LLAMADA ORANTE
21 de marzo de 2011
Aceptar lo que se es y lo que hay, y simultáneamente ¡promover!, activar y configurar otras opciones; ¡otras posibilidades!No es –bajo el sentido orante de la simultaneidad de los procesos en
Eso es un planteamiento lineal, sumatorio; no, ‘simultáneo’.
“La simultaneidad de los procesos”: que es evidente que, a la vez que pienso y escribo poesía, se realiza la digestión o se segrega la bilis –por poner un ejemplo-. Pero también están naciendo miles de criaturas, y se están marchando otras a otras dimensiones. ¡Y todo ocurre a la vez!…
Ha sido –¡y es!- un planteamiento de ¡conseguir!, ¡de tener!, ¡de poseer!, ¡de lograr!, ¡de manipular!, el ir sumando y sumando: “después de esto, esto; después de esto, esto”… ¡Sin simultanear!
Entre otras cosas, este planteamiento dificulta la percepción creadora, insaciable en sus biodiversidades simultáneas y en sus esfuerzos –porque es ‘fuerza’- por conseguir otras habilidades; otras opciones. ¡No porque las que haya sean malas! No! Porque… ¡ya han cumplido su función!
¿Acaso no es cierto que, a la vez que contemplamos al niño cada día, a la vez crece, a la vez habla, a la vez sorprende, a la vez sonríe…?
No ha sumado a lo que había, “algo”, sino que lo que había está, y se ha presentado otra realización; otra oportunidad.
En el terreno de lo convivencial –por ejemplo-, en la medida en que nos aceptamos, pero ¡a la vez!... nos promocionamos en habilidades, ¡en ideas!, en posibilidades, hacemos posible que las relaciones ¡no se estanquen!; ¡no se queden encarceladas!; ¡no queden los seres definitivamente estigmatizados!
Pero, ciertamente, hoy hay que hacer un esfuerzo para verse, a la vez, aceptando, adaptándose, asumiendo y –también a la vez- esforzándose por modificar, por cambiar, mejorar…
Igual que, simplemente –¡simplemente!- somos capaces de conducir y hablar y escuchar música, nos podemos dar –en miles de ejemplos- muestras de que somos unitariamente simultáneos. Pero tenemos quepromocionar ese esfuerzo de posibilidades, de opciones, a la vez que –con humildad- aceptamos lo que está habiendo; lo que está sucediendo.
¡Pero, no por ello… –y ahí está lo habitual- no por ello nos desesperamos y tiramos la toalla!, y decimos: “No hay remedio”, “no hay solución”, “esto es así, ¡qué horror!”.
Ahí, en esa posición, no se ha tenido en cuenta lo simultáneo que supone el esfuerzo de modificar, corregir, reevaluar, replantear…
Sin confundirlo con ¡ambiciones y ansiedades!, cada vez que aceptamos y asumimos lo que hay, nos propulsamos –¡a la vez que asumimos!- hacia otras variables.
Como diría esa canción –en dos palabras-: “Cada vez que te veo, me sabe a poco”. ¡Sí! Cada vez que veo, cada vez que contemplo, ¡acepto y asumo, pero me sabe a poco!
Me sabes a lo que eres, y te asumo y me adapto; pero, a la vez, ¡me entusiasmo! ¡Te busco y te rebusco!, ¡te propongo!, ¡te susurro!, te miro, te pido…
No nos dejemos “¡planta’os!” –¡planta’os, planta’os!-, ¡con carteles de presidiarios en los que se dicen los currículos de cada cual!… y números inalterables que permanecerán para siempre. No es eso, el vivir creador; ¡el vivir orante!
¡Y si bien es cierto que podríamos decir que estamos presos!, ¡no es menos cierto que tenemos la semilla de la gran evasión! ¡Que tenemos –¡casi!- la obligación de escapar, de salir! ¡De salir de las posiciones ya establecidas, ya definidas! –“de-finidas”-, ¡finiquitadas! –¡terror!-, aguardando a cumplir estadísticas y a ser un número y una parte más... del 30 al 40% que hace tal o cual.
¡El ser humano debe ser estadísticamente inmedible!, ¡invalorable!, en la medida en que genera lo simultáneo de su proceso. ¡Y para ello –insisto- tiene que diluir… ese ansia de ir consiguiendo!, ¡de ir teniendo!, ¡de ir almacenando!, ¡de ir llenando el desván!
De ir –en definitiva- viviendo de pasados, cuando somos ¡‘futuros permanentes’! “Cuando somos ‘futuros permanentes’”.
¡Y usted y usted y usted!… ¡y tú y tú y tú!… deben… debes… darte cuenta de que no has agotado..., ¡de que no eres un coto privado de caza! ¡Que eres un universo insoldable! ¡Que no admites alambradas, ni muros ni carteles!
¡Sí es cierto que cada ser desarrolla un… un cierto estilo!
¡Pero que se vea que es estilo “¡a la vez!”... No, “después de tres años de trabajo continuado”, “después de ver que estaba…”
¡No es el planteamiento! ¡Ahí queda un pasado tenebroso! ¡Ahí siempre queda un quiste encapsulado!
Acepto la expresión y forma de amarte, pero ¡si supieras lo que te amo!…
Asumo y me pliego a lo que me admiras ¡y me buscas!...
pero sé de tus ansias de ¡otras perspectivas!; ¡de otras situaciones!
Lo sé, y no me lo has dicho.
Eso hace, de nuestras relaciones, una esperanza continuada,
¡un crédito de valor!, y un estado de liberación de lo anquilosado;
de lo rígidamente establecido, propuesto y pensado.
pero sé de tus ansias de ¡otras perspectivas!; ¡de otras situaciones!
Lo sé, y no me lo has dicho.
Eso hace, de nuestras relaciones, una esperanza continuada,
¡un crédito de valor!, y un estado de liberación de lo anquilosado;
de lo rígidamente establecido, propuesto y pensado.
¡Nos damos la mano, aceptando y asumiendo!
¡Una mano!
¡Pero a la vez, la otra está danzando! Está señalando.
Así, nos descubrimos y nos dejamos descubrir…
como una creación ¡constante!
¡Así, podemos dejar translucir!...
–a nuestro través-
la Fuerza Creadora de lo Divino.
Así, ¡realmente somos testimonio!,
y no somos diana, con un número o un nombre o una foto
–¡siempre el mismo!-.
¡Una mano!
¡Pero a la vez, la otra está danzando! Está señalando.
Así, nos descubrimos y nos dejamos descubrir…
como una creación ¡constante!
¡Así, podemos dejar translucir!...
–a nuestro través-
Así, ¡realmente somos testimonio!,
y no somos diana, con un número o un nombre o una foto
–¡siempre el mismo!-.
¡Me desperté por la mañana cuando llegaba la luz!...
¡Y, mientras llegaba, se hacía más intensa! ¡Y más!…
¡Y me parecía que era simplemente de día!
Y, a la vez,
¡llegó un momento en que la luz se fue perdiendo en su intensidad!
Y siguió siendo de día, pero ¡un poco menos!
Nada se sumaba; todo transcurría.
¡Y apenas sin darme cuenta!, la oscuridad aparecía.
Y en un descuido, se hizo de noche.
¡Y, mientras llegaba, se hacía más intensa! ¡Y más!…
¡Y me parecía que era simplemente de día!
Y, a la vez,
¡llegó un momento en que la luz se fue perdiendo en su intensidad!
Y siguió siendo de día, pero ¡un poco menos!
Nada se sumaba; todo transcurría.
¡Y apenas sin darme cuenta!, la oscuridad aparecía.
Y en un descuido, se hizo de noche.
¡Y en esa travesía, amé, corrí, jugué, dormí!…
como si fuéramos ‘a la vez’ el universo y yo.
como si fuéramos ‘a la vez’ el universo y yo.
Y al día siguiente, ¡habrá otra ocasión!,
que será parecida ¡pero no igual!
que será parecida ¡pero no igual!
Vamos de la mano, el universo y yo.
Quizás seamos lo mismo, ¡pero ahora lo veo como otro!
Quizás seamos lo mismo, ¡pero ahora lo veo como otro!
Pero ciertamente ¡me brinda oportunidades!
Me ofrece magnificencias ¡a las que tengo que responder esforzándome!
¡No puedo colapsarme en mi posición cómoda!, ¡cómoda!, ¡¡cómoda!!
Me ofrece magnificencias ¡a las que tengo que responder esforzándome!
¡No puedo colapsarme en mi posición cómoda!, ¡cómoda!, ¡¡cómoda!!
Soy un testimonio de amor.
¡No por mí, sino por la propia Creación!
¡Y como tal he de responder!
Y, en ese ‘amar’, ¡todo es inagotable!
¡No por mí, sino por la propia Creación!
¡Y como tal he de responder!
Y, en ese ‘amar’, ¡todo es inagotable!
¡No puedo quedarme en ser así! –“es que soy así”-.
¡¡No puedo empezar a vivir siendo un cadáver!!
¡¡No puedo empezar a vivir siendo un cadáver!!
Soy un fluir de aguas que se precipitan…
con juegos de revueltas…
de riachuelos, de fuentes, de pozos, de ríos,
hasta culminar en mares de profundidades abisales…
¡y evaporarme, y perderme en el azul!…
y volver en forma de nieve, rocío, lluvia…
¡y ser otro nuevo manantial!;
¡otra distinta efervescencia!
con juegos de revueltas…
de riachuelos, de fuentes, de pozos, de ríos,
hasta culminar en mares de profundidades abisales…
¡y evaporarme, y perderme en el azul!…
y volver en forma de nieve, rocío, lluvia…
¡y ser otro nuevo manantial!;
¡otra distinta efervescencia!
¡Ay!...
¡Agua!
¡He de ser, y soy, un sediento!
¡Un bebedor de ríos!, ¡riachuelos!, ¡cascadas!…
Un navegante de aguas saladas.
¡Agua!
¡He de ser, y soy, un sediento!
¡Un bebedor de ríos!, ¡riachuelos!, ¡cascadas!…
Un navegante de aguas saladas.
¡Soy la expresión de una creación improvisada!,
que tiene el potencial de diversificarse…
de recrearse, de contemplarse, ¡de complacerse!...
que tiene el potencial de diversificarse…
de recrearse, de contemplarse, ¡de complacerse!...
¡Ay, palabras!
Palabras que se han de ¡vibrar!, en nuestro ser, en todo momento.
Palabras que se han de ¡vibrar!, en nuestro ser, en todo momento.
¡Ay, “fe”, de futuro!
¡Ay, “fe”, de fábula!
¡Ay, “fe”… fascinante, ¡fantástica!, ¡fabulosa!!
¡Ay, “fe”, de fábula!
¡Ay, “fe”… fascinante, ¡fantástica!, ¡fabulosa!!
En clave de “fa” vibramos,
como una melodía permanentemente improvisada…
¡pero grata!, ¡excitante!, armoniosa…
Nueva… nueva… nueva.
como una melodía permanentemente improvisada…
¡pero grata!, ¡excitante!, armoniosa…
Nueva… nueva… nueva.