COMBATIR
20 de febrero de 2012
Y por diferentes motivos… aún no del todo aclarados, la especie humana afloró en este lugar del universo.
Combatió… para hacerse un espacio…; combatió para… desarrollarse; combatió para… reproducirse; tuvo que combatir… para expandirse…; combatió con… todas las especies… y consigo misma.
Prevaleció… y se instauró… con más nacimientos que muertes; con más salud que enfermedad; con más… posibilidades que… imposibilidades; con más productividad de la necesaria; con más recursos… que –quizás- nunca había soñado.
Y hoy, de tanto combatir, se considera una especie… ¡triunfante!, dominadora, ganadora.
Y seguramente, algún gen transportará esa información… para no perder el hábito de… combatir.
Y tanto es así, que… a lo largo… de su extenso proceso, estableció… –como especie- lo… lo que era bueno… y lo que era malo.
Y lo malo tenía ¡tal atractivo!… pero lo bueno era ¡tan… necesario!... que, de nuevo, el combate… se estableció. Quizás nunca había desaparecido, pero… en la medida en que se estabilizaba y tenía su lugar entre la vida, definía lo bueno y lo malo; y lo malo lo combatía… mientras lo malo… sobrevivía.
Y empezaron los combates contra la avaricia, la gula, la ira, la soberbia, la vanidad, la envidia…
Y aún siguen.
Y en cada… combate… se fueron… quedando muchos… que no pudieron… triunfar… sobre sí mismos.
Pareciera –¡también!- que, además de una información sobre la necesidad del combate, había una información sobre la… necesidad de… ¡triunfar sobre uno mismo!... y triunfar sobre lo que, de uno mismo, que no nos gustaba, había en los demás.
Se hicieron oraciones ¡a favor y en contra!…; conjuros… maleficios… bendiciones, purificaciones… Y se siguen haciendo.
Los guerreros de la luz, ¡los guerreros de la oscuridad!…
El combate desembocó en una… guerra. En algunos casos… florida y… explosiva y expansiva; en otros, sutil… –quizás no llegaba a ese nivel- pero sí, franca y decidida.
Todas las miserias que se recogían… también eran combatidas.
Y se llegó a un momento en el que… se describía a la naturaleza humana como… “supervivientes”… de una guerra que, aún, no había terminado. Pero no sólo… se quedó ahí, sino que… “¡allá, en los cielos!”... también la guerra estaba declarada. ¡Las fuerzas creadoras luchaban contra las fuerzas… destructoras!
Dioses y humanos se intercambiaban… guerras… y combates… de forma… ¡insaciable!, ¡incansable! ¡Desde bien niños se les enseñaba a defenderse y a atacar! Llegó a ser… la especie más destructora… de este lugar. Y lo es.
Pareciera… que quisiera ¡superar… algún defecto! Pareciera que quisiera alcanzar… alguna cima.
¿Será que combate su… torpeza, al ver la magnificencia que le envuelve?
¿¡Será que envidia… a lo que… a su alrededor, le deslumbra… ¡y trata de luchar contra su sueño, contra su hambre, contra su dolor, contra su enfermedad, contra su sufrimiento!... para hacerse parecido… “semejante”… a lo que, de divino, le han contado, le han dicho, le han advertido?
¿Será que ahí empezó… la guerra?
¡Y cuando tenía los recursos para… modificarse, pleomorfizarse, cambiarse, adaptarse!… ¡sin necesidad… del combate!: con el instrumento… del intercambio; con el instrumento de lo solidario; con el instrumento de la cooperación; con el instrumento de la… realización…; ¡con el instrumento de la inteligencia!
Y así… hoy, en pleno combate, en plena guerra declarada… entre hombres y mujeres, entre padres e hijos… entre amantes, entre amigos, entre conocidos, entre desconocidos… la arrogancia y la soberbia se han afinado a la envidia… Y hoy… el propio ser no… deja… que la palabra se eduque…; ¡el estar!... sea amable…; lo dicho quede hecho…; lo sincero… quede expreso…; ¡lo compartido sea inevitable!...; lo solidario, ¡imprescindible!; ¡los cuidados, mutuos!
No se deja… la propia especie. Y cuando se esgrime… esta otra opción… inevitablemente se acepta ¡de razón!... pero… en la práctica… desafina como la canción de esta mañana: “Si nos dejan…” ¿Quién nos tiene que dejar?
Esperamos siempre… el permiso, la legalidad… ¡pero nosotros somos el permiso! ¡Nosotros somos! –cada ser- la legalidad. Nosotros… –cada uno- tiene la fortaleza… ¡los recursos y los medios!… para vivir en… solidaridad; ¡para estar!... contribuyendo; ¡para ser!… un… presente y futuro… ¡sin golpes!, sin ataques, sin “venganzas”.
Bien podría haber sido –al principio, quizás- un… enfrentamiento… ocasional, pero, ¡de inmediato!, dados los recursos de la especie, debería haber sido tan transitorio… que ni siquiera lo recordáramos. Pero no…
Triunfó la pisada fuerte; el grillo de los fusiles; el temblor de los cuchillos…; ¡el ataque verbal!...; la ensoñación de la venganza…; ¡la declaración… constante… de la verdad de cada uno!... con traje de pelea, con garfios, con bastones, con piedras.
El respeto que nos rodeaba… entre las diferentes especies, nada nos enseñaba.
¡Ay!, ¡al verse el ser triunfador… y luego al tener que combatir la vanidad y la soberbia de su triunfo!... no se le permitió… ver la armonía de su… derredor; el equilibrio… ¡magnífico!, ¡impresionante!... de su universo más cercano, ¡y aún más, el más lejano!
Y a pesar… de cultivarse en el conocer, en el saber, cada cual –a la vez- combatía su… pereza, su… vanidad, ¡su manía!, su… apetencia…
¿Será, será que… al darnos cuenta de todo ello, estamos esbozando la propuesta… de dejarnos… ¡ser, hacer y estar… sin los opuestos!, ¡sin los enfrentamientos!, sin… ese pesado fardo… de las armas?
¿Será… será que estamos próximos… a acabar con el combate y con las guerras, y… “y que algunos no… perecerán”… y harán nacer una nueva era?… Sin repeticiones. Con las novedades ¡que se soñaron!, quizás… u otras… ¡nuevas!
¿No resulta –bajo ese prisma de… otra perspectiva y otra dimensión-, no resulta ridículo el que un señor o una señora… tenga una guerra contra… el tabaco, contra la gordura, contra la manía, contra… ¡contra!? ¿No resulta… ¡desesperadamente… increíble!... que, dada la inteligencia… y dados los millones y millones de genes empleados en neuronas y en funciones… el ser sólo vea el universo de un cigarrillo –“si puede o no puede”-… cuando sabe que, a lo mejor, en su caso, ni puede ni debe? ¡Pero se siente incapaz! ¡Pero se ha declarado la guerra!
Otras veces, la guerra es tan eficaz que decide acabarse… en el propio sujeto, ¡despreciando la vida… que le han dado!, ¡que le han adornado!; despreciando la vida… que es una cadena necesaria… ¡para todas las vidas... que existen simultáneamente a la suya!
¿No resulta –acaso- ridículo y tembloroso… el que… veamos el deterioro de combates…. contra, contra, contra… ¡desde el silencio… de la caverna de cada uno!...; desde el anónimo pensamiento… ¡que trata de apartar el otro!, que le parece malo?
¿No resulta… vergonzosamente impresentable que, con los recursos, los medios… se diga: “¡No puedo! ¡No puedo! Lo siento, pero no puedo”…?
“¿No puedo?”. ¡Ah! ¡Tiene tantas guerras y tantos frentes abiertos que, uno más, no puede! Será eso.
Pero ¡qué mal planteamiento! ¡Qué indecoroso proceder!
Una fuerza… de capacidades ilimitadas… y de recursos disponibles, que se debate en su integridad por un gusto o por un… ¡deseo!... ¡y olvida y colapsa todo lo demás!...
Ahora que todo eso ¡se puede ver!... a través de la oración transparente… hay, hay más motivos, ¡hay motivos!... para que nos dejemos… hacer, ¡y para que dejemos!… el combate estéril… de nuestra propia destrucción.
Es momento de afinar… para “dejarnos”… y para avanzar… en el legado de nuestros… recursos, posibilidades…
Somos… un amanecer… ¡continuo!; ¡permanente!
De día parece que hay luz, pero ¡de noche!… la luz nos abruma… Y ni siquiera, de eso, el ser se da cuenta.
¡Ay!... ¿Será… será que… las trompetas anuncian el momento? ¡No del lamento de lo perdido!... sino el canto de lo que está por venir: del porvenir sin dualidad; ¡sin combate estéril por una colilla!...; con la frescura… de la tarde, con el aroma… de la flor, con la alegría de los pájaros.
¡Todos han estado ahí, acompasando, acompañando, aguantando, sufriendo!... nuestro combate de especie y hacia las especies.
No cabe esperar… “no cabe” esperar que… nuestras bondades surjan por las bondades… de los demás. Cada ser, como universo, bondad debe engendrar. ¡Debe dar a luz sus bondades!... y, así, entablar nuevas relaciones, con una óptica reluciente, ¡resplandeciente!, ¡sin temor!… de que alguien venga a romperlo, ¡a estropearlo! ¡Con el rigor de lo bien hecho! Con la rigurosa consciencia saludable.
No necesita el ser… combatir… para ser. Es, desde el momento de su existencia.
Y cualquiera que sea la consideración que se estipule para su presencia, fue la solidaria decisión… de la firme convicción, la que hizo presente… nuestra existencia.
No fueron combates.
¡Habilidades, descubrimientos, saberes… adaptaciones, cooperaciones, intercambios!
No fue la ley del más fuerte… en ningún caso.
No hubo ley, hubo… ¡milagro! Y como tal, misterio. ¡Y como tal!... respeto. Y como tal, auxilio. Y como tal… admiración. Y como tal…
La vida aguarda… la decisión humana… de abrir su diafragma a la luz… o de cerrarlo… a la extinción. La vida aguarda pero no se detiene.
¡Pero contempla expectante a cada ser!… porque ¡de cada uno!... depende la conversión hacia… hacia…
De cada uno… dependen todos.
***
And for different
motives, still not totally explained, the human species surfaced in this place
of the universe.
It fought to make a space for itself; it fought to develop itself; it fought to
reproduce itself; it had to fight to expand itself… it fought with all of the
other species… and with itself…
It prevailed and established itself… with more births than deaths; with more
health than sickness; with more possibilities than impossibilities; with more
productivity than was necessary; with more resources than… maybe it had ever
dreamed of.
And today, for so much fighting, it considers itself to be a triumphant
species!, dominating, winning.
And surely, one of our genes will transport this information, so that we don’t
loose the habit of fighting
It’s so much so that the species, in its long extensive process, established
what was good and what was bad
And the bad had such an attraction!... but the good was so necessary!, that once
again the fighting was established. Maybe it never had disappeared, but… in the
way that it became established and found its place in the life, the good and
the bad was defined; the bad was fought, meanwhile the bad… survived
And the battles
began against the greed, the gluttony, the anger, the haughtiness, the vanity,
the envy…
And still they continue.
And in every fight, a lot fell, those who couldn’t triumph over themselves.
It seems like that as well as an information about the necessity of fighting, there
was an information about the necessity to… triumph over oneself!... and to
triumph over what we didn’t like about ourselves that there was in everybody
else..
They made prayers in favour and against!; spells, witchcraft, blessings,
purifications… and still they continue to be made…
The warriors of the light, The warriors of the darkness!…
The fighting overflowed into a war. In some cases exuberant, explosive and
expanding; in others, subtle –perhaps not even arriving to this level, but yes
it was frank and decisive.
All of the
miseries that they collected were also fought against.
And a moment arrived when the nature of the human race was described as
“Survivors” of a war that still hadn’t finished. But this didn’t stop here,
also in the heavens!... the war was also declared… the creative forces fought
against the destructive forces.
Gods and humans
exchanged wars and fights in an insatiable untiring way… From childhood they
were shown how to attack and defend! It became the most destructive species of this
place. And it still is.
It seemed as if it
would have liked to overcome some defect… it seemed as if it would have liked
to reach some summit.
Could it be that it fought against its clumsiness because of seeing the
magnificence that surrounds him?
Could it be that he’s envious of the surroundings that dazzle him, and so he
tries to fight against his tiredness, his hunger, his pain, his sickness, his
suffering... To make himself resemble... -“be similar”… to what was told about
the divine, what was said, what was advised?
Could it be that the war began there…?
When it had the resources to modify itself, to be pleomorphic, to change
itself, to adapt itself, to modify itself, without the need to fight: with the
instrument of exchange; with the instrument of solidarity; with the instrument
of the co-operation; with the instrument of the realisation; with the
instrument of the intelligence!
And so today, in
the height of the fighting, in the height of the declared war… between men and
women, between parents and children, between lovers, between friends, between
acquaintances, between the unacquainted… the arrogance and the haughtiness has
been affiliated with the envy… and today the being itself, doesn’t let that the
use of the word be educated; that the form to be… is kind; that what is said is
done; that the sincere be expressed; that the sharing is inevitable; that
solidarity is essential; that the caring be mutual!
The species doesn’t let itself go. And when this other option is put forward,
inevitably the reasoning is accepted… but, in the practice, it’s out of tune…
We always wait for permission, the legality, but we are the permission!
We are!... everybody is the legality. We… everyone… has the fortitude, the
resources and the remedies!... to live in solidarity; to contribute; to be the
present and the future… without punches!, without attacks, without “vengeance”.
Maybe in the beginning… perhaps… there could have been an occasional
confrontation, but, immediately!, given the resources of the species, it should
have been so transitory… that we don’t even remember it. But no.
The stomping triumphed; the sound of the rifles; the trembling of the knives;
the verbal attack!; the illusion of the vengeance; the constant declaration of
everyone’s own truth!... with its fighting clothes, with hooks, with sticks
with stones…
The respect
between the different species that surrounded us, taught us nothing.
As the being saw itself as the triumphant one, which later in having to fight
the vanity and the haughtiness of its triumph!… this didn’t permit him to see
the harmony of what was around… the magnificent astonishing balance of its
closet universe and even more, in the deep universe. And, despite cultivating
itself with knowing, and knowledge, everybody… at the same time fought their
laziness, their vanity, their manias, what appealed to them…
Could it be that
by noticing all of this we are outlining the proposal to let us… be… do…
without the opposites!, without the confrontations!, without this heavy sack of
the weapons?
Could it be that we are close to end the fights and the wars, so that some
would not perish… and make that a new era be born? Without repeating. With new
things that maybe we dreamed about… or others… new ones!
Doesn’t it seem
that faced with this other perspective and this other dimension… doesn’t it
seem ridiculous that a man or a woman has a war against tobacco, against being
fat, against the manias, against… against!?… Doesn’t it seem desperately
incredible given the intelligence… and given the thousands and thousands of
genes that are used in neurons and in functions, the being only sees the
universe of one cigarette… if he should or if he shouldn’t... when he knows
that probably in his case, he can’t nor ought to…? But he feels incapable!
But he has declared the war!
Other times the war is so efficient that it decides to come to an end in the
subject… scorning the life that was given to him!, that was adorned for him!;
scorning the life, that is a necessary chain… for all of the lives that
simultaneously exist with his…
Doesn’t it seem
ridiculous and terrible that we see the deterioration in fights against,
against, against, against… in the silence of everyone’s cave!… in the anonymous
thought, that tries to keep apart the other person, who to him seems to be bad?
Doesn’t it seem
embarrassingly unpresentable that, although having the resources, the remedies
they say: “I can’t!… I’m
sorry but I can’t”…?
I cant?... Oh!.. They have so many wars and fronts open that, with one
more, they cant… that must be it.
But what a bad approach! What an unseemly conduct!
A force with unlimited capacities and with available resources, which debates
in its integrity for their taste or for a wish, and forgets and collapses
everything else…
Now that we can
see all of this, through the transparent prayer, there are more motives to let
ourselves go… to let us leave the sterile fight of our own destruction.
It’s the moment to tune in, to let ourselves go and advance with the legacy of
our resources, possibilities…
We are a continuous permanent sunrise!
In the daytime it
seems like there is light, but in the night!... the light overwhelms us. The
being doesn’t even notice this.
Could it be that
the trumpets announce the moment…? Not the wailing of the lost, but the song of
what is to come: the prospects without duality, without a sterile combat for a
cigarette butt!, with the freshness of the evening, with the aroma of the
flower, with the happiness of the birds.
All were there, keeping in step, accompanying, enduring, suffering!... our
fight with our species and with the other species.
We can’t wait… we can’t wait that our kindness arises because of the kindness
of everybody else. Every being, as a universe, should generate kindness. He
should give birth to his kindness!... and in this way strike up new relations,
with a splendid sparkling point of view!, without fear that someone comes to
break it, to damage it!... With the rigour of the well done! With a healthy
rigorous conscience.