sábado

Lema orante semanal

DESPERTAR, IMAGINAR,TESTIMONIAR
7 de junio de 2010
Muy, muy probablemente, por el ejercicio, los paradigmas, las leyes, las costumbres, las normas, los preceptos, las imposiciones, las manipulaciones, los controles… y otras cosillas más, se esté dormido. Y, y lo que es la puntilla, los seres creen que están despiertos.
Podría ser que dijéramos, como muestra de ello, que se repite y se repite la misma pesadilla; se repite y se repite el mismo terror; se repite y se repite la misma tragedia; se repite el mismo drama; continúa el hambre y la desesperación, sigue... terror y el horror. ¿Será… será que se está dormido y, como dormido, nnnno se da uno cuenta? Son de estos sueños que uno no recuerda, a veces sí, alguna pesadilla. ¿Será que la humanidad está dormida?
Asaltos, persecuciones, ejecuciones, guerras, castigos, trampas, psiquiátricos, hospitales, cárceles… ¡Ah!, prohibido fumar en las bodas, bautizos y banquetes, pero permitido fumar en psiquiátricos y cárceles. Eso suena a pesadilla, ¿no? ¿No? O a un mal sueño. ¿Qué pasa? ¿Qué los locos pueden fumar, porque, total…? ¿Y los presos pueden fumar porque total…? En cambio, los sanos pueden no fumar, porque se espera..., porque prosperan..., porque… ¿No parece eso un sueño?
-¿Saben? Soñé que, que celebrábamos el matrimonio de mi hija y no podía hacer esos puros con esas vitolas, que ponían: “Enlace Pérez-Martínez…” Soñé que me lo prohibía el gobierno…
-¡Noooo!! ¡Vaya sueños que tienes tú, oye! ¡Vaya sueños! ¿Cómo te va a prohibir el gobierno que tú, en una fiesta en “Salones Torres”, no vayas a dar un Cohíba de esos bonitos, oye, pa’ que todo el mundo eche humo como vampiros? ¡Hombre! ¿Cómo te va a prohibir? Pero, ¿en la cabeza de quién cabe que te van a prohibir el gobierno nada de todo eso, hombre?
-Soñé que prohibían fumar en las plazas de toros…
-¿Qué?
-Sí.
-No, no, no eso es un sueño. ¿Cómo, cómo...? ¿Qué, qué, qué... en cabeza de quién cabe, hombre? ¿En cabeza de quién cabe que, que va a ir un barco, lleno de golosinas, y lo van a asaltar y van a matar a los tripulantes? ¿Pero, cómo puede pasar eso, hombre? Es una pesadilla que has tenido, hombre.
-¿Cincuenta y cinco años de dictadura? No, hombre, eso no. Eso era cuando las pesadillas esas de Franco, pero hoy, no.
-Sí, hay “castros” que…
-¿En Galicia?
-Bueno, tiene que ver con Galicia, sí. Cincuenta y cinco años.
-Es una película, hombre, “Cincuenta y cinco días de Pekín”, con Charlton Heston y…
-No, no, no, que te digo yo a ti que…
-Que no, hombre, que no. Estás bajo un sueño raro.
-De verdad, que..., que han tirado una bomba atómica… bueno, han tirado muchas, pero así con personas y tal, dos.
-Eso es una película, que han echado de ciencia ficción que se llama “Hiroshima y Nagasaki”. Pero una película.
-¿Una película? Pues yo tengo un lío entre sueños y películas, no sé qué es…
-Bueno, pero eso es normal, ¿no?, porque he ido al pueblo de al lado y también, y también, y también…
-¿No estaremos dormidos? Porque normalmente, si eso fuera verdad, ¡hombre! ya habríamos reaccionado, ¿no? Si en vez de tener un presidente con forma humana, el presidente fuera un Bambi, ya habríamos reaccionado y hubiéramos puesto a un ser humano de presidente. Y no que, encima, es el rey de la selva… ¡si en la selva no hay bambis!, eso es en el bosque.
-¡Ah!, pues a mí me han dicho que es así.
-¿Sí?¿No ves que es un sueño, hombre? ¿Lo ves? Si hubiera sido verdad, las personas hubieran reaccionado, hombre. Hombre, ¿cómo, cómo, cómo…? No, no, no, no...
-Que sí, que la han matao’.
-¿La ha matado? ¿A quién?
-Sí, a esa mujer, y a aquella, y a la otra, y a la otra.
-¿Pero qué pasa? ¿Que hay un asesino a suelto?
-No, ¡son sus maridos, que las matan!
-¿Los maridos? Los maridos lo que quieren es a la mujer, ¿no?
-Bueno… ya sabes que había un refrán que decía: “Hay amores que matan”, pero no se han puesto en práctica hasta ahora.
-¡Aaaah!, pero eso lo has soñado, ¿no?
-¡No! No. Ayer una en Albacete, el otro día otra en Granada, el otro día otra en Málaga... No sé cuántas llevamos.
-No, hombre, no. Eso, ¿cómo va a ser verdad?
-Sí, y delante de los niños. Bueno, y también han matado a los niños, algunos también, pa’ que no quede nadie.
-Es una película de terror, vienes del cine de terror de Sitges. Eso lo echan allí, pero eso no puede ser verdad. Eso es que estás tú dormido. Eso es que te lo ha contado alguien con mala idea, ¿cómo va a pasar eso, hombre?
-Sí. Bueno..., o no. Tienes razón..., a lo mejor…
-¿Cuánto? ¿Cada cuánto? Cada... no, no. ¿Cada... cinco segundos? Uno, dos, tres, cuatro, cinco… muere un niño por contaminación de aguas y todo lo que ello lleva consigo en el planeta… ¡o! de sed.
-¡Anda ya, hombre! Eso son las películas esas de ciencia ficción, que sacan, que sacan eso… ¿cómo se llama? ¿cómo se llama esto…? ¡Estadísticas! ¡Eso! Esas películas de ciencia ficción. ¿Cómo va a ser verdad que eso...?
- ¡Que no, hombre, que no! Que eso… ahora en todos lados hacen cine de terror y obras de teatro de terror, pero eso no existe. ¿Tú crees que si existiera, tú crees que si existiera, no iríamos…? Porque tú comes todos los días y bebes agua todos los días, ¿no? Entonces, como tú, todo el mundo bebe y come. ¿Cómo íbamos a permitir que una cosa así pasara? No, hombre, no.
-¿Y la malaria qué?
-Que malaria, malaria, eso es un cuento de… que no, que no, que no, que no.
-El SIDA, que sí da, ¡eh!
-No, eso le pasa… no sé, a la gente mala que la castiga Dios, pero... unos cuantos.
-Que no, que son millones.
-¡Millones, millones!... si eso te das una ducha y se te quita, ¡hombre!, con buen jabón. ¿A quién van a asustar, hombre?
-Que no, que… Antonio José, en serio, que… bueno, en serio no lo sé, si estaremos dormidos… despertar ¡Despierta, eh, despierta! ¡despierta!
¡Ohhhh! ¿Podría ser una semana de estar despiertos? Es una propuesta orante. Sí, la oración nos lleva al despertar. Porque quizás, quizás bajo leyes, normas, consejos, tradiciones, traiciones, mentiras etc., etc., todo es normal. Y eso es que estamos en un estado de consciencia en el que todo eso es ¡normal! En consecuencia, ESTAMOS DOR-MIDOS.
¡Se despierta! cuando se está en un momento de trance y de oración en el que todo se ve claro y con resplandor.
-¡Despierta!
-¿Despertar?
-¡Sí! Despierta a esa vocación que la tienes ahí guardada, escondida.
-¿Mi vocación? No , pero es que no puedo ahora, porque tengo que pagar la hipoteca, tengo…
-Pero… ¡Estás dormido! ¡Despiértala! ¡Ponla a vivir, tu vocación! ¡Ponla a buscar!
-¡Ah!, mi vocación.
-Sí, sí. ¿Y tus ideales? ¡Despiértalos!
-No, bueno, sí, yo tenía el ideal de… no sé, me da vergüenza, de tocar la trompeta.
-La trompeta. ¿Y?
-No, que un día cogí una trompeta y soplé y de ahí no salía nada y.... Y luego soplé y salió un sonido rarísimo. Y alguien me dijo:“¿Dónde vas? ¿Dónde vas, ignorante? Tú no sabes”. Y... Y no.
-Pero, ¿tú no sabes que a todos los trompetistas les pasó eso?
-¿A todos? No, hombre. ¡No le va a pasar eso a Louis Armstrong, o Miles Davis?
-Sí.
-¿Sí? ¿De verdad?
-Sí.
-O sea, ¿qué al principio es normal que no suene?
-No suena nada. Suena aire que pasa.
-¿Y luego, de repente, te asustas y sale una cosa rara…?
-Así es, es cuestión de labios. Es cuestión de labios; labios, mmmm, de apretar, mmmm, y de hacer práctica, mucha práctica. Toma nota de esto: mmmuuuucha práctica.
-O sea, ¿tú me ves a mí como trompetista?
-Mira, yo a ti te veo como trompetista, como saltimbanqui, como enamorado, como ladrón, como bombero, como Al Capone. ¡Yo te veo a ti como un Universo! Cualquier ideal que proyectes y que te lances a él. ¡Tú!, y el otro, y el otro, y el otro, y el otro. La Fuerza te sostendrá, te llevará y te sujetará la corneta. La Fuerza tecleará los tres pistones de la trompeta. Tú harás que soplas, y será el viento que se cuele por ella. E interpretarás la mejor melodía, la que haga a los ángeles saltar, la que haga a los animales pararse y escuchar. Tú, y aquél, y el otro y el otro.
¡Despierta!
¡Despierta a tus ideales!
¡Despierta a tu vocación!
¡Despierta a tu fe!
¡Despierta a tu compromiso!
¡Despierta a tus creencias!
¡Despierta de esa pesadilla diaria!
¡Sensibilízate ante ella! ¡Propón, habla, comenta, escribe, habla!
¡Despierta!, porque quizás se esté dormido, muy dormido.
¡Ah! Dios está sólo para los despiertos. Quizás también por eso… ¿entiendes, verdad...?
IMAGINENSE, imagínate, imagínese. Imágenes, imágenes, imágenes, imágenes.
El mejor método descubridor, el mejor método de investigación.
Una vez, a un famoso científico -después famosísimo: Rutherford-, le negaron los auxilios del Estado para investigar -véase economías, tecnologías-, y él reunió a su equipo y les dijo:“Señores, vamos a investigar, ahora sí, a pensar, a imaginar”.Y se reunían todos los días para pensar, para imaginar, para suponer…
Y tú su-pones, y pones el huevo aquí, y pones la vista allá, y pones la teoría aquí, e imaginas…
¿Sabían que gran parte de los descubrimientos perceptivos de la teoría de la relatividad los hizo Albert Einstein asomándose por la ventana de su despacho al jardín?
(Se escucha un ruido, por el viento)
Dicen que sí…
-¿Imaginamos?
-Sí, imagínate que va un tren a la velocidad y tiquiti… y se cruza con otro tren a la velocidad de no sé qué… ¿cuál tren va más deprisa?
Esas cositas que preguntan y nadie sabe, y finalmente dice:
-No, van… Según el observador, no se mueve ninguno…
-¿No me diga?
-Sí.
Y cosas así. Imaginar es barato, es económico.
Se supone que el pensamiento a “full time”, o sea, a pleno rendimiento, con las neuronas de bajo costo, las neuronas de bajo consumo… -porque normalmente están en bajo consumo, no me digan-, con biodiesel, con alimentos “bio”, ecológicos y tal, a “full chola” –que se diría en el argot popular-, consumen una… una avellana, veinte billones de neuronas de bajo consumo; en un día, en un día. ¡Y puedes imaginar todo lo que quieras, todo lo que quieras! Cambias el mundo, le das la vuelta, cambias de gobierno, de mujer, de marido, de hijos, de nietos, haces una empresa, te arruinas, te haces rico otra vez… O sea, todo esto en un ratito, ¡eh!, dándola ahí a la imaginación un rato, un rato, no hace falta pensar mucho, porque si piensas mucho, parece que algo te sale mal, no, no.
Imaginar.
Pero luego, son imaginaciones.
Sí, ya. Pero, ¿es que acaso no te tienes que imaginar a Dios para poder orar? Es la mayor imaginación que quizás el hombre haya hecho: Dios. Quizás por eso dicen que “a imagen y semejanza somos”. No sé si semejantes, pero a imagen, sí. Lo de semejantes, cuesta trabajo, cuesta, cuesta… pero lo de imagen, sí, perfectamente.
-¿Cuál es la forma de Dios?
-Bubiiiiii, Bubiiiii, Bubiiiiii….
-¿Qué quieres decir con eso?
-Que no sé, ¡Yo qué sé cuál va a ser la forma! ¿Pero tiene forma?
-¡Hombre!, todo en el mundo tiene forma.
-Perdona, pero todo no. La envidia, por ejemplo, no tiene forma.
-Pues sí, yo me la imagino como un guepardo contagiado de rabia.
-¡Ah!, bueno, mira, no es mala imaginación. Has dicho un guepardo contagiado de rabia. Bueno, en principio, los guepardos no padecen rabia; pero un guepardo, con lo que corre, y contagiado de rabia… pues es peligrosísimo.
-Sí, suelto en una habitación, y tú solo dentro de ella.
-Pues date por…
-Sí, eso. Así, así es la envidia.
-¡Josú! ¡Qué malo es eso, ¿no?!
-Sí. ¿Tú no te has dado cuenta?
-Pues no, yo… ¿Por qué me dices a mí eso?
-¿Tú no te has dado cuenta?
-¡(Con sonidos guepardiles) ehhhh, nooooo, grrrrr, brrrrrrr!
-¿Ves? Ya te ha mordido el guepardo, te ha contagiado la rabia, tienes la rabia del guepardo…
-¡Aaaahhh! Grrrrrr trrrrr ¿Por qué lo dices?
-No, por nada, por nada. ¡Hasta luego, Lucas!
Sí, es que a veces, como se está dormido, no se da uno cuenta de que tiene la rabia del guepardo.
-Dirá del leopardo…
-He dicho ¡Guepardo! Un animal parecido al leopardo, pero que es con “G”: guepardo. ¡Y que corre! Es uno de los animales más rápidos del mundo. Eso significa que, cuando un guepardo contrae la rabia de un perro, es inútil que corras. Y puede ser semejante, sí, semejante, imaginariamente, a la envidia.
-¡Guauuuu! Pues yo no quiero que me contagie eso, no quiero, no.
-Pues imagínate entonces qué…
-No sé, no sé, no sé, me imagino que soy un hombre pacífico, por ejemplo.
-¡Ja! Eso es una broma, ¿no?
-Pues sí, todo empezó siendo una broma, porque era un hombre muy violento, de pensamiento, de palabra y de obra. Y me imagine… ¿”y di si soy di distinto”? -“Y di si soy di distinto”, porque hay que imaginar en lenguajes extraños, porque si imaginas en lenguaje corriente, vas a imaginar lo mismo de siempre- ¿Y di si soy di forma distinti?
-¡Ah! Imagínatelo. Imagina que eres una mujer… casi normal.
-¡Jo!, mira que me cuesta trabajo, ¡eh! Porque yo… a mí, como se me… bueno, hay días que no me aguanto. Yo… yo de normal tengo muy poco.
-Bueno, pero imagínatelo.
-¡Jo! Sí, bueno, ya me lo estoy imaginando.
-Y qué tal ¿ cómo te ves?
-Pues no me ve... me veo rara.
-Claro es que, es que claro, te ves rara porque estabas dormida siempre, con ese mal humor, ese mal genio permanente, constitucional, ¡no hereditario!, epigenético y continuamente arañando, ¿verdad?, que te resulta difícil imaginar-te normal. Además, no sabes lo que es ser normal, porque estás rodeada siempre de seres no normales.
-¿Yo no soy normal?
-Pues, así como lo dices, no. El que es normal, primero es muy raro, rarísimo. Y segundo, no lo dice.
-O sea, que el que dice que es normal, es que no lo es.
-¡Exactamente!
-Ya. O sea, que uno se puede imaginar…
Y claro, en la medida en que te despiertas, en la medida en que imaginas, TESTIMONIAS. ¡La testosterona está para algo más que para echar un polvo! ¡eh!, ¡está para algo más que la erección y la disfunción eréctil! Está para testificar, por ejemplo.
También hay otros seres que tienen corticoides, andrógenos, progestágenos, estrógenos…
-¿Y todo eso es para testificar?
-Sí, el sistema hormonal es un sistema testificador, testimonial.
-¡Guau! Según eso, entonces, con que testimonie la mujer una vez al mes, es suficiente. En cambio, el hombre tiene que testimoniar todos los días…
-Mira, muy bien. Muy bonito, muy bonito, sí señor. Muy buena comparación. Espermatozoides con óvulos: un óvulo al mes y espermios todos los días.
-Entonces el hombre tenía que tener… el masculinismo debería haber creado un paraíso para todos, y especialmente para las mujeres, ¿no?
-Sí señor.
-Y entonces, ¿qué ha pasado?
-Que se ha dormido.
-¿Quién?
-El hombre.
-¡Ah! Pero la mujer está despierta…
-Por lo menos una vez al mes, sí.
-¡Jo! ¿Y cómo arreglamos esto?
DESPERTANDO PRIMERO, IMAGINANDO DESPUES, Y LUEGO… TESTOSTERONA, DIGO, TESTIFICANDO, TESTIMONIANDO.
-¿Tú no eres testigo, diariamente, de tal o cual, o de esto o lo otro que no va, que no funciona, que podría ir mejor? ¿Tú no eres testigo diariamente de eso? En tu entorno más inmediato, ¿sí o no?
-Sí.
-Pues testimonia, testifica. ¡Vamos! Imagínatelo primero. Despierta antes de todo, ¡eh!, no vayas a pensar que en donde estás, lo que haces y cómo lo haces, todo es maravilloso y perfecto, ¡ah! L’amour, maravilloso amor ¡No! no. ¡Despierta, despierta!
TESTIMONIAR. TESTIFICAR. HORMONAL, NEUROTRANSMISORES.
-¡Guauuuuu! ¿Podemos modificar el epigenoma?
-Sí, si tú testificas, si tú testimonias, modificas las condiciones “epigenomáticas” que gravitan sobre tu genoma ¡dormido!
-¡Ay, Dios mío! Pero eso debe ser muy trabajoso, ¿no?
-No, al revés.
Mira: ¿Tú te has dado cuenta cuando estás en el agua y mueves los brazos, las piernas…? ¿A que te cuesta menos trabajo que si no estás en el agua?
-Pues sí.
-Pues algo así es. Cuando estás despierto, estás flotando, estás… bueno. Cuando estás dormido, estás pesado, no hay quien te despierte, quieres dormir más y más y más, no eres voluntario ni involuntario, eres… ni siquiera llegas a la categoría de vegetal. En cambio, cuando estás despierto… eso se mueve, se intercambia, absorbe, produce, da, recibe… ¡guau! Eres osmótico, tío, ¡osmótico!
-¿Osmótico?
-Sí, y ella “esponjómetra”.
-¿”Esponjómetra”? ¡Ella esponjómetra y yo osmótico! Pero eso es una cosa orante…
-Totalmente. Totalmente. Lo que pasa es que es una traducción del hindú, y suena así: “esponjómetro y osmótico”.
-¡Oye! ¿Pero eso es de alguna tradición antigua de la India?
-No, de la Mancha. Es de hoy.
-¿De hoy?
-Sí, como el pan, de hoy.
-Bueno, entonces es una broma.
-No, no, no. ¡Siéntete osmótico! ¡Vamos! Siéntete “esponjómetro… o esponjómetra”. ¿No usas a veces esas esponjitas para bañarte, lavarte y esas… monadas? Esponjitas… llenas de bichitos… que para eso sirven las esponjas, para que se refugien los bichitos. Con lo bueno que está un jabón lagarto, áspero y con raspas, para que te arañe un poco… porque si no, te lavas como la lavadora, con gel… gel de baño. Eso es estar dormido. Con una ducha así: gel de baño y luego after milk y esas cosas, body milk para no sé qué… ¡Estás dormido!, eso no despierta a nadie. Para despertarse por la mañana, hace falta que la alcachofa de la ducha te caiga encima. ¿Entiendes?
¡Espabila! ¡Espabila!
¡Es la semana de espabilarse, de imaginarse, de testimoniar, de “hormonalizarse”, de esponjarse, de “homeostatizarse”!
¡Ay!, eso. Y no cansa, de verdad que no cansa, no cansa, no cansa. Se renueva. Hay mecanismos de bio-feedback en las hormonas y en los neurotransmisores, y se renuevan, y más, y más, y más. Y cuanto más, más quieres y más das, y más te ofreces, y más ¡Ay, ay, ay! ¡Ay!, de vez en cuando, un suspirito, para que entre Dios más adentro, ¡más adentro!, y te cale hasta las médulas.
No te preocupes por cansarte. Preocúpate si te casas.
Quizás sea una buena semana para despertarse, aunque sea de una parte de las pesadillas.
Quizás sea una excelente semana para imaginar, para rescatar –junto con el despertar- todos los ideales, las fes, los proyectos y las vocaciones que estaban ahí, escondidas.
Muy probablemente, quizás, sea un buen momento para hormonalizarse, de acuerdo con la sexualidad de cada ser. Que el ser se haga osmótico y también esponjoso.
Quizás pueda ser una semana de un ¡nacimiento glo-rioso!.
Ámen.
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