LLAMADA ORANTE
HABLANDO. BLANDO, FRÁGIL, SUAVE.
21 de noviembre de 2011
Hablando… Blando, frágil, suave.
Y ocurre que, con la palabra –como… expresión… instrumental de lo realizado, de lo que se hace, de lo que se hizo-, el ser la utiliza… habitualmente, como… un instrumento rígido…; duro…; punzante.
De nuevo se muestra la batalla “por”… “para”…
Los biólogos nos hablan de que el lenguaje y su área correspondiente cerebral, es producto de una evolución… y de un… sistema organizativo muy complejo… Tan complejo que no sabemos muy bien cómo es. No obstante, existe… y se ejercita, el habla –bien sea sonora o silenciosa, como la escritura-, como un medio de… relación, transferencia…, impresión.
Cuando… se las usa con… rigidez, con dureza, con… punzante intención, se podría decir que… están “al pie de la letra”. Cuando son blandas… frágiles… y suaves, se podría decir que están… “en el espíritu de la letra”.
Es probable –sin que exista un… acontecimiento científico que lo demuestre-, que la escritura surgiera como… un fracaso experiencial, anímico y espiritual, del lenguaje, y tuviera que recurrirse al “pie… de la letra”, aunque se pueda leer entre líneas. Parece que el hombre… no quiere renunciar –¡no debe renunciar!- a las posibilidades de su lenguaje; de sus palabras. Y, a pesar de poder ser condenado… al “pie” de la letra, es capaz de escribir… entre líneas –sin sonidos, sin letras-, y hacer así que…, el lector, pueda leer… “el espíritu” de la letra; que es como… poder escuchar… las palabras adecuadas.
Probablemente, muy probablemente, la mayoría de los seres recuerden… palabras que les… gratificaron… ¡enormemente!; palabras que les… destrozaron… ¡enormemente!; palabras que quedaron indiferentes ¡enormemente!… ¡Todo enorme!
-Y aquel día, aquella persona me dijo… Y me impresionó. Y aquel día, aquel otro… me comentó… Y me emocionó.
Y, así, probablemente, podríamos hacer un… ¡una historia!, nuestra historia, de palabras; ¡nuestra historia… de sonidos! Y poder evaluarla en cuanto a la interpretación que hicimos y en cuanto a… a lo que nos dijeron; a lo que escuchamos.
Y ocurre –ocurre- que, el orante –el orante-, en su oración, se pregunta: ”¿Por qué Dios no habla conmigo?”… ¡Por ejemplo!
Una respuesta muy simple, puede ser:
-Es que sabes pocos idiomas…
-¿Pocos idiomas?
-Pocos. ¡Muy pocos! ¡Con todos los que Dios ha creado, tú apenas si manejas uno o… o malvives con dos! Y raquíticos. ¡Anémicos! Doscientas… trescientas palabras… ¿Cómo te voy a hablar? No me entenderías….
Podría ser una respuesta. ¡Buena! Y, seguramente, en nuestra infinita comprensión, entenderíamos por qué no nos habla.
Pero… también, en su… enorme importancia personal, el ser humano diría:
-¡Con los años de evolución que me ha costado captar el lenguaje!... y por fin decir ‘papá’… ‘pápa’, ‘máma’… mmmm, mmmm… ¿ahora me vas a castigar… y te vas a mofar de mi ignorancia? Tú, que puedes hablar todas las lenguas…, ¿por qué no me dices algo… clarito?
¡Clarito!... O sea que… es fácil irnos a un extremo… o irnos a otro… Pero, en cualquiera de los dos sitios que estemos, nos quedamos sin escuchar…; nos quedamos sin… que nos hable.
¡Y es curioso! Piensen por una vez –una vez, ¡una vez!, porque muchas veces se olvida gran parte de la oración… pero, una vez; piensen una vez, una vez, una vez-: ¿Se imaginan… que escuchan una voz que les diga?:
-Hola, Antonio.
Y que no esté grabada ni nada, o sea que… ¡que sea Dios!…
-Soy Dios. ¿Querías hablar conmigo?
¡Josu! ¡qué susto, ¿no?!
A ver si, por motivos de seguridad, Dios no habla con nosotros directamente. ¡Por nuestra propia seguridad!... Como dicen en los aeropuertos: “Por su propia seguridad, le vamos a registrar, a desnudar, a radiografiar, a tactar, a palpar… pero es ‘por su propia seguridad’”.
Es de todos conocido el que… “Se lo digo a Juan para que se entere Pedro”, ¿no? Es decir, desde siempre se han empleado los emisarios, y éstos han sido… ¡sacrificados! –la mayoría; no siempre todos-.
¡Ahhhh!
¿Será… será que… la Creación , desde un extraño lenguaje, nos… “habla”, pero… nos falta… aprender… a interpretar? ¡Como ha pasado como muchos lenguajes!... Hasta hace bien poco, no se conocían… los jeroglíficos, y todavía hay lenguajes de “glifos” que… ¡están sin interpretar!… Y son ‘puramente humanos’. El lenguaje de cuerdas… de los Incas –por ejemplo- o preincas, está sin descifrar. “¡Se supone que!”… pero los diferentes nudos en diferentes cordeles, tienen un significado… ¡probablemente!... de calendarios… de agricultores… o de cosechas, o de otras cosas.
¡Por poner un ejemplo!
Así que bien haría el orante en no quejarse tanto a propósito de que… no le hablan clarito; puesto que, el hombre, a través de su historia –y no es muy larga-, ha hablado “confusito”. Y ha procurado ocultar –a través de las palabras, a través de la escritura- muchas de las experiencias vividas, por temor a [1]que fueran malinterpretadas, mal asimiladas, maltratadas, mal llevadas.
Les pongo un simple ejemplo. ¡Simple!:
Todos… habrán… leído… el principio… del Génesis. La Biblia entera, no, ¡por supuesto!, pero… el principio, sí. Siempre lees el principio, un poco, ¿no? Y luego ya, si te preguntan por Jonás… o te preguntan por… Ruth, dices: “Bueno. Tampoco hay que exagerar, ¿no?”
Pues probablemente, todos… –todos- hayan leído aquella… frase… –¡todos!, ¿eh?- que dicen que dice la Biblia o la Torá , en el Génesis, de que a la mujer se la castiga… porque “parirá con dolor”. Por ejemplo. Todo el mundo lo recuerda. Y, probablemente, la mayoría de las mujeres que hayan… vivido esa experiencia, la recuerdan, en general –en general- dolorosa. Hay, no obstante –y tenemos documentación al respecto, y se ha publicado- experiencias en las que la mujer ha parido… con orgasmo, no con dolor.
-¡Ah!
Pero, ¿¡qué dice realmente!... –“qué dice realmente”- la Torá , en su escritura… hebraica?
No menciona para nada la palabra “dolor”. ¡Apréndanselo bien! Esa ha sido una trascripción… –obviamente, cristiana, occidental, acomodaticia-… ¡muy útil! Muy útil. Ya tenemos “la dolorosa”. Y así… todo lo que sea producir dolor, a la mujer, es bueno, porque… “¡Ya lo dijo Dios! ¡Si hasta parirá con dolor! Así que, hazle daño, y eso será bueno para ella”.
¿No es posible deducir algo así? Pues… la palabra “dolor” no está. Se dice. Y lo que sí está es la palabra “tristeza”… “Y parirás… con tristeza”.
¡Eso ya nos suena un poco mejor a los médicos!... cuando… atendemos –¡no siempre!- a las depresiones postpartum.
-¡Ah! Entonces, ¿no…? Lo del dolor, ¿es un…?
-¡Sí! ¡Un engaño más!...
“Un engaño más”… de las palabras, de “al pié de la letra”, de lo… cómodo: “¡Para que todo el mundo lo entienda!”...
“Tristeza”. Sí. Entiéndase por “tristeza”, en este caso –ya, “en el espíritu de la letra”-, la tristeza de tener que pasar por ese… trance, para… hacer permanente la especie, cuando antes sería de otra forma.
¡Ah! Y otro detalle: “El árbol de ‘la ciencia’…”
“La ciencia” no aparece por ninguna parte. “Sabiduría”… es la palabra.
¡Dos detalles sin importancia! –¿verdad?-, pero… ¡que cambian radicalmente… nuestra… sensación!
Pero, el hombre, siempre pendiente de hacer un favor al hombre, corta-pega, corta-pega, como si… en aquel tiempo, ¡ya existiera Internet! ¡Igual!: corta pega…
-Pero, ¡esto no significa esto…!
Dice:
-No…
Y traducen también –por ejemplo- “frente” por “nariz”: “Y ganarás el pan con el sudor de tu nariz…” Nunca se dijo “frente”.
Y estamos hablando de escritura; de lingüista… De lingüística práctica hebrea, ¿vale?
-Vale.
¡Sí! Sin duda, no está al alcance de todos. ¡Claro! Pero… para eso estamos: para… buscar, descubrir… y darnos cuenta de cómo nos han… engañado. Razón tenían los rusos, en la época de sus… comunismos: que no existían ningunos mecanismos neurológicos que explicaran el dolor en el parto; que sería –y era- un reflejo condicionado medioambiental, de la civilización judeocristiana. Y no sabían hebreo.
El impacto que… sobre… nuestro ser, hace la palabra…, debería ser… “sin dolor”: bálsamo…; caricia…; cuido…; amabilidad…; cálido…
Pero no ha sido así… ¡Ha sido imperativo dominante!
En la medida en que nos damos cuenta… de que… ¡las palabras!... son impulsos medidos, y cuánticamente significativos en la historia de un ser, en esa medida –“en esa medida”-… se estará en condiciones de… modificar… cambiar… modular… orientar…
¡Y no, impactar!... sino… posarse como un ave, suave…, en el mar.
Caer sin peso… como una pluma.
Hacerse… verso… para poderla mirar. Cada palabra, verla… –¡no solamente oírla!-, saborearla, olerla, tocarla.
Hacer “buena” la idea de “que no salga por tu boca, palabra que no sienta tu corazón”.
¡Simplemente… con aceptar que eso puede ser así!, empieza a ocurrir.
“Simplemente con aceptar que eso ‘puede’ ser así, empieza a ocurrir”. Y cada uno empieza… a preguntarse:
-¿Qué más hay…? ¿Qué significa… lo que escucho, lo que olfateo, lo que saboreo, lo que percibo? ¿Qué lenguaje…? ¿Qué mensaje, la Creación me da, a través “de”…?
Puede ser… un descubrir… asombroso, por… lo específico que puede llegar a ser. ¡Lo exacto!... que puede llegar a… ¡incrustarse! ¡Lo perfecto!... que nos rodea.
Escuchamos… a los silencios, y de ellos emanan… nuestros pensares. ¿Acaso… hay algún pensamiento, palabra o… imaginación, que no proceda –“también”- del lenguaje… ‘A-Divino’?
El aliento… de la Creación … se “a-divina”… cuando… los sentidos… orantes… están despiertos.
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