viernes

Lema orante semanal

LLAMADA ORANTE

¡URGENTE!

7 de noviembre de 2011

Urgente es la llamada de la… especie… orante, ante… los ‘sufrires’… de humanidad.
¡Urgente!... es la disposición… de situarse… en un ensamblaje que permita… la mutación… la renovación… la prolongación… la contemplación…, ¡buscando!... una diferente visión de… el transcurrir de la vida.
¡Urgente!... es… no quedarse… en la monotonía… ¡en el desespero establecido!... en el paradigma terminal.
Y urgente es porque… ¡contamina!..., ¡contagia!...; a no ser… que se quiera… que todos se conviertan en terminales… mentales, afectivos, emocionales… y creativos.
¿Quieres contagiar a tu hijo, a tu hija, a tu amigo…, de tu desespero burlesco… de afectos… amabilidades… y comportamientos…, a la vez que renuncias a tus propias capacidades? Que, en el fondo, esa “renuncia a las propias capacidades” suele ser una demanda –¡pero no explícita, sino… exigente!- hacia los demás.

Urggggente… el limpiar… las escaras, las heridas…; los estancados movimientos que quisieron ser, y no fueron…; los rencores… rancios… de ásperos apegos.
¡Aire!... –urgente- ¡Aire que… recoja y… y se lleve, al fuego purificador… tanto acúmulo pegado!... ¡irresoluble!... ¡estancado y estéril!

El Divino… lo Divino… la Divina Providencia, parece aguardar… la identidad… la validez… ¡la autenticidad!... de la urgencia; si bien, derrocha recursos… y medios… hacia los que están dispuestos.
¡Es urgente –en consecuencia- no desesperarse! El desespero conduce al error, al enfrentamiento, a la lucha, a la guerra como única opción.
No sabe esperar. No sabe aguardar a las promesas de la Providencia. Y el sentido orante nos… ¡moldea!... hacia una esperanza renovadora de día a día…, de oportunidades en oportunidades…, que nos pide… ¡perseverancia!..., ¡insistencia!..., ¡pasión y pasión... renovada!…, ¡consciencia de que cada nuevo día es un nuevo mundo! –¡un nuevo mundo!-…
¡Y lo nuevo está por ser aprendido! ¡Y lo nuevo está por ser reconocido! ¡Y lo nuevo está por ser producido!

El movimiento vulgar… se mueve, ¡se precipita!... ¡arrastra, acomoda!… Dice ofrecer calidad… y ni siquiera llega a la caridad…; dice decir –y dice- que “todo es así”… y que “lo importante es lo oficial”.
¡Sin oficio!, reclama oficialidad; y arrastra… y arrastra… con su caduco afán de… minar, destruir, agotar… ¡y mostrar la faz de una vida… siempre terminal! –en cualquiera de sus aspectos-.
Drama y tragedia letal.
¡Es lo fácil!... ¡Es lo rápido!... ¡Es lo seguro!... Sin futuro. Sin… sorpresas. ¡Sin imprevistos! Sin novedades… Arropados en el ‘sin-color’… y en el ‘sin-sabor’… sin indulgencias.
¡Sí! ¡Eso es lo que manda! ¡Eso es lo que impone! ¡Eso es lo que ordena!...
¡Eso es lo… “legal”!

Lo Divino, en su… Misericordia orante… ¡nunca proclamó!… su legalidad. ¡Jamás exigió… seguridades!... Es el don de las oportunidades.
No consume, sino que asume… ¡y promueve!
En lo Divino se descubre el cobijo creador. Cobijo creador que… con su aliento de silencio… ¡nos alimenta continuamente hacia la redención! Así, nada queda pendiente, ¡y puedo ver cada día un nuevo sol!... Si no, estaré tan ocupado en mi… trayecto, que no veré los finos… los finos filamentos del amanecer.
Y mis ojos se volverán… ciegos, ¡cuando su diseño era captar luz! Y mis sentidos… se harán… tapones, obstrucciones que ¡se agobian!... en sus olores, en sus sonidos, en sus sabores, en sus caricias…
¡Siempre culpando a los otros!... Nunca asumiendo… la oferta… ¡La oferta Divina que reclama, al ser!, vivencias de amor… ¡de clase! De clase desclasada, descalificada, sin parámetros ciertos, ¡pero expansiva… creativa… y luminosa! Que sabe estar en cualquier situación, ¡en cualquier momento!, ¡en cualquier lugar!... Que no conoce… la decepción. Más bien… promueve el ánimo y el ánima… de ser, ¡de estar!… como una novedad permanente.

Un manantial… de agua… fluye… entre las estrellas… ¡en las noches oscuras!, cuando la luna observa… y no se deja ver. A borbotones… de aguas…, ¡oscuras por la lejanía!, se adivinan… ¡fulgores… de amores!... que… entre estrellas… iluminan. ¡Parecen… ser!… como… cada ser… que habita en este lugar del universo. ¡Como si cada uno tuviera su estrella!
Infinita manifestación evolutiva… que, sin cesar, se promueve. Y, ¡además!... ese fluir de agua… –que es otra agua, ¡otro manantial!-… que nos mece… entre luciérnagas y luciérnagas.
Que no se pase… una noche… sin que… ¡se pierda!… recogiendo… los aromas… de los manantiales de la oscuridad.


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