domingo

Lema Orante Semanal

 

Dominio, envidia, deuda y consumo

30 de diciembre de 2024

    La Llamada Orante nos muestra que el transcurrir de humanidad de hoy es básicamente un transcurrir de dominios; dominios dominantes, dominadores, dominados…

    Y de eso hay que apercibirse: de esa convivencia social, política, económica, religiosa, espiritual, geográfica. En todas ellas el dominio tiene el sello de calidad.

    Sí… El hecho de dominar regiones, región, lugar, grupos, personas… –da igual la proporción- indica respeto y supone calidad.

    En principio, la calidad era más bien caridad, era más bien emoción, era más bien evidencias constatables de función, de… Sí. Quizás. Y quizás en algunos ámbitos siga siendo así, pero… ya no es así.

    El dominio se hace tan fuerte que establece sus normas de calidad. Y si el ser no está suficientemente despierto, es probable que acepte multitud de situaciones, decisiones, historias, leyes que, en un primer momento, no… no las aceptaría. Pero como vienen de… el dominio, y éste, evidentemente, tiene sus tentáculos poderosos…

    Si nos fijamos muy, muy someramente en nuestra pequeña, limitada y concreta cotidianidad, en la que no somos alcaldes, ni directores, ni propietarios, ni dominadores –no, simplemente estamos-, verán que se encuentran con dominios que hacen que se tenga una postura, una actitud, un gesto… diferente; que no sea una respuesta clara y evidente, sino que, debido al dominio que éste, aquél o el otro tiene por su experiencia, por su edad, por… ¡buah!, luego después se pueden enredar lo suficiente.

    El dominio dominante, dominador, dominado, es un obstáculo muy severo para proseguir. Es como si la cadena de la bicicleta se hubiera enredado, y le damos, y a veces coge el piñón, pero otras veces… –la rueda, el plato- pero otras veces no, y no, no va.

    Junto al dominio… gravitan como dos satélites imprescindibles para entender la evolución de la humanidad: la envidia y la deuda.

¡Oh!

Sí.

    La deuda viene dada –y viene sintonizada con la envidia- en base a querer, a querer, a querer, a querer y… y no poder. Y quedan deudas. Y a prometer, y a prometer, y a prometer y no cumplir. Y quedan deudas.

       Y… envidiosamente, las necesidades del querer son envidias solapadas en las que se demanda aquello, lo otro, lo otro, lo de más allá –que es posible que excepcionalmente esté en nuestro camino y tengamos que asumirlo, ¡claro, claro que sí!-, pero cuando hablamos de “envidia” hablamos de que no está en nuestro… “off the records”, no está en nuestro… No. Empezamos a querer lo de aquél, lo del otro, o lo más parecido a aquello, a lo de más allá…

    Pero, bueno, lo cierto es que, el endeudamiento… –sin recurrir a la deuda internacional-…

    ¿Saben? El mundo, o sea, lo que se dice “el mundo”, la población mundial, tiene una deuda de unos 100 billones. Es una cifra que… les puedo poner mil; nos da lo mismo, ¿verdad?, para las cifras que manejamos nosotros. Pero toda la humanidad tiene una deuda económica. Lo gracioso es: tiene una deuda, ¿con quién? Con nosotros mismos, claro. Y eso es difícil de solucionar, salvo que entremos en conflicto.

    O sea que la deuda no es un fantasma. No, no. No, no. Es un producto interior bruto que se ha consumido antes de producirse. Y que, igual que ese parámetro, ocurre lo mismo con el estar cotidiano. De ahí que tengamos que mantener una propuesta de austeridad, de lo imprescindible, de lo necesario… No para disminuir la deuda humana, no. Evidentemente, con eso se puede colaborar poco. Pero sí como “un estilo de”... diferente, diferente.

    Ustedes sabrán –claro- que, en estos días, las familias se endeudan para la comida de Nochebuena, para el Año Nuevo, para los regalos, para… ¡Se endeudan! Porque la envidia y el requerimiento de sus propios poderes, de sus propios quereres, así lo exigen.

    ¿No resulta un poco dramático…?

    Si fuera de carácter “loco”, pues tendría una explicación. Incluso sería divertido. Pero, no: es de carácter “cuerdo”. Hay que pedir, prometiendo devolver con un interés... ¡Guau!

    Dominados, con la envidia y la deuda, ¿en qué… en qué epígrafe se pone el animismo, la espiritualidad…? ¿En qué lugar?

¿Añadimos la religión? Ya no.

    Consume mucho el dominio dominante, dominador, dominado; consume mucho la envidia; y consume muchísimo la deuda. En definitiva, tenemos –de todo ello- otro rodeado problema:el consumo.

Y lo cerramos ahí, ¿verdad?

    Es como una palangana grande: sería el consumo; y el patito sería la envidia, la deuda sería el barquito, y el dominio sería el agua.

¡Ah!...

    Apenas si hay espacio. Cuando se meta el niño en el barreño, para bañarse, va a ser difícil, ahí, cantarle una nana.

    De igual manera, cuando el adulto se sumerge en el consumo, y está matizado por la envidia, la deuda…, y dominado por sus dominancias, apenas hay sitio para animarse a otras instancias, a otras dedicaciones, a otras funciones.

    El dominio, la envidia, la deuda, el consumo, ocupan todo el espacio.

    Y lo curioso es que, probablemente –lo dejamos así: “probablemente”-, la mayoría de los seres no son conscientes de ese dominio, de esa envidia, de esa deuda, de ese consumo. No. Lo llevan como algo natural, porque se ha conseguido que sea así. Se ha conseguido –merced a las instancias del poder-, se ha conseguido que eso sea lo propio, lo llevadero, lo estructural.

    .- ¿Cómo es que no tienes deudas? ¿Cómo es que has cumplido todas tus promesas? ¡No fastidies! ¡Habrá un dominio sobre algo o sobre alguien!, ¿no? ¡Por lo menos sobre tu perro!

.- Pero es que no tengo perro.

.- Bueno, pues tendrás algún otro animal.

.- No, no tengo animal.

    Es difícil, sí, encontrar seres que no estén envueltos en esa maraña de deudas: deudas de promesas, deudas de… afectos…

    ¿Cómo… –nos plantea la Llamada Orante- cómo vive el amor dominado, dominante y dominador? ¿Cómo vive el amor de envidia? ¿Cómo vive el amor de... –¡uf!- de ¡deudas!? ¿Cómo vive el amor de consumo?

    El caso es que el amor ¡vive ahí! Hay amor. Y se consume. Y promete y promete y promete, pero no cumple… Y envidia y envidia, y prefiere aquél, aquello, aquello, aquello, aquéllas, aquéllos, éstos, los otros… Y está permanentemente en esa...

    Y, por supuesto, establece un dominio; a veces podría decirse que “para mantener su postura”. No es preciso.

    Pero, como podemos suponer –así, a groso modo, ¿verdad?-, un amor endeudado, envidioso, consumista y dominador… ¿verdad que resulta un poco… así como...?

    Pero ése es el que “funciona” –entre comillas, “funciona”-. ¡Esa es la muestra! ¡Por eso en esa muestra no puede haber una ternura!, ¡no puede haber una dulzura!, ¡no puede haber algo que trascienda!

    Y en ello nos tenemos que fijar; de ello nos tenemos que dar cuenta. Para que podamos establecer esas pequeñas correcciones que nos permitan justamente escuchar la Llamada Orante.

    Y posicionarnos de otra manera. ¡Así!

    Cuando una partícula subatómica se posiciona de otra forma –por un campo electromagnético o por alguna otra incidencia-, se modifica todo el panorama de su entorno.

    Sí. Igual, igual, igual, igual ocurre con el ser de humanidad. Cuando éste modifica uno de estos parámetros que hemos dicho: dominio, envidia, deuda, consumo –modifica ¡uno!, o sea, deja de ejercer, se dispone de otra manera-, la resultante es muy diferente.

    Y en esa resultante –“y en esa resultante”- es cuando aflora…

    Y esto es lo importante: no quedarse en la descripción de lo duro y áspero.

    Cuando se modifica esa pequeña cosa, lo importante es que aflora nuestra bondad, aflora nuestra disposición, aflora nuestra entrega, aflora nuestro amar sin condición.

    Aflora realmente la consciencia de que soy habitante de Universo, aflora mi cumplimiento de “lo que salga por mi boca, que solo siente mi corazón, se ha cumplido a rajatabla por mi cuerpo y por mi intención”. ¡Aflora!...

    Es fácil… darse por vencido. Sí. Es relativamente fácil admitir que…

    “¡Bueno! Estamos en este mundo… Este mundo es así… Hay corrupción; ¿por qué no me voy a corromper yo un poquito? Hay trampas; ¿por qué no voy a hacer trampas un poquito? Hay infidelidades; ¿por qué no voy a ser un poco infiel, si me da un beneficio? Hay robos; si no son muy grandes tampoco es tan malo, porque yo también lo necesito…”.

    Y así, nos vamos fácilmente justificando.

    Tenemos una capacidad justificativa, los seres humanos, increíble. Quizás por todas las penurias que se han pasado a lo largo de milenios. Pero no tenemos que caer en ellas.

    La Llamada Orante nos sitúa en ese ámbito en el que la humanidad se mueve, y nos alerta sobre cuatro aspectos muy concretos que los tenemos permanentemente en nosotros, a nuestro alrededor, y que… ¡y que son los que precisamente obstruyen nuestro animismo, nuestra oración, nuestra comprensión, nuestro cambio, nuestra disposición en otra dimensión!

    ¡Que es lo que busca la Oración!: “sintonizarnos con la dimensión Creadora”.

    Estamos con bordes de guerra continuamente. Sí. Diríamos que “bordes” serían todas esas escotaduras humanistas que nos perfilan.

    Y no hay lugar donde no tiemble el fusil, la pistola…; donde el miedo no se haga… tiritante.

    Sí. Si cogiéramos a cualquier ser humano de cualquier lugar… –aunque habría diferencias, claro, sí, pero el marco-, el marco de su “aura” –para entendernos mejor- es guerrero. No es luminoso, no es beatífico, no es bondadoso. Es chispeante, es fogoso, es alternante…

    Y la guerra se nos ha ido incrustando. No ahora, claro; desde Caín y Abel o desde las Termópilas… –¡quién sabe!-.

    Tampoco nos sirve de mucho… por qué apareció esa faceta de violar, de agredir, de dañar; por pensamiento, palabra, obra u omisión. No necesariamente hace falta una bayoneta ni una pistola.

¡Ah!

    Por eso el escote, el recorte del ser, es un escote y un recorte guerrero.

    Esto es entrando en otro plano de la Llamada Orante de hoy. En otro plano en el que debemos considerar cómo, en todo ese sistema de guerras en las que me siento agredido y tengo que responder, y es legítimo que responda, porque si no, a lo mejor me agreden más, o si no, incluso a lo mejor acaban conmigo… tengo que saber defenderme.

    Pero si no hubiera agresión no se precisaría la defensa.

    Y, en cualquier caso, el concepto guerrero empieza, se desarrolla y culmina con… dolor de dolores.

No es bondad, no.

    Ya con lo vivido, deberían excluir a todos aquellos que piensan como gobernantes o expresan algo referente a la guerra. Deberían ser destituidos. Solo con lo vivido en propia carne o en otros lugares.

¡La guerra!...

    ¿Cuántas veces no se ha declarado la guerra a alguien?

    A lo mejor nunca les ha ocurrido. ¡Qué bien! Pero es posible que sí.

¿De qué les ha servido…?

    De una atención, de una alerta, de un daño, de un dolor…

Y eso ¿ha solucionado algo?

    Sí; podemos decir que no, claro. Otros dirán: “Sí. Gracias a… el castigo, gracias a la guerra, tuvimos que liberar y liberamos a tal país. Y ahora viven mucho mejor”.

    No hablan de los que dejaron de vivir, y cómo lo dejaron. Pero, en fin, hoy por hoy la guerra es un justificante necesario. Y nos compete a todos.

¿Y qué decir?

    Como opinión simple, orante, la guerra anula nuestros sentidos afectivos, bondadosos, generosos, y nos convierte en racistas, en guerreros.

    Y empleamos a lo divino como fuerza de ayuda.

No está mal.

    Podemos decir “ésa no es mi guerra”, como si con ello nos liberáramos del sentimiento guerrero. El sentimiento guerrero que probablemente se desencadenó a través del cazador, y después a través del dominador, del masculino sobre el femenino…

    Ese sentimiento de guerra, de posesión, de dominio… está ahí; está ahí como pidiendo quedarse. Y, de hecho, parece que se ha quedado, puesto que hay suficientes guerras –así, guerras de ruido- en muchos países. Pero lo más preocupante es la guerra que cada uno establece consigo mismo y contra los demás.

    Sobre ello tenemos que incidir, porque está ahí. Porque nos llaman a la venganza, nos llaman a la revancha, nos llaman a...

    No dejemos que nuestras instancias de Amor se hagan guerreras.

    No permitamos que sean filos de dolor y palabras de ofensa.

    Todo ello derrite el Amor… y lo convierte en un arma.

Y deja de ser liberador…

Pierde su fe, su esperanza.



***

 

 

 

 

Domination, envy, debt, consumption

2024-12-30

    The Prayerful Call shows us that the passing of humanity today is basically a passing of dominions; dominant dominions, dominator, dominated…

    And we must be aware of this: of this social, political, economic, religious, spiritual, geographic coexistence. In all of them, domination has the seal of quality.

    Yes... The fact of dominating regions, region, place, groups, people... –no matter the proportion- indicates respect and implies quality.

    In principle, quality was more about charity, it was more about emotion, it was more about verifiable evidence of function, of... Yes. Perhaps. And perhaps in some areas it is still like that, but... it is no longer like this.

    Domination becomes so strong that it establishes its quality standards. And if the being is not sufficiently awake, it is likely to accept a multitude of situations, decisions, stories, laws that, at first, it would not... it would not accept them. But since they come from… domination, and this, evidently, has its powerful tentacles…

    If we look very, very briefly at our small, limited and concrete daily life, in which we are not mayors, nor directors, nor owners, nor dominators –no, we simply are-, you will find dominions that make you have a different… posture, attitude, gesture; that is not a clear and evident response, but rather, due to the dominance that this one, that one or the other has due to their experience, due to their age, due to…wow!, then later they can become sufficiently entangled.

    The dominant dominion, dominator, dominated is a very severe obstacle to continue. It is as if the bicycle chain had become tangled, and we push it, and sometimes it takes the sprocket, but other times… –the wheel, the plate- but other times it doesn’t, and no, it does not go.

    Along with domination… two satellites gravitate like essential satellites to understand the evolution of humanity: envy and debt.

Oh!

Yes.

    Debt is given –and is tuned to envy- based on wanting, wanting, wanting, wanting and… and not being able to. And debts remain. And promising, promising, and promising and not fulfilling. And debts remain.

    And… enviously, the needs of wanting are overlapping envies in which we demand this, that, the other, and the beyond –which may exceptionally be in our path and we have to accept it, of course, of course we do!-, but when we talk about “envy” we talk about that it is not in our… “off the records”, it is not in our… No. We begin to want that which belongs to that one, the other, or the closest thing to that, the beyond…

    But, well, the truth is that indebtedness… –without resorting to international debt-…

    You know? The world, or rather, what is called “the world”, the world population, has a debt of about 100 billion. It is a figure that… I can give you a thousand; it makes no difference to us, right?, for the figures that we handle. But the whole of humanity has an economic debt. The funny thing is: it has a debt, with whom? To ourselves, of course. And that is difficult to solve, unless we enter into conflict.

    So, debt is not a ghost. No, no. No, no. It is a gross domestic product that has been consumed before being produced. And, just like that parameter, the same thing happens with daily life. That is why we have to maintain a proposal of austerity, of the essential, of what is indispensable and necessary… Not to reduce human debt, no. Obviously, we can do little to help about that. But as a different “style of”...

    You know –of course- that, these days, families go into debt for Christmas Eve dinner, for New Year's, for presents, for… They go into debt! Because envy and the demand of their own powers, of their own desires, demand it.

    Isn't it a bit dramatic…?

    If it were of a “crazy” character, then it would be an explanation. It would even be funny. But, no: it is of a “sane “character. You have to ask, promising to return with interest... Wow!

    Dominated, with envy and debt, where... where do we put animism, spirituality...? In what place?

    Should we add religion? Not anymore.

    The dominant dominion, dominator, dominated consumes a lot; envy consumes a lot; and debt consumes a lot. In short, we have –out of all that - another surrounding problem: consumption.

    And we close it there, right?

    It's like a big basin: it would be consumption; and the little duck would be envy, the debt would be the little boat, and the domain would be the water.

Ah!...

    There is hardly any room. When the child gets into the tub to bathe, it will be difficult to sing him a lullaby.

    Likewise, when the adult is immersed in consumption, and is influenced by envy, debt…, and dominated by his dominances, there is hardly any room to animate itself to other instances, other dedications, other functions.

    Domination, envy, debt, consumption, takes up the whole space.

    And the curious thing is that, probably –let's leave it like this: “probably”-, the majority of beings are not aware of that domination, envy, debt, consumption. No. They take it as something natural, because it has been achieved that way. It has been achieved –thanks to the instances of power-, it has been achieved that this is what is proper, what is bearable, what is structural.

    .- How is it that you don't have debts? How is it that you have kept all your promises? Wow! You should have a dominion over something or someone, right? At least over your dog!

    .- But I don't have a dog.

    .- Well, then you will have some other animal.

    .- No, I don't have any.

    It is difficult, yes, to find beings who are not involved in that tangle of debts: debts of promises, debts of... affections...

    How... -the Call to Prayer presents to us- how does dominated, dominant and dominating love live? How does the love of envy live? How does the love of... -ugh!- of debts live!? How does the love of consumption live?

    The fact is that love lives there! There is love. And it consumed. And it promises and promises and promises, but it doesn't fulfil... And it envies and envies, and it prefers that one, the other, those, those others, these, the others... And it is permanently in there...

    And, of course, it establishes a dominion; sometimes it could be said, “to maintain one’s position.” It is not necessary.

    But, as we can suppose –roughly speaking, right?-, an indebted, envious, consumerist and domineering love…does not look a bit like… ?

    But that is the one that “works” –in quotation marks, “works”-. That is the sample! That is why in that sample there cannot be tenderness! There can’t be sweetness! There can’t be that transcendence!

    And that is what we have to pay attention to; we have to be aware of. To be able to establish those small corrections that allow us to justly listen to the Prayerful Call.

    And to position ourselves in a different way. Like that!

    When a subatomic particle is positioned in a different way –by an electromagnetic field or by some other incident-, the whole panorama of its surroundings is modified.

    Yes. The same, same, same, same happens with the being of humanity. When it modifies one of these parameters that we have mentioned: domination, envy, debt, consumption –it modifies one!, that is, it stops exercising it, it is arranged in a different way- the result is very different.

    And in that result –“and in that result”- is when it emerges…

    And this is the important thing: not to remain in the description of the hard and rough.

    When that small thing is modified, the important thing is that our goodness emerges, our disposition emerges, our dedication emerges, our unconditional love emerges.

    The awareness that I am an inhabitant of the Universe really emerges, my fulfilment of “whatever comes out of my mouth, which only my heart feels, has been fulfilled strictly by my body and by my intention”. It emerges!...

    It is easy… to give up. Yes. It is relatively easy to admit that…

    “Well! We are in this world… This world is like this… There is corruption; why should I not be corrupted a little? There is cheating; why should I not cheat a little bit? There are infidelities; why should I not be a little unfaithful, if it gives me a profit? There are thefts; if they are not very big it is not so bad either, because I need it too…”.

    And so, we easily justify ourselves.

    We human beings have an incredible capacity for justification. Perhaps due to the all the hardships that have been endured over the millennia. But we do not have to fall into them.

    The Prayerful Call places us in that sphere in which humanity moves, and alerts us to four very specific aspects that we have permanently within us, around us, and that… and that are precisely those that obstruct our animism, our prayer, our understanding, our change, our disposition in another dimension!

    That is what Prayer seeks: “to tune us into the Creative dimension.”

    We are constantly on the edges of war. Yes. We would say that “edges” would be all those humanistic notches that define us.

    And there is no place where the rifle, the pistol… does not tremble; where fear does not… become shivering.

    Yes. If we were to take any human being from any place… –although there would be differences, of course, yes, but the framework- the framework of his “aura” –to understand us better- is warlike. It is not luminous, it is not beatific, it is not kind. It is sparkling, it is fiery, and it is alternating…

    And war has become embedded in us. Not now, of course; since Cain and Abel or since Thermopylae… –who knows!-.

    It is not of much use to us either… why did this facet of violating, of attacking, of harming appear; by thought, word, deed or omission. A bayonet or a gun is not necessarily needed.

Ah!

    That is why the cleavage, the cut of the being, is a cleavage and a warrior cut-out.

    This is entering into another plane of today's Prayerful Call. On another level, we must consider how, in this whole system of wars in which I feel attacked and I have to respond, and it is legitimate for me to respond, because otherwise, maybe they attack me more, or, maybe they even finish me off… I have to know how to defend myself.

    But if there were no aggression, defence would not be necessary.

    And, in any case, the warrior concept begins, develops and culminates with… pain of pains.

    It is not kindness, no it isn’t.

    Already with what they have experienced, they should exclude all those who think like rulers or express anything concerning the war. They should be dismissed. Only with what they have experienced in their own flesh or in other places.

War!...

    How many times has war not been declared on someone?

    Maybe it has never happened to them. How nice! But it is possible that it has.

    What good has it done to them…?

    Of attention, an alert, damage, pain…

    And has it solved anything?

    Yes; we can say no, of course. Others will say: “Yes. Thanks to… punishment, thanks to the war, we had to liberate and we liberated such a country. And now they live much better”.

    They do not talk about who stopped living, and how they stopped. But, anyway, today war is a necessary justification. And it concerns us all.

    And what can we say?

    As a simple, prayerful opinion, war nullifies our affective, kind, generous senses, and turns us into racists, into warriors.

    And we use the divine as a force of help.

    It is not bad.

    We can say “that is not my war,” as if by doing so we were freeing ourselves from the warrior feeling. The warrior feeling that was probably unleashed through the hunter, and then through the dominator, the masculine over the feminine…

    That feeling of war, of possession, of domination… is there; it is there as if asking to stay. And, in fact, it seems it has remained, since there are enough wars –well, wars of noise- in many countries. But the most worrying thing is the war that each one establishes with himself and against others.

    We have to insist on this, because it is there. Because we are called to revenge, we are called to retaliation, we are called to...

    Let us not allow our instances of Love to become warriors.

    Let us not allow them to be blades of pain and words of offense.

    All this melts Love… and turns it into a weapon.

    And it stops being liberating…

    It loses its faith, its hope.







***

Lema Orante Semanal

 

Entre Dioses anda el mundo

23 de diciembre de 2024

    Y mientras la humanidad era tránsito, trashumancia, transeúntes, peregrinos, las necesidades se cubrían de forma espontánea. La supervivencia, más o menos, estaba asegurada –con todos los matices que podamos añadir-. Pero, al encontrarse en una zona propicia en cuanto a clima y en cuanto a posibilidades, mientras su tránsito era cíclico y rítmico, en alguna medida reproducía la presencia del lugar en donde estaba en el universo.

    Pero… su progresiva y numerosa prole hizo que emigrara. ¡Ah! Emigrara a otras diásporas, para conseguir mejores recursos y mejores… No fue así. Emigraron hacia zonas en las que el frío hacía de las suyas y en las que quizás la especie, intermitentemente, al juntarse con otras como neandertales, apareció y desapareció por la dificultad de adaptarse y de permanecer.

    Pero… los asentamientos, las residencias, el sedentarismo… colocaron al ser ante otra nueva perspectiva. Mientras deambulaba, y ningún sitio era estable, simulaba las condiciones del planeta en donde estaba y, con sus multi-dioses al caso, sabía inspirarse y contar sus historias.

    Cuando se asienta y pierde el modelo del universo en donde está, el ser se genera un universo propio. ¡Propio! Tan propio que se hace propietario –increíble, ¿no?-. Se hace limitante y pone límites, establece fronteras, impone sus leyes, ajenas –por supuesto, ya- a ese deambular divertido, original, curioso, sin prisa…

    Ahora hay que guardar la propiedad. Ahora hay que protegerse de los otros; que son todos, porque cada uno querrá no solamente lo suyo, sino que aspirará a lo de otros. Y entre la defensa y el ataque se establecerán pautas de conducta.

    Evidentemente, ya no están en un planeta que gira, que cambia, que se aleja, que pertenece a una dinámica mágica… No. Se establece en una dinámica y en un espíritu monoteísta –mono-personal, en realidad- y ya no precisa de modelos politeístas, de dioses de lluvia, dioses de viento, dioses de agua, dioses de caza… No, ya él domina la caza, él se protege de la lluvia, él… él se hace poderoso.

    Y cada uno, con su consciencia poderosa, establece sus normas, leyes, maneras, costumbres… aunque en teoría –en teoría-, según qué lugar, hay diferencias entre leyes, posibilidades y recursos. Pero a pesar de esa generalidad, cada uno, al haber perdido su sentido nomádico, animista, y transitorio ilimitado, se hace limitado, estable, poderoso y dominante. Necesita de un –un- Dios. “Uno”. Es una… es una estrategia, una justificación para declararse “Dios”, cada uno. Ni más ni menos.

    Luego cada uno interpretará los llamados “Sagrados Textos”, que siempre tendrán múltiples versiones, múltiples visiones.

    Lo importante es que, al entrar en el único Dios verdadero y ver que cada uno lo tiene distinto, se hace un poco sospechoso que alguno sea el verdadero, ¿no?

    Sí. Ante eso, evidentemente, el ser ya sedentarizado, que ha dominado su entorno, su propia especie, tiene que crearse su propio dios.

    ¡Qué historia nos cuenta la Llamada Orante! Sí; porque cada uno se hace Dios en sus modos, maneras, formas… Desde el “yo soy así”, pasando por la genética, y siguiendo por las costumbres, y continuando por la educación, los nuevos dioses –cada uno de los seres humanos- realmente son una muestra, bajo otra óptica, politeísta. No se atreven a declararse así, pero cada uno se siente Dios. Y, de hecho, cada uno, cuando reclama a Dios sus ayudas, se está reclamando a sí mismo. A sí mismo.

    Y claro, es obvio y evidente que no pueden compartir, convivir, congeniar.

    Un dios no se puede dignar a hablar con otro de asuntos importantes, salvo que los dos se reconozcan dioses poderosos que se pueden repartir el sometimiento de dioses menos poderosos.

    Pero, sí. Esta versión orante nos explica el porqué de ese carácter. Eso lo habrán oído todos muchas veces:“¡Qué carácter tiene!”. ¡Todos! Todos tienen un carácter… que resulta, para otros, insoportable. Con razones, claro. Argumentos. Argumentos divinos, de cada uno.

    La vanidad divina de cada ser no tiene límites.

    Ya ha vivido, la humanidad, épocas de arrases; la última fue la Segunda Guerra Mundial. Si tenías la mala fortuna de ser hebreo, gitano, o simplemente protestante de lo establecido, pues… te tocaba [1]“trabajar para hacerte libre”, y luego te gaseaban para que no sufrieras. Millones de seres.

        Recordamos esa porque es la más cercana, y no hace tanto tiempo. Luego ya se va al bulto –¿verdad?- con las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, y bueno, se hace como más… menos tóxico; así… más fuego –más fuego-. Fuego y viento. Lo otro era más gas.

    En cualquier caso –¿verdad?- las razones de unos y otros eran demoledoras.

    Hoy aumentan cada vez más las peticiones de eutanasia y hay una alegría general en la ley general de trasplantes, porque hay más órganos que… no están mal del todo. Sí; porque, quieras o no, se le dice al que se quiere eutanasiar:“Oye, ya que te vas, deja algo, ¿no?”.

    Esto es una noticia de ayer: ha aumentado vertiginosamente el número de peticiones de eutanasia, y en consecuencia el número de trasplantes.

    Aparentemente, esto no tiene nada que ver con todo lo anterior. ¡O sí!

    Cada ser convertido en dios tiene que ejercer como tal, tiene que hacerse respetar, tiene que imponer su criterio, tiene que defenderse y, si es preciso, atacar y establecer su perímetro de seguridad. Eso es un buen dios. Ya no diríamos un buen carácter, diríamos que es “un buen dios”. Un dios… ¡con criterio, oye!

    Que es el dios que quieren los humanos modernos: un dios que castiga a los malos y que premia a los buenos, ¿no?, y que nos permita reconocer nuestra naturaleza divina. Y si todos somos hijos de Dios, pues somos también Dioses. ¡Es muy fácil! Con lo cual, a Dios-Dios –como Dios- ¡vaya usted a saber… para qué!

    ¿Para qué, si de mí sale el esclavo, el sufriente, el doliente, el premiado, el castigado…? ¡Si lo tengo todo!

    Ya las costumbres, las leyes y las normas se han encargado de que vea el mundo de una determinada forma, lo juzgue, lo condene, lo castigue o lo premie o lo bendiga. Depende.

    “Entre Dioses anda el mundo” –esa sería la mini conclusión-.

    Esto explicaría el porqué de esa arrogancia que cada ser ostenta de una forma o de otra. Salvo excepciones –que las hay, ¡claro!-.

    El Misterio Creador se nos muestra como la referencia sobre la que podemos vernos, a través de la Providencia, a través de lo imprescindible, lo necesario, lo imprevisible.

    Y es así que, cuando acudimos a la Llamada Orante, nos encontramos con un sistema de aclarar nuestras consciencias; con una inspiración del Misterio Creador, que nos procura situar para que podamos realmente establecer o restablecer el vínculo que tenemos. Y que no se rompe nunca, pero se hace consciente, o no, depende en qué momentos.

    Creer en el Misterio Creador como fuente de referencia nos sitúa lejos –al menos lejos- de ser creyentes de nuestros misterios personales; lejos de ser creyentes de nuestras razones absolutas; lejos de ser creyentes del combate como mecanismo de aclaración; lejos de ser combatientes permanentes.

    En la medida en que cada ser –y cada uno en su posición- diluye el “endiosamiento” como factor de referencia, es capaz de encontrar el alivio de su verdadero vínculo con la Creación.

    Y es así como surge la templanza, la misericordia, la piedad, el alivio, el consuelo, el amparo… Sin que ello sea un esfuerzo, un sacrificio. No. Más bien una necesidad.

    Que el consuelo y el amparo mutuo predominen, es un factor que nos facilita un estar, un convivir y un ir hacia… ¡hacia lo indefinido!; hacia la sorpresa diaria permanente.

    Pero esa sorpresa diaria permanente depende de la posición, la disposición, ¡la referencia que tengamos! Si nuestra referencia somos nosotros mismos –en ese famoso ego idolátrico, egolátrico, endiosado-, ¡no! Cada día será más o menos igual. Tendremos los mismos enemigos, los mismos amigos, las mismas relaciones, los mismos inconvenientes. No habrá cambios. ¡No puede haberlos!

    En cambio, si diluimos nuestra ego-idolatría, nuestra convicción endiosada, y nos referenciamos en un Misterio Creador insondable, inaccesible… pero que, evidentemente, no es difícil… no es difícil creer, ¿verdad? Puede parecerlo cuando, eso: solo entendemos de carne. Entonces es difícil creer. Pero cuando vemos que la carne está animada, es fácil creer que esta increíble expresión llamada “vida” no ha sido la casualidad de… de una locura individual de componentes.

    En realidad, es fácil creer, pero ello nos deja sin el protagonismo. ¡Pero no nos quita nuestra manera, nuestra forma! Pero la suaviza, la relativiza, la subjetiviza. Y, en consecuencia, no somos un roce continuo. No somos una competencia ilimitada.

    Quizás les venga mal, hoy, plantearse esta historia, ¿no?: “¡Con lo a gusto que estaba yo conmigo mismo y con mi endiosamiento racional, lógico, sensato y dominante; con admiradores incluso! Y ahora... pfff, perder esa posición, pues…”.

    Habría que recurrir, como medida más simple, a que… “nada se crea ni se destruye, todo se transforma”. Y transformar esa evolución que nos han pintado en esta Llamada Orante, en una perspectiva verdaderamente de Universo; en una perspectiva que nos haga creer sin dominio, sin control, sin imposición, sin ganancia, sin pérdida.


    Sí, es cierto: nunca es un buen día para dejar de ser “yo” y pasar a ser “Y”.

    .- Soy “Y…” –puntos suspensivos-.

    .- ¿Y la “O”?

    .- La “O” era el grillete. Sí. La parte de la cadena que me juntaba, que me maniataba mi mente, mi ilusión, mi fantasía. Es la argolla del esclavo.

    Así que pasaría a ser un “soy y…” –puntos suspensivos-. El suspenso que me implica el descubrirme liberado de la argolla del razonamiento, adoctrinamiento, control y dominio.

    Es relativamente fácil descubrirse en qué posición se está en cuanto al endiosamiento, dentro de la comunidad en la que vivimos: ciudad, pueblo, comuna o lo que sea. Enseguida veremos dónde están los grandes dioses, dónde están los medianos dioses y dónde están los pequeños dioses. ¿A que sí?

    Que luego digamos que… –para suavizar- que son carácteres fuertes, y otros medianamente fuertes, y otros débiles, ¡bueno! Pero, realmente, no es la formación del carácter de éste o aquél, producto de su... No. Influye –sin duda- el entorno, el ambiente, claro, claro. Claro que sí.

    Pero ya cuando se es adulto, tenemos la posibilidad de escudriñar un poco más en nuestro llamado “carácter”; que ahora –según la Llamada Orante- es un monoteísmo reinante. Al darnos cuenta de ello, podemos disociar esa realidad y pasar a lo que nos llama, a Quien nos llama a orar –a esa referencia del Misterio Creador- con las cualidades que nos adornan.

    Hay una cosa atractiva, sí. Sí, sí –como para hacer propaganda de un lado, ¿verdad?-. Hay una cosa atractiva: el endiosamiento personal y el carácter personal, que conlleva unas relaciones A, B o C y un transcurrir de vida más o menos previsible –más o menos previsible-… Bueno, o previsible: porque si cada uno es Dios, sabe lo que le va a pasar, lo que le pasa y por qué le pasa.

    En consecuencia, si eso se repite varias veces, la persona termina un poco “jarta”. Es hartura con H: “jarta”. Sí, porque no puede más: se repite y se repite…

    En cambio, cuando el ser no está en la endiosada posición de un ególatra independiente, sino en la fusión de un enviado condescendiente que va a la escucha de… –a través de la oración- que va a la escucha de la Llamada Orante, que medita en torno a su posición, y que contempla todo lo que transcurre, se encontrará con la sorpresa de que ningún día es igual. ¡No! No. En la otra posición del endiosado reconocimiento –propio y ajeno, claro- todo es previsible, todo se sabe. “Se dice” que se sabe. Y hay unas reglas psíquicas, intrasíquicas, conscientes, inconscientes, costumbres, etc., que establecen las argollas esclavistas que decíamos, del “yo”. Todo es previsible. Todo es calculable.

    En cambio –sin ánimo de propaganda-, en el otro modelo… –es triste, ¿verdad?, hablar así; nos resulta triste, pero es necesario-, en el otro modelo, en el otro modelo, no. No sabes. No sabes porque, Quien sabe, está en otra dimensión, y te va a facilitar, te va… –por supuesto- te va a acompañar. No hay abandono.

    Y “acompañar” significa que te va a mostrar, te va a hacer descubrir nuevas realidades, en detalles, en circunstancias, en momentos.

    No se puede hacer, de la vida, una amargura permanente; una competencia constante. Cuando eso ocurre, algo no está funcionando, algo no está en su sitio.

    La guerra no lo resolverá; la huida, tampoco. Es el propio ser el que debe responder… con su consciencia de magnanimidad, con respecto al Misterio Creador.

    Y que, con la providencial Piedad, se nos disuelva esa protagonizada preponderancia; que, con la bondad intrínseca del ser –por su instinto de santidad-, se nos aflore la compasión, la condescendencia, para hacer del Amar un verdadero océano de Amor en el que nos nutramos, nos demos… sin ser la esclava posición de los dictámenes de cada uno.

    El esclavo pierde la argolla y se adentra al Misterio de Amor Creador, Creativo.

    Deja de ser su dueño y deja de adueñarse de lo demás.



[1] Arbeit macht frei: “el trabajo libera”. Lema emplazado sobre los accesos a numerosos campos de concentración.






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Among Gods walks the world

2024-12-23

    And while humanity was in transit, transhumance, transients, pilgrims, needs were satisfied spontaneously. Survival, more or less, was assured –with all the nuances we can add-. But, finding itself in a favourable area in terms of climate and possibilities, while its transit was cyclical and rhythmic, to some extent it reproduced the presence of the place where it was in the universe.

    But… its progressive and numerous offspring made it emigrate. Ah! Emigrate to other diasporas, to obtain better resources and better… It was not like that. They migrated to areas where the cold did its thing and where perhaps the species, intermittently, when joining with others such Neanderthals, appeared and disappeared due to the difficulty of adapting and remaining.

    But… the settlements, residences, sedentary lifestyle… placed the being before another new perspective. While wandering, and no place was stable, it simulated the conditions of the planet where it was and, with its multi-gods to the case, it knew how to inspire itself and tell its stories.

    When it settles down and loses the model of the universe where it is, the being generates its own universe. Its own! So much its own that it becomes its owner –unbelievable, isn't it?-. It becomes limiting and sets limits, establishes borders, imposes its laws, alien –of course, now- to that amusing, original, curious, unhurried wandering…

    Now we have to keep our property. Now we have to protect oneself from others; which are all, because each one will want not only what is his own, but will aspire to what belongs to others. And between defence and attack, patterns of conduct will be established.

    Obviously, they are no longer on a planet that rotates, that changes, that moves away, that belongs to a magical dynamic… No. It is established in a dynamic and in a monotheistic spirit –mono-personal, in fact- and no longer needs polytheistic models, gods of rain, gods of wind, gods of water, gods of hunting… No, he already dominates the hunt, he protects himself from the rain, he… he becomes powerful.

    And each one, with its powerful consciousness, establishes its norms, laws, ways, customs… although in theory –in theory-, depending on the place, there are differences between laws, possibilities and resources. But despite this generality, each one, having lost its nomadic, animistic, and unlimited transitory sense, becomes limited, stable, powerful and dominant. It needs a –one- God. “One”. It is a… it is a strategy, a justification to declare itself “God”, each one. No more and no less.

    Then each one will interpret the so-called “Holy Texts”, which will always have multiple versions, multiple visions.

    The important thing is that, when entering into the one true God and seeing that each one has it differently, it becomes a little suspicious that any one is the true one, right?

    Yes. In the face of this, obviously, the already sedentary being, which has dominated its environment, its own species, has to create its own god.

    Such a story the Prayerful Call tells us! Yes; because each one becomes God in its own ways, manners, forms… From the “I am like this”, passing through genetics, and continuing through customs, and continuing through education, the new gods – each one of the human beings- are really a polytheistic sample, under another perspective. They do not dare to declare themselves as such, but each one feels like God. And, in fact, each one, when he claims God for help, is claiming itself. To itself.

    And of course, it is obvious and evident that they cannot share, coexist, and get along.

    A god cannot deign to talk to another god about important matters, unless they both recognize themselves as powerful gods who can share the submission of less powerful gods.

    But, yes. This prayerful version explains to us the reason for this character. You've all heard it many times: "such a character he has!". Everyone! Everyone has a character... that is, for others, unbearable. With reasons, of course. Arguments. Divine arguments, from each one.

    The divine vanity of each being has no limits.

    Humanity has already lived through times of devastation; the last was the Second World War. If you had the misfortune of being a Jew, a gypsy, or simply a Protestant of the established order, well... you had to [1]"work to become free", and then they gassed you so you wouldn't suffer. Millions of beings.

    We remember that one because it's the closest one, and it wasn't that long ago. Then you go to the bulk -right?- with the atomic bombs in Hiroshima and Nagasaki, and well, it becomes more... less toxic; like that... more fire -more fire. Fire and wind. The other was more gas.

    In any case -right?- the reasons of each one were devastating.

    Today, requests for euthanasia are increasing more and there is general joy at the general transplant law, because there are more organs that… it’s not bad at all. Yes; because, whether you like it or not, someone who wants to be euthanized is told: “Hey, since you are leaving, leave something, right?”.

    This is yesterday's news: the number of requests for euthanasia has increased vertiginously, and consequently the number of transplants.

    Apparently, this has nothing to do with all of the above. Or does it!

    Every being turned into a god has to act as such, has to be respected, has to impose its criteria, has to defend itself and, if necessary, attack and establish its security perimeter. That is a good god. We would no longer say a good character; we would say that he is “a good god”. A god… with criteria!

    That is the god that modern humans want: a god who punishes the bad ones and rewards the good ones, right?, and who allows us to recognize our divine nature. And if we are all God’s children, then we are also Gods. It is very easy! So, to God-God –as God- who knows… what for?

    What for, if the slave, the sufferer, the grieving, the rewarded, the punished comes from me? I have everything!

    Customs, laws and norms have already made sure that I see the world in a certain way, judge it, condemn it, punish it or reward it or bless it. It depends.

    “Among Gods walks the world” –that would be the mini conclusion-.

    This would explain the reason of the arrogance that every being shows in one way or another. Except for exceptions –which there are, of course!-.

    The Creative Mystery is shown to us as the reference on which we can see ourselves, through Providence, through the essential, the necessary, the unpredictable.

    And so, when we come to the Prayerful Call, we find a system to clarify our consciences; with an inspiration from the Creative Mystery, which seeks to place us so that we can really establish or re-establish the bond that we have. And that is never broken, but becomes conscious, or not, depending on the moment.

    Believing in the Creative Mystery as a source of reference places us far –at least far- from being believers in our personal mysteries; far from being believers in our absolute reasons; far from being believers in combat as a mechanism of clarification; far from being permanent combatants.

    To the extent that each being –and each one in its position- dilutes the “deification” as a reference factor, it is able to find relief from its true bond with Creation.

    And this is how temperance, mercy, pity, relief, consolation, protection arise… Without it being an effort, a sacrifice. No. Rather a necessity.

    That mutual consolation and protection predominate is a factor that facilitates our being, our coexistence and to go towards… towards the indefinite!; towards the permanent daily surprise.

    But this permanent daily surprise depends on the position, the disposition, the reference we have! If our reference is ourselves –in that famous idolatrous, egomaniac, deified ego- no! Every day will be more or less the same. We will have the same enemies, the same friends, the same relationships, the same inconveniences. There will be no changes. There can’t be any.

    On the other hand, if we dilute our ego-idolatry, our deified conviction, and we refer to an unfathomable, inaccessible Creator Mystery… but which, evidently, is not difficult… it is not difficult to believe, is it? It may seem so when: we only understand flesh. Then it is difficult to believe. But when we see that flesh is animated, it is easy to believe that this incredible expression called “life” has not been the chance of… of an individual madness of components.

    Really, it is easy to believe, but it leaves us without the leading role. But it does not take away our way, our form! But it softens it, relativizes it, subjectivizes it. And, consequently, we are not a continuous friction. We are not an unlimited competition.

    Perhaps today, would be bad for you to consider this story:“I was so happy and comfortable with myself and with my rational, logical, sensible and dominant deification; even with admirers! And now... pfff, losing that position, well...”.

    It would be necessary to resort, as a simplest measure, to the fact that... “nothing is created or destroyed, everything is transformed”. And transforming that evolution that has been painted for us in this Prayerful Call, into a truly Universe perspective; into a perspective that makes us believe without any domination, without control, without imposition, without profit, without loss.

    Yes, it is true: it is never a good day to stop being [2]“I” and become “Y”.

    .- I am “Y…” –ellipsis-.

    .- And the “O”?

    .- The “O” was the shackle. Yes. The part of the chain that held me together, that tied me to my mind, my illusion, my fantasy. It is the slave ring.

    So, I would become an “Y am and…” –ellipsis-. The suspense involved in discovering myself freed from the shackle of reasoning, indoctrination, control, and domination.



    It is relatively easy to discover where one stands in terms of deification, within the community in which we live: city, town, commune or whatever. We will soon see where the great gods are, where the medium gods are and where the small gods are. Right?

    Then we can say that… –to soften it- that there are strong characters, and others moderately strong, and others weak, well! But really, it is not the formation of the character of this one or that one, the result of his… No. The environment, the atmosphere, undoubtedly influences, of course, of course. Of course.

    But already as an adult, we have the possibility of scrutinizing a little more into our so-called “character”; which now –according to the Praying Call- is a reigning monotheism. Realizing this, we can dissociate that reality and move on to what calls us, to the One Who calls us to pray –to that reference of the Creative Mystery- with the qualities that adorn us.

    There is one attractive thing, yes. Yes, yes –as if to advertise one side, right?-. There is something attractive: personal deification and personal character, which entails A, B or C relationships and a more or less predictable course of life –more or less predictable-… Well, or predictable: because if each one is God, he knows what is going to happen to him, what happens to him and why it happens to him.

    Consequently, if that is repeated several times, the person ends up a little “fed up”. Yes, because it cannot take any more: it repeats itself and repeats itself…

    On the other hand, when the being is not in the deified position of an independent egomaniac, but in the fusion of a condescending envoy who goes to listen to… –through prayer- who listens to the Prayerful Call, who meditates on his position, and who contemplates everything that happens, he will find to his surprise that no day is the same. No! No. In the other position of deified recognition –his own and that of others’, of course- everything is predictable, everything is known. “It is said” to be known. And there are psychic, intra-psychic, conscious, unconscious rules, customs, etc., that establish the slave rings that we said, of the “I”. Everything is predictable. Everything is calculable.

    On the other hand –without any intention of propaganda-, in the other model… –it is sad, isn’t it?, to speak like this; it is sad for us, but it is necessary- in the other model, in the other model, no. You don't know. You don't know why. Who knows, is in another dimension, and will make it easier for you, it will… -of course- will accompany you. There is no abandonment.

    And “accompany” means that he will show you, he will make you discover new realities, in details, in circumstances, in moments.

    You cannot make life a permanent bitterness; a constant competition. When that happens, something is not working, something is not in its place.

    War will not solve it; neither will flight. It is the being itself that must respond… with its consciousness of magnanimity, with respect to the Creative Mystery.

    And, with providential Mercy, we may dissolve that preponderance; that with the intrinsic goodness of being –through its instinct of sanctification-, compassion, condescension may emerge, to make of Loving a true ocean of Love in which we nourish ourselves… without being the slave position of the dictates of each one.

    The slave loses the ring and enters into the Mystery of Creator, Creative Love.

    He stops being his own master and stops taking possession of others.



[1]Arbeit macht frei: "Work sets you free". A slogan placed over the entrances to numerous concentration camps.

[2]In Spanish, the word "I" translates to "yo", he uses the transition from "yo" (I) to "Y" as a symbolic shift in identity.





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