BONDAD ANTE LA
SORPRESA CREADORA
20 de mayo de 2019
Sin duda que, uno
de los lenguajes que la Creación hace expresándose en la vida, sea la sorpresa:
esa situación que nos sorprende, nos admira o… nos conmociona, nos extraña, nos
saca de la monotonía, nos saca del costumbrismo, nos saca de la repetición, nos
coloca en la posición en la que se expresa el Universo.
Claro está que los
niveles de sorpresa difieren de unos seres a otros; tanto, que para algunos no
son sorpresa determinados aconteceres, y para otros sí.
Acostumbrado –el
sedentario actual, sapiens- a
dominar, controlar, manejar, tener… sus proyectos ‘estable-cidos’, cualquier nivel de sorpresa, en general no es bien
recibido: cualquier innovación, cualquier novedad, cualquier cambio…
Quizá por eso la
tradición oral gestó “El Oráculo del Cambio”: para que tuviéramos un recurso en
el que tuviéramos una filiación con la Creación, a través de la vida.
Y es así como el
I-Ching nos sorprende, nos anuncia situaciones que no conocíamos, que eran imprevistas,
que eran inesperadas.
El Sentido Orante
de hoy nos comunica a propósito de la necesidad de desobstruir esa consciencia
de seguridades, de establecimiento, de repetición… Y nos refiere simplemente a
dos puntos que tenemos a mano todo el rato:
Uno, la vida: ¿Qué
es la vida?
Hay miles de
definiciones.
Pero a pesar de que
se hace, en vida, tanto culto a la muerte, no se logra definir… y permanece en
un misterio… a propósito de su necesidad de existir, su necesidad de estar, la
utilidad de su presencia… –de la vida-.
Eso, por una parte.
Y por otra parte, nuestro lugar de…
.- ¿Y dónde, dónde… dónde está la vida?
.- ¿Dónde está? ¡Aquí!
.- ¿Y dónde más?
.- ¿Dónde más? Mire, yo no he salido nunca de este
pueblo. No tengo ni la menor idea.
.- ¿Se refiere usted a este planeta, a este…?
.- ¡Sí! ¡Este pueblo, vamos!...; que con sus 500 millones
de kilómetros cuadrados parece una… Pero, ¡vamos!, ¡que es un pueblo! –queriendo decir con ello que es pequeño, es medible, es…
nada más, de momento-.
¡Claro! Si nos
fijamos en nuestros niveles de consciencia operativa, véase nuestra capacidad
de relación, nuestra capacidad de imaginación, nuestra capacidad de realización,
nuestra capacidad de arte –por orientarnos un poco en ese estado novedoso,
distinto, etc.-, nos daremos cuenta de que la sorpresa ronda.
Precisamente –y es
más claro así todavía-, cuando el ser era ‘nomádico’ –en pensamiento, palabra y
obra y etc.-, ¡claro!, tenía que encontrarse con novedades, siempre.
Cuando se hace sedentario…
–por la agricultura, por la caza, por el
dominio-cuando se hace sedentario, claro, las posibilidades de variaciones,
por sí mismas, disminuyen. Y muchas de ellas son fácilmente asimilables, y
otras, aunque de menor calado, pueden llegar a constituir un drama o una
tragedia.
Es parte importante
de la… ¡bondad!, no despistarse y
estar enclaustrada en unas reglas y normas… de establecido precepto.
Al dejarla
expresarse se hace ‘nomádica’ –que es su origen- y asimila… novedades,
imprevistos, curiosidades, excepcionalidades…
Ante un
desconocimiento de la vida y un despiste total en el Universo, más una bondad
imprescindible… aspiraremos con ello a, aun siendo “obligadamente” nómadas, ser
controladamente sedentarios.
Con la bondad
dispuesta, nos disponemos a interpretar y a asumir las diferentes innovaciones,
novedades, sorpresas… como un lenguaje que no solamente está escrito para uno,
sino que está escrito para… digamos todos, pero con significativas diferencias
entre unos y otros.
Al disponernos con
bondad –y esto es significativo, ya que habrá sorprendido la palabra “bondad”-
ante la sorpresa, lo más significativo es que, al ponerle el molde bondadoso,
sea cual sea el nivel de sorpresa estará impregnado de bondad, porque la bondad
sólo interpreta bondades.
Parece una trampa,
pero no, no. No lo es.
Con estas
estrategias Orantes, en la medida en que se ejercitan podríamos decir: “La bondad del ser se le supone” –como
diciendo: va a serlo ocurra lo que ocurra-.
Y al recoger la
sorpresa, realizarse con ella en la subjetividad… y en la guía de lo mejor, de
lo necesario. Aunque estemos anclados en un lugar, nuestra consciencia estará
‘nomádicamente’ dispuesta a incorporar nuevas perspectivas que incidan sobre
ese sedentarismo y modifiquen sus premisas de bloqueo, de leyes, de
prohibiciones…
La incorporación a
la consciencia, de la Sorpresa Creadora, en un lugar del Universo donde se gesta
la vida, nos debe convertir en admiradores; admiradores de lo imprevisto, de lo
innovado –si acaso así se considera- y sobre todo de lo desconocido.
Habitualmente, en
el sedentarismo dominante –es costumbre-, cualquier suceso que se dé, se
evalúa, se calcula, se ve su incidencia…
Cuando estamos bajo
ese otro estado de consciencia que nos sugiere el Sentido Orante, probablemente
no se entienda, no se comprenda y no se comparta racionalmente. Pero lo
importante en ese otro estado de “la sorpresa” es que admiro, miro, me asombro
y… ¡me dejo sentir!
Esta posición de
consciencia orante nos lleva a… a tener en alerta y en atención nuestra
referencia: la Creación. El Misterio Creador; sentirlo, percibirlo; dejar que
se manifieste en nuestra consciencia.
Pero para ello
tenemos que estar en la bondad, en el Misterio… y en la disposición “de”.
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