sábado

Lema orante semanal

DIFÍCIL
4 de julio de 2011
Difícil… se hace, hoy, el escuchar aquello que no sea el discurso propio; sin duda, por la promoción del individualismo, de la sectorización; el secuestro del ser, de su entorno; el dominio y el conocimiento que la ciencia y la tecnología aportan, para hacer posible esa “independencia” que hace que cada ser pueda tener su filosofía propia, su médico propio, su abogado propio, su… “su propia propiedad”…
Como es de suponer, también –además de cada uno ser “mi abogado, mi arquitecto, mi ingeniero, mi…”-, también es “mi dios, mi santidad, mi pureza, mi…”.
El individualismo “propietarista” hace difícil –cada vez más difícil- el poder sintonizar otra emisora que no sea la propia; el poder compartir otra opinión que no sea la propia; el poder colaborar con otra perspectiva que no sea la propia.
A la vez que la ciencia también muestra la integración de todos los elementos vivos, conectados y condicionados los unos a los otros, la capacidad de ser protagonista exclusivo de la propia vida, puede más que las evidencias y la “propuesta” –digámoslo así- que da también la ciencia, a propósito del hombre, como un ser antropológicamente evolutivo, social, cultural, que precisa absolutamente del entorno para poder ser creativo, novedoso, nuevo…
Si no, se tiende a volver huraño, retraído, condenador…
Es un estar, en decir: “Diga lo que diga, ¡no!”.
Cada cual, amparado en su propia opinión, no deja lugar para ningún tipo de propuesta… sugerencia… idea…
La enemistad, la contrariedad –según la fuerza, según la incidencia de cada uno, y según quienes se encuentren- es casi inevitable.
–¡Qué bien si se pudiera decir: “in… evitable”!, ¡pero no!-.
Desde la óptica de la transmisión, desde el punto de vista de la oración, desde la visión de lo contemplativo, meditativo, la incidencia que esos factores tienen, en el ser de hoy, son cada vez menores.
Ya, antes de escuchar la primera palabra, “antes de”… el gestor interno, el lector interno, empieza a valorar, evaluar, conmutar, y… salvo aquello que pueda ¡coincidir con lo propio!, el resto ni lo escucha. ¡Pero es que, además, no tiene que hacer un esfuerzo para no escucharlo! Simplemente, ¡no lo escucha! Sus receptores ya tienen una planilla, una codificación que sólo permite escuchar aquello que es “propiamente” impactante. Lo demás, “re-bo-ta”.
Y, ¡claro está!, a la hora de enseñar, mostrar, sugerir, guiar… se hace algo más que difícil; porque cada uno sabe, conoce, se guía, se amaestra, se regula…
¿Qué de nuevo se puede decir?
Siempre habrá un modelo a rebatir.
Con lo cual, cada ser se convierte en una tabla cribada, con unos orificios a los que llegan pequeñas pelotas con mensajes, con ideas. Las que coincidan con el tamaño del orificio, entran; las que no, rebotan.
Y le dirás a una persona, una vez, dos, tres, cuatro, cinco… ¡y veinte!, ¡y mil!… Y pareciera que… ¡que no!
¡Y probablemente tenga razón! Con lo cual, el radicalismo personal se hace más patente.
Se puede llegar, incluso, ¡a situaciones paradójicas!, como decir: “Hoy no veo, mañana sí. Hoy no degusto, mañana tampoco. ¡El viernes! Hoy…”. Es decir, un dominio tal de los sentidos, que se pueden manejar –según decisión personal- para que funcionen… o no funcionen.
Antes, en la altísima antigüedad, cuando los hombres no eran hombres –más o menos-, o veías, o no veías. Si veías, veías. ¡Ya está! Oías, o no oías. ¡Ahora, no! ¡Ahora no! Ahora, cada uno hace su filtro selectivo, y dice: “Hoy no veo”. ¡Y ciertamente!, le haces una prueba y le dices:
-A ver, ¿qué lees aquí?
-La “A”.
-Pero ¿cómo que la “A”, ¡hombre!? ¡Si es el nueve!
-¡Bueno! ¡Lo dirás tú! Yo veo la “A”.
-¡Ah! Bien. ¡Vale! Pues nada. Pues la “A”.
-Es que hoy no estoy para ver nada…
-¡Ah!, ¡bien! Entonces, necesitarás unas prótesis lenticulares, para ver…
-¡Depende!
-“Depende”… ¡Claro!
Sucesivamente, en la medida en que los sentidos se amaestran –se quitan, se ponen-, y pierden su inteligencia instintiva, y se hacen sentidos de inteligencia intelectual, la espontánea posibilidad ¡de descubrir, de sorprenderse, de compartir!, es… francamente difícil –que es la palabra que nos acompaña hoy en la oración: difícil-.
Como ocurre con el experimento del cribado, del tamaño, de la entrada de la pelotita, o no, evidentemente, cada pelotita que no puede entrar por su orificio correspondiente, ¡rebota!
-¡Ah!... Y eso, ¿qué significa?
-Pues… ¡rebota! Vuelve a ti. Tú dijiste: “Dos más dos creo que son cuatro”. Pero si no tiene el cribado del tamaño adecuado para esa respuesta, rebota, y te dicen: “Dos más dos no es cuatro. Eso lo dirás tú. ¡No estoy de acuerdo!”.
El panel de orificios cerrados, siempre devuelve lo que puede escuchar, lo que puede ver, en forma de “contra”, en forma de… ¡darle la vuelta! Así se tiene la certeza y la seguridad de tener una opinión. Aunque no la tuvieras, ¡ya la tienes! Te han dicho:
-¡Eres… guapo!
Y si hoy no tengo yo los sentidos, para ser guapo, contesto:
-¿Yo, guapo? Me estás engañando. ¡Tú sí que eres guapo! O… ¡Tú eres feo!
-Pero… ¡pero bueno!, si… Escucha, que te estoy diciendo que tú eres guapo…
-¡No! Eso seguro que me lo dices para engañarme, para manejarme, para…
Es difícil hablar sin que se suceda una protesta. ¡Muy difícil! Y si el que habla dice:
-Pero escucha…
-¡No, no! Es que, entonces, ¿yo no puedo opinar?
-Sí, sí, sí. Lo que quieras. Pero el resultado fue: Zaragoza 3, Granada 5.
-¿Y yo no puedo opinar que sea al revés, o qué? ¿Granada 3, Zaragoza 5?
-¡Bueno, vale!
-Soy libre para opinar que el resultado es al revés, ¿no?
-¡Sí, sí, claro!
Es que, hasta las más elementales evidencias que podemos manejar –¡de seguro que en un mundo virtual!- son contrahechas, atacadas o, simplemente, ignoradas.
¿Cómo, en esa situación, se puede… –se puede- orar? Y escuchar lo que cada día nos dicen los vientos, los calores, los pájaros, las miradas, ¡las palabras!…  sin que se necesite contestar disparando. Se puede contestar con miguitas de pan… ¡Sin disparar!
“Difícil”.
Una sugerencia para si aún se conserva la idea de orar o de superar –más que superar, “diluir”- esa dificultad, una sugerencia sería… “vaciarse”.
¡Sí! Eso que muchas veces se dice: “Busquen una posición de vacío; la vacuidad”. Vaciarse un poco –¿un poco?; bueno, “un poco”- de opiniones, criterios… –¡un poco!-, para permitir que pase… ¡algo! Y ese “algo”, pueda promover, dinamizar, cambiar, reestructurar, reorganizar, recomponer, sin dramas, sin tragedias, sin… ¡No! Buscar la mejor posición para rendir –“rendir”-.
Rendirse… a pelear permanentemente.
Rendirse a la guerra y al combate como medio de convivencia.
Rendirse ante la posibilidad de que… existan otras formas.
“Año de la Esperanza”. ¡Difícil! ¡Muy difícil!
El vaciado del recipiente pleno nos puede descubrir la entrada de novedades, al menos; a las que no tenemos que, inmediatamente, clasificar o aceptar o rechazar. ¡No! Simplemente están ahí.
Además del vaciado, otra sugerencia podría ser “que el ser se convirtiera en propuesta”. ¡Pero no, impuesta! “Propuesta”. “Sugerencia”. Para que, así, renovara, removiera y sacara lo que tiene archivado, almacenado, ambicionado…
Otra ‘facción’ de propuesta ante lo “difícil” –la tercera- sería… “apoyar”. ¡Sí! Es un acto que no implica demasiada responsabilidad. No supone un compromiso.
“Yo te apoyo, pero… no necesariamente tengo que estar de acuerdo. ¡Por supuesto que eso es muy difícil! Pero… ¡te puedo apoyar a que realices tu sentir, tu vivir, tu “manera de”!...”.
Otra sugerencia ante lo difícil, además de las tres que hemos citado –el vaciado, la propuesta y el apoyo-, es la de “estar o tener un espacio… disponible”. ¡Sí! Estar en disposición de ¡disponible! Una hora al mes… tres minutos al año… Es una cuestión ¡disciplinaria!
Estar dispuesto, disponible –para lo que haga falta; lo que se precise-, supone obviamente que, como se está dispuesto y disponible, y con las características anteriores, pues… ¡no hay nada que opinar! ¡No hay nada que objetar! “Estoy disponible”.
-Trae esto, lleva lo otro, haz esto, haz aquello..
-¡Ah!, bien.
“Disponibilidad”.
Ciertamente, hay formas de estar dispuesto, pero se puede estar dispuesto “a regañadientes”, “en contra”…; sin estar a gusto, aguantando, renegando…
Perdón, pero eso no es estar dispuesto –si se permite esta acotación-.
Es decir: un cierto grado de disponibilidad no condicionada.
“Difícil”.
Vaciado; propuesta; apoyo; disponibilidad.
Vaciado; propuesta; apoyo; disponibilidad.
Vaciado; propuesta; apoyo; disponibilidad...
“Sugerencias ante una situación… difícil”.

***