domingo

Lema Orante Semanal


Con-Sentir. Con-sentirse
29 de octubre de 2018

El ánimo de la exigencia personal de cada día… suele tropezar con la queja… de cualquier momento. Y esto conduce a un cierto desánimo… y también a una justificación para aminorar el ánimo ilusionado de cada día. También promueve la actitud de imponer el criterio propio, haciendo inválidos los criterios ajenos.

Como vemos, es un comienzo ya, de día, traumático; psicológicamente pernicioso. 

Y de ello nos advierte la oración, para que abandonemos la idea de convencer, que es una forma de –como dice la palabra- “con-vencer”: de pelear, de ganar; diluyamos la queja o hagámosla menor; el desánimo, dejémoslo para más tarde, para las 10 de la noche; y sujetemos bien el ánimo del despertar, que nos promete, que nos ilusiona, que nos esperanza o… ¡o menos! O menos, pero un cierto ánimo hay, puesto que… ¡hemos vuelto a la vida!

Es interesante también, para ayudar a esta posición, el no hacer planes para la conquista del Ártico, a la vez que se limpia la escalera y… se traduce el Quijote al Armenio. Es importante ser menos ambicioso.

Pero también es cierto que, a veces, se es tan poco ambicioso que no se es ambicioso, y todo queda en un paseo. No. Procurar autoevaluarse y aspirar-se un poco más: un grado de bondad mayor, un grado de responsabilidad mayor, una entrega y unas ganas, mayor. 

Porque en ello está… el gozo de… ¡aportar!

Porque en ello está el gozo de… la ayuda.

Porque en ello está… el despertar a lo que los demás aportan.

Porque en ello está el sentido de nuestro ser estar; y el verlo cumplido, inevitablemente nos congratula y, congratuladamente, el humor y el ánimo se enaltecen.

“Un buen día”.

Si atendemos a estas consideraciones orantes, también nos daremos cuenta de que los quantums que aportamos en este sentido… de crecer, hacen de nuestro vivir un gozo. Hacen de nuestro juicio… un des-juicio. Dejamos de juzgar. Empezamos a aceptar, ¡con ánimo creativo!

Y nuestro interés y protagonismo personal… se diluye y se funde con los demás intereses. Y así me hago permeable, me hago cercano, me hago íntimo.

Ello supone que no debo esforzarme en ser sincero…; que puedo ejercitarlo suavemente, sin recelo, sin prejuicio; confiando en mi entorno; ¡sabiendo que… mi aporte en todos estos matices no se queda aquí!, sino que se expande como un sutil oleaje, semejante a las ondas que se producen cuando algo cae sobre un agua mansa.

Vibraciones que llegan a una y otra orilla; que se adentran tierra adentro; que envuelven, como franjas, la vida.

“Es cierto”. Es cierto que así ocurre, aunque nuestros sentidos nos llegan a… apenas al cuarto de la lado o al vecino de enfrente.

Cuando la disposición es de aporte, de no convencer, de no desánimo, de sí ajustarse, de tomar consciencia de amplificación…, el Sentido Orante nos transmite la evidencia –cuando así nos disponemos- de que vamos a percibir un aliento; un aliento que nos empuja, que nos promueve; del que antes no nos dábamos cuenta, o que antes no lo sentíamos, o que antes ¡solo nos considerábamos!... a nosotros, exclusivamente.

Y con esta actitud podemos percibir… otras alentadoras sensaciones: unas fuerzas renovadas; un interesado y común propósito; un gustoso proceder.

Todo ello… sentido desde dentro, pero sabiendo que viene desde fuera. Que quizás –seguramente- siempre ha estado ahí, ¡y está!, pero pocas veces se percibe… porque pocas veces se está en esa disposición.

¡Ay! Sentir el aliento de la vida. Sentir el aliento de la vida, viniendo de ella, viniendo de El Misterio Creador, que ¡confía! en nuestra capacidad redentora… de estar al día, de vivir sin “pendientes”.

Con-Sentir, es decir, consentirme el percibir ese Aliento Misterioso, es asumir mi disposición… y mi posición de heredero de la Creación, dotado de recursos, medios, posibilidades…

Al Con-Sentirme… dejan de ejercitarse el hedonismo y la importancia personal… y vibra el sentido de mi posición universal.

Al Con-Sentirse, se siente que están conmigo Misteriosas Instancias que preservan el vivir y que confían, sin duda, sobre nuestras dotaciones, recursos y ‘haceres’.

Darse cuenta de que estoy ¡con! –sí-, y ¡en!, ahora… 

Íntegramente… consiento.

Apostar por la conjunción y la confianza mutua… es concretar, en la experiencia sensitiva, ese Con-SentidoCon-Sentir… que es capaz de llevarnos tan lejos, que va más lejos de lo lejos. 

Y, a la vez de sentirnos únicos, nos sentimos fundidos… con el árbol, con la tierra, con el agua, con la luz…

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