martes

Lema orante semanal

LLAMADA ORANTE

ESPECIE HUMANIDAD: ASUSTADA

21 de febrero de 2011

Y no, no asustan, específicamente, los dragones o las serpientes o… las bolas de fuego que vengan de castigos… No, no son esas las que asustan. No asustan las bestias ni los volcanes, aunque todo ello lo haya. Es una especie asustada… de sí misma.
Parece conocer muy bien su entorno y lo que hay y cómo funciona. Pero… llama la atención que se conoce poco a sí misma. Ha tenido que engañar y mentir durante mucho tiempo para sobrevivir –y era necesario que así fuera-. Pero fue una conducta de prepotencia, la que motivó las trampas, los engaños…, para así domesticar, controlar y ganar a todo el entorno.
Quizás parte del susto provenga de lo que se ha realizado hasta ahora. Quizá. Pero… con ese engaño con que se domesticó a los animales –por ejemplo-, con ese engaño con el que se produce, se esquilma y se dispone de todo lo que hay; con esa misma actitud, los seres de la especie se tratan a sí mismos, entre ellos. ¡Claro!, se asustan.
Y ahora estás asustado, por ejemplo –porque quizás sea la más frecuente- por la guerra; ahora estás asustado por… la peste, el cólera, la gripe… Ahora te asustarán por la economía, mañana te asustarán con el futuro... Es decir, diferentes planos de miedos… que hacen, como fácilmente suponemos –y se viven, aunque sea ocasionalmente-, reacciones que no son las que uno desearía, las que uno querría, las que a uno le gustarían.
El miedo, el susto a perder hegemonía, importancia, significancia…
¡Ayy! El susto constante de la competencia, los celos arrogantes, que se pasean por razones… ¡infinitas!
Susto tras susto… Como dice el refrán: “No gana uno para sustos”. Porque hay que ganar mucho –a todos los niveles, claro- para poder soportar los sustos.
Pero ¿existe el susto?
 No. Existe la vanidad, sí; existe el poder, sí; existe la importancia personal, sí; existe la propiedad, sí; existe “lo mío”, sí. Y cuando algo de eso se ve amenazado, o se interpreta como que te van a amenazar o te lo van a quitar o…, entonces aparece el susto, la preocupación, la obsesión… ¡Ay!
Y, curiosamente, eso llena casi todo el ser. No tiene… no le queda espacio –ni entre las pleuras- para sentir o pensar otra cosa. Y tanto es así, que se vive como normal. ¡Tanto es así! que en esa normalidad se considera “alegría” la postura de miedo, preocupación, obsesión….
La “caladura”, el calado, la profundidad de esta situación es tal que, cuando se trata de despejar esa bruma, las personas reaccionan diciendo: “Es que no lo puedo evitar… Es que es así”. ¿No lo puedo evitar?... Tampoco pude evitar ser violento, difamador, mentiroso… y otras pequeñeces más. Y ahora no puedo evitar el ser medroso, el estar… inquieto por lo que quiero, lo que tengo…
Sin duda, la pluralidad de la especie, los casi incontables niveles de… de formas y maneras de vivir en un mismo continente, en un mismo país, son tan diversas… que, igual en una casa se vive como en el cielo, y el vecino de al lado vive un infierno. Sí. Hay que tener en cuenta esa… diversidad tan… tan abismal que a veces hay.
De ahí que los miedos…, como dice también el dicho popular: “El miedo es libre”.¡Y tan libre que es!, que coge a cualquier víctima, sea cual sea su condición.
Pero… probablemente, esa sensación, esa vivencia, se deba a una esclavitud… con la que ha vivido –durante milenios- la especie, empeñada en ser el centro, dominar, lograr, conseguir, alcanzar…. Y ese estilo de “estar”, ahora se vuelva –por la incapacidad de convivir con el entorno- ‘sí defenderse’, ‘sí establecer una barrera’, pero con mínimos intercambios, con máximo aprovechamiento, ¡con máximo rendimiento! “Si una tierra ha de dar dos cosechas, haremos que dé diez.”
Y bajo ese criterio, la propia especie –entre sí- se trata de esa forma. Y dependiendo   –obviamente- de la edad, del sexo, la religión, el país, el continente… la familia, la herencia que se tenga, así el susto será de una naturaleza o de otra.
Se hace crónica la desesperanza; se hace crónico el desespero; se hace… se hacen comportamientos que sólo perpetúan… –como la pescadilla que se muerde la cola- perpetúan situaciones ya repetidas y conocidas.
¿Y cómo será que –según sabios y científicos- aquellos… comportamientos o elementos que ya no son necesarios, y que portamos a través de nuestro genoma, tardan –aproximadamente- en desaparecer 800 años? ¿Cuánto tardaremos en adquirir otra perspectiva?
De ahí que… la repetición de actitudes y posiciones que ya no son necesarias, se trasladen a otros ambientes. Si antes tenía que protegerme del tigre, del león, de la serpiente, ya no necesito eso. Debería desaparecer ese miedo, esa precaución, pero no; hasta que desaparezca, biológicamente hablando –psicológica o anímicamente, serán otros parámetros-. Pero, de entrada, hay un cálculo que nos pone las cosas en una situación… poco esperanzadora. ¡Justo en el año en el que promovemos la esperanza!
Nos advierten que se acerca un enorme meteorito que en el… 33 –si es que hemos sobrevivido en el 12- chocará con nuestro planeta y producirá… –no precisamente buenas cosechas- desastres. Se nos advierte que, igualmente, para el próximo año, las cosas se van a oscurecer aún más. La pólvora de la violencia se extiende por países que no se esperaba –¿no se esperaba?; ¡¿quién no lo esperaba?!- y que, cerca, salpican.
Y hay de todos los tipos; hasta –inclusive- se da la paradoja de que Fidel Castro nos advierte del peligro nuclear.
-¡No puede ser!

-Sí. ¡Y nos recuerda que existió Hiroshima y Nagasaki!

-¿Fidel Castro?

-¡Sí!

-Aquí, el que no asusta, ¡no vale para nada!
Peligro nuclear… quizás sea el menos peligroso; el más aparente.
Pero hay gustos para todos. Y lo grave es que cualquier susto compromete a un grupo de población.
Y no vale que uno diga:
-Pero, bueno, qué sentido tiene introducir este… este susto. Esto no es verdad.

-¡No es verdad para usted, pero para otro sí! Y están asustados.

Esa biodiversidad, es diversificación de papeles –indudablemente- tiene suficiente ‘promoción’ para asustarnos: desde el hombre del saco –que venía y nos llevaba… no se sabe a dónde-, hasta la “ley 538” que prohíba… Como ahora, por ejemplo, una ley que pronto aparecerá en la que –siguiendo con la persecución, en este caso de los fumadores- todo aquel que tenga una empleada o empleado en casa, no podrá fumar en su casa, porque contamina y perjudica la salud de un trabajador. Y como ese trabajador –o trabajadora- trabaja en tu casa, pues no podrás fumar en tu casa.
O sea que, después de 25 años de servicios personales, la señora María o el señor Antonio te denuncian por fumar en tu casa.
Y entonces ahora, en algunos lugares, el patrón, el dueño, la dueña pactan –silenciosamente- con la empleada de hogar, un pequeño aumento para que te dejen fumar después de comer, con la condición de que tú retiras los cubiertos, el plato, y ventilas –no les vaya a dar algo-. Incluso, antes de coger el trabajo preguntarán: “En esta casa se fuma?” No se preguntará si en esta casa se miente, se violentan, se envidian… No, no…
Ahora hay dos juguetes que asustan: el Islam y el tabaco. Con ellos se pueden hacer infinitas combinaciones. Por supuesto, el objetivo es acabar con ellos, para que no nos dañen. Por eso, con un razonamiento sensato y original –“ejem ejem”-, las potencias , las cuarenta y cuatro potencias o países que invaden Afganistán, velan por nosotros, para que allí no se cultiven terroristas que vengan a dañarnos nuestras posesiones, nuestras posiciones…
Por eso huirás de cualquier musulmán: porque te puede traicionar.
Por eso correrás a denunciar a cualquier sujeto que fume cerca de… una calle concurrida o un parque, de madrugada, ¡cuando no hay nadie! Pero… ¡ah!, ¡existen los vigilantes! Pueden ser contaminados.
- ¿Qué hace usted fumando a las cuatro de la mañana en un parque?

- Pues mire, es que no he encontrado otro sitio.

- Pues fatal. Me está perjudicando a mí
.
Pero… también aparecen noticias curiosas, para animar. Por ejemplo, recientemente  –ayer- nos comunicaban que un grupo de personas que vivieron aislados –y viven aislados- en Ecuador, descendientes de antiguos judíos –expulsados por ser tales-, en su endogamia desarrollaron estados de enanismo. Es decir, sus hormonas de crecimiento no funcionaron bien. Eso les ha permitido que no padezcan ningún tipo de tumor y no padezcan diabetes. Así que, por favor: “Sea enano lo antes posible”. Hay personas que ya no lo pueden ser. Lo sentimos, pero padecerán de todas las demás cosas.
Ya sabíamos que –¡Ay, Dios!- que... eso de que “No hay mal que por bien no venga…” Claro, hay genes responsables de estas cosas, y ya se han puesto manos a la obra para introducir genes que… sin dejarnos crecer –o dándonos una talla… bueno, que con un poco de propaganda nos puede gustar- nos evite otros problemas. Aunque no sé si se está muy por la labor de ello, ¿eh?, porque eso repercutiría en industrias, puestos de trabajo, etc.
Pareciera como que siempre que aparece una pequeña esperanza, es a costa de un gran sacrificio, o de una deficiencia o de un trastorno.
Al contemplar la… la poca visión –o con la poca visión que tenemos- la vida y su suspendida presencia… en el Universo…, nos damos cuenta de que... que no nos han perseguido, que a la vida no la han maltratado, que ésta ha surgido –en Creación increíble- en medio de un misterio; que… que no nos tratan mal…; que todos los tratos deshonestos que recibimos son de nosotros mismos: “Y si allí hay un volcán, vamos a vivir allí, al lado del volcán”. ¡Coño! ¿Por qué no se va a vivir a otro sitio? “Y si allí hay una falla que puede provocar un terremoto, allá que me voy a vivir, a ver…”
Vivir… vivir es una excepción increíble, en el pequeñísimo universo que conocemos –¡que no es nada!-. ¡Es un milagro!
Y orando, nos tenemos que dar cuenta de que ha habido que desarrollar –la Creación- una cantidad de sortilegios, y sortear una cantidad de condiciones para Crear… La Vida –que es una franja ínfima, casi inexistente, dentro del caos lumínico y oscuro de la Creación del Universo-.
Si –a quien corresponda- se han tomado tantas molestias –digámoslo así- y tantos cuidados, en que estemos, ¿cómo… cómo es posible que desarrollemos una actitud y un comportamiento en el que… nos asustemos, nos persigamos, nos “enrabiemos”, ¡nos echemos en cara “una y otra cosa” una y otra vez!
A poco que se piense, sí que te entra el susto pensando: “Bueno, aquello –lo que hiciera posible la vida- no puede estar muy contento”.
Afortunadamente –para la vida- ha pasado suficiente tiempo -¿tiempo?- para ver que… que el comportamiento de esas Fuerzas, no es como el nuestro. Y continuamente, con su ejemplo permisivo de hacernos descubrir, aprender y agrandar nuestras posibilidades, nos muestran que no hay nada que temer… por parte de la Fuerza de la Vida.
Entonces, es como querernos mostrar y enseñar que:
Por tanto, no hagas temer a nadie. No hagas -con tu actitud- un germen de convivencia y de experiencias que se sustenten en el miedo. No reclames para ti lo que nunca ha sido tuyo; la vida no nos pertenece. En realidad, no hay ‘algo’ que nos pertenezca. Todo nos lo dan. Cuidémoslo. ¡Disfrutémoslo! Alegrémonos. Sonriamos ante las nuevas perspectivas. ¡No le demos el trato… que se le dio en generaciones pasadas, con esquemas pasados! ¡Recibamos lo que se avecina con el entusiasmo de una esperanza divina que ya ha demostrado su… “permanencia”. Please.”