino de fracciones representativas de nuestra presencia en la vida; de nuestros deberes. Y por mucho que queramos acumular, acumulamos fracciones necesarias para no repetirnos y para ser creativos.

Y así, ese pasado no condiciona el presente, sino que advierte que no se puede… ni se debe intentar repetir o condicionar el presente. El pasado es una presencia de advertencia… que nos hace un presente renovador, para que todo se convierta realmente en un “sin tiempo”, que bien podríamos llamar “futuro”, puesto que es Misterio lo que nos aguarda en el transcurrir… “a imagen y semejanza de”.

 

Buscamos vibrar… con la amplificación de nuestra consciencia, bajo el instrumento del mantra, en esta Llamada Orante que nos urge a posicionarnos bajo otra perspectiva.


 

Piedad… Bondadosa…

 

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