Seguir. Prohibir
18 de enero de 2010
18 de enero de 2010
Es pregunta, es pregunta… necesaria, el... cuestionar hacia dónde se sigue. ¿Por qué seguir…? ¿A qué se sigue…? A veces, la pregunta es continuada, otras, cada equis tiempo. Pero, el seguir se interpretaría como ese saber hacia dónde ir. El que sabe hacia dónde ir, sigue. Es como si el ser se dotara de los recursos que precisa para realizar su... o sus funciones
A veces, ese saber hacia dónde ir es producto de una cultura, de una educación, de un entrenamiento, de un proyecto -social, cultural-, en definitiva, de una decisión humana. Y, se prepara a éste, a aquél, a otro, para mecánico, para ingeniero, para cantante, para futbolista, para… Y sigue, a veces, la estela de sus progenitores, o la estela de la moda que marca una sociedad. Pero, ¿sabe hacia dónde ir per se…, por sí mismo? ¿Lo ha descubierto...?
Además de los factores descritos –numerados-, otros factores, que van desde el clima hasta el lugar de nacimiento, pasando por todas las etapas de relación con el medio -hormonales, inmunológicas… un sinfín de factores-, además intervienen casualidades, imprevistos, sorpresas, suertes… Es una forma de… o palabras que indican que hay una serie de… de componentes activos que desconocemos su naturaleza. Y que, probablemente, sean los verdaderos vectores de los que tenemos que saber: como sabiduría, como intuición, como clarividencia, para ir…
A veces, ese saber hacia dónde ir es producto de una cultura, de una educación, de un entrenamiento, de un proyecto -social, cultural-, en definitiva, de una decisión humana. Y, se prepara a éste, a aquél, a otro, para mecánico, para ingeniero, para cantante, para futbolista, para… Y sigue, a veces, la estela de sus progenitores, o la estela de la moda que marca una sociedad. Pero, ¿sabe hacia dónde ir per se…, por sí mismo? ¿Lo ha descubierto...?
Además de los factores descritos –numerados-, otros factores, que van desde el clima hasta el lugar de nacimiento, pasando por todas las etapas de relación con el medio -hormonales, inmunológicas… un sinfín de factores-, además intervienen casualidades, imprevistos, sorpresas, suertes… Es una forma de… o palabras que indican que hay una serie de… de componentes activos que desconocemos su naturaleza. Y que, probablemente, sean los verdaderos vectores de los que tenemos que saber: como sabiduría, como intuición, como clarividencia, para ir…
Los factores conocidos se pueden estudiar, se pueden comprender, se pueden razonar, pero no tienen la suficiente fuerza como para darnos la certeza y el empuje… y hacia dónde ir.
De ahí que si... abrimos desde el sentido orante, nuestras antenas para ¡darnos! por enterados de la casualidad, de lo imprevisto, de lo incierto, de la suerte… Si abrimos las antenas para percibir esos elementos a través de nuestra intuición, a través de nuestra ignorancia… Si abrimos la puerta para asumir los acontecimientos que confluyen en nuestra vida y que, desconocemos por qué… Si aceptamos el misterio como un empuje de -como mínimo- curiosidad hacia lo desconocido. Entraremos en otra dimensión del… “SÉ”. “Sé” de “lo sé” y por ello me muevo hacia una dirección.
Si empezamos a mirar las casualidades, lo afortunado o desafortunado que pueda ocurrir -las sorpresas, lo imprevisible-… y le damos el valor de “MISTERIO”, estaremos en condiciones de percibir esas fuerzas. Que luego podemos llamar “destino”, podemos llamar “plan Divino”, podemos llamarlo como queramos. Pero, estando en ese plano, estaremos viviendo de verdad. Sabiendo que ése es nuestro posicionamiento, y hacia la dirección que nos corresponde por un plan, probable, que se ciñó sobre nuestra existencia, y que nos dotó de capacidades, y nos reservó un espacio para expandir nuestro proyecto. Un proyecto que no es propiedad; un proyecto de Creación.
De ahí que si... abrimos desde el sentido orante, nuestras antenas para ¡darnos! por enterados de la casualidad, de lo imprevisto, de lo incierto, de la suerte… Si abrimos las antenas para percibir esos elementos a través de nuestra intuición, a través de nuestra ignorancia… Si abrimos la puerta para asumir los acontecimientos que confluyen en nuestra vida y que, desconocemos por qué… Si aceptamos el misterio como un empuje de -como mínimo- curiosidad hacia lo desconocido. Entraremos en otra dimensión del… “SÉ”. “Sé” de “lo sé” y por ello me muevo hacia una dirección.
Si empezamos a mirar las casualidades, lo afortunado o desafortunado que pueda ocurrir -las sorpresas, lo imprevisible-… y le damos el valor de “MISTERIO”, estaremos en condiciones de percibir esas fuerzas. Que luego podemos llamar “destino”, podemos llamar “plan Divino”, podemos llamarlo como queramos. Pero, estando en ese plano, estaremos viviendo de verdad. Sabiendo que ése es nuestro posicionamiento, y hacia la dirección que nos corresponde por un plan, probable, que se ciñó sobre nuestra existencia, y que nos dotó de capacidades, y nos reservó un espacio para expandir nuestro proyecto. Un proyecto que no es propiedad; un proyecto de Creación.
Podría ser una buena reflexión en este ritmo de semanas… en este ritmo de ¡esta! semana; que, además de lo sabido, conocido, empecemos a saber del “Misterio”… Empecemos a saber del “Misterio”. ¡Lo cual no significa que lo vayamos a desvelar…! No. Que empecemos a tenerlo en cuenta. Y, probablemente -lo que en teoría conocemos-… y probablemente, una serie de factores que nos mueven a “SE-GUIR”, no sean del todo ciertos… o no tengan nada que ver con la “certeza”.
Es probable que, en un primer momento -si esto ocurre- aparezca una inseguridad, un desasosiego, una inquietud… Pasar del burocraticionismo a… a… a ser como el aire, como el viento, no es un salto fácil.
Además, se descubren las ataduras y los anclajes, que estaban curiosamente, ocultos. Porque quienes nos recibieron cuando llegamos a este lugar del universo, ya tenían preparado el enjambre de cómo deberíamos ser, pensar, actuar. No nos dieron ninguna oportunidad.
Si saltamos y abrimos la puerta a otras perspectivas, aparecerán otras oportunidades. Aparecerán otras perspectivas. Al menos, tendremos la ocasión, la posibilidad -aunque sea remota- de saber si en dónde estamos y hacia dónde vamos es lo que nos corresponde. O si, por el contrario, estamos fuera de base, fuera del espectro que estaba reservado para nosotros. Y, a lo mejor, usurpando otros lugares. Con lo cual podríamos comprender nuestros desesperos, rabias, tristezas, desasosiegos, dolores, enfermedades, sufrimientos…
Es probable que, en un primer momento -si esto ocurre- aparezca una inseguridad, un desasosiego, una inquietud… Pasar del burocraticionismo a… a… a ser como el aire, como el viento, no es un salto fácil.
Además, se descubren las ataduras y los anclajes, que estaban curiosamente, ocultos. Porque quienes nos recibieron cuando llegamos a este lugar del universo, ya tenían preparado el enjambre de cómo deberíamos ser, pensar, actuar. No nos dieron ninguna oportunidad.
Si saltamos y abrimos la puerta a otras perspectivas, aparecerán otras oportunidades. Aparecerán otras perspectivas. Al menos, tendremos la ocasión, la posibilidad -aunque sea remota- de saber si en dónde estamos y hacia dónde vamos es lo que nos corresponde. O si, por el contrario, estamos fuera de base, fuera del espectro que estaba reservado para nosotros. Y, a lo mejor, usurpando otros lugares. Con lo cual podríamos comprender nuestros desesperos, rabias, tristezas, desasosiegos, dolores, enfermedades, sufrimientos…
Seguir… con mucha frecuencia resulta duro, difícil, porque esos elementos -específicamente- de autoridad humana, no son suficientes. Necesitan premios, castigos, para continuar. Cuando resulta que la vida, la naturaleza de la vida en sí misma –como Misterio- tiene suficiente fuerza para no necesitar el hostigamiento del entorno, de la cultura, de la moda…
A veces, se sigue porque ¡prohíben!
¡Ah!, las prohibiciones. No, no son muy peligrosas las prohibiciones ajenas a uno mismo, que procedan de poderes, mandos, de filosofías, de religiones... no. Esas se ven y se… se burlan o… o se siguen. La verdadera incomodidad reside en las ¡propias prohibiciones!
Educados en climas de prohibiciones, y en base a cumplirlas alcanzar las bendiciones, no… no ha habido ocasiones para saber lo que… sería, si no hubiera prohibiciones. ¿Es un hecho, obligado?
¿Se gestó la vida en base a prohibir? ¿O se gestó en base a solidarizarse, conjugarse, conjuntarse, intercambiarse…?
Y en el transcurso de convivir cada ser va acuñando prohibiciones -desde aspectos sutiles a aspectos grotescos-, además de las prohibiciones medio ambiéntales o con las que hay que lidiar cada día.
La conclusión bajo el sentido orante sería que: el ser humano es un ser “prohibido”.
-¡Ah!, pero ¿no éramos libres? ¿No estábamos viviendo en un país libre?
-¿Libre?... o liebre…
-No, quería decir ¡libre!
-Oh…, ya…¿Con papeles o sin papeles?
-¿Quiénes son libres: los que tiene papeles o los que no tienen papeles? ¿Y a todo esto, ¿de qué papeles hablamos? ¿De la imprenta de Gutenberg o de los papeles de “arroz chino”…? ¿Tiene usted papeles?
-¡Sí!
-¡Ah! Es usted libre. ¿No tiene papel?, ah, no es usted libre…
Pero, así recordando –históricamente- ¿la humanidad ha sido alguna vez, libre? ¿Es posible que… se piense que se es libre, habiendo viviendo sistemáticamente en las prohibiciones? Sin saber específicamente cual es el “sentido”… que se debe seguir…
A veces, se sigue porque ¡prohíben!
¡Ah!, las prohibiciones. No, no son muy peligrosas las prohibiciones ajenas a uno mismo, que procedan de poderes, mandos, de filosofías, de religiones... no. Esas se ven y se… se burlan o… o se siguen. La verdadera incomodidad reside en las ¡propias prohibiciones!
Educados en climas de prohibiciones, y en base a cumplirlas alcanzar las bendiciones, no… no ha habido ocasiones para saber lo que… sería, si no hubiera prohibiciones. ¿Es un hecho, obligado?
¿Se gestó la vida en base a prohibir? ¿O se gestó en base a solidarizarse, conjugarse, conjuntarse, intercambiarse…?
Y en el transcurso de convivir cada ser va acuñando prohibiciones -desde aspectos sutiles a aspectos grotescos-, además de las prohibiciones medio ambiéntales o con las que hay que lidiar cada día.
La conclusión bajo el sentido orante sería que: el ser humano es un ser “prohibido”.
-¡Ah!, pero ¿no éramos libres? ¿No estábamos viviendo en un país libre?
-¿Libre?... o liebre…
-No, quería decir ¡libre!
-Oh…, ya…¿Con papeles o sin papeles?
-¿Quiénes son libres: los que tiene papeles o los que no tienen papeles? ¿Y a todo esto, ¿de qué papeles hablamos? ¿De la imprenta de Gutenberg o de los papeles de “arroz chino”…? ¿Tiene usted papeles?
-¡Sí!
-¡Ah! Es usted libre. ¿No tiene papel?, ah, no es usted libre…
Pero, así recordando –históricamente- ¿la humanidad ha sido alguna vez, libre? ¿Es posible que… se piense que se es libre, habiendo viviendo sistemáticamente en las prohibiciones? Sin saber específicamente cual es el “sentido”… que se debe seguir…
A fuerza de prohibirse tanto, cada ser se ha ido convirtiendo en una prohibición. Y cada vez que vemos a éste, a aquél, al otro, al otro… ya sabemos que nos prohíbe esto, o con éste no se puede hablar de lo otro, aquél no se le puede decir el otro… ¡se ha “desprohibido”!
Quizás no le hemos dado, o no se le da esa interpretación, pero… en el sentido orante las perspectivas tienen otra dimensión, otros objetivos.
¡La Creación no gestó la vida para prohibirla!
Sin embargo… cualquier aparente…, aparente libertad… tiene su prohibición:
-¡Es usted libre de fumar! Pero está prohibido fumar…
-¿Pero, cómo? Pero, ¿quién me lo prohíbe?... ¿el estado?, ¿Quién canaliza el tabaco, el estado? Pero soy libre de fumar…
-¡No, está prohibido!, dentro, fuera, arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha…
-¿No se acuerda usted de la famosa “ley seca”: ¡prohibido fabricar y beber bebidas alcohólicas!? Pues esto es lo mismo: ¡prohibido!
Esta permitido dos o tres copas de vino para el varón y una, para la mujer; es un excelente cardio-protector.
¡Pero, está prohibido emborracharse!
Está prohibido beber según religiones y filosofías.
Pero, está permitido…
¡¿Qué…, qué... clase de libertad es esa?!
Ahondando un poco más descubrimos -y podrán encontrar infinitos ejemplos- que cada libertad en realidad es una prohibición. No es una libertad.
Alguien podrá decir:
- ¡Porque yo puedo pensar lo que quiera!
-¡No! querido Watson, tú no puedes pensar lo que quieras; ya se te ha educado para que pienses de una determinada forma. No puedes pensar lo que quieras, salvo que modifiques una serie de parámetros. Pero tú no piensas lo que quieres, tú piensas según el condicionante que te han impuesto. Eres una reserva de prohibiciones. Ahonda en lo que consideras una libertad y descubrirás que es una prohibición.
-¿Eres libre acaso de ir a cualquier lugar de este planeta?
-Pues, eeeh….
-¡No! -por ejemplo-. Es, por aquello de seguir…-si vas a seguir-. ¿Es libre alguien de Sierra Leona o de Burkina Faso o... –por poner ciudades importantes, países importantes-, de ir a Paris y hacerse diseñador de moda, por ejemplo? - Porque, claro, hay que ver, lo de libre hay que verlo en el amplio sentido de la palabra-.
-Nooo…
-Ah, Pero la ley dice…
-¡Aaah, la ley…!
Las libertades, las fraternidades y las “igualidades” que surgieron de cabezas cortadas en una revolución engañosa, nos han dado la imaginería ¡falsa! de que habitamos -los privilegiados de occidente- en un espacio libre. En realidad… habitamos en un espacio prohibido.
Quizás no le hemos dado, o no se le da esa interpretación, pero… en el sentido orante las perspectivas tienen otra dimensión, otros objetivos.
¡La Creación no gestó la vida para prohibirla!
Sin embargo… cualquier aparente…, aparente libertad… tiene su prohibición:
-¡Es usted libre de fumar! Pero está prohibido fumar…
-¿Pero, cómo? Pero, ¿quién me lo prohíbe?... ¿el estado?, ¿Quién canaliza el tabaco, el estado? Pero soy libre de fumar…
-¡No, está prohibido!, dentro, fuera, arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha…
-¿No se acuerda usted de la famosa “ley seca”: ¡prohibido fabricar y beber bebidas alcohólicas!? Pues esto es lo mismo: ¡prohibido!
Esta permitido dos o tres copas de vino para el varón y una, para la mujer; es un excelente cardio-protector.
¡Pero, está prohibido emborracharse!
Está prohibido beber según religiones y filosofías.
Pero, está permitido…
¡¿Qué…, qué... clase de libertad es esa?!
Ahondando un poco más descubrimos -y podrán encontrar infinitos ejemplos- que cada libertad en realidad es una prohibición. No es una libertad.
Alguien podrá decir:
- ¡Porque yo puedo pensar lo que quiera!
-¡No! querido Watson, tú no puedes pensar lo que quieras; ya se te ha educado para que pienses de una determinada forma. No puedes pensar lo que quieras, salvo que modifiques una serie de parámetros. Pero tú no piensas lo que quieres, tú piensas según el condicionante que te han impuesto. Eres una reserva de prohibiciones. Ahonda en lo que consideras una libertad y descubrirás que es una prohibición.
-¿Eres libre acaso de ir a cualquier lugar de este planeta?
-Pues, eeeh….
-¡No! -por ejemplo-. Es, por aquello de seguir…-si vas a seguir-. ¿Es libre alguien de Sierra Leona o de Burkina Faso o... –por poner ciudades importantes, países importantes-, de ir a Paris y hacerse diseñador de moda, por ejemplo? - Porque, claro, hay que ver, lo de libre hay que verlo en el amplio sentido de la palabra-.
-Nooo…
-Ah, Pero la ley dice…
-¡Aaah, la ley…!
Las libertades, las fraternidades y las “igualidades” que surgieron de cabezas cortadas en una revolución engañosa, nos han dado la imaginería ¡falsa! de que habitamos -los privilegiados de occidente- en un espacio libre. En realidad… habitamos en un espacio prohibido.
Y sssería, también, seguramente propenso -en base al sentido orante-, que…, que…, que recaláramos en esos detalles. No hace falta buscar las prohibiciones, -no, esas están aquí, sobre todo las propias- sino que hay que ahondar en las teóricas libertades. Una vez que uno se siente un elemento prohibidor, prohibido… quizás pueda empezarse a esgrimirse… una vía de escape.
Un SE-GUIR, ¡sin ser un producto! Un producto que se usa aquí, allí, allá. Y te usan con una ley, con un decreto, con una ciencia, con una tecnología...Un producto prohibido que no sabe seguir, o seguir siendo un prohibido para producir -júntenlo como quieran-.
Puede parecer una visión ¡trágica, o dramática! Si lo piensan así, de inmediato, es que, verdaderamente, están muy sintonizados con nuestra cultura, nuestra, nuestra, nuestra, nuestra, nuestra...,seguirán los pasos que marcan los zapatos de los “Zapateros” que estén de turno en cada lugar o país. No hay que preocuparse son productos de usar y tirar; hoy estarán permitidos, mañana estarán prohibidos.
Pero si dedican unos segundos a considerar -puesto que en oración se está- estas particularidades o rarezas, a lo mejor, descubren otro nuevo visor, otra nueva graduación de los sentidos, otro aspecto -que a lo mejor- permite seguir sin cansancio, sin aburrimiento, sin desespero, con ánimo, con humor, con alegría, con entrega, con dedicación, con vocación...¡¡COÑO FELICES!! ...(El coño también fue un invento de Dios).
Pero en base a lo prohibido, en base a seguir según lo establecido, propio, y ajeno, el ser se atasca, se embarra, se desautoriza a sí mismo. Y luego busca su auto estima a través de lo establecido. ¿Qué le van a dar? Una autoridad de cómo debe de comportarse, un manual de instrucciones de cómo hacer el amor, cómo hacer..., etcétera.
Un SE-GUIR, ¡sin ser un producto! Un producto que se usa aquí, allí, allá. Y te usan con una ley, con un decreto, con una ciencia, con una tecnología...Un producto prohibido que no sabe seguir, o seguir siendo un prohibido para producir -júntenlo como quieran-.
Puede parecer una visión ¡trágica, o dramática! Si lo piensan así, de inmediato, es que, verdaderamente, están muy sintonizados con nuestra cultura, nuestra, nuestra, nuestra, nuestra, nuestra...,seguirán los pasos que marcan los zapatos de los “Zapateros” que estén de turno en cada lugar o país. No hay que preocuparse son productos de usar y tirar; hoy estarán permitidos, mañana estarán prohibidos.
Pero si dedican unos segundos a considerar -puesto que en oración se está- estas particularidades o rarezas, a lo mejor, descubren otro nuevo visor, otra nueva graduación de los sentidos, otro aspecto -que a lo mejor- permite seguir sin cansancio, sin aburrimiento, sin desespero, con ánimo, con humor, con alegría, con entrega, con dedicación, con vocación...¡¡COÑO FELICES!! ...(El coño también fue un invento de Dios).
Pero en base a lo prohibido, en base a seguir según lo establecido, propio, y ajeno, el ser se atasca, se embarra, se desautoriza a sí mismo. Y luego busca su auto estima a través de lo establecido. ¿Qué le van a dar? Una autoridad de cómo debe de comportarse, un manual de instrucciones de cómo hacer el amor, cómo hacer..., etcétera.
Se puede decir -al menos durante una semana-: “yo no soy un producto de usar y tirar, yo no soy un prohibido y un prohibidor, yo sigo por las fuerzas de la Creación”. Se puede decir una vez al día, por la mañana -que está uno un poco dormido-, para que luego, durante el resto del día, se pueda destruir la frase, o recordar... ¿quién sabe? Dios sabe.
Un silencio para contemplarse, para ¡templar! las vivencias, las creencias. Para descubrir por qué sigo. Y si no me convence, el porqué sigo, a lo mejor, aguardo a otras fuerzas o señales, que me indiquen. Y si sé, exactamente, por qué sigo, es porque ninguna libertad me han dado, solo soy un producto prohibido.
¡Demos! una oportunidad a ese Misterio en el que estamos inmersos. Abandonemos, por unos instantes, el corsé -rígido y duro- de costumbres, ¡realidades!, materialidades, y consejos iracundos.
Dejarse acariciar por el aire.
Sin pensar... darse cuenta de cómo respiro.
Sin proponérselo... descubrir lo que no siento.
Sin explicaciones... notar la lágrima que brota.
Y por un instante, sin que se llame tiempo,
darse cuenta de que algo... ¡me ama!, sin saber lo que es...
Pero apercibirme, de que a pesar de mis prohibiciones, mis productos, y mis difíciles, mis difíciles seguimientos hay...hay algo más con lo que no cuento.
¡Hay algo más con lo que no cuento!
Un silencio para contemplarse, para ¡templar! las vivencias, las creencias. Para descubrir por qué sigo. Y si no me convence, el porqué sigo, a lo mejor, aguardo a otras fuerzas o señales, que me indiquen. Y si sé, exactamente, por qué sigo, es porque ninguna libertad me han dado, solo soy un producto prohibido.
¡Demos! una oportunidad a ese Misterio en el que estamos inmersos. Abandonemos, por unos instantes, el corsé -rígido y duro- de costumbres, ¡realidades!, materialidades, y consejos iracundos.
Dejarse acariciar por el aire.
Sin pensar... darse cuenta de cómo respiro.
Sin proponérselo... descubrir lo que no siento.
Sin explicaciones... notar la lágrima que brota.
Y por un instante, sin que se llame tiempo,
darse cuenta de que algo... ¡me ama!, sin saber lo que es...
Pero apercibirme, de que a pesar de mis prohibiciones, mis productos, y mis difíciles, mis difíciles seguimientos hay...hay algo más con lo que no cuento.
¡Hay algo más con lo que no cuento!
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