CARICIA, CARÁCTER, CAPAZ
11 de enero de 2010
11 de enero de 2010
¿A cómo está el gramo de caricias? ¿Cuál es el precio en el mercado?
Las hay ásperas, rugosas, suaves, lisas, planas, largas, cortas, anchas, gruesas... Maternales, paternales, viudas, solteras, casadas, divorciadas, separadas. Caricias de juventud, de niñez, de pubertad, de adulto, de anciano.
¿Cuál es la diferencia entre una caricia y un golpe? ¿La velocidad?
Realmente, habitamos en un planeta que, dentro de lo que sabemos de la astronomía -de la astrofísica-, ¿podríamos decir que habitamos en un planeta que nos acaricia? Con colores, con temperaturas, con la vida, con su biodiversidad, con sus cambios. A veces caricias bruscas, como terremotos; o caricias cálidas como volcanes; o caricias bruscas como ciclones o huracanes.
Pero, dentro de los que nos informamos, parece que el caos que reina en... en la dinámica de la Creación, contrasta con las caricias que la Creación -con que la Creación o con las que la Creación, creo que está bien dicho así- nos adorna.
Seguramente éste es un lugar de tránsito y venimos de la Nada; pero, seguimos. Pero, ciertamente, para ser un lugar de tránsito, lo han preparado bien, ¡eh!: Recursos, medios, posibilidades, probabilidades; calculables, mesurables, ahorrables, guardables. Casi podría decirse que… que el planeta entero nos sirve. El planeta nos sirve. Es decir, que el planeta es una entidad que se pone a nuestra disposición, con sus bienes y sus dones.
En ese sentido, dada la fragilidad de nuestra especie, podría decirse que nos acaricia.
¿Podríamos decir, también, en consecuencia, que al sentirnos acariciados nosotros replicamos y nos tratamos acariciadoramente? No. Acariciadoramente (dos puntos): NO.
Los recursos que dispone el ser de humanidad para acariciar son inagotables: Una mirada, un gesto, una actitud, un pequeño obsequio, una cercanía, una sonrisa, una palabra. No necesariamente la caricia es táctil. ¡Ayyy!, ¡una palabra a tiempo!, basta; es suficiente, para... -recordando el soplo “kristico”- para sanar. ¡Una palabra! Una caricia.
Podría decirse que, probablemente, esta semana que comienza es una semana propicia, por sensaciones -en este momento orante- que se tienen de la realidad que vivimos, sería una semana propicia para… para desarrollar nuestra capacidad de acariciar.
Podríamos cambiar el refrán ése que dice: “Mucho te quiero perrito pero de pan poquito”; y bueno, además de querer al perrito –que sería otro semejante, ¿verdad?- le diéramos un poquito de pan.
(Suena una música, de un móvil, en el intermediario)
¡Ven! Ahora nos ofrecen el hilo musical de las 3:20 de la tarde: éste es nuestro patrocinador...
Ya. (Deja de escucharse la música)
(Vuelve a escucharse la música)
NO. ¿Alguien competente, capaz de dejarlo para otro día...?
Ciertamente, hay cosas que no pasarían en ninguna otra parte. ¡Madre mía!
La música no estaba mal, pero... es el momento, ¿no?, el momento...
A lo mejor todo ha sido una sugerencia para falam un poco Português, que é muito suave, muito “ACARICIADOR”, muito “bonito”... Caetano Veloso, Carlos Jobin, Joao Gilberto... Puede ser que, a partir de este momento, esta semana, ustedes se dediquen a la música melosa brasilera, para acariciar el hogar, el trabajo, y cualquier otra cosa: los walkman –esos- se les llena de Caetano Veloso y puedes terminar como un hojaldre, para hacer mil-hojas.
También, si prefieren cambiar de estilo -para acabar con la caricia musical-, pueden ir al monte o a un salón grande y marcarse una Sardana ¿no? Es un baile solidario, una música sencilla, y se acarician porque se tienen que agarrar de las manos. Se llama “la caricia catalana” o del país catalán, se puede decir, o del Barsa. Como ustedes prefieran.
Y a este propósito – ya que estamos descuadrados, de momento- decirles que desde un fandango de Huelva, hasta una sardana hay un montón de variedades.
¿Esto qué significa? Significa que ha sido declarado por la ONU, por la UNESCO, y todos los coros familiares, políticos y económicos que: la Península Ibérica, Hispania, es el país con mayor biodiversidad de Europa –de Europa- y uno de los países con mayor biodiversidad del mundo. Lo digo porque, en la medida que hay mucha biodiversidad, hay muchas formas de acariciar ¿no? Claro. Ténganlo en cuenta para que sepan lo que hay. Porque muchas personas, creen que solo existe el pueblo de Vallecas, o Alcorcón, o que sólo existe Teruel, o que sólo existe el mapamundi de Bilbao. NO. O sea que, que hay... existe también Palencia, Zamora y hasta las cuevas de Zugarramurdi, por ejemplo.
Esa biodiversidad de Iberia pues nos puede dar más recursos para ser, al menos una semana, acariciadores y receptores de caricias. Que quizás, quizás, las precisamos para ser un testimonio y un reflejo de la caricia que nos brinda diariamente la Creación.
¡ACARICIE, POR FAVOR!
Yo sé que más de uno se va a aprovechar de ésto. Y lo va a llevar a su terreno y tal:
-¡Anda, dame una caricia! que lo ha dicho el Maestro y tal... Una caricia”
Sí, sí, sí. Porque luego están los vivos, ¿no?, y las vivas.
¿Eh? Entonces...no era esa la intención. Esto es “for everybody” but –pero- no para usufructo personal.
Realmente, cuando se nos acerca un perro o un gato – por poner los animales más emblemáticos de compañía- ¿qué es lo que busca de nosotros? Una caricia.
Quizás cuando nos encontramos unos con otros, por labores, por ideales, por conflictos, por roces, quizás, lo que andemos buscando es una caricia. Una caricia que tenemos ya como cortesía de la CREACIÓN y que sin ella no sería viable la vida.
¡Aaahhh! ¡Pero llega el carácter!
¡Ooohh! Carácter, carácter.
Decían que “es más fácil mover montañas que cambiar un carácter”. ¡Qué manía con querer mover las montañas!... ¿Por qué no dejamos las montañas en paz? Si están ahí para simular velas en expansión, o para... para hacer alpinismo; dejémoslas tranquilas. No nos esforcemos en concentrarnos y mover las montañas. Dejémoslas en paz.
Ahora “El carácter”. ¡Ah! Carácter: caa, caa, caray, carác-ter. Es como un cráter, ¿verdad?
Y ciertamente, podríamos decir que si ya empezamos con las caricias, ¿verdad? a nivel creador, creativo o divino, pues a lo mejor -A LO ME-JOR-, o sea, que probablemente, pueda suceder una mejoría en el tema que nos ocupa -el sujeto-, que es el carácter. ¿Está bien dicho? ¿Lo ha entendido? (alguien responde: sí)
Perfecto.
Quizás gramaticalmente no haya sido muy correcto, pero lo importante es que entiendan que no queremos cambiar el carácter sino modularlo.
¡Oh!, modulación.
Sí, el carácter se ha ido haciendo en base a trabucos de hierro y piedra, cemento y hormigón, porque según la cultura en que nos desarrollamos, es el más resistente, el más fuerte, el que más golpea, el que más mantiene su espacio, ¡el que más puede reclamar sus derechos!, ¡el que más puede generar revoluciones y puede cambiar el mundo!
Sic., sin comentarios.
Probablemente, ese modelo –que es el que está ahora, que antes era blanco y ahora es negro-, pues sea un carácter como que… podría, podría modularse. Y al modularse queremos decir que… que podría tener una distensión de sus componentes de amor, odio, rencor, envidia, laboriosidad, voluntad, ciencia, razón, ¡tecnología!… ¡basta!
Podría modularse. Y ese carácter que, que nos da la llamada “per-sonalidad”, pues podría tener algunas variables, como el pequeño oleaje de un lago en calma, como la suave ola de una orilla sin tormenta… que, nos permitiera no refugiarnos en nuestro carácter para mandar, imponer, arrasar, obligar, criticar, perseguir, mandar y mandar y mandar. Porque el objetivo del carácter es mandar, ¿no?
¿Y si mandamos menos? ¿Y si se impone menos? ¿Y si el carácter se hace, por un instante –a nivel experimental, ¡eh!, nada más, por una semana- modulado?
Todos saben que existe la Frecuencia modulada…¿no? frecuencia modulada. Después hay onda corta y onda larga, pero eso ya… como que se ha modulado. Hasta las ondas de radio se han modulado, porque antes tenían un carácter corto y largo… Ni corto ni largo, modulado. Esto puede dar lugar a muchas interpretaciones en muchos campos, incluso en la sexología, donde hay tantas discusiones de si corto, largo, ancho, espeso, duro, blando… modulado. Veo que se ha entendido sin gran… (carraspeo). Espero que esta palabra sirva de consuelo a algunos desesperados que tenían ideas equivocadas a propósito de ese tema.
Diariamente, estamos tensionados por el carácter de éste, de aquél, del otro. Y ciertamente, constituye una dificultad:
-No, no le digas esto ahora, porque tiene un carácter… cuidado, que ha venido hoy… ¡Uf!, ha entrado como Búfalo Bill y puede salir como Sitting Bull… ¡madre mía!”
O no:
-Hoy, hoy sonríe, sonríe. Eso, eso es buena señal. Es que tiene un carácter… es muy buena persona, pero cuando le sale el carácter de Ambrosio, de Juliano, de Herminio… es terrible, ¿no? Puede tirar la vajilla de la abuela, o no sé… pegar al gato…
-¿Pegar al gato?
-Sí, hay personas que no se atreven a pegar a otra cosa, y pegan al gato. Pero lo que quieren, es pegar a alguien, para mostrar su carácter.
Así que, podríamos sugerir, haciéndonos la pregunta… podríamos sugerir, (coma) haciéndonos la pregunta (coma), ¿Dios tiene modulación de frecuencia, o es corto y largo, o corto y cambio?
Sin saber –porque Dios no está en la esfera del saber, recuerden esa frase: “DIOS NO ESTÁ EN LA ESFERA DEL SABER”-, sin saber de Dios, la sensación es que está continuamente plegándose y modulándose ante la vida. La vida. La vida que ha emanado de su autocomplacencia y autocontemplación. Sin saber, ¡eh!, es pura sensación.
Por otra parte, nuestra propia constitución –para avalar la posibilidad de que se module el carácter-, nuestra propia composición nos indica que constantemente nos estamos modulando, hormonalmente, inmunológicamente, neurotransmisoramente… Es más, existen los moduladores, los neuro-moduladores, de relativamente reciente descubrimiento, como los astrocitos. Bueno, palabras… palabrejas, no hace falta… Pero sí que… ¡ah!, ¡ah!, pero sí, sí, y nuestro ADN o DNA -ese famoso código genético- tiene fracciones que modulan el comportamiento de los genes, de esos veinticinco, o treinta mil o veinte mil genes -no se sabe- más o menos que tenemos.
El plegamiento es evidente, nuestras estructuras se van plegando de acuerdo a las necesidades. Pero la modulación es algo más fino, más elegante, está más ligado a la función.
Modulen el carácter, que lo tienen escrito en sus genes.
No se aferren, no aferrarse a que “Mi carácter es así”… incambiable, inamovible. Ya saben que los radicales libres son peligrosos. No se vuelvan radicales, oxidan las estructuras.
Una propaganda bonita sería: “Beba Coke, le hará modulable su vida”…
Bueno, no pretendía hacer gracia, simplemente…simplemente... o sea, que podríamos llevarlo, mejor dicho, claro, a una propaganda, la palabra: modulación.
Es un moldear, ese carácter, de tal forma que no haya que cortarlo, rebanarlo, romperlo, cortarlo, serrarlo… no, es como soplarlo, abrillantarlo, pintarlo, barnizarlo. Ese sería el tipo de modulación.
Capaz –of course, claro que sí-, sssssssiiiii, casi siempre nos preguntamos: ¿Yo seré capaz?, o bien nos decimos: “Yo no soy capaz de una cosa así, yo sería incapaz...”.
El mero hecho de vivir, nos convierte en capaces de todo. De estar capacitados para cualquier necesidad.
“La necesidad –decía el refrán- obliga”. Y más que obligar, capacita.
Puede ser una excelente semana para decirse: “Soy capaz”. Por ejemplo: “Soy capaz de aprender inglés”, que hay tantos millones de españoles que han dicho que no son capaces, que no, que no son capaces, que ellos no valen, que no, que se quedaron en el “jaguar yu”, del “jaguar” no pasan, y “my name is Fernando”… y que no...y que no.
Puede ser, puede ser, de verdad. Puede ser un momento como ¡sorprendente!, porque la Creación nos ha capacitado para ser capaces, ¡si no, no existiríamos! (Punto) ¡Coño! (con exclamación).
Es una razón de peso.
Entonces, imagínense por un momento que mañana, al salir de casa para ir al trabajo, pasan, a la vuelta del trabajo, por un sitio que pone: “Academia de Inglés”, entonces, se acuerdan de la oración y pasan dentro:
-Mire, yo me siento incapaz de aprender inglés, pero reconozco que es necesario… o chino, pero eso me parece, claro, ya más difícil…
Y entonces, la señorita que le atiende le dice:
-Espere un momento, que llamo a un profesor…
Llama a un profesor y:
-¿Y usted qué nivel tiene?
-¿Yo? Yo no tengo ni nivel…
-Pero bueno, pero usted podrá aprender inglés… mire…
Y entonces empieza a hablar el profesor en inglés y ustedes miran con boca abierta y finalmente el profesor dice:
-¿A que has entendido algo?
Y nosotros decimos, probablemente:
-Pues no.
-Estupendo. Ese es el punto de partida ideal para aprender inglés. Mañana a las siete tengo una hora libre para que empecemos…
¡Huy! ¡Qué guayyyy! Él también, el profe, cree que somos capaces, y no hemos dicho nada. ¿Por qué?
Porque al no saber nada, “tábula rasa”, sobre ella puedes… puedes esculpir cualquier cosa. Ahora, si crees que sabes algo… pues sabes indinglish, espanglish, undisglish… o sea, una cosa de origen desconocido. O sea, que quien mayor capacidad tiene para –en este caso- el idioma es aquél que desconoce por completo algo que le hubiera gustado conocer o saber:
-¡Ay!, a mí, el piano… el piano… cuando era pequeñito vi un reportaje de Arthur Rubinstein y dije: Yo, cuando sea mayor, quiero tocar el piano… Pero.. pero no, ni teclado he conseguido. Nada, nada.
Otro dirá:
-¡Oh!, el violín… ¡Oh!, el violín… ¡Oh!, el violín…
-¡Deja de quejarte! ¡Tú eres capaz de tocar el violín! Desde que existe, o desde que se creó por obra y gracia de Dios el señor Suzuki, ¡todo el mundo puede tocar violín! ¡Sí! (Suzuki es un método que creó un japonés, para tocar el violín).
¿Y qué me dicen de las maracas? ¿Es que no se puede tocar una maraca, un sonajero? Van a una tienda de prenatal, y compran un sonajero… y se entrenan con el sonajero.
¡Cuánto artista hay desperdiciado porque se han sentido incapaces “de”!
¡No se capen a destiempo!, de verdad.
Es, es, es la gran y maravillosa oportunidad de este “año de La Espera”: Esperar demostrándose que uno es capaz de modular su carácter, de ser una caricia, de saber recibirla y… y además, capaz de desarrollar aquello que nos gustaba, que nos atraía.
¡Cuántas, cuántas variables hay en la especie humana, a propósito de la sabiduría o el conocimiento! A cuál más INCREÍBLE, que podemos sumergirnos en ella y ver que somos capaces de, en una semana, conocer las características del boro y del bismuto mejor que nadie.
-¿Y eso para qué te vale?
-Para demostrarme que soy capaz de ser especialista en conocimiento del boro y del bismuto.
Seguramente, la mayoría de ustedes desconocerán las características del boro y del bismuto… pues mira, de repente, en una semana… cinco libros del boro, cuatro del bismuto y varias horas de Internet, y he salido de una faceta de mi ignorancia.
¿Quién conoce los hábitos de vida más habituales de los univalvos de los mares del sur? ¿No sabían ustedes que hay especialistas forofos en univalvos de los mares del sur? Pues sí, los hay. Y ustedes dirán: “¿Y eso para qué vale?”… Estúdienlo y lo verán… claro que vale, claro que vale.
Es decir, que somos… somos capaces de jugar al dominó, al mus, al tute, al poker, al billar. Y también somos capaces de diseñarnos un traje, de ornamentar una habitación… ¡De todo!
Y al decir “TODO”, es que nos sentimos en un Todo. Es que nos sentimos “enredados” –como dirían los cuánticos- en la totalidad de la Creación. Enredados en la Divina Creación. Entendiéndose aquí por “Divina”, todas las maravillas que, sin necesidad de credo, religión o creencia, podemos contemplar.
Capaces.
Moduladores de carácter.
Con CAPACIDAD de caricia.
Se nos abre la Creación para que el sentido orante de esta semana pueda tener ¡más! recursos –por esa apertura de la Creación- hacia esas tres facetas.
Una caricia, por favor.
Module su carácter.
Usted es capaz de todo, porque está en el Todo, porque es Todo.
No se conforme con menos.
Ámen.