SENTIRSE DE NATURALEZA
LIBERADA Y DE PRESENCIA LIBERADORA
22 de
marzo de 2021
Sin saber el porqué y qué es la vida…
Sin saber por qué
estamos en este lugar…
Sin saber por qué se gestó este…
estos… y esos lugares que parpadean aún antes del amanecer.
No es… –y así lo vamos
comprobando- no es la sapiencia la que nos da la consciencia de estar. No es la
sapiencia la que nos muestra nuestro despertar.
¡Ay! Y este Sentido de la Llamada
Orante nos hace hincapié en tomar consciencia del SENTIR SENTIDO, que nos da la
evidencia de nuestro silencio, nuestro canto, nuestra palabra…, mientras que el
SABER trata de explicarlo, manejarlo, manipularlo, controlarlo.
Parece que nunca llegaremos a
saber quiénes somos –“saber”-, pero sí, que somos.
De ahí que el hincapié y la
obsesión por dar una explicación de sapiencia a cualquier ocurrencia, resulta
cada vez más demoledor. Sí. Porque se abre un vacío de sentires. Porque el
teórico saber no nos satisface, no nos complace.
Llegamos a los puntos en los que
continuamente se preguntan “los porqués”, para poder así controlar y dominar lo
que sucede. Y nos alejamos más del sentir, del Misterio y de lo Inabordable.
Y esto nos convierte… en
mecánicos instructores de una convivencia.
Estoy –me digo- ¡sentido! En dónde, y en
el cómo, y el porqué… lo desconozco.
No es mi función… SABER.
Es el ESTAR y SENTIR.
Es el descubrirme como un
Misterio necesario… que me descubren, que ¡me descubro!, en una infinitud de
aconteceres.
Los arreglos de explicarme por mi
nombre, por mi apellido, por mi nacimiento, por mi edad, por mi profesión… son
medidas puramente coercitivas; son medidas de control.
El Registro Civil sabe quién eres.
Te ha puesto un nombre, vives en una calle, habitas en un lugar, tienes tal trabajo.
Y así se va configurando una estructura racional, lógica… que trata de
compensar los ‘maquinarios’ movimientos de razón, con ligazones de afectos que
culminan en familias…; las cuales son un continuo conflicto, puesto que
reclaman sus bienes, sus dones, sus logros, su nombre…
Y así, el ser de humanidad se
encuentra ‘conflictuado’, conflictivo…
“Atrapado”.
Sí. El Sentido Orante nos muestra
a un ser atrapado por sus propios recursos. A un ser atrapado por su vanidad,
su razón, su soberbia, su verdad. A un ser atrapado por chantajes, por amenazas…
de mayor o menor cuantía, da igual.
Y si “desatraparse” se plantea,
lo Orante le aguarda llamando, para descubrirse como Misterio, como novedad
permanente, como Creación de Amor absoluto, como replicante de ese Amor… que se
hace solidario en sus “haceres”.
Es lícito pensar… ¡pensar
sintiendo!, que no hemos llegado a este lugar de Universo por la mera
casualidad. Aunque científicamente así se justifique. Pero a poco que se sienta, y cada cual se vea… en qué entramado se encuentra,
bien puede sentir que su presencia no es casual; que nuestra presencia no es [1]‘azarosa’ –de azar y de necesidad-, sino un acontecer de precisión, de misterio, de
asombro.
Que en la medida en que nos
hacemos misterio y asombro estamos en
vida –sin saber bien qué término es ése, pero para poder comunicar…-. Sentirnos
en vida, con la imperiosa necesidad
de un hacer complaciente, de un estar complacido…; de poner nuestros sentidos
en nuestro sentir, y establecer una vía hacia donde el ser siente que reclama su naturaleza.
Ese llamado “ser y estar”: un “ser”
por necesidad del Misterio Creador, y un “estar”
como consciencia de… enviado, de “puesto ahí”.
Y así, poder aspirar ¡a no
sentirme atrapado!… A dejar que la razón y el saber campaneen a mi lado, pero
sin cuentas que rendirles, sin aportes… que ¡definan!
Un “ser” por emanar del Misterio creador. Un “estar” por ser su equivalente, por ser una muestra del Misterio
Enamorado. Y no caer en la confusa razón de explicaciones…
Avisados… como entidades
liberadas: sí, el Misterio Creador nos libera
como expresión de Él mismo, y nos coloca en una posición desconocida.
Y por ello, consecuentes con ese
origen, nuestra naturaleza es ¡liberadora! No es esclava de ninguna
explicación.
Soy un producto liberador, y en consecuencia,
liberado. Pero lo que me han dicho y lo que me han explicado es que soy un
esclavo, un atrapado, un sujeto a normas de los más capacitados, un obediente
rehén de los mandos: los que a sí mismos se han nombrado.
¡Ay! ¡Y qué distinto es sentirse
de naturaleza liberada y de presencia liberadora!, a sentirse de naturaleza
condicionada: padre, madre, hijo, familia, lugar, estado, salud, ¡etcétera!
Y después… ¡un largo camino de
adulto concienciado, que busca repetir y repetir, hasta la saciedad, lo
ordenado, lo mandado! Y cuando hay una pequeña chispa de luz enamorada, pronto
se marchita. No es lugar. No es orden. No es lógica.
Y al sentir –porque la Llamada
nos lo muestra en palabras orantes-, al sentirnos producto de una liberación, y
ser –en consecuencia- liberadores, y todo ello en la consciencia de una
Creación enamorada, si eso lo hacemos… viviente, porque está latente, pero está
cerrado, está ¡atrapado!... por “lo conveniente” .
Si nos hacemos eco de nuestra
liberación, y nos sentimos liberadores sin que ello suponga un protagonismo,
una importancia personal… ¡no! ¡Un consentidor!... de vida enamorada y
entregada a un sentido, a un sentir: el que descubro mientras ejercito mi
liberación.
Si la Eterna Creación Misteriosa
se ha “liberado”, creándome, no
puedo ser menos, por mi propia naturaleza. He de replantear mi naturaleza
cotidiana.
No existe, ¡no existe ninguna razón!,
ningún saber que me despoje de mi sentido libertario. Si eso ocurre es porque
yo lo he aceptado, porque me ha parecido adecuado, porque quiero “regular” mis
liberaciones con dominios y controles.
Por tanto, no caer en esa
reliquia de cementerios que sólo aguardan a dar sentido al vivir, muriendo.
¿Acaso algo que emana del
Misterio Creador, se gesta para culminar en un cementerio destructor?
Pero claro, si caso hacemos a
nuestra preponderancia, a nuestra importancia, a nuestro saber…, sólo queda
reservar una plaza en el camino del eterno atardecer.
¡Pero ese no soy yo! Eso es producto de
que la naturaleza de mi increíble grandeza liberadora ha usurpado la
consciencia de Misterio de mi origen, y se ha sentido poderosa. Y a partir de
ella, el mando, el orden…
Recogerse en lo liberador es
hacerse eco de las estrellas. Es… nadar… es nadar… porque las olas nos llevan.
Cualquier impedimento es una
trampa, es una apariencia.
Sentir… sentir sin cuerpos que
atrapan.
Sentir… el verso que libera.
Sentir los sentidos que… embozan
nuestros sentires.
Es hacia allí donde nos llama lo Orante
de hoy.
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