UNIVERSARIO DE TIAN
21 de octubre de 2019
No se sabe cuándo fue el principio. ¡Porque no hay! Porque no existe un principio, como comienzo. En la Eternidad, el tiempo se diluye… como lo hace el agua de mar al llegar a la orilla.
Pero cierto es que las manifestaciones de esa Eternidad… aparecen evidentes a nuestras consciencias, tímidamente desarrolladas, en momentos precisos, aunque no podamos saber esta precisión. Pero es “causal”, mientras que nuestra tímida consciencia lo considera “casual”.
Y así, al contar los pasos de cada caminar, el ser va con la memoria… ¡la memoria de lo Eterno!, pero que ha sido vitalmente clausurada, para dejar una estela de la que se encargará… ¡el tiempo!
Y bajo ese tiempo, las manifestaciones –y con esa memoria-… se hacen recuerdos.
¡Ah!... ¡Recuerdos!
Pero la traicionera daga del tiempo es capaz de diseccionar los recuerdos, y quedar ese aroma de… ¡algo que pasó!
Hoy, el Sentido Orante nos recuerda… ¡que no fue algo que pasó! Algo que pasó… recuerdo “manifestado”. Que no fue algo que ahí quedó, y que se le recuerda como algo… “¡Bueno…!”.
No. Algo que se manifestó y transcurrió… paso a paso, ¡desafiando el tiempo!… Haciendo, de cada presente, una acción viva de manifestación. ¡Innovando! ¡Renovando! ¡Aclarando! ¡Descubriendo!
Que la idea no se quedara en una simple anécdota… cargada de flores marchitas, sino más bien un Eterno Hoy, de Siempre… cargado de perfumes inolvidables.
Y así, el Sentido Orante en TIAN, se hace renovación constante. Se hace guía, vigía, faro, estrella, galaxia o… o la oscuridad generosa que nos permite encender la cerilla.
Cuando la Creación se expresa, se manifiesta sin antecedentes, un nuevo amanecer, un nuevo Universo… aparece. Y, como una “Gracia Creadora”, se desarrolla y se muestra. Y los seres acuden a esta manifestación, con curiosidad, con miramientos, con sospechas, con ¡dudas!, con inseguridades, con miles de preguntas para ver con qué comparar ese nuevo Universo.
“¿Por qué no es como el viejo: ése de mis costumbres, de mis…? Y resulta que éste no es mío. ¡Y resulta que este Universo es servicio!”.
Es, a poco que los sentidos despierten, ¡asombro! Y los seres se… ¡se asustan a veces! Otras, se van… Y otros se quedan, curiosos, balbuceando, comentando, chismorreando…
¡Sin querer!, tratando de pensar que no es cierto lo que ven, que no es veraz lo que ocurre, ¡que debe de haber alguna trampa! Que por algún lugar y en algún momento se descubrirá el error, ¡el fraude!...
¡Ay!...
Aun a pesar de que las evidencias de cada instante son muestras de una Eternidad Complaciente, aun así, a la humanidad, en su consciencia retorcida, no le parece suficiente.
No obstante, ¡sí esfuerzo se hace! ¡Mucho! Dedicaciones… ¡entregas!…
La manifestación, la impronta Celeste, está para ¡servir!... No para demandar.
De ahí que los seres palpitan en torno a este recuerdo de hoy, en su dedicación, en su participación, en ¡su descubrirse en lo que les han servido!, descubrir lo que cada oración les ha aportado, descubrir cómo se han transformado. Y, así, hacerse integradores de ese servicio; representantes, equivalentes, testimonios de que ese acontecer insólito… ¡convierte! Convierte al que se dispone. Le convierte, sí. Le convierte en un testimonio. En un testimonio de creatividad, solvencia, magia… Amante de lo invisible. Amante de lo invisible Creador; del Misterio. ¡Que no se va a quedar ahí, en una idea, sino que se va a plasmar en una ayuda, en una colaboración, en una creatividad, en una pieza de alimento, en un ladrillo, en un suelo, en una caricia, en un verso, en un beso…
El ser se convierte en el símil de una cascada que, incansable, ¡insaciable!, vuelca su caudal de agua de vida sobre todos los seres, de forma fresca, fuerte, ¡decidida!
¡Sí! Ya sabe que algunos la preferían tibia, o la querían helada, o la querían por “quererla”; “poseerla”. Pero el salto de agua se identifica con su origen misterioso. ¡No obedece a gustos! No se debe a críticas. No está sometido a querencias. Su salto es hacia nutrir. ¡Su salto es hacia crear!...
Y así desgrana toda su naturaleza, llegando progresivamente a diferentes lugares; haciendo, del vivir, algo converso… en cuanto a verso, en cuanto a estrofa, en cuanto a mutación; dejando atrás el caduco hombre omnipotente, mandador, ¡violento!: el que quiere, y acumula, y repite y repite incansablemente los mismos errores. Que aboga hasta a su propia desaparición.
No es… no es el caudal del salto del agua, de esa naturaleza. Por eso, el que bebe de ella se convierte. Y al convertirse, se hace salto, se hace agua. Y se vierte de otras maneras. Se hace… de otras formas. Se expresa con otras palabras.
El que ha bebido de ese salto Celeste, no olvidará ese trago.
Luego –¡ay!- sometido al tiempo y a las querencias, huirá, protestará, criticará y rechazará su conversión.
Ni un ápice de esa cascada de agua cambiará su sentir, porque éstos, aquéllos o los otros… disientan, provoquen.
La versión genuina de la Creación no está sometida al juicio humano. Podrán cesar las lluvias, podrá venir un clima perverso, podrán ponerse parapetos para que no caiga ese manantial de Agua Celeste, pero ésta seguirá ¡indiferente!, con su frescura, con su fragancia, con su vapor luminoso, con su ascendencia sobre los seres.
Así, por esas fragancias, está, ¡se presentó!, ¡¡sigue!!... TIAN.
El Sentido Orante es su aval.
No hay interés humano. No hay manipulación ganancial.
Todo lo que pueda parecer como renta o beneficio, es tan solo una perturbación del que lo observa, deseoso de creer en sí mismo, ante el miedo de creer en el Misterio.
¿Miedo…?
No es el salto hacia la conversión, un miedo. No. Te recoge un aliento insospechado. Te recibe… un suelo del que no habías pisado. Te acoge sin beneficio. Y te muestra, como si fuera “siempre”, lo que habías soñado y te parecía imposible.
El miedo se diluye cuando se siente el aliento y la sombra del Misterio Creador. ¡Que se expresa increíblemente diferente y diferente en cada manifestación! Todo momento se hace distinto, para así promover al ser a su diferenciación; a hacerse un diferente testimonio. ¡Que pareciera que no tiene lugar en este mundo! Pareciera que éste no es el mundo para… aclarar y para aprovechar otros recuerdos. ¡Pareciera que este nuevo mundo no tiene sitio en el viejo mundo!
Seguramente –exclama el Sentido Orante-, hacer –teniendo en cuenta el tiempo- un día excepcional de recuerdo vivo presente, en esta ‘calendariada’ de recuerdos, nos lleva al Nuevo Mundo: a esa columna vertebral de tierra firme, del planeta; a ese ¡descubrir!... en el que los descubridores se ensañaron con él. Se volvieron insolentes. ¡Arrasaron! Castigaron.
Era demasiado hermoso, ¡demasiado bello!... para ese mundo codicioso, hambriento, desigual.
En otro nivel, este Nuevo Mundo, TIAN, también se hace presente. Pero no pretende conquistar. Su intención es enamorar. ¡Reclamar y llamar la atención del humano proceder!.... hacia el origen de lo Eterno. Y que se vea y se contemple como la mano de… el Misterio Creador.
Gracias a su suave aliento de Amor, nos hizo, a la vida, presentes.
Estaba, sin duda, eternamente ahí, el Misterio.
Pero éste, desde su infinito… –inabordable por nuestra mente- Amor…
Porque sólo esa palabra nos liga a lo que puede ser creador. Y que nos deja con nuestra pequeña capacidad creativa: ésa que, a poco que nos fijemos, es la que nos impulsa a seguir; es la que nos hace levantarnos cuando nos caemos; es la que nos alivia, nos ampara, nos susurra desde el silencio, para seguir…
¡SE-GUIR!
SE=ES…
SE ES… el que se es cada uno, como muestra, como traza Creadora. Que tiene su sentido, cuando ama; que adquiere su dimensión sanadora, cuando ama; que se hace discípulo en verdad, del Misterio, cuando ama.
Y eso le hace SE-(ES)-GUIR… ¡sin límites de tiempo ni espacio!
De ahí que en esta conversión no hay obstáculos insuperables; no haya dificultades insalvables. Eso es parte de la mente posesiva, dominadora y hedonista, del ser. Cuando estamos bajo la referencia de lo Divino, no hay impedimentos. Y si aparecen, son la escasa creencia que el ser tiene sobre su propia naturaleza. ¡La escasa creencia que tiene el ser sobre sus propios recursos!
Y si en él no cree, como heredero de un Amor Eterno, cualquier hacer se hará ¡difícil!, ¡imposible!... Y caerá en el dogma de “lo bueno” y de “lo malo”. Y hoy juzgará esto, y mañana juzgará lo otro. ¡Y pasado, se volverá tolerante! ¡No querrá saber nada del rigor! Querrá hacer su voluntad. Se aferrará al libre albedrío y a la comodidad y ¡a su gusto!, desdeñando así todo lo que le sirven, todo lo que le muestran.
Un nuevo amanecer, que es simultáneo con un nuevo anochecer… Que no se queda en un logro o en un triunfo, sino que se hace disfrute; se hace solución permanente.
SE ES… solución permanente, por la presencia continuada del Aliento Creador.
Y es como anhelo necesario, el expresar esa creencia… ¡de creer!… que soy creado y recreado continuamente.
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