ENTORNO,
INTERIOR, RELACIÓN
6 de febrero de 2012
En el saber
cotidiano, se… suele hablar del entorno…, de… el interior, de la… relación…
como tres elementos… no digamos que separados, pero sí… bien delimitados. Y
está lo externo –y lo que nos rodea-, está lo íntimo… y lo propio –o lo que nos
pertenece-, y está esa relación que tenemos… con lo vivo, con lo material, con
lo inmaterial…
Desde el sentido
orante, esta… clasificación –que puede ser operativa de cara a… establecer
patrones y… y estatutos, y reglas y normas-… desde ese sentido orante, no es…
muy cierta… esa división.
Es como si
dijéramos: “Ésta… es mi casa, y éste soy
yo; éste es mi perro, y éste soy yo. Y entre mi perro y yo tenemos… una
relación gratificante”.
For example: las mascotas –“mas-cotas”-. ¿Por qué… necesita, el ser industrializado,
de sus mascotas? Es una forma de proyectar lo que el ser es, y verlo y tocarlo
–verse y tocarse y hablarse- como si tuviera un espejo…, cuando… parece
–parece- que lo propio sería… intercambiar… interrelacionarse con… con todo lo
viviente, y especialmente con… con la propia especie.
Dicho de otra
forma: el llamado “exterior”, el llamado “entorno”, es… una expresión de lo
interno, de lo íntimo, de lo propio, luego no hay… separación. Nuestro cuerpo
está… “casi” herméticamente cerrado, pero… tenemos una serie de aperturas… que
nos permiten… sentir… sentidos… sensaciones… sensibilidades…
El entorno hostil,
agradable, tenso… tranquilo… excitante… lo crean… ¡los propios seres humanos!
El hambre que
padece un continente entero como África, no es consecuencia del entorno como… como un agente nocivo o
pernicioso, sino que es consecuencia de… el interior… humano de la especie, que
establece unos códigos de conducta y de intercambio que crean las condiciones
para que se produzca una hambruna.
A la hora de… de la
relación, del intercambio… entre los seres, ocurre… ocurre que… –amén de las
necesidades que uno toma del otro, y viceversa- ocurre que… –hoy, en el
desarrollo del hombre actual- ocurre que… se produce una… pequeña, mediana o
grande –depende- guerra.
Sí. La razón es muy
simple –justo, “la razón”-: el intercambio no es –la interacción, la
homeostasis- no es transparente; es… poderosa. Y… y… y uno, pues se relaciona
con el otro, pero… en el fondo… –sin escarbar mucho, ¿eh?- en el fondo hay “ver si yo te domino, si tú me dominas”, “si
yo te convenzo, si tú me convences”, “si tú me controlas, si yo te controlo”,
“si a mí me gusta, si no me gusta”, “si me atrae esto, o no me atrae”…
-¿Cómo podríamos llegar a un acuerdo?
¡Difícil!
Los poderes, el
poder de cada ser, no tiende… a llegar a un acuerdo, ¡Nooo! Si tendiera a
llegar a un acuerdo, no sería poder. Tiende a llegar a un “do-mi-nio”. El poder
se define por su dominación, no por su intercambio y su interacción.
Si se fijan, no es
fácil el que existan condiciones de… interacción… “no poderosas”.
Por otra parte, el
factor… personal, íntimo, propietario: el hombre se ha adueñado de sí mismo. ¡Se
ha comprado!... ¡Es el colmo del… desfalco!: ¡se compra a sí mismo! El famoso “yo”…
el famoso “mi”…
Es un… elaborador
constante de poder. Es propiedad privada. Y, al ser propiedad privada… ¡ya se
sabe! ¡Lo dice la ley! –¡la ley que sale de dentro!-: si entras en propiedad
privada… ¡te pueden matar!… ¡Porque es privado!... Y el dueño –que es dueño de
sí mismo-, se reserva el derecho de admisión.
Sí. El sentido
orante contempla estas posiciones… de esta forma que se han descrito. Sin duda,
es una óptica… poco habitual o… extraña, o… ¡o incluso original! En cualquier
caso… vibra en una frecuencia… que persigue clarificar… nuestra… presencia en…
la vida.
-¿Y si… y si no soy una propiedad privada? ¿Y si… dejo de
ser un poder? ¿Y si… genero un entorno –en consecuencia- no agresivo, no
violento? ¿Y si… realmente intercambio, y no establezco una puja de… de
intereses?...
¡Ah! Si eso ocurre,
probablemente usted será agraciado con la gracia de… relacionarse, de sentirse…
parte, expresión y… dinámica, de la
Creación –parte, expresión y dinámica, de la Creación-.
¡Ah! Pero si eso no
ocurre, pues… “volverán las oscuras
golondrinas”. Es decir: seguirán existiendo ¡Dios!... y el hombre.
¡Voilà! ¡Otra vez!: una… realidad “mmmmm” –Dios-, y otra
realidad “mmmi Dios”.
El sentido orante,
sin duda, va más allá que… el planteamiento de… “Dios y yo”. Precisamente hoy nos muestra ese… exterior, ese
interior y esa interrelación. En definitiva, fíjense: yo me compro, me vendo…
–y establezco el exterior-, y, con lo que me he vendido, me relaciono.
-¡Oye! Negocio redondo…
¿Redondo... o
terrible?
-…
¿Redondo u
horrendo? ¿Qué quería decir?
¡Veamos otra vez!:
yo me compro –¡soy yo!, ¡mí!-, y yo, obviamente, me vendo… a un
buen precio, y creo… –creo, desarrollo- el… entorno. Ésa es mi venta: el
entorno. Y luego, con lo que… he vendido, me relaciono; con lo cual, pues…
¡todito queda en casa!
¡Buen negocio… pero
terrible!
-Terrible… ¿por qué?
Porque es un… una trinidad
ficticia: yo no me puedo comprar… ¿capichi?... No… no me puedo comprar porque… es una deformación de
la evidencia: no me pertenezco; no me puedo comprar. Y… ¡y tampoco me puedo
vender!... Porque si… la parte contratante de la primera parte es la parte
contratante de la segunda parte, no… O sea, si no me puedo comprar, ¡no me
puedo vender! Sólo puedo vender aquello que me compro, que me pertenece.
Así que, ¡fíjense!:
soy una propiedad que se vende, con lo cual –al venderme- me vendo a… al
entorno, me convierto en entorno y… ¡y me he vendido!; ¡me han comprado!
-¿Me han comprado?
¡Sí! Como me he
vendido, alguien lo ha cogido… alguien me ha tocado… ¡alguien me ha
manipulado!, alguien… ha alquilado mi venta o… o se ha hecho con la posesión de
parte de mí.
-¡No!
¡Sí!... Sí, ¡claro!
Si me vendo…
-¡Ah!, pero entonces, todo esto es una prostitución…
Mmmmm…. tampoco hay
que… ¡Pero, sí!
¡Aaaah! Razón tenía
mi teniente cuando decía:
“Esto
es una casa de putas…
¡ya
te lo decía yo!
Esto
es una casa de putas,
¡al
mando de un cabrón!”
–¡Guau!-...
-¡No puede ser!
[1]“No puede ser….”
-¡No, no puede ser! ¡Tiene que ser de otra forma!...
Sí. Si de otra
forma se plantea habitualmente. Está el epigenoma, está el genoma… y están las
formas en que se relaciona el genoma con el epigenoma.
-Pero, ¿¡¡quién coño es el epigenoma!!?
Lo que emana y lo
que rebosa del genoma.
Sííííííí. Es cierto
que existen las montañas, existen los ríos, existen los mares, las carreteras,
las autopistas, las… edificaciones… ¡y todo eso es entorno! ¡Yes, Sir!
-¿Yes, Sir?... “Yes-ser”… “ye-so”… “yeso”, yeso, yeso,
yeso…
Sí, sí, sí,
¡claro!... ¿Y qué?... ¡Y qué!... Es el sitio donde ha… ha estacionado –de
momento- la vida, su viaje. Y tiene montañas, ríos, mares… cuevas… y
salamandras. ¿Y qué?
-Bueno… pues… ¡eso es el entorno!
¡Sí, sí! El entorno.
Pero el hombre ha decidido expandirse en todo su entorno, y la incidencia de
ese entorno sobre él, pues… tiene un valor relativo; muy, muy relativo. Es
decir, que, que, que… que no es el causante de sus… maneras o formas, sino que
es parte integrante: el hombre del desierto es el hombre del desierto; el
hombre de los fríos, es el hombre de los fríos; el hombre de la montaña, es el
hombre de la montaña. ¡No está peleado con la montaña, ni la montaña con él! Es…
parte de la montaña.
La “compar-tamenta-lización”
o… –dicho de otra forma- la división en partes-partes-partes-partes-partes,
para poner límite-límite-límite-límite-límite-límite-límite es una estrategia
de “divide y vencerás”.
¡Aaah! ¿Recuerdan
el poder?: “Divide y vencerás”. Si
divido, venzo. Como mi relación con el otro está basada en poder-poder-poder-poder-poder…
–Ya saben: “¡poder, pudre!” [2].
“Poder, pudre”-…
¡Bueno! ¡Ahí están…
las relaciones… humanas! –no hace falta… explicarlo, ¿no?-.
¿Que hay…
excepciones?
Sí, ¡por supuesto! Y
precisamente esas excepciones son las que nos incitan a ver –bajo el sentido
orante- las cosas, de esta manera. Y son las excepciones las que nos indican
que… el entorno… lo crea el sujeto: ¡no hay sitios tristes… ni sitios alegres! Yo
voy con mi tristeza y mi alegría, y los hago tristes o alegres.
Si yo me siento…
expresión de la Creación ,
no me pertenezco. En consecuencia, mis necesidades están… cubiertas. No
necesito… Tengo lo que preciso… –siempre y cuando no me sienta propietario de mí
mismo-.
Y al… intercambiar
con otros, no busco apoderarme de ellos; busco la originalidad… del otro; busco
su… su parte… sonriente, ¡virtuosa! Aquella que… que me congratule. No le voy a
juzgar ni le voy a condenar… Me atraerá más o menos, pero…
Voy a dar –¡a dar!- lo que… lo que soy, que es
expresión… creadora.
En ese… sentido, no
me voy a apoderar… ni manejar, ni manipular, ni aprovecharme ¡de algo!; ¡de
alguien!
¡Me daré también en
la medida adecuada!… no sea que… al darme, simplemente favorezca el poder, la
ansiedad y… y la posesión de otros: “Como
te das, me perteneces. ¡Es gratis!”.
Siempre sabré… ¡que
a nadie pertenezco!
Dejaré bien claro
eso, para que… “en ningún momento”… dé ocasión a que se albergue la posibilidad…
¡de poseerme!... o de que ¡posea!
Se borran… las
fronteras; se… diluyen los departamentos; se crea un espacio vacío, un espacio
de… “Nada”… en el que me puedo
desplazar… en el que me puedo… lanzar, sin obstáculos que me… impidan, ¡que me
ordenen, que me manden!... ¡que duden!…
“La duda ofende”.
¡Aaah!
Al no pertenecerme,
al no comprarme… a mí mismo, mi concepción a propósito de mi ser… se pierde en
los confines de la
Creación. Mi suspiro… se funde con… lo invisible; con el Misterio.
-No son palabras que resuelvan…
-¡Es que no
pretendo resolverlo!... ¡No hay nada…
que resolver!... La Nada
lo tiene todo resuelto.
A propósito de “quién soy yo” o “quién es aquél” o “quién es
el otro”… sabrá quien lo ha promocionado para que exista.
¡Pero no soy “yo” como propiedad privada!... No
puedo venderme. Y el que crea que me compra se ha equivocado.
¡Sí puedo
apoderarme de otro!… y pueden apoderarse de mí, ¡y decir que nos llevamos bien!...
y que nuestra relación es estupenda… ¡Mentira!
-¡Oh! ¿Mentira?
¡Mentira, mentira,
mentira!
-¡Ah!...
¡Claro! Cuando… –para
que no se equivoquen- cuando se ejercita el poder del uno sobre el otro –o del
otro sobre el uno- es imprescindible… la mentira.
Por eso el poder…
pudre; porque, la sinceridad… ¡a la sinceridad se le hace difícil el ejercicio
del poder! Tan difícil que… lo abandona; no lo necesita.
Así que es posible
que, partiendo de una concepción equivocada, todo el entorno sea ¡falso!... –“mentira”-…
y se esté caminando sobre mentiras… y llegue a ser normal… y habitual… y
costumbre… y norma, ¡y tradición!...
“¡Traición!”.
El sentido orante
de hoy nos permite reestructurar a… el ser, de otra forma. ¡Convertirlo!… en
otra perspectiva. ¡Descubrirnos!... en la dimensión adecuada; adecuada a una
Creación… creativa, ¡liberada!… ¡amada!
Y, así, lo que no
esté en ese sentido es… ¡falso!
¡Desmontar lo ruin
y lo falso!… es acrecentarse en lo claro… ¡y avanzar!... en la sintonía
creadora.
¡Sea usted lo que
se pensó que sea!... ¡No se pertenece! ¡No se puede vender!
¡No es… el entorno,
ajeno! ¡Es usted, que se ha vendido!
¡No confunda… su
poder sobre otros, y lo llame “amor”! Está cometiendo una falsificación… ¡Miente!
Cuando el capullo
de una flor… está cerrado, no podemos imaginar su belleza. Tendremos que
aguardar a que… florezca, ¡se abra!... y así… percibir su perfume.
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