lunes

Lema Orante Semanal


CONTEMPLAR, MEDITAR, ACTUAR, ORAR
2 de septiembre de 2019

Por momentos, el ser se muestra salvador, redentor y ‘desfacedor’ de entuertos…
Por momentos se muestra héroe y… ganador de las causas perdidas…
Pero también, por momentos se encuentra impávido, desangelado, inútil…
Como dos caras de una falsa moneda.

Desde los sencillos problemas… hasta los complicados traumas, son capaces de ser abordados de forma sanadora… Y al decir de la opinión, de las opiniones, a veces “se consigue”: se consigue el objetivo de solucionar, de arreglar…
Pero… se hace fugaz. O se hace crónico… e inquietantemente rígido.
Desde la óptica de la indolencia –la otra cara-, la no participación, la asepsia indiferente, en la búsqueda de gustos particulares…, ahí se bambolean las manías, las particularidades, sin otro afán que no sea la sosería, la ‘in-opinión’.

¿Cuál… cuál es entonces la posición de equilibrio? De un equilibrio móvil que va de un lado a otro; de un equilibrio alegre, comprometido, decidido, ¡evidente!

contemplar…
meditar…
actuar…
orar…

Sí. Si realizamos esos procesos… con plenitud de consciencia, contemplando cómo transcurre el riachuelo, cómo transcurren los ladridos o los… imprevistos…
Si meditamos en torno a… el origen inteligente de los procesos, según las pautas que hemos aprendido…
Si actuamos –en consecuencia- bajo las percepciones de respeto y cuidado
Y si después, todo ello lo llevamos a la llamada orante, para que el cobijo de la palabra, el cobijo de cada momento… nos muestre un lenguaje, un significado, una idea que “explique” –entre comillas- el Universo que hay en lo que se contempló, en lo que se meditó, en lo que se realizó, estaremos en una perspectiva muy diferente a la del héroe, a la del indolente… Y podremos… –además de aprender, además de escuchar- podremos “permitir” que el transcurrir suceda sin nuestras inconveniencias.

Parece… o pareciera que esta sugerencia orante es larga, es pesada, es difícil, requiere un…
No.
Inevitablemente somos contempladores. Que intervengamos o no; que interpretemos o no…? Pero contemplamos, sí o sí.
Meditar de una u otra forma es imprescindible para establecer una estrategia de lo más rentable posible.
Actuar es inevitable, dado el hecho de nuestra presencia.
Y Orar… De alguna forma o manera balbuceamos en el Misterio, tratando de encontrar alguna luz.
Es decir que las bases –por así decir- de otra respuesta están en nuestra naturaleza; si bien es cierto que hay que depurarlas.
Y ésa es parte de nuestra formación, de nuestra evolución, de nuestra puesta a punto, como seres de humanidad que amplifican sus consciencias.

Nos inducen, por intereses, a las dualidades.
Cuando descubrimos otras perspectivas, es frecuente dudar… puesto que lo conocido parece ser más seguro.

La duda entre los extremos disocia y equivoca. La aventura de lo desconocido aclara, fortalece y descubre.

No amedrentarse… ni aplazar resoluciones como la que nos plantea hoy la oración.

Contemplar, meditar, realizar, orar, en simultaneidad con los procesos que nos toca vivir, es un estilo de Creación; es un estilo de Renovación y Regeneración permanente.



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