miércoles

Lema Orante Semanal


HUMANIDAD INSATISFECHA
25 de noviembre de 2019

Un progresivo clamor… está salpicando la actividad de la especie humanidad.
Un progresivo temblor de protesta, a veces precisa, pero… en realidad es una expresión de insatisfacción.
“Humanidad insatisfecha”.

Pareciera, a veces, que emana de lo más profundo de la naturaleza del ser, que busca… su brillantez, su ¡esplendor!, al ver que el progresivo deterioro oscurece sus horizontes.
En otras ocasiones, la apariencia… sin confirmar, hace sospechar que maniobras de poderosos, de habilidosos, de depredadores de especie, son las que alientan el desasosiego, el desespero y la búsqueda. Y lo hacen a sabiendas de que tienen algo que ofrecer: seguramente –como dice el refrán- “el mismo perro, pero con distinto collar”.
Cualquiera de las dos posibles –dentro de… miles de variables que puedan dar explicación a esta salpicada incomodidad humana-, nos deja con la duda, sea cual sea la explicación, de si estamos ante un desafío en el que… quedarse en lo conocido y reconocido es la ruina, o atreverse a lo desconocido, a lo innovado, a lo renovado, a lo ¡posible!

El Sentido Orante nos avisa de ese movimiento inestable de especie, que… –a decir de la Oración- busca el aliento; busca el aliento que, sin materia, genere la ilusión, proyecte la imaginación, gestione la necesidad de la belleza, promueva la gozosa participación de ayuda.

Es, en estos tiempos de desatinos, cuando se intuye un acontecer inesperado. Es cuando mejor se apercibe el ser de que está situado en unas coordenadas que no… que no son las que él había pensado.
Que hay algo, alguien, ‘álguienes’ más…
Que, en una aparente estancia a la deriva, están los recursos invisibles de la Creación. Quizás… aguardando, como una estrategia de Amor, a que el ser se aperciba, por su propia incapacitación, de que está ligado a una Creación. Que no es dueño de ella. Que no le pertenece. Que no puede, no debe, no… no es de su dominio, la evolución, sino que hay otras estancias: las que nos marcan, las que nos avisan de los rumbos que debemos tomar.

Ese inquietante desespero de decisiones… hacia extremos y extremos, que busca una inexistente seguridad y una contundente posesión… todo ello es producto de una escasez de ánima, de una escasez de espíritu, de un desoír las advertencias, las referencias del Misterio Creador.

¡Es tanto y tanto el poder que acumulan –en todos los sentidos- unos pocos! –“en todos los sentidos”-, que hacen posible que los sentidos y el sentir de los muchos esté a merced de esos pocos.
Ahora bien, esos pocos, también se cuestionan. No están en la gozosa complacencia. Sí; están en la animosa… y placentera seguridad de rejas. ¡Pero también aúllan por sentir o percibir o recoger un aliento que justifique su omnipotencia!, que le dé el valor de una santidad poderosa que… está elegida por la Creación.
Sí. Eso a menudo se lo inventan, con frecuencia lo insinúan, pero… saben que no es así.
Se llega a ese estado “reduccionista” en el que el sujeto responde al estímulo-respuesta, a reflejos condicionados, a ensayos de población, a comprobación de evidencias; a llegar a publicar estudios que, desde hace años, vienen a demostrar que el hambre disminuye el cociente intelectual y aminora la capacidad cognitiva.
¿Hacía falta el estudio?
Esa muestra de ese estudio –y otros, pero ése es como muy causa-efecto- nos da claramente a entender cómo, un gran laboratorio de unos pocos, maneja, controla, examina, determina, informa –es decir, desinforma-… a los que no tienen acceso al control, al dominio.
Y los logros de esas posiciones ¿privilegiadas?... son que el que no está en esas posiciones crea que es libre, que puede hacer lo que quiera, que puede elaborar su futuro, que puede preparar su presente…
Una especie domesticada por la propia especie.

Si el Sentido Orante nos advierte de esta situación de especie, es al menos una sugerencia para que cada ser se “revise”; para que cada creyente se pregunte sobre su creencia; para que cada orante evalúe su oración…. y su necesidad de ella.

Nos llegan los auxilios de la Creación, no… ¡no por el miedo y buscar el refugio! Eso sería transitorio. Cuando llegara la calma, de nuevo el ser volvería a sus… ¡potencias! Es al descubrirse como referencia, y referenciado con la Creación –sin la huida por el miedo, sí con el auxilio orante-, cuando podemos despejar las dudas de nuestras posiciones, saldar las deudas de nuestros predecesores, dar las gracias por nuestra presencia, y ser testigos testimoniales, excepcionales, de lo que transcurre.
Y testigos activos, testimoniales, de un hacer que se recrea en hacer; que se renace ante lo bello de la acción; que se reanima ante la desesperación.
Dejarse descubrir…
Dejar y abandonar la prepotencia… por lo que se encuentra, por lo que se controla, por lo que se domina. Darse cuenta de que todo ello “nos lo han”… permitido.
Que es fácil caer en el protagonismo, en el personalismo del logro, en el servilismo del éxito.

Dejar que “los adentros” del Misterio, en su meditada contemplación de su Creación, nos inunden, nos descubran. Y al sentirnos descubiertos, nos muestren los recursos de infinitud, los medios trascendentes, ¡la Providencia fundamental que nos asiste!



***