PATRONES DE REFERENCIA
6 de agosto de 2018
Y desde su misteriosa grandeza, nos
acoge.
Y desde su impensable cobertura,
nos impulsa.
Y desde su infinita proximidad y
lejanía, nos susurra.
¡No condena! No maltrata. No
persigue…
Enseña. Muestra. Sorprende. Avisa. Advierte…
Y así, el ser encuentra su máxima
plenitud; máxima plenitud, cuando… confía
en encontrarse en este marco descrito. Si por el contrario se centra en sus
recursos, sus capacidades, sus cálculos, sus prioridades y sus posesiones, el
camino es obtuso, confuso.
Conduce sin saber hacia dónde y…
culmina en sus posesiones, sus dominios y sus defensas, que se hacen ataques
cuando alcanza preponderancia.
Pareciera –planteado así el Sentido
Orante de hoy- que es fácil asumir una aceptación, comprometerse en un proceso
y estar atento a los propios desprecios; ¡y velar por los aprecios!
El patrón de referencia del ser de
humanidad no es su perfección, no es su divismo, no es su conocimiento.
Si el patrón de referencia se
establece en base al propio criterio, ¡sin saberse situar en el patrón de
referencia de universalidad!… terminará –en el sentido de “esclavitud”-
sometido a palabras, reglas, cartabones, letras… Tomará… tomará de referencia
lo que otros como él hicieron e impusieron.
Cuando escuchas tu propia voz,
nunca escuchas las voces ajenas, ¡y menos aún!... los sonidos de la Creación.
Cuando los patrones de referencia
se establecen en base al propio conoci-miento,
el ser repite, ¡y mal! –repite, ¡y mal!-, un prototipo humano que ya repitió a
su vez, ¡y mal!
Sea cual sea la labor que se tenga
que realizar, cuando busquemos un patrón de referencia, tengamos siempre en
cuenta que tenga cualidades de universalidad…; que no obedezca a interés
personal o patrones establecidos.
¿Es que acaso se puede inventar,
copiando? ¿O realmente… copiar es copiar y no es inventar?
Esto parece muy obvio, pero no lo
es.
Y el poeta trata de poetizar de
acuerdo con la generación de poetas en la que está viviendo; y el músico trata
de musicalizar de acuerdo con el patrón de musicalidad que está experimentando;
y el arquitecto y el médico… –y así sucesivamente-, cada uno se queda
esclavizado en su gueto.
Cuando a alguien, ¡cuando a alguien
se le ocurre!, porque le inspiran, porque en algún momento se libera y no está
sometido a la estirpe del momento o a la tiranía del tiempo de “lo que se
lleva”, en principio es rechazado; en principio es inaceptable. Si persevera,
si muestra que despierta interés, porque lo anterior es caduco… porque ya no
aguanta más repetición, entonces se cambia a otra dimensión.
Cuando los peludos Beatles
aparecen, ¡nadie podía pensar ni pensaba que iba a ser una dimensión nueva,
renovadora! Pero la anterior estaba ya absolutamente decadente. La represión
sexual estaba absolutamente, ya, sin recursos… Y aparece un nuevo paradigma. Y
a partir de ahí, las sinfónicas, los grupos y más grupos y más grupos… empiezan
todos a copiar todo. ¡Claro! Copian y copian, y no superan la copia.
Cuando se ponen de moda las
dictaduras, con los “libertadores”… ¡era un honor ser dictador!, como lo fue
Simón Bolívar. ¡Un libertador!, ¿dictador? ¿Cómo es posible esto? O es dictador
o es libertador. Pues no: es “dictador libertador”.
Aparecen dictaduras por todos los
sitios. No se podía concebir un gobierno que no fuera dictatorial. Hasta que
aparece –que estaba por ahí- la democracia, paseando; aparece la dictadura –cómo
no- del proletariado… y se crean los cismas sociales, históricos, que todos
conocen. Y así, ahora asistimos al deterioro, a la carcoma de la democracia, a
su corrupción permanente… Y se saltará, seguramente, a una tecnocracia
competente… hasta cierto punto.
¡Hasta hace poco había ideales!,
idealistas. Y eran admirados –hasta cierto punto, claro-. Pero, la practicidad
del dinero, la evidencia económica, la imposición de “tanto tienes, tanto
vales”, la ganancia…
¿Dónde están los teóricos? ¿Dónde
están –sean cuales sean las ideologías- los resultados económicos que pueden
aportar? Sin ellos no hay nada que hablar.
Y así podríamos repasar ¡tantas y
tantas tendencias! –esclavistas todas ellas- que, guiadas por la sapiencia humana,
solo consiguen malestar, inquietud, tensión…
El Sentido Orante nos advierte, nos
muestra, en esta pequeña gran dimensión de ejemplos, cómo necesitamos patrones
que no se basen en la destrucción previa, porque recogeremos modelos que se van
a depreciar también después.
Si nos movemos, en cambio, en
patrones de universalidad, no de egoísmo nacional o personal o individual, este
idealismo evolucionará según el patrón creador, creativo, de las necesidades en relación con los
medios, para buscar el equilibrio.
La cárcel a la que se somete el ser
humano, en base a sus principios, en base a su hedonismo, en base a su
importancia personal, fíjense bien, es ¡cadena perpetua!
Aunque amplíe su celda y la dote de
tecnologías y de patios con césped y golf, es cadena perpetua…
No saldrá de ahí. Y ahí consumirá
sus bienes, sus dones, sus gracias, sus recursos de Creación. Y le harán un
panteón –si es que triunfa- y loas, y le dedicarán páginas en la Enciclopedia Británica…
e incluso tendrá renombre en Wikipedia.
Sí. El hombre roza lo eterno con lo
perpetuo, y hace su cadena perpetua: una cadena que le ata a sus minúsculas
producciones; y que, al acercarte a ellas, ves que son mini cadenas.
Y encadenadamente es capaz de
escuchar música, pero es incapaz de hacerla. Vale el término de “cadenas”:
“mini cadenas”.
No es lo mismo “cadena perpetua”
que Vida Eterna. No es lo mismo Inmortalidad que “larga vida”.
No es lo mismo Infinito que “lejano”.
Y, ¡conformarse!, no significa
esclavizarse; significa adaptarse para tener el calco de lo que hay, y promover
en la serena escucha lo que se debe promocionar, lo que se debe investigar y
cambiar.
En la medida en que el ser se guía
por patrones conocidos, domesticados y –en definitiva- por protocolos de
ganancias… o simplemente ¡control!, ¡control!, ¡control!, queda reducido a su
mini planeta; queda reducido a… a su abecedario.
Pero, como el respeto se gana a
través del miedo, y el miedo y el respeto
se llevan bien en lo cotidiano, hay miedo a seguir otro patrón que no sea el
patrón ¡que manda!, ¡que obliga!, ¡que castiga!, ¡que premia!
Respeto gestado por el miedo, es
respeto cobarde que tomará la revancha en algún momento.
El respeto admirativo, el respeto
de evidencias… sitúa al ser en la dimensión de lo incontrolable. Entonces, el
respeto no hace falta controlarlo ni manejarlo, sino que se da.
¡Ay!... ¡Ay! Si las olas y los
oleajes del mar siguieran un patrón establecido, legal… ¿sería mar?
¡Ay! Si el vuelo del águila
siguiera unos patrones establecidos, conocidos, aunque sepamos estilos, si no
contara con la imprevisibilidad ¿sería águila?... No.
Entonces, como referencia y ayuda:
cada vez que queramos seguir alguna… corriente, del tipo que sea, tenemos que
cerciorarnos de que admita una imprevisible improvisación…; si no, no es
válido.
No le puedo pedir, a la rueda
dentada de un reloj de cuerda, que de vez en cuando los segundos vayan más
deprisa –¿verdad?- o los minuteros vayan más despacio. No. Está encadenado.
Si es eso a lo que se aspira, ya
está prácticamente logrado.
¡Pero no! En el fondo, cada ser
aspira a esa imprevisible sorpresa y novedad; y la tiene ahí, a veces en la
punta de la lengua o en la punta de la mano, pero cuando llega el momento, los
miedos personales, sociales, culturales; los…
.-
¡Ay! Que voy a perder tal seguridad!...
.-
Pero vas a ganar en liberación.
.-
¡Pero voy a perder tal seguridad!...
Y así, va perdiendo ocasiones… Se
hace cuerda tensa de amarre, que no permite que el buque salga a navegar, con
los consiguientes imprevistos de mareas, vientos…
Los que dicen que conocen la mar,
enseguida se precipitan diciendo que… no la conocen, y que cada vez les
sorprende más. Un buen “marineiro” no
pretende domesticar las olas; debe saber sortearlas y seguir con ellas, en la
improvisada y en la imprevista actitud de la sorpresa.
El barco que navega enfrentándose,
el avión que vuela enfrentándose a las condiciones en las que ha de estar,
termina fracturado; ¡roto!
Y luego se lamenta del naufragio.
Y si hay algo que en nuestra
consciencia cuadricular puede cambiar a una consciencia espiral es la
consciencia amorosa, la consciencia de amante –el que ama-. Porque es la
consciencia que nos permite darnos cuenta del Amor que nos tiene la Creación, ¡gracias
al cual se da la Vida!
De nuevo la Creación se vuelve
infinitamente misericordiosa, bondadosa, dadivosa… evidente…
“Por favor”...
***