viernes

Lema orante semanal


LLAMADA ORANTE
BUSCADORES DE FE
13 de febrero de 2012

El ser humano, como buscador… insaciable, es el más inquieto de la vida de esta Creación.

Buscadores de oro, buscadores de piedras preciosas, buscadores… de alimentos, buscadores de… sorpresas, buscadores… ¡de aventuras!..., buscadores de… petróleos, buscadores de… silicio y… y ¡cualquier!... posibilidad ¡que pueda brindar una… utilización, una rentabilidad!... un aporte, a su… a sus necesidades, que se incrementan y se amplifican… en la medida en que encuentra.

Quizás… ¡carente de tanto!... busca mucho… y lo poco que encuentra, lo… engrandece.

¡Buscadores de Fe!
¿Quiénes son ésos?... ¿Qué renta… obtienen?... ¿Dónde la buscan?...
¿Cuántas cualidades hay? ¿Cuál es la más preciosa?...
¿Qué esfuerzo hay que hacer? ¿Qué método hay que seguir… para encontrarla?...

La Fe.

No se sabe dónde están los yacimientos de fe… aunque cada cual cuenta su historia… a través de… ¡dolores, sufrimientos, enfermedades, casualidades!… circunstancias, accidentes, imprevisiones…

El manantial de la Fe está en la sorpresa…
Y, como tal sorpresa… ¡nos la dan!... ¡Sí! Podemos sorprender… a otros…; pero, si previamente no hemos sido sorprendidos…
¿Y por qué es sorpresa? Porque nada nos ha costado. ¡Nos la han dado! ¡Gratis!: un día, ante una escucha…; otro día ante… un hecho; otro, ante una sospecha… Y nos hemos quedado prendados… sin… candados; sin… cadenas.
Con sorpresa… descubrimos –sin buscarlo- ¡que nos encuentran!
Con sorpresa descubrimos que nos encuentran… ¡por sorpresa!

Seguramente… “¡ciertamente!”, tienen fe en nosotros. ¡Y un día lo descubrimos!… sin querer, sin esfuerzo. Y, a partir de ese instante, ¡profesamos… la fe... en todo lo que nos rodea!

La pregunta inmediata, al ser sorprendidos porque “tienen ¡fe!... en nosotros”, es…
“¿¡Por qué!...? ¿Qué mérito he logrado… ante una Fuerza desconocida, pero que, al sentirla, me promueve, me provoca, me entusiasma, me anima, ¡me impresiona!… me proyecta… me da el aliento… ¡de confiar!, ¡de creer!, ¡de recrear!, ¡de ‘creativizar’… cada instante de la vida!?”.

Buscadores de Fe.
Y… es justo preguntarse:
“¿Cómo… voy a buscar algo que no conozco…? Pero… parece que está. Al menos, lo siento en el aliento de otros… que –en alguna medida- algo me dan, que esperan algo de mí, ¡que confían… en mi bondad!...”.

Si sabes… que en ti Fe tienen, porque creado has sido en la existencia… y manifiesto en la vida… con un deber de amor que cumplir… es… un excelente comienzo.
Ese saber… se hace “disposición”; se hace dispuesto; se hace poroso…; se hace receptáculo… renovador.

Y en ese “estar dispuesto”… la Fe que sobre nosotros se deposita, se va… depositando, se va… concretando, se va haciendo… evidente…
Y el ser… ¡despierta!
¡Despierta… casi siempre, repentinamente! ¡Pero tampoco sabría decir cuándo empezó!… a ser… una… Fuerza de Fe…; una confianza permanente.

Pero… cierto es… que tantas veces se ha esgrimido la fe como ¡arma!...: como lanza, como espada…; cuchillo, bala, bomba…
Ha sido el estandarte y la bandera de la… ¡invasión!...
Sin duda, ¡fuerza tiene! Pero no es ésa… su misión. No es la misión de la Fe… convertirse ¡en espada!…; ser justicia…; hacerse ¡violenta decisión!…
Pero así se ha interpretado, al descubrir algo… ¡precioso! ¡Parece que necesitara defensa!... y entonces se ataca… “Antes de que nos la quiten”… ¡Incluso llegando al sacrificio… al dolor y la muerte!… para que la posteridad… nos recuerde como defensores de… una… fe… que tiene apellidos y nombre.
¡Esa no es la Fe!

El Misterio de la Creación carece de filiación. ¡No tiene padre ni madre!... No hay dónde… situar su origen. Es manifestación.
Y es así, entonces, que la Fe… ¡no se esgrime como dogma!... ni como regla… ni como orden… ¡ni como castigo!… Es alerta, es ayuda, es campana, es ¡faro!… Faro que alumbra para que… el navegante no… naufrague. Faro que alumbra y avisa, advierte y aconseja.

¡Buscadores de Fe!... ¡estad alerta! Porque… la cosecha es grande… pero también lo es ¡la pereza!
La cosecha de Fe se intensifica… ¡y se muestra! Reclama, en su humildad, ¡las manos!… ¡las manos de la recolecta! –que es… la disposición dispuesta-.

Así, la Fe se incrementa, se acrecienta… Y, en su disposición, abarca y se expande… ¡y sirve!... de ayuda, de aliento, de calma.
Se hace clemencia y misericordia.
¡Se hace sutil alianza… con el amor que nos mantiene!

E invocar –e invocar- podemos… al menos, dándonos por aludidos… por aludidos de que… el derroche de Fe se… presenta; en la oración, se manifiesta…; y, en nuestra confianza, se expresa:

Xin-xiiin… Xin-Xiiiiin… Xin-Xiiin…
[se repite el mantra durante cuatro minutos]


La Fe… es aliento de alimento.
Es aroma… de condimento.

Es la permanente… ayuda hacia la certeza.
Es la cobertura… ¡de la conversión!...

Es la convicción de la imagen.

¡Es el eco… de la Palabra…
y la Palabra era Dios…
y Dios estaba con ella!...

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