sábado

Lema orante semanal

LA CUSTODIA DE LA FUERZA
25 de octubre de 2010

"La custodia de la Fuerza"... es una expresión que tiene un doble sentido, que se compaginan, que se conjugan.
La primera expresión de "la custodia de la Fuerza" es la Fuerza en su expresiónde custodia.
La Fuerza como creación, como entorno, como epigenoma, que se conjuga, confabula y ¡conspira! con el ser, para proporcionarle las oportunidades de que éste se potencie en sus capacidades.
En la medida en que se contempla lo que se desarrolla en nuestro entorno, cuando hacemos un enfoque de una visión hacia la Fuerza, podemos darnos cuenta de esa custodia que ejercita la Creación sobre todo –¡sobre todo!– lo creado. Y en ese "todo" está cada uno de los seres. ¡Y todo!, a su vez, es custodiado.
Dándose cuenta, el ser, de que es custodiado por la Fuerza, se despierta en el ser una complicidad, un grado de respuesta similar a la que percibe.
Y de ahí se expresa la segunda visión de "la custodia de la Fuerza", y es ¡la que hace!... el ser, de ¡los dones que recibe!, ¡de las gracias que le llegan!
¡Es el testimonio que expresa! Es el reconocimiento de lo que se le ofrece.
Y es una respuesta inevitable, ¡pero a la vez!... –"pero a la vez"- inútil. La Fuerza no necesita de nuestra custodia.
Pero el ser ¡tiene que responder!... a imagen y semejanza de lo Divino, y por eso se expresa custodiando lo que recibe; lo que descubre; ¡las oportunidades que le brindan!; ¡las ocasiones que se generan!
Y esa expresión de la custodia inútil ¡engrandece... la evolución del ser!, puesto que está exento de importancia personal; está exento de soberbia; está exento de orgullo; está exento de egolatría. Porque sabe que tiene que custodiar, pero a la vez reconoce lo innecesario.
¡Puede llegar a resultar un misterio!
No obstante, si queremos sentir, descubrir, ¡darnos cuenta de la mano permanente de la acción creadora!, esto es posible cuando nos asumimos a la posición de custodios de La Fuerza.
S
i no se asume esa posición de humildad y de sumisión, de inutilidad...
"Inutilidad", como expresión de que, ¡no va a depender de lo que hagamos, lo que tenga que suceder! "No va a depender de lo que hagamos, lo que tenga que suceder". Pero sí es necesario dar esa respuesta.
Eso hace grande al ser, porque reconoce humildemente que está sometido. ¡Pero no como castigo!... ni como imposición, ¡ni como determinismo!, ¡ni como destino fatal!, ni todas esas jergas que se ha inventado el hombre, que lo único que hacen es volverle más sobresaliente a él mismo. ¡No! Es un sometimiento gozoso, ¡por el hecho de existir sin haber realizado ningún mérito que justifique nuestra presencia!, y siendo un misterio –por tanto–nuestra existencia. Y, dentro de ella, una confabulada acción de la Creación, a través de la Fuerza, para que demos testimonio de ella.
El gozo es grande cuando, desde mi pequeñez, contemplo que me custodian.
¡El gozo es grande cuando, desde mi infinitud, adopto una posición de custodia de todo con lo que se me honra!, con lo que se me festeja y con lo que se me da. ¡Ay! ¡Aleluya!
Parece –"¡parece!"- que, desde el anonimato de nuestra gratitud y en la inutilidad de nuestro hacer, esa posición fuera estéril. ¡Parece! Pero no lo es.
¡No lo es! Es el primer peldaño para poder percibir la grandeza del Misterio. ¡Sin pretender entenderlo o razonarlo!... pero sentirlo. Sentirlo y, poco a poco, poder llegar a expresarlo. Como ahora mismo, que se está tanteando ¡en orando! "Como ahora mismo, que se está tanteando en orando".
¡El lenguaje de Dios es grandioso, pero se adapta a nuestro momento!... para que podamos percibirlo. ¡Ay! ¡Benditos aquellos que tienen la opción, tienen sobre ellos la selección, de ser portadores, de percibir... "la custodia de la Fuerza".
Benditos aquéllos que, como respuesta a esto, asumen desde su anonimato, desde su humildad, ¡desde su sumisión!, la grandeza que supone dar testimonio de esa posición.
¡Benditos los que se sienten privilegiados por escuchar la palabra revelada en la oración creada!, y saben del misterio que ello encierra.
Cada ser debe tomar consciencia de sus merecimientos, que necesariamente se han gestado desde Lo Divino para su presencia.
Tomando consciencia de esa realidad, ¡se ejercita!, ¡se ejercitan las acciones! bajo la referencia de Lo Divino.
Así vemos su acción en todo lo que realizamos. Y podemos ir descubriendo que nos sentimos fundidos con los elegidos para la vida, y fundidos con quien nos elige para existir.
¡Y sentir que Lo Eterno nos custodia!, y ante la adversidad nos brinda nuevas opciones, y nos anima a indagar sobre otras manifestaciones, ¡saliendo de lo que se hizo caduco!, separándose de lo que no fue virtuoso, ¡reconociendo la huella y la presencia activa de Lo Divino en todo y, en particular, en lo que nos corresponde aquí.
En el día orante de la custodia de la Fuerza. En un otoño anhelante... que se regocija por la inmediata proximidad de lo íntimo.
Benditos aquellos que anfitrionan en nombre de lo Eterno, ¡porque abren la ventana de los aires nuevos!; ¡porque dejan que pase la luz!; porque le dan a la acogida humana, una naturaleza divina.
¡Benditos sean los seres de humanidad que, como anfitriones, se sienten fuertes! y cubiertos por el manto del Amor del Eterno. Y así, ¡reflejan hacia los peregrinos que buscan!, la luz que ilumine sus caminos.
Lo Eterno, desde su manto, nos cobija y nos bendice.
Bendito sea.
Ámen.

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