LLAMADA ORANTE
UNA NUEVA VIBRACIÓN
2 de enero de 2012
A base de voluntades, se consigue un “voluntarianismo” casi… aterciopelado que… sin duda, hace edificios… vehículos… tracción en las cuatro ruedas o… aviones comerciales.
La voluntad… razonable, lógica y… experimental, especulativa y pragmática, construye un mundo de esfuerzo, dedicación y… utilidad.
El mundo… seguramente era otro cuando… el desarrollo del hombre no iba en ese sentido, sino que estaba centrado en… sucesivos cambios en sus capacidades para… ejercitarse sobre el mundo estructural.
Digamos que pasó de… de un mundo… confuso y… y balbuceante, cargado de… misterios… sospechas… instintos…, a un mundo de… “propia” versión; de propia representación.
Antes, la representación corría a cargo de la dinámica celeste, y el frío arrasaba, o el calor, o la inundación… –si era más fuerte era “diluvio”-; y… y los sueños y las guerras marcaban… las cosechas; y los reyes y… y esclavos…
Un… un enredo de… posibilidades que, sin duda, se secuestraban a sí mismas… y no tenían componentes de universalidad. Y, sobre todo, el mundo… ¡era el mundo!... y… los seres humanos eran… criaturas que vivían en el mundo. Y el mundo actuaba a su… a su pensar.
Pero, en esa ebullición, surgió… “la habilidad”: la habilidad para… golpear con una piedra, la habilidad para… subirse a una montaña, la habilidad… para transmitir un mensaje…
Habilidades de voluntad, de raciocinio… que fueron poco a poco… diluyendo la vida de… el planeta, para… ser sustituida por la vida que –con la voluntad del esfuerzo, del trabajo y la dedicación- crearon los hombres.
¡Voilà!
“Y si hace frío, pondré calefacción; y si hace calor pondrá aire acondicionado; y si… los alimentos duran poco, pondré la refrigeración. E iré creando –dice la voluntad sufrida, entregada y…- e iré creando las condiciones que crea oportuno para mi… bienestar y… y ¡confort!”.
“Voluntad” que me gusta…; “creación” que me gusta…
“¿Te gusta?”... “¿Quieres?...”.
La voluntad va a crear –“va a crear”- esa… doble pregunta: ¿Te gusta? ¿Quieres? Quizás… buscando una respuesta diferente a la que había antes –en la que… se asustaba, el ser; se emocionaba o… o se iniciaba en la huida… ante acontecimientos que no entendía.
Pero, con la voluntad, el entendimiento se abre, la razón se aplica y… ¡un nuevo patrón… de estar en el mundo!, se crea.
¡Bueno! Quizás… “crear-crear”… Pero, ¡se estructura!: la arena se convierte en ladrillo… y la casa ya no es… una palma sobre otra…
Un mundo… de razón; de lógica.
Pero… esos sentires… –¡sí!-... esos sentires que… que antaño provocaban gritos, miedo o… sonrisa, alegría –reacciones “instintuales”, digamos, exentas de voluntad, de razón, de lógica- constituían –constituyen- una… evidencia. “Una evidencia”. Sí. ¡Sí!
Y si bien es cierto que… que la razón, la lógica, la voluntad… ¡férrea!, y todo ese afán por… por “eso”…, han evaluado o han remodelado esos gritos, esa risa, esa alegría, también es cierto que… –¡también!-… que, así como antes las voluntades sin existir estaban convulsas, ahora –ahora- los sentires… no han evolucionado voluntariosamente, razonablemente, lógicamente, como… las piedras, el hierro, el bronce... ¡No!
Sí, sí han cambiado, pero… ahora se encuentran convulsionados.
¡Oh, sí!... ¡Oh, sí!... Se es capaz de hacer una bomba atómica, llegar a la estructura íntima de la materia y… y, con muy poco, hacer un gran efecto. Pero… los sentires, las emociones… parecen escaparse de esa férrea voluntad, de ese cálculo exacto…; y andan revolcadas, revoloteando, re…refunfuñando…, porque el predominio de la voluntad pide que… se ame “así”, se quiera “así”, se sienta “así”… Y esa energía de sentires no… no obedece…; no obedece como… la voluntad, la razón, la lógica, la sensatez, la ecuanimidad, la prudencia, exigen; ¡piden! ¡No sigue el protocolo! ¡Pareciera que se correspondiera con… con otras… coordenadas!
No obstante –¡no obstante!, no obstante-, se han logrado importantes logros –¡perdón por la redundancia: “se han logrado importantes logros”-, se han conseguido importantes logros… en ese proceso. Y las personas han sido capaces de doblegar sentires, emociones, afectos… y… y convertirlos en… cálculos biliares, en… litiasis renal…, en… ¡en ansiedad, en angustia, en desesperación, en depresión, en fobias, en manías!… ¡¡Aaaaahhhhg!!
O sea, que… ¡ha funcionado! ¡Ha funcionado!... Pero todavía faltan detalles –faltan detalles, faltan detalles- que… ¡que no están claros! No; no están claros. Faltan detalles de control: se nos escapan las miradas, se nos escapan…
¿Habrá… habrá alguna ciencia… que ordene esa consciencia inconsciente… que me impulsa a… a decir, hablar y comportarme desde… desde el protocolo, hacia otra actitud? ¿Habrá?...
¿Habrá que esperar a desarrollarla bien… con los psicólogos, con los psiquiatras, con los sociólogos… los antropólogos, los paleontólogos… ¡y todos los “logos” celestiales!?...
-“¡Ay!...” –dirían algunos- “¡Cuando consiga domesticar, controlar, dominar y manejar mis sentimientos!… Porque ya he conseguido controlar mi voluntad, mi raciocinio. Ya sé cómo hacer los cimientos, pero… ¡me pierdo!, me pierdo en… en un olor, en un color, en una risa… y de repente me veo envuelto en… en un cúmulo de sensaciones que me hace hacer cosas que luego mi voluntad rechaza y no quiere. ¡Ah!”
En ese estadío se está. ¡En general! –en general-. Luego, cada cual tiene –¡por épocas!- más voluntad que brío, y más brío que… sensatez –o más… pajaritos… que tortugas-.
El caso es que, no obstante –ya hay que… hay que verlo así-… ¡bueno!... la voluntad y la razón, la ciencia y el conocimiento, ciertamente, ahora son triunfadores. Han triunfado. Han triunfado, sí. ¡Sí, sí! Sí.
Sí; porque ya se reconoce el comportamiento de la infancia –que es así, así, así, así-, el comportamiento de la pubertad –que es así, así, así, así, así-, el comportamiento de la juventud –que es… tan, tan, tan, tan, tan-, el del adulto –que es buh-buh-buh-buh-, y… y el del anciano; y ya, “Requiescat in Pace”, “R.I.P.” –que es ahg-ahg-ahg-ahg-, ¡y ya! ¡Se ha tipificado… y se ha tipificado y se ha tipificado… y se ha tipificado!
¡Oh!
¡Sí! Y, ¡bueno!... a fuerza de repetir que es así, así, así, así… las mentes afectivas y emocionales se han cuadrangulado y, al cuadrangularse, se han osificado. Y lo que era blando, suave y dulce, y tierno y “¡Ay!... ¡no puedo vivir sin ti!”, pues se ha “voluntarizado”, y luego resulta que “Sí puedo vivir sin ti… Porque… realmente, me interesan otras cosas; o porque… he cambiado…”.
¡Y todo eso está contemplado! Y está contemplado que te divorcies y que te vuelvas a casar… O que te… “adjuntes”, y te vuelvas a “desadjuntar”. ¡Está ya previsto! Y que pegues, o que te peguen; y que vayas a la cárcel, o no; que robes, o no… ¡Y está previsto! ¡Es normal!
¡Ah! ¡Aaah!... Ese es el modo que ha tenido la inteligencia…
-¿Inteligencia?
-¡Ah, sí!: ¡la voluntad! Es que tenía escondida la inteligencia dentro de su cápsula interna…
Ese es el modo que ha tenido la voluntad, de tipificar y tipificar y tipificar…
¡Típico! “Es típico… de esta edad… ¡Es típico!”... ¡Parecemos todos turistas!: ¡es típico!, ¡es típico!:
“Los de Santurce, típicamente…. Los de Burgos: son muy típicos los[1]… ¡Eigh!, ¡yeh!, ¡ihhh!, ¡hiiiiito! Los de… ¡Ma-drid!... son oseznos que conviven con gatos alrededor de un madroño…
[2]Y, ¡bueno!, pues cada uno se monta su película –¿verdad?-. Y ahí están los naturalistas, que se encargan de describir cuáles son las costumbres secretas, y cómo son sus cortejos, sus reproducciones, y la forma de llevar la cría a buen término”.
Pues… en cada sitio –en Kurdistán, en Kazajistán- pues ahí es típico, es típico… el caballo –el caballito-; y en cambio, allí se llama “caballo” a los cuadrúpedos, y aquí se llama “caballo” a la heroína. ¡Qué cosa!, ¿no?
Pero esto está previsto, está previsto, ¡está previsto!... –“pre-visto”-. Ya, ¡es típico, es típico!
Antes se hablaba de “Typical Spanish”: que era típico del español. ¡Ahora, no! Ahora hay: “Es típico francés… es típico francés tomar… –¡alors!- el queso, al final de la comida. ¡Es típico! No sorprende a nadie una tabla de quesos. ¡Ah!, es típico de la Italia tomar pasta y pasta y pasta…. ¡y pasta! Es típico de l’Espagne, el chorizo, el jamón… el jamón o el chorizo… ¡Es típico, es típico!
Está… Ya está….
¡Aaaah! Y es típico de ciertas regiones de China tomar arroz, arroz, arroz… –de otras, no tanto, ¿eh?-. Y es típico…
Y así… “typical” –typical, typical-. “The voluntary intention… decides what the way of the different feelings is. It’s ok!”
¡Ja! ¡Qué bien! Ya está todo ti-pi-ficado:
-¿Cuál es el comportamiento… mmmm… de una persona a la edad de… mmmm…. y que tenga… mmmmm…?
-Pues, típicamente lo que… mmmmm… será… mmmm…. y… ¡aaah! mmm…
Y mientras... Dios –que anda suelto, que no lo han podido gobernar- pues… vocifera por las esquinas y… y apela a…
¿A qué apela?... ¿A qué apela Dios?
¡Ay, qué pena! Tiene… tiene la batalla casi perdida.
Apela a… a afectos, a… ¡Bueno!... apela al “Amor” –¡qué… tontería!-: una reacción considerada insensata, impropia y que perjudica la salud, según la inteligencia y la lógica y la razón… ¡y la evidencia!
-¿Es la última estrategia de Dios?
-¡No! ¡Él no tiene ‘última’!... Pero sí que apuesta por ella… “aunque le cueste la vida”.
-¡Guau! ¡Apuesta fuerte!
-¡Dios siempre apuesta muy fuerte!… ante… sus criaturas. Y está bien hecho eso. Apuesta por el Amor, “aunque le cueste la vida”.
Sí. Fue un gran invento Divino, la vida. Y… y si no… y si no sigue adelante su apuesta a través del amor, es capaz de disolverla –la vida-. Por eso: “aunque le cueste la vida”.
Como aquella canción:
Aunque me cueste la vida
sigo buscando tu amor.
Te sigo amando,
voy preguntando
dónde poderte encontrar.
Aunque vayas donde vayas,
al fin del mundo yo iré,
para entregarte…
Y así, pues…
Alguien dijo que la vida era un tango… ¿Y si fuera un bolero?...
¡Ah!...
Esssss…. –en el terreno especulativo- en el terreno especulativo, tomando consciencia de… de esa disociación… o de esa falta de conexión entre el desarrollo voluntarioso, inteligente, racional, lógico, evidente y ecuánime… de la realidad, y la creación del propio mundo “a mi imagen y semejanza”, con la controversia de los sentidos, las emociones, que vinieron de… –¡Aaaah!-... del grito de la histeria, del miedo, de la huida –¡Aaah!-... de no saber cómo… –¡Aaah!-..., y que ahora se han convertido “en”… y que probablemente sea una apuesta de Dios, por la vida:
-¡Me juego la vida!... y mis cartas son el Amor. ¿Tú, que llevas? –parece preguntarle al hombre-.
-Yo llevo voluntad, lógica, razón… Y soy capaz de explicar el “por qué la edad del pavo”, “la edad del adulto”, “la edad del viejo”, la edad de… Bronce, la Edad de Piedra, la edad de… ¡del sexo!, la edad… ¡Sí! Y tengo sustancias responsables de afectos y emociones, que se segregan en determinadas condiciones y que dan determinados momentos…
-¡Vaya! ¡No iba de farol!... Los dos llevan “juego”.
De nuevo el pulso entre… la Vida de Dios, y la vida de los hombres.
-¿Y por qué se han de enfrentar? –preguntó alguien que pasaba por allí, al ver la escena-. ¿Es que acaso… Dios quiere ser un hombre?
-¡Lo que sí es probable es que el hombre quiera ser Dios…!
-¿Y Dios no le deja?
-Eeeeh… ¡no!
¡Sí! Efectivamente, la apuesta del hombre es… ser el dios –el dios de los hombres- y abolir para siempre el Dios de la Creación : ya hizo lo que tenía que hacer y… se habrá disuelto en un cometa o… o en una enana marrón.
“¡El mundo es nuestro!” –parece reclamar el hombre, con su dios al frente-. “Ahora que nos hemos conquistado a nosotros mismos, conquistaremos… el Universo, que nos aguarda ahí para que… hagamos con él ¡lo que queramos!”.
Eso parece decir el apostante; ¡que no va de farol!, ¡no! Lleva ese bagaje:
-Pero… ¿Dios sólo lleva de juego el Amor? ¿Nada más que eso?
-Parece que sí. Es muy difícil verle las cartas. Pero… si nos fijamos un poco, el Amor tiene las suficientes variables como para, de repente, esgrimirse y erigirse en… ¡en fuerza de columna de fuego!…
-Ya, ¡pero es un farol!
-Un farol… ¡que da luz!
-Ya pero… ¡es un farol que da luz y luego se apaga!
-Lo apaga el egoísmo, la vanidad, la soberbia… ¡la explicación racional de la vida!
-¡Ya, pero se apaga!
-…
-¿Tú no serás de esos “a-divinos” que… reconocen la supremacía de la consciencia, de la razón y de la lógica, pero a la vez coquetean con lo Divino como si fuera una fuerza real y evidente…?
-El caso es que me dijeron quién era… yo, ¡pero se me ha olvidado! ¡Ya sabes!, pasa tanto tiempo… que luego no te acuerdas de si te llamas “Eufemio” o… “Sincitio”.
-¡Jo! “Eufemio” y “Sincitio”… “Sincitio Trofoblástico”… ¡Madre de Dios! ¡Eufemio! ¡Eufemio!
-¿Sí?, ¿qué pasa?
-¡No, no…!
-Es que… rebuscando y rebuscando mi nombre, pues… ¡no me veo… llamándome así… de otra manera más… cotidiana!, y entonces, creo que sería Eufemio o… o Sincitio…
-¡Joe!... ¡El caso es que no te queda mal!... O sea, ¡a fuerza de repetirlo… puede quedar hasta divertido!
-Pues sí. Debo de ser uno de ésos que… que se quedó ahí, entre el “ectoblasto” y el “endoblasto”. Debo de ser mesodérmico… ¡Ahgg!
Lo… verdaderamente digno de reconsiderar –orantemente hablando… y transmitiendo- es que… quizás estemos en una época –dentro de todo lo descrito- en la que podamos entender que puede haber conexiones –admitiendo el Misterio- entre los mundos de la apuesta de Dios, y los mundos de… las voluntades inteligentes humanas.
Y… y que no lleguemos a la partida, porque… porque es un desenlace sin escuchas, un desenlace guerrero… ¡Y todos estamos cansados de… la disputa!
¿Y si se indaga un poco más y… y se aprende algo más a nadar, a volar, a andar…? ¡En la correcta voluntad y lógica!... pero también… en el cerebro cardiaco, que… siente ¡que no está especializado en la fábrica de ladrillos!, pero… sí… sí dispone de material estructurado para… llorar…, para… amar –sin sentido, seguramente-, complacido de su latido. De hecho, hay comunicación… orgánica, estructural, entre… los sentires cardíacos y las voluntades cerebrales. ¡La hay!... Poco desarrollada, ¡pero la hay!
Quizás… no se tenga que perder… ¡ni ganar!; la inteligencia deductiva continúe con sus… cabalgadas, y… los Amores Divinos… sigan con sus roscas… de dulces de Navidad.
Al menos… momentáneamente, lleguemos a la conclusión de que es muy prematuro… ¡apostar!, y jugarse todo a una mano. Y jugarse ¡la vida! Eso quizás represente una falta de… recursos… en el diálogo; en… en la convivencia; en el estar…
Una tregua; pero… ¡de actividad!
Una tregua de… revisión,
Una tregua de… ¡de pasión!
Una tregua de… de búsqueda y de… confirmación.
Una tregua de… creatividades… de decisiones y… y de flexibilidades…; de colores, sonidos y olores. ¡Que existen también según la razón!
Quizás, una nueva… –¡nueva!-... vibración.
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