miércoles

Lema orante semanal

LLAMADA ORANTE
28 de febrero de 2011
El Universo –como expresión de la Creación-, este planeta –en su biodiversidad- nos muestran muy diferentes aspectos de organización, de estructuración, de composición, de disposición, de función… de ese “Soplo Creador”, como puede ser la diferencia entre una mariposa y una ballena; o como puede ser la diferencia entre nuestro sol y una supernova. Diferencias casi abismales, que pareciera –pareciera- que pertenecen a… a realidades completamente distintas. Y resulta que son expresiones de un Todo.
Y es posible que el ciempiés conviva con… la salamandra o el camello, que el hipopótamo sea tan diferente a la jirafa, o que las garrapatas sobrevivan a pesar de que existen los rinocerontes.
Puede parecer normal esa diversidad, esa diversificación… Esas imágenes que nos suministran los batiscafos, a más de diez mil metros de profundidad –en la Fosa de las Marianas- de seres abisales, luminiscentes, raros… Pareciera que están sacados de un cuento de… de las más insospechadas fantasías. O cuando –en proporción- se nos muestran los hologramas de fractales, de las estructuras íntimas de la materia, y vemos organizaciones que… “car-ay” ¡caray! ¡Qué impresionante!
¿Ustedes qué prefieren, el caballito de mar o la barracuda? ¿Con qué se quedan, con el ‘podenco ibicenco’ o prefieren más bien el tigre de bengala? ¿Por qué se deciden, por el ornitorrinco o por el urogallo? ¿Cuál es más bonito, el saltamontes o… o quizás un marsupial? ¿Con qué nos quedamos, con un virus elegante –un retrovirus, por ejemplo- o con un ácaro feroz? ¿Cuál es más bonito? ¿Le preguntamos al espejito?: “Espejito, espejito, ¿quién es el más bonito, el “treponema pallidum” o Blancanieves?”
Podemos –incluso- preguntarnos, enfadados:
-¿Por qué hay cosas tan feas?
-¿Feas?
-Sí…
-¿Como por ejemplo?
-¡Pues eso… las cucarachas!…
-Hombre, le han hecho una canción: “La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar…”
Sí. Realmente, la especie humana ha sido cruel con las cucarachas. Ha tratado mucho mejor a los perros y a los gatos que a las cucarachas. Siempre, como especie –¡vamos con ella!- se ha diferenciado por su racismo absoluto –absoluto, ¿eh?-.
Y, evidentemente –como dicen los refranes- “Sobre gustos no hay nada escrito”. Y resulta que sí, que hay un montón descrito. También dice el refrán que “Hay gente pa’ to’ ”. Como pertenecemos a un todo, pues hay personas que… que les gusta Julio Iglesias, y hay personas que adoran a Ronaldo.
La verdad es que, como especie, no tenemos comparación.
Somos de lo que no hay. O sea, una especie inaudita: racista, vanidosa, ególatra, soberbia… Es que –esto, poniéndonos suaves, claro-:
Si la tierra es tierra, “porque es tierra”.
Si tiene baldosines, “porque tiene baldosines”.
Si llueve…“¡Hay que joderse lo que llueve!”
Si hace frío… “¡Jo, ya podía hacer calor!”
Si hace calor… “¡Vaya día! ¡Oh! ¡En Febrero, mira que hacer quince grados! ¡Qué barbaridad!”
Si hay lentejas…“¡Ya podían poner un pescadito!”
O sea…
¿Habrá… habrá alguna posibilidad, en algún grupo humano desconocido, en el que al menos dos –dos, ¿eh?, no crean que estamos tirando la casa por la ventana, de decir ¡diez! o ¡quince!… “¡dos!”- estén, no ya de acuerdo, sino que compartan, así, con similares –ni siquiera parecidos, ¿eh?- similares… gafas? Uno necesita diez dioptrías, el otro necesita cuatro, y llevan unas gafas de tres. O sea, eso es un milagro –esto es una cosa profunda también, que no hay que olvidarse: ¡es un milagro!-.
Es decir: “¡Qué bueno está este vino!” Y hay tres comiendo –vamos a sumar un poco más- y alguien dirá:
-¿No está un poco áspero al final?
-Pues, ahora que lo dices, a mí me pica en la punta.
Y dice el tercero:
-Está un poco fuerte, ¿no?
Y si siguen un poco así, tiran la botella por la ventana. Y todo empezó porque uno dijo: “¡Buen vino!, ¿eh?”¡En qué momento! ¡En qué momento!
Ésta es otra palabra profunda y maldita: “¡Mira qué bueno es esto!” “¡Mira qué bonito es esto!” ¡No! Ni se te ocurra decirlo, porque ya verás…
Como decía el chiste: Que iba un borrachito por la calle –borrachito, borrachito- y le dice otro que le ve –que tampoco iba así, muy solvente- le dice:
¡Vaya borrachera bonita que llevas!”
Y contesta el borracho:
Ya verás cómo mi mujer le pone alguna pega”.
¡No falla! Tú no vayas a presentar nada a alguien, pensando que está bien o que es bonito o que es atractivo. ¡No!, ¡ni se te ocurra! En todo caso, dí: “Mira qué mierda he hecho”. A lo mejor… a lo mejor te dicen: “Oye, pues no está mal. No huele tanto. Ahora que lo dices…”
Hay que llegar a lo absurdo. Por ejemplo, han descubierto –en excavaciones recientes- que el pueblo gallego mandó un importante contingente al frente de… en la Segunda Guerra Mundial.
-¿Los gallegos?
-Sí. Mandaron un grupo de paracaidistas en un submarino. A ver, ¡ponle pegas, ponle pegas!… Dí que está mal. ¡Alguien dirá que es original!, ¿no?
-¿Y qué hacen los paracaidistas en un submarino?
-¡Oye!, ¡ya han llegado!…
-¡Qué barbaridad, ¿no?! Los paracaidistas tienen que ir en avión.
-¡O no! O en submarino. Para eso son gallegos, ¿no?
-¿Te gusta mi vestido?
-No está mal..
-Jo…
-Pero te quedaría mejor otro color, un poquito más largo, con menos escote, sin mangas, sin adornos… Yo creo que te sobran botones. Quizás sería mejor que estuviera más entallado…
-O sea, que le prenda fuego, ¿no? A mí me gustaba, ¿sabes?, hasta que…
-No, tú me has pedido mi opinión y yo te la digo.
-Ya, ya… claro.
Y resulta que… tanto en el macrocosmos como en el microcosmos como en el “mesocosmos” –“mesocosmos” sería la biodiversidad, el macrocosmos… pues ya lo sabemos, y el “micro” es ese mundo subatómico, ¿verdad?- se ven formas, estructuras, funciones, “X” cosas, ¿verdad? Y se ve que ‘están’. Es decir, que la roca no va a ver si le da una pedrá’ al desierto de arena. No. El desierto no va a ver si puede ahogar el océano, ni el océano pretende crear una laguna en el desierto del Sahara. No. “Con-viven”, “com-parten”.
Ya sabemos que el pueblo de cada uno es el más bonito del mundo, y “como las croquetas que hacía mi madre, nadie hace croquetas”. Es que, de verdad… el fascismo personal es terrible. “Y como el chucrut que preparaba mi abuela… Nadie prepara un chucrut como el de mi abuela”. Es verdad…
¡Y qué chocolate el que prepara...!”
No creas, a veces está muy dulce…” “No creas, a veces tiene grumos…” “No creas, a veces está muy oscuro…” “No creas, a veces le echa demasiada leche…” “No creas, a veces tiene mucha agua…” “No creas, el otro día me parece que no era colombiano…” “No creas, a veces está muy caliente…” “No creas, a veces está un poco frío…” “No creas, a veces está espesísimo, y a mí me gusta más clarito…” “No creas. ¡Mira, ese chocolate es una mierda! ¡Habrase visto el chocolate peor hecho!”
Si Dios pensara… ¿qué pensaría de nosotros? ¿Se imaginan? –ésta es otra pregunta profunda-. Si Dios pensara… –porque creemos… bueno, perdón, “creo” que no piensa, afortunadamente- ¿qué pensaría de nosotros?
A lo mejor diría: “Y éstos, ¿de dónde han salido? ¡No les gusta nada! Al que es alto, no le gusta ser alto –ésa es otra, ahora viene la otra parte ahí-; al que es bajo, no le gusta ser bajo. El que tiene mucho pelo, “¡hay que ver cuánto pelo tengo!” El que lo tiene ensortijado, se lo plancha. “¡Hay que ver qué nariz!, a ver si me opero…”
-¡Hay que ver qué orejas tengo! Parezco un soplillo. Parezco Dumbo
-¿Y tú qué tienes que ver con Dumbo? ¡Deja a Dumbo en paz!
-Es que me llaman “el elefante”
-¡Ay! Y alguien te llamó “elefante”, y tú, como un pendejo, fuiste a operarte. ¡Increíble!
Pues yo creo que estoy muy delgado”.
Y el otro: “No, pues yo creo que estoy muy gordo”.
La anoréxica odia a los gordos, y los gordos aspiran a ser anoréxicos.
Los que hablan francés, en cambio, se sienten tan contentos… Y los franceses más todavía… ¡Oh! En cambio, los portugueses envidian a los franceses por lo bien que hablan francés.
¿Ven? Si la oración es divertida: “¡Hay que ver qué poco serio es esto!”
Si la oración es seria: “¡Hay que ver, joer! Podría haber dicho alguna cosa agradable…”
Si la oración es profunda, metafísica y tal: “¡Hay que ver, no hay quien lo entienda!”
Si hay mucho silencio: “¡Qué largo se ha hecho el silencio!”
Si el silencio es corto –como hoy-: “¡Hay que ver, no nos ha dejado ni respirar!”
Si dura mucho: “¡Ay, cuánto ha durado!”
Si no llega a la hora, y son 58 (minutos) con 97 (segundos), dicen: “Hoy se ha quedado corto, ¿eh?”
¡Qué bárbaro! Todo esto anima mucho. Sí, porque le da una vidilla de odio, rencor, rabia, envidia…
Y si nos quitaran todo eso, ¿seríamos algo, o no?
Los “animanólogos”, los que estudian los animales… –ya sé, lo digo consciente de que voy a ser muy criticado por ello, pero es una palabra uruguaya: “animanólogos”- los que estudian los animales, ya nos han dicho…
¡Uno, que tenía una ilusión enorme!… ¡Yo tenía mucha ilusión, muchísima!, pero ya me la han quitado. Porque cuando veíamos al pavo real expandir su cola impresionante, haciéndola vibrar radiantemente en torno a la pava, la cual no le paraba ningún tipo de atención… Él insistía una y otra vez con sus plumas. Pero he aquí que llegó el “animólogo” –el que anima y el que sabe de animales- y dijo: “La cola del pavo real es un instrumento innecesario y debe desaparecer, porque para cubrir a una pava no hace falta tanta cola”.
¡¿Qué te parece?! Y nosotros que animábamos tanto…, y cuando teníamos una plumita del pavo, pues: “Qué bonita, qué color”. ¡Pues no! El “animólogo” ha demostrado que es un carácter que ya no tiene sentido y tiene que desaparecer.
-O sea, ¿qué no sirve?
-No, no es útil para nada.
-Como “la apéndice”… Pero ahora resulta que sí sirve.
-Ya, pero puedes vivir sin apéndice.
-Es verdad… ¿Para qué quiere tantas plumas?
Y las manchas del leopardo, ¡¿para qué quiere tantas manchas?! ¡A ver! ¿Para que gasta tanta melanina?, ¿eh? Y los negros, ¿por qué son tan negros? ¡Ya podían dar algo a los blancos!
A ver, ¿con qué derecho el rinoceronte tiene dos cuernos, en vez de uno? ¡¿Para qué quiere dos?! Si con uno, ¡total!… Y el toro, con dos cuernos ahí… ¡hala, asqueroso! ¡Con lo práctico que es ser unicornio! Y lo dice Silvio Rodríguez. Y Fidel Castro.
No se sabe… muy bien de dónde surgió ese pensamiento absolutista, absolutamente desproporcionado y terriblemente sectario, capaz –por ejemplo- de entrar en una iglesia o en una mezquita y poner una bomba, inmolarse e inmolar a los que están allí orando, porque simplemente no es de ese credo. Allí están orando sunníes, y el chií –hablando de musulmanes, en este caso- no está de acuerdo. ¡¿Qué decir de Irlanda, con católicos y protestantes?! Y así, podemos repasar una larga lista…
Y nombramos lo religioso, por aquello de que parece que, si eres creyente… algo… ¿verdad?... Pues no.
Parece quererse escuchar: “Y te perseguirán unos y otros. Y tú perseguirás a unos y a otros, por sus costumbres, por su manera de pensar, por su manera de vestir, por su alimento, por su organización, por cualquier evento que les distinga y que sea diferente a tu voluntad. Y procurarás luchar contra ello, y harás todo lo posible por aniquilarlo y demostrar tu supremacía.
Y educarás a tus hijos en esa letanía. Les enseñarás cuáles son los colores bonitos, cuáles son los zapatos adecuados y cómo ha de peinarse. Le enseñarás los libros que tiene que estudiar, y le pedirás que te hable de una determinada forma. Querrás que sea como tú. A tu imagen y semejanza. Tratarás de que todo el universo se confabule y te obedezca. Tú, y tú, y tú…
Y cada uno hará lo posible por procurar que todo gire a su alrededor. Que cada uno se sienta “Rey Sol” e imponga su criterio, su óptica, su punto de vista, sobre todo lo que le rodea; que lo juzgue, que lo prejuzgue, que lo condene, que lo derribe, ¡que lo rompa!, que lo destruya. Que obligue a otros a que le sirvan. ¡Que fuerce en chantajes de cualquier índole! –afectivos, físicos, síquicos, mentales, emocionales-…; que chantajee a todo el que pueda, con objeto de tener el poder y ser admirado ¡por las buenas… o por las malas!”
Estos mandamientos no están escritos. Curioso.
Sí. También cosmólogos dicen que no son necesarias tantas estrellas; que con muchas menos podríamos sobrevivir. ¡Cierto! Seguramente. ¡Que tampoco hace falta tanta agua! “Si, ¡total!, la materia viva…–fíjense bien- la materia viva apenas si ocupa treinta kilómetros de espesor” –treinta kilómetros cuadrados de espesor-.
-¿Toda la materia viva?
-Sí
-Parece poco, ¿no?
-Bueno, pues dí más…
-Quinientos.
-Pues quinientos. ¡No vamos a discutir por una liebre, hombre! Pero son treinta.
-Treinta y dos…
-Por cierto, la mayoría son bacterias…
-¿Bacterias? Y eso ¿cómo se sabe?
-Bueno, hay personas que saben cómo hacer…
-¡Pues yo no veo tantas bacterias como dicen que hay!…
-Ya, pero es que, verás… son un poco pequeñas, ¿sabes?, y no se ven así a simple vista.
-Entonces ¿quién me dice a mí que existen?
-Pues el telescopio, el microscopio y otras cosas…
-¿Y eso no puede estar trucado?
-Seguramente… que está trucado. ¿A ti te gusta la música de órgano?
-¿La música de órgano? ¿De qué órgano?
-De un órgano. De esos que hay… que había en las iglesias..
-¡Ah…! Pues no mucho. No mucho, la verdad.
-¿Y la música de trompeta?
-¡Uy, no! La trompeta…
-Oye, a ti, ¿qué música te gusta?
-¿A mí? La copla.
-Ah, la copla… ¿Y lo demás?
-Lo demás no me gusta.
-Pero ¿por qué? ¿Porque es feo, porque está mal hecho…? ¿Por qué?
-Sí, porque… ¡porque no me gusta!
-Pero bueno, ¿por qué no te gusta?
-¡Porque no me gusta, coño!
-Ah, vale… Por motivos sexuales.
¿Podría ser…? –esto es simplemente un… un desahogo orante-. ¿Podría ser que los seres…? –iba a decir “conversaran”, ¡pero es que eso es tan difícil!-. Pero vamos a… no: ¿Podría ser que los seres compartieran un… mismo plato?
-¡Qué asco!
-Ah, pues aquél come de todos los platos de todo el mundo. Él va de un sitio a otro, y coge de aquí, coge de allá…
-Ya, pero a la gente no le gusta.
-¡Ya, pero a él le da igual! ¿O no? A él le da lo mismo.
-Ah… Entonces, de lo que se trata es de que uno haga lo que…. “eso”, ¿no?
-¿Y los demás…?
-Bueno, los demás también que hagan lo mismo.
-Ah… Pero, claro, si cada uno hace “eso” y los demás hacen lo mismo, pues probablemente pueda haber conflictos.
-¡¿Usted es bobo o qué?!
-¿Por qué me llama “bobo”?
-¡Hombre, porque… porque sí! Porque, ¡claro que hay conflictos! ¡¿Es que hay otra cosa que no sean los conflictos?!
-¡Ah, bueno! Es que como estábamos en oración ¿verdad?
-¡Sólo existen los conflictos!
-¿Ah, sí?
-¡Sí! De acuerdo –de acuerdo, de acuerdo, de acuerdo- en algo, dos –volvemos simplemente a dos-, ¡es muy raro que eso ocurra! ¡¿Que dos estén de acuerdo?! Bueno, incluso ¿que uno esté de acuerdo consigo mismo?:
¿Estás de acuerdo con lo que haces?”
Pues no creas, ¿eh? Tengo dudas”.
¡Jo”.
Por eso, cuando se dice que ya está todo hecho, que va a llegar “el fin del mundo” y todas esas cosas –que seguramente será cierto, ¿por qué no?- queda una cierta nostalgia, ¿no?, el decir: “¡Caray! Podíamos haber hecho algo más, ¿no?” Y si te digo: “Mira qué flor más bonita”, a lo mejor puedes hacer un esfuerzo –esfuerzo, ¡eh?- en no decirme:
-¡Pues a mí no me gusta! Yo prefiero los gladiolos.
-¡Vaya!… No, yo quería simplemente decirte que qué bonita es la flor del almendro.
-¡Será pa’ ti!
-Sí, claro, pa’ mi.
Ya lo decía la canción: “Pa’ mí tú no eres na’, si tienes la bemba ‘colorá’“ –“bemba”: dícese ‘labios’-.
Por supuesto, jamás llegaremos a un acuerdo entre flores, y menos aún entre perfumes:
-¡Oh! ¡Qué perfume más horrible! ¡¿Cómo puedes usar ese perfume?!
-Pues a mí me gusta.
-¡Pues es horroroso!
-Pues a mí me gusta…
Puede optarse –humanamente- por dos opciones: o bien el desespero, y seguir los mandamientos que hemos dicho antes, y hacer de nuestra vida una continua disputa –continua, sin tregua-, odiando y repudiando todo aquello que no sale de nosotros… Y si se dice o se admira algo de alguien, a la vez hay que espiarle para ver qué cosas puede hacer mal, para en un futuro –no muy lejano- podérselas echar en cara.
El veneno existe. No te olvides de apuntarlo.

Y… y uno se pregunta –así, orantemente, después de este convulso recorrido-: “Entonces, toda la Creacióntoda- ¿es un absoluto fracaso?”
Respuesta actual de los… de los que saben:
-La Creación y la naturaleza es muy mejorable por los hombres.
-¡Ah!… Con razón los gallegos mandaron a los paracaidistas en submarino.
La naturaleza es mejorable por el hombre…” Vale. Todo lo Creado, ¿no… no sirve?
-Bueno, algo, pero…
-Ya…
¿Tiene, entonces…? –pregunta-. ¿Tiene entonces sentido el desarrollo de un ideal, si probablemente no haya “¡dos!” que estén de acuerdo?
¿Tiene verdaderamente sentido el respetar, si prácticamente eso no existe? Es aparente, momentáneo, ‘circunstancial’?
¿Tiene algún sentido admirar, contemplar?
-Bueno, depende… Puedes ser admirado en un tiempo, pero cuando lleves unos años suficientemente muerto, verás como habrá una biografía que saque tus defectos. Ya no serás… al que admiraron.
¡¡Qué alegres estamos hoy, ¿eh?!!
¡Ya ves!…
Ya, se suele decir esa frase de: “No hay forma, no hay manera de ponerse de acuerdo”. Sí. Puede parecer que el sentido de el desarrollo orante de hoy –que está a punto de culminar- pueda parecer catastrófico. Pero hay una cosa buena: todos están de acuerdo.
Parece que ha sido una trampa, ¿no?
Nadie podrá decir que algo de lo que se ha dicho no es cierto. Así que todos están de acuerdo. En mayor o menor medida, claro. Por supuesto. No estamos ahora con cantidades sino con conceptos: Todos están de acuerdo. ¡Aleluya! Hemos conseguido estar de acuerdo.
-¿En que esto es así? ¿Y ahora?
-¡Ah! Bueno, podemos seguir así. Ya que hemos llegado a un acuerdo…
-Ya, pero… eso… No se sabe cuando empezó este acuerdo, pero lleva mucho tiempo. ¿Y si hacemos alguna otra cosa?
-¡Ah, bueno! ¡Inauguremos algo!
-¡¿Más?! ¡Por favor, ya estamos cansados! ¿Otra vez?
-¡Ah, es verdad, claro! Que son muchas veces. Es cierto. Y está todo el mundo tan ocupado que no tiene tiempo para celebraciones.
A-lo-mejor…. –a-lo-mejor-, una vez que se consigue un acuerdo… –¡de lo que sea!-, puede surgir algo diferente… que mejore… la perpetua contradicción y continua animadversión entre los seres. Y quizás… nos atraiga el vuelo de un pájaro, o una ola del mar… O quizás, cuando nos atraigamos entre nosotros, no se vaya con la intención expresa de criticar, destrozar, ahondar, herir, apuntar…

Quizás, cada mayor o menor porción de existencia –quizás, ¿eh?- tenga su sentido.


***