domingo

Lema Orante Semanal


LA SAPIENCIA RACIONAL TIENE UNA BATALLA GANADA
6 de mayo de 2019

La variedad de homínidos que logró –por así decirlo- “triunfar”, fueron los sapiens. Las otras cinco formas que hoy conocemos fueron desapareciendo.
Quizás –seguramente- la característica de querer saber, y en la medida en que sabían “un nivel de interpretación” de un fenómeno, lo poseían, seguramente fue uno de los factores que hizo que la especie triunfara.
Es un decir, lo del “triunfo”. Porque viendo cómo está de golpeada, de maltratada, de corrompida… ¡por ella misma!, no se podría hablar de un triunfador o una especie triunfadora –la cual se encuentra en los coqueteos de su desaparición-.

Ese ansia por saber en un recorte de preceptos –es decir, en unas coordenadas cerradas-, que permite “poseer”, es una forma temporal de permanecer como especie.
Evidentemente, aquello que no sabe, aquello que no entiende, aquello que no comprende, no lo puede poseer.
Y es así como… trata –como especie- a lo desconocido.
Por una parte, los optimistas, como algo que tarde o temprano se conocerá y se dominará; se poseerá.
Y, por otra parte, los ‘evidencialistas’, los que manejan las evidencias… no se ven –no se ven, no se ven-, en el futuro, sabiendo, conociendo, controlando y dominando los misterios.

La sapiencia, por otra parte, ha llevado a la especie a sentirse superior; porque, además de controlar, dominar y poseer, manipula, cultiva y esclaviza… no solamente a las demás especies sino a sí misma. Tiene el poder suficiente, como especie, para destruir todo su hábitat de especie.
Cabría preguntarse por qué esa sapiencia se ha desarrollado en generar recursos destructores contra la propia especie.
¿Un suicidio preventivo y asistido, futuro…?

¿Una acción desesperada, por si no se llega a conquistar… lo que se propongan?

Bajo los sistemas cuadrados, cerrados, la sapiencia racional tiene una batalla ganada. Pero en cuanto se sitúa en espacios espirales, abiertos… hasta resulta ridícula cualquier batalla.
El Sentido Orante de hoy nos avisa… de esa creciente tendencia al dominio, al control, a la manipulación, a la posesión que la sapiencia da, por su ciencia y su  tecnología,  y el huir –¡huir!- de lo incomprendido, de lo ‘inentendido’, de lo Misterioso, por no poder hacer acopio de ello.
Es… –para tener una imagen nada más- es como si la cabeza fuera cuadrada, y el corazón fuera una espiral.
El cuadrado manda, como unos dados lanzados al azar.
La espiral, en cambio, gira, se desplaza, se abre… y descubre sin poseer, sin dominar, sin controlar…
¡Pero!…
El gran “pero” es que el desarrollo del ser se ha hecho cuadrado, se ha hecho ¡cerrado!... Y su espiral es… ¡es débil!
Seguramente, antes de que cerrara su sapiencia era más sensitivo, más intuitivo, más cuidadoso… Pero el cuadrado ha sometido a la espiral. Y establece normas para sentir. Establece normas para el arte. Establece normas para la belleza. Establece normas para el afecto. Establece normas para la emoción. Establece normas… para los amores. ¡Establece normas con el correspondiente informe de “dinero, edad, sexo, profesión”…!
Todo un racismo calculado, emanado del cuadrado, que no soporta la inseguridad –no porque sea inseguro sino porque es abierto- del sentir, del emocionarse, del imaginarse, del fantasear…

Y por eso cada ser se “ficha” con su nombre, su herencia, sus posesiones, sus ganancias, sus edades, sus logros, sus fracasos… Y ya se le coloca en “little boxes, little boxes”… en pequeñas cajitas en donde tendrá su actividad como… el que está encerrado en un siquiátrico o en un penitenciario o en una residencia o en… ¡o en un apartamento! Allí, en el seno de eso, sí podrá jugar a las cartas a las 5:00 de la tarde… y salir alguna vez con algún amigo o familiar al parque.
El cuadrado es ¡muy estricto! El cuadrado tiene todo previsto.

La cuestión que nos plantea el Sentido Orante es… si esa posición que tiene hoy la especie es algo irreparable, algo irremediable, algo inevitable o… ¿o podemos hacerlo diferente?

Por la naturaleza de la oración, desde la sintonía desde la que nos llama Lo Eterno, tenemos que decir que sí, que es posible otra perspectiva, otro planteamiento…
Que se puede ser efectivo y afectivo a la vez.
Que la espiral puede encuadrarse, ¡sin ángulos!... pero encuadrarse y también ser eficaz con una pipeta, una probeta, un cohete o una bomba.

El poder, con su violencia razonable establecida, con su mentira habitual, está en reclamo, porque ofrece ¿garantías?... de seguridad, porque domina el trabajo, la producción, la renta, el beneficio, las ganancias, las pérdidas…; la importancia personal con los estudios, los diplomas, los títulos, las maestrías…
¡Ah! Y está en todas partes: como Dios.
¡Sí! Seguramente, en el fondo, eso es lo que mueve a la sapiencia. Esa antigua idea del Dios “infinitamente sabio”, ya la tiene incorporada el sapiens. Y, como vemos, se inmiscuye en todos los rincones.
¡Ni siquiera deja en paz a un verso! Y le pone métrica, y le pone ritmo, y le pone número…

Se ha constituido una humanidad esclava, “doméstica”.
Lo más difícil era domesticar a un ser humano… por aquello de que pensaba y que sentía…
Y así se llega a una relación de especie, como “tener un animal de compañía”.
¿Suena cruel o irreverente? ¿O, pensándolo bien, probablemente así funcione?

Animal de compañía de la empresa, animal de compañía del colegio, animal de compañía de la familia, animal de compañía de los amigos, animal de compañía de la universidad, animal de compañía de la productividad, animal de compañía de la enfermedad, animal de compañía de…

Quizás quedaría mejor decir “personal de compañía”, en vez de “animal de compañía”. Domesticado. Obediente. Como en las mejores escuelas de Oxford o Cambridge.
En vez de decir “este perro ha sido adiestrado por, se puede decir “esta persona ha sido adiestrada, preparada y desarrollada para ser…” un español que vota, por ejemplo.
Y vota por miedo –por ejemplo-. Y tres o cuatro dicen: “¡Ah! ¡Miedo, miedo! ¡Miedo, miedo, que llegan los malos! Hay que votar, porque si no votas, ¡llegan los malos y te van a comer los huevitos!”.
Entonces vas corriendo al cementerio, a la urna, y echas el papelito. Y ya no te van a comer los huevitos.
¡Aaahhh!
“¡Corre, corre!”.

No estamos ni lejos ni cerca de esa realidad; estamos en esa realidad.
Y en la medida en que nos damos cuenta, asumimos otras posibilidades…; nos desmarcamos de la exigencia del rendimiento, de la ganancia y del poder, y nos lanzamos a la solidaria, servicial y comprometida acción… de un hacer con sentido, de un hacer con sentires, de un vivir conmovido… ¡por un vivir emocionado!... ¡enamorado!...



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