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Lema Orante Semanal
Todo es nuevo a los ojos de la vida
13 de enero de 2025
Y el estilo de vida dominante, con su estimulante consumo, nos advierte y nos casi amenaza con perder lo que tenemos si no continuamos produciendo.
Pero… ¿qué tenemos?
¿Qué se ha conseguido con producir y producir, para luego consumir y consumir y consumarse?
Se ha ido imponiendo un estilo de supremacía, un estilo y una actitud racista, en el que la competencia, la comparación… se hace… natural.
Pareciera que estuviéramos en la época de Darwin, con la supremacía del más fuerte y la selección de las especies; en este caso, la selección de los estratos sociales.
Lo que tantas veces se critica a India, se replica en Occidente de manera disimulada, con préstamos, hipotecas, deudas…
En la profundidad de nuestra conciencia, y luego nuestra consciencia, tenemos que descubrir qué es lo que tenemos, qué es lo que hemos logrado con competir, con trabajar, con producir… y cuán frágil es ese logro cuando no se está en condiciones de seguir incrementando las ganancias.
La Llamada Orante nos conmina a evaluar nuestros valores, nuestros logros o posesiones. Y quizá para sorpresa –desde el punto de vista de la consciencia-, resulte que la nada es lo más evidente.
¿Qué tenemos? ¿Qué hemos logrado? ¿Qué hemos conseguido? ¿A costa de qué y con el esfuerzo “de”…?
El planteamiento del estilo de vivir predominante-dominante, de competir y lograr y alcanzar, ¡y aislarse!, puesto que cada uno se constituye en enemigo de otro, olvida algo trascendental: y es que cada ser que llega a este estado de conformación, en este Universo, tiene un papel que jugar; viene dotado de unos recursos a desarrollar; es imprescindible, necesario, insustituible, único, singular. En cuyo caso, no necesita suplantar a otro o competir con otro. Tiene ya su espacio.
Pero ocurre que la educación de la onda expansiva del saber, del tener, de alcanzar; el sucesivo protagonismo de responsabilizarse, de ocupar espacios que no nos corresponden…
La Llamada Orante nos reclama nuestra posición en la Creación, nuestra actitud de no competir, de no acaparar, de no posicionarse en base a los logros, sino en base a la vocación inteligente, creativa, adaptativa, y que suponga una complacencia –su actuación- para cada uno y para el entorno.
Evidentemente, esta disposición hacia otra actitud, hacia esa reclamación que hace la Llamada Orante, supone habitualmente un conflicto. Y parece que volvemos a las antiguas andanzas: lo espiritual-lo material, lo material-lo espiritual.
¡Porca miseria! ¿¡Cuándo vamos a abandonar ese dualismo absurdo!?
¡Somos polvo de estrellas; imaginación de un Misterio Creador!
Que luego hagamos ladrillos y que hagamos farolas o carreteras es una consecuencia secundaria. Deberíamos hacerlas en base a la inspiración de nuestras necesidades, no en base a la aspiración de los logros, consecuencias, impulsos, ganancias, etcétera. De ahí el hecho de que el cambio de actitud, la modificación del estilo, suponga un conflicto.
Porque la consciencia “ordinaria” –en el sentido general del término- ha establecido ya que la vida es así: nacer, crecer, producir, desarrollarse, deteriorarse y morirse. ¡Voilà!
Y en ese proyecto de Gauss no hay… ¡no hay salvación! Aunque no se trata de salvarse. Pero no hay ni siquiera la expectativa de un chispazo, de un repunte, sino que el ser queda enmarcado en la hipoteca, en el préstamo, en el logro, en el mantenimiento, en el esfuerzo, en el cansancio, en el aislamiento. ¡Oh, no!
.- ¡Pero eso es normal!
.- ¿Eso es normal?
Si fuera eso, normal, todas las especies ya habrían desaparecido hace mucho tiempo. En cambio, cada una sabe ocupar su espacio y su lugar, y comparten y conviven y congenian, intercambian… Y somos una de esas especies de la Especie Vida en general. En teoría, la más inteligente. Es más, nos hemos puesto un nombre de “sapiens-sapiens”.
Es abrumador. La vanidad y la soberbia humana es… Además, pasa así, de forma natural, ¿no? Como… “¡Qué bien, ¿no?”. Nos hemos atribuido la sapiencia en medio de un planeta lleno de guerra, de dolor, de intransigencia, ¿y somos “sapiens”? ¿Sabemos algo? Y a la vez, en nuestras leyes internas pensamos que lo que hacemos está mal.
La suplantación del ser, desde su estancia de humildad y sumisión, a la exaltación de su sapiencia y dominio, y la ocupación de ese endiosamiento de la sapiencia, nos está llevando y nos lleva por ese sendero del armamento, de las drogas de diseño, de la evasión, de la mentira institucional, de la normal prostitución.
Y es frecuente que el ser no sea consciente de todo esto: como ha sido educado, culturalizado, y manejado y manipulado de una manera, pues… no sea fácil escuchar otra palabra, otra propuesta, otra idea. No. Porque parece ir “en contra”.
Nada más alejado de la realidad.
La Llamada Orante no pretende abrir un camino “en contra”. Encontrarnos, sí. En contra, no.
Y sí, ciertamente, para ello debemos hacer –hoy, en este transcurrir de humanidad- un esfuerzo… para que esos pequeños cambios se conviertan en grandes disposiciones, para que esas pequeñas modificaciones se conviertan en creatividades, para que sepamos desprendernos de lo “superfluo” y atenernos a lo imprescindible y lo necesario, para que el ánima del ser –¡que es lo que realmente somos: ánimas, ánimos!-… pueda navegar. Pueda navegar en un canto, en un poema, en un silencio… sin la necesidad de ¡competir!, sin la atención puesta en cómo me valoran, quién me valora, qué opinan, qué piensan de mí…
Eso es una dependencia terrible.
Hay que volver al kindergarten espiritual, en donde lo espontáneo, lo anímicamente disponible y humorista y servidor está ahí, y cada uno tiene su gracia.
Pero hay que saber y disponerse humildemente a verla. Contemplarla.
Dicen que somos “animales de costumbres”. Lo de animales… ¡bueno!, a veces sí –parece claro-.
Y luego, las “costumbres” han sido costuras que nos han ido poniendo una vez y otra vez y otra vez y otra vez. Y, sí, cierto es que hay cosas que hay que repetir, pero siempre, en esa repetición, hay un matiz diferente.
Ningún instante es igual que otro, pero hay que estar despierto para darse cuenta. Si no, caemos en eso: “animales de costumbres”. Cuando resulta que somos seres de improvisación, de creatividad, de desarrollo, de imaginación, de fantasía… ¿Dónde está todo eso? ¿Por qué no se ejercita? ¿No es rentable…? ¿Seguro…? ¿Ese es el objetivo: que sea rentable?
Ahí es cuando hay que tener cuidado y estar alertado para no enfrentarse, no combatir, y establecer ese ritmo de vivir que es capaz de asumir lo cómodo, lo incómodo, lo agradable, lo desagradable, y estar por encima de esa dualidad.
Si soy un equivalente de vida –“un equivalente de vida”-, la vida no me va a amargar. ¡De ninguna manera! Porque lo que entendemos por “vida” –que todavía no sabemos definir, pero está ahí- es… indestructible.
Podemos deteriorarlo o podemos maltratarlo o podemos… Sí, sí, sí, sí. Pero la instauración de la vida en este lugar del universo no ha sido una decisión propia, ha sido una decisión de la Creación, del Misterio Creador. Y nosotros no tenemos ninguna capacidad para destruir, para destruirla. ¡Ninguna! Porque, en esencia, no somos seres destructores, somos seres conciliadores, somos seres bondadosos. Pero hay que ejercer.
Sin miedo a los avisos, a las advertencias, a las… ¡Ah!, ¡por favor!
“¡Se va a acabar el mundo!”. “¡El hombre va a acabar con la naturaleza!”…
¡El hombre no va a acabar con nada! ¡El mundo no se va a acabar! Va a evolucionar según la Creación decida.
¡Bajemos un poco los humos protagonistas, personalistas, políticos, sociales, religiosos!... Ahora “hay que salvarse, hay que salvar al mundo, hay que salvar a las ballenas, hay que salvar a los mosquitos, hay que salvar…”.
No hay que salvar a nadie. Hay que ser consecuente con la vida que uno debe desarrollar por sus bienes y sus dones, por sus gracias y sus recursos. Y en la solidaria disposición, y en el servicio permanente, no es necesario salvar a nadie. “Vamos a salvar a…”. No.
Pero sí ha hecho falta, en ese estilo dominante de vida, que se creen colonialismos, neocolonialismos y castas preponderantes, “¡para salvar a los pobres de Haití!”, “¡para salvar a los menesterosos de la India!”... ¡No! Los pobres de Haití han sido creados, promovidos, desarrollados e inducidos por la potencia del poder. Fue el primer pueblo que se declaró libre de la esclavitud, y hoy es esclavo de la violencia y del deterioro. Por ejemplo. Es un ejemplo.
Y, claro, se crean estructuras sociales, culturales… como un continente –véase África- en el que hay que ayudar, hay que ir a ayudar, porque ellos son bobos, no saben… Pero nosotros los occidentales sí sabemos.
¡Claro! Y la ayuda consiste en sacar los elementos vitales que ellos tienen, y someterlos a nuestras potencias. El análisis es muy simple. No hace falta buscar complicadas explicaciones. ¿Que tiene complicados mecanismos? Sí, cierto, pero la esencia es clara.
Cada Llamada Orante es una propuesta decidida hacia la realización del ser. Es una propuesta y una ¡apuesta! Porque “nos llaman” a orar. No es que nosotros oremos. Nos llaman a orar, para transmitirnos, para revelarnos. ¡Es una apuesta que hace la Creación hacia nosotros!
Y nos llaman porque ¡confían!... en nosotros.
Y nos llaman porque ¡nos aman! a nosotros.
¡Y nos llaman porque somos el futuro permanente!
Nos llaman para recordarnos… en una eternidad posible, permanente, infinita.
¡Nos llaman para situarnos realmente en el universo, que es donde estamos!
Ya en Oriente nos advirtieron de que éramos un microcosmos. Qué forma tan elegante de decir que somos un universo; que habitamos en un universo.
Y, como universo, somos eternos: eternos peregrinos de lo Infinito. ¡Y no son palabras!, son evidencias. Porque la palabra crea. Porque con palabras se crea, con palabras se hace.
Porque se podría decir:
.- Ah, pero ¿tú te crees que habitas en el infinito?
.- Sí.
.- ¿Y qué pruebas tienes de que habitas en el infinito?
.- Pues que no le veo fin. ¿Tú ves el fin?
.- Yo creo que el fin “de”…
.- ¡Ah! “Crees”, “te imaginas”. ¡Ah!, ya, ya, ya.
¿Estás seguro de que la vida de un ser se acaba en un cadáver? ¿Estás seguro? ¿O es un paso no obligado, pero un paso frecuente?
Por ejemplo, ¿no?
Y la llegada de un ser, el nacimiento de un ser, ¿qué crees, que es una casualidad? ¿Un encuentro fortuito entre un espermatozoide y un óvulo? ¿O hay algo más?
¿No es sorprendente que la biodiversidad nos abrume con tantas variables…? Que no son fruto de “la casualidad”, no son fruto de la ruleta. Son fruto de la Creación.
Sí es cierto que estamos transitando en un estar y en un ser, de filo, de corte, de límite. No porque exista el límite, sino porque se ha puesto el límite. Pero precisamente cuando se está en ese límite es cuando se descubre la verdadera capacidad y capacitación.
Cuando me siento preso es cuando despierto a la necesidad de escaparme de la prisión. Es mi deber, como prisionero, evadirme de la prisión. No he nacido para estar en una prisión.
Y hoy nos parecen imprescindibles y necesarias para mantener… ¿para mantener el qué?
No es –sin duda tampoco- imprescindible llegar al límite para reaccionar. No. Pero cuando se está cercanos a ese límite, sí es un momento en el que el ser reacciona, y descubre, y aprende, y cambia. En consecuencia, además de la queja y la rabia y el malestar que nos produzca este estilo de imposición, de dominio, de control, también seamos humildes y sumisos y adaptables a ello, y seamos capaces de darnos cuenta de que existen, de que nos corresponde ejercitarnos de otra manera.
Todo es nuevo a los ojos de la vida. Hagamos de ella un manantial que sacie la sed de cualquier naturaleza. Seamos nuevos… y seamos manantiales a los que puede venir a beber cualquier sediento.
El manantial y la fuente no discriminan quién va a beber en sus cercanías. Se ofrecen “sin resistencia”.
***
Everything is new in the eyes of life
2025-01-13
And the dominant lifestyle, with its stimulating consumption, warns us and almost threatens us with losing what we have if we do not continue producing.
But… what do we have?
What has been achieved by producing, and producing, and then consuming and consuming and consummate?
A style of supremacy has been imposed, a racist style and attitude, in which competition, comparison… becomes… natural.
It seems as if we were in Darwin's time, with the supremacy of the strongest and the selection of species; in this case, the selection of social strata.
What is so often criticized in India is replicated in the West in a hidden way, with loans, mortgages, debts…
In the depth of our conscience, and then our consciousness, we have to discover what we have, what we have achieved by competing, by working, by producing… and how fragile that achievement is when we are not in a position to continue increasing profits.
The Call to Prayer calls us to evaluate our values, our achievements or possessions. And perhaps surprisingly –from the point of view of consciousness-, it turns out that nothingness is the most obvious.
What do we have? What have we managed? What have we achieved? To what cost and with the effort “of”…?
The approach of the predominant-dominant lifestyle, of competing and achieving and reaching, and isolating oneself!, since each one becomes the enemy of the other, forgets something transcendental: and it is that each being that reaches this state of conformation, in this Universe, has a role to play; it comes endowed with resources to develop; it is essential, necessary, irreplaceable, unique, singular. In which case, it does not need to supplant another or compete with another. It already has its space.
But it happens that the education of the expansive wave of knowledge, of having, of reaching; the successive prominence of taking responsibility, of occupying spaces that do not correspond to us…
The Call to Prayer demands our position in Creation, our attitude of not competing, of not hoarding, of not positioning ourselves based on achievements, but based on an intelligent, creative, adaptive vocation, and one that supposes a complaisance –its performance- for each one and for the environment.
Obviously, this disposition towards another attitude, towards this claim made by the Prayerful Call, usually involves a conflict. And it seems that we are returning to the old ways: the spiritual-the material, the material-the spiritual.
Damn it! When are we going to abandon this absurd dualism!?
We are star dust; the imagination of a Creative Mystery!
If we then make bricks and if we make street lamps or roads, that is a secondary consequence. We should make them based on the inspiration of our needs, not based on the aspiration of achievements, consequences, impulses, profits, and so on. Thus, the change of attitude, the modification of style, involves a conflict.
Because the “ordinary” consciousness –in the general sense of the term- has already established that life is like this: to be born, to grow, to produce, to develop, to deteriorate and to die. Voilà!
And in this Gaussian project there is no… there is no salvation! Although it is not about saving oneself. But there is not even the expectation of a spark, of a rebound, but rather the being is framed in the mortgage, in the loan, in the achievement, in the maintenance, in the effort, in the tiredness, in the isolation. Oh, no!
.- But that is normal!
.- Is that normal?
If that were normal, all species would have disappeared a long time ago. On the other hand, each one knows how to occupy its space and its place, and they share and coexist and get along, exchange… And we are one of those species of the Life Species in general. In theory, it is the most intelligent. What's more, we have given ourselves a name of “sapiens-sapiens”.
It is overwhelming. Human vanity and pride is… Besides, it happens like that, naturally, right? Like… “How nice, right?” We have attributed to ourselves wisdom in the midst of a planet full of war, pain, intransigence, and we are “sapiens”? Do we know anything? And at the same time, in our internal laws we think that what we do is wrong.
The supplanting of the being, from its place of humility and submission, to the exaltation of its sapience and dominion, and the occupation of that deification of sapience, is leading us along that path of armament, of designer drugs, of evasion, of institutional lies, of normal prostitution.
And it is common for the being not to be aware of all this: as it has been educated, culturalized and handled and manipulated in a certain way, well… it is not easy to listen to another word, another proposal, another idea. No. Because it seems to go “against”.
Nothing could be further from the truth.
The Prayerful Call does not intend to open a path “against”. To encounter each other, yes. Not against.
And yes, certainly, for this we must make –today, in this passing of humanity- an effort… so that those small changes become great dispositions, so that those small modifications become creativity, so that we know how to get rid of the “superfluous” and stick to what is essential and necessary, so that the soul of the being –which is what we really are: souls, spirits!-… can navigate. Can navigate in a song, in a poem, in a silence… without the need to compete!, without paying attention to how I am valued, who values me, what’s their opinion, what they think of me…
That is a terrible dependence.
We must return to the spiritual kindergarten, where the spontaneous, the soulfully available and humorous and the servant is there, and each one has his grace.
But we must know and humbly dispose to see it. Contemplate it.
They say that we are “animals of habit.” As for animals… well, sometimes yes –it seems clear-.
And then, the “habits” have been seams that have been put on us again and again and again. And, yes, it is true that there are things that have to be repeated, but always, in that repetition, there is a different nuance.
No moment is the same as another, but you have to be awake to realize it. Otherwise, we fall into that: “animals of habit”. When it turns out that we are beings of improvisation, of creativity, of development, of imagination, of fantasy… Where is all that? Why is it not exercised? Is it not profitable…? Safe…? Is that the aim: To be profitable?
That is when you have to be careful and be alert so as not to confront, not to fight, and to establish that rhythm of living that is capable of assuming the comfortable, the uncomfortable, the pleasant, the unpleasant, and to be above that duality.
If I am an equivalent of life – “an equivalent of life” – life is not going to make me bitter. Not at all! Because what we understand by “life” –which we still don’t know how to define, but it’s there- is… indestructible.
We can damage it or we can mistreat it or we can… Yes, yes, yes, yes. But the establishment of life in this place of the universe has not been our own decision; it has been a decision of Creation, of the Creative Mystery. And we have no capacity to destroy, to destroy it. None! Because, in essence, we are not destructive beings, we are conciliatory beings, we are kind beings. But we must exercise it.
Without any fear of notices, of warnings, of… Ah! Please!
“The world is going to end!” “Man is going to end nature!”…
Man is not going to end anything! The world is not going to end! It will evolve as Creation decides.
Let’s lower our protagonist personal, political, social, religious pride a bit!... Now “we must save ourselves, we must save the world, we must save the whales, we must save the mosquitoes, we must save…”.
There is no need to save anyone. We must be consistent with the life that one must develop for one’s goods and gifts, for one’s graces and resources. And in the solidarity disposition, and in permanent service, it is not necessary to save anyone. “We are going to save…”. No.
But it has been necessary, in this dominant style of life, to create colonialisms, neo-colonialisms and preponderant castes, “to save the poor in Haiti!”, “to save the needy in India!”... No! The poor in Haiti have been created, promoted, developed and induced by the force of power. It was the first people to declare itself free from slavery, and today it is enslaved by violence and deterioration. For instance. It is an example.
And, of course, social and cultural structures are created… like a continent – see Africa- where we must help, we must go and help, because they are stupid, they don’t know… But we Westerners, we do.
Of course! And help consists of taking out the vital elements that they have, and subjecting them to our powers. The analysis is very simple. There is no need to look for complicated explanations. Does it have complicated mechanisms? Yes, true, but the essence is clear.
Each Prayer Call is a determined proposal towards the realization of being. It is a proposal and a bet! Because “we are called” to pray. It is not that we pray. We are called to pray, to transmit to us, to reveal to us. It is a bet that Creation makes on us!
And we are called because they trust!... in us.
And we are called because they love us! us.
And we are called because we are the permanent future!
We are called to remind us… in a possible, permanent, infinite eternity.
We are called to really place us in the universe, which is where we are!
Already in the East we were warned that we were a microcosm. What an elegant way of saying we are a universe; that we inhabit a universe.
And, as a universe, we are eternal: eternal pilgrims of the Infinite. And these are not words! They are evidence. Because the word creates. Because with words one creates, with words it is made.
Because one could say:
.- Ah, but do you believe that you live in the infinite?
.- Yes.
.- And what proof do you have that you live in the infinite?
.- Well, I don't see an end. Do you see the end?
.- I think the end “of”…
.- Ah! “You think”, “you imagine”. Ah!, yes, yes, yes.
Are you sure that the life of a being ends in a corpse? Are you sure? Or is it an unnecessary step, but a frequent step?
For example, is it not?
And the arrival of a being, the birth of a being, what do you think, is it a coincidence? A fortuitous encounter between a sperm and an egg? Or is there something else?
Isn't it surprising that biodiversity overwhelms us with so many variables…? That they are not the result of “chance”, they are not the result of roulette. They are the result of Creation.
It is true that we are moving in a state of being and way to be, of edge, of cut, of limit. Not because the limit exists, but because the limit has been set. But it is precisely when one is at that limit that one discovers the true capacity and ability.
When I feel like a prisoner, that is when I wake up to the need to escape from prison. It is my duty, as a prisoner, to escape from prison. I was not born to be in a prison.
And today they seem to us essential and necessary to maintain… to maintain what?
It is -certainly- not essential to reach the limit in order to react. No. But when one is close to that limit, it is a moment in which the being reacts, and discovers, and learns, and changes. Consequently, in addition to the complaint and anger and discomfort that this style of imposition, of domination, of control produces in us, let us also be humble and submissive and adaptable to it, and let us be capable of realizing that they exist, that it is up to us to exercise ourselves in another way.
Everything is new in the eyes of life. Let us make of it a spring that quenches the thirst of any nature. Let us be new… and let us be springs where anyone who is thirsty can come to drink.
The spring and the fountain do not discriminate who comes to drink in their vicinity. They offer themselves “without resistance”.
***
Lema Orante Semanal
Atreverse
a ser vida: confianza ilimitada, fe absoluta y amor insondable
6 de
enero de 2025
Se aprecia que el transcurrir de la organización
humana… está dando síntomas de deterioro. Un deterioro gestado por la ambición,
la corrupción, la falta de identidad…; obviamente, la persistente mentira, la
falta de un respeto hacia cualquier tendencia, y el enfrentamiento obligado…
como la mejor solución.
Se dice que ya hemos pasado por situaciones iguales.
No. Parecidas, sí. Pero distintas.
Y ante esa progresiva y flagrante descomposición, ¿cuál
es… cuál es el compuesto que la Llamada Orante propone? ¿Qué, qué llamada nos
hace ante lo evidentemente deteriorado?
En síntesis: perseverar en la virtud, incrementar la
vocación, promover las fantasías en torno a las vocaciones, y saber que el
motor, el combustible, la estructura –¡todo!- está manufacturado y realizado en
base a… el Amor.
Sí. Resulta al principio poco práctico. ¿Cómo… cómo
utilizar ese sentir llamado “amor”, para configurar una convivencia armoniosa,
creativa, novedosa, sorprendente? ¡Que es lo que le corresponde al ser! No nos
corresponde el irnos eliminando, el irnos acribillando, el irnos corrompiendo…;
lo cual parece que es la nota “natural”.
Sin duda, el estar, el comportarse de los poderosos
tiene una influencia decidida e importante sobre el resto. Somos “el
resto”, sí. Y los importantes diseñan las estrategias. Y todos somos humanos,
pero a unos se les ocurrió la impronta de imitar a la Creación, la impronta de
dominar los cielos y las tierras, las aguas y las montañas. Y había que llegar
a la cima, y había que llegar a la profundidad, y había que dominar los
cultivos, y había que someter. Porque algo nos dijeron en un relato creativo de
la Creación, en el que “todo se nos daba para que se sometiera a nosotros”. Quizás
la traducción no está bien hecha, porque esa posición de someter a todo lo del
entorno –en gran escala y en pequeña escala- es un ademán de soberbia y
vanidad.
¿Y por qué… –cabe preguntarse, claro- por qué tiene
tanta influencia y tantos adeptos?
Bueno, hay un origen común en todos: es el origen común
del Misterio Creador. Y bajo esa referencia, cada uno tiene un impulso
fantástico, novedoso, único… Y la tentación es grande, sí: el verse en esa
naturaleza, en esas posibilidades de dominar, controlar, manejar –sea el nivel
que sea, porque el gran mérito de ese desarrollo ha sido poderlo trasladar a
todos los niveles-. Pues bien, después de eso, es fácil “caer” –entre comillas-
en la tentación de ejercitarse más y más.
Ejercitarse más y más en el dominio, control y
violencia, para demostrar la importancia, el calado. Los demás, en su medida,
también tratan de ir en esa dirección. Y los menos, menos, menos, no lo hacen.
No lo hacen, y ponen toda esa identidad con el Misterio Creador al servicio de
lo solidario, lo compartido, lo generoso, lo dialogante.
Es más fácil, más rentable, tener una
convivencia saludable que tener una convivencia dominante. El ejercicio de
dominio, de poder, suplantando al Misterio Creador –sí, es un salto muy grande,
pero es así como lo podemos ver-, supone la inversión de todas nuestras
capacidades, al servicio del dominio, del control y de la… “exclusiva”.
Y eso es agotador, demoledor y deteriorante. ¡Se sabe!
Pero… se piensa que lo mejor es lo mío, lo mejor es…
Se… se aparece ese sentido bondadoso del ser, y piensa
que su posición es la más ventajosa. Y, sobre todo, ¡que es la verdadera! ¡Eso
es indiscutible!
Y así, visto desde fuera es increíble, ¿no?: que una,
cualquier persona, tenga una opinión, un criterio de alguien, de algo, y que
sea absolutamente indiscutible; que afirme estar en la verdad.
Supone, por supuesto, un esfuerzo tremendo y un
enfrentamiento inevitable, claro. Porque si uno hace la lectura A, y la A es la
verdad, y tiene que relacionarse con B, y B hace otra lectura, que es C, del
mismo acontecimiento –¡del mismo!-, ahí se muestra cómo el ser se mueve en esa
ambivalencia. Y claro, obviamente, ninguno de los ejemplos –ni el A ni el C-
van a reconocer al otro, sino que se van a enfrentar.
Y todo enfrentamiento, obviamente, lleva un dolor, un
sufrimiento, una desesperada pérdida, un deterioro de nuestra identidad.
Y es evidente. Y aunque el ser lo vea, persiste en su
pugna por ver si puede lograr el reconocimiento de su posición.
Y de seguro que cada uno de ustedes que escucha esta
oración, dirá hacia sus adentros, ante algunas cuestiones personales, que “por
supuesto” que tienen la razón, que “ciertamente” ellos tienen la verdad: “Que
yo tengo la verdad, y los demás están equivocados”.
Y escuchan la oración y dicen: “Bueno, pues
está bien. Para una oración queda bien, porque ayuda –no se sabe a
quién-. Ayuda en cuanto a que, bueno, pues te dice que puede ser de otra
forma, pero para mí está muy claro que esto es blanco”.
Entonces, ¿en qué te ayuda la oración? ¿En qué?
No hay que perder la oportunidad de volver a nacer por
el ama-necer. No hay que perder la ocasión de escuchar y de incorporar el
disolvente de nuestra radicalidad, de nuestras obsesiones, de nuestras
verdades. Y, en esa medida, sintonizarnos con lo que realmente sentimos que es
virtuoso.
En la medida en que repetimos errores,
traumas, obsesiones, temores y dolores, y los tipificamos como “iguales”, sin
haber resuelto las contradicciones y los factores que nos conducen a ello, es
fácil que cualquier nueva oportunidad se convierta en “la misma” oportunidad
anterior.
Nos corresponde saber –porque es certeza- que
cada situación que nos toca afrontar es diferente.
Y en la medida en que sabemos dar
respuestas diferentes, ¡ah!, entonces abriremos un abanico de
posibilidades. Y veremos que la diferenciación es constante, y nos daremos
cuenta de que la clasificación de nuestras relaciones es infinita.
Ahora, si vamos con el mismo molde –traumático,
doloroso-… la resultante será parecida, igual. Es que no hemos apostado por lo
diferente. ¡Y claro que nos vamos a encontrar cada vez con cosas más
parecidas! Pero no son iguales.
Esa es la alerta que tiene que despertar nuestro
ama-necer: una nueva oportunidad para ejercer de otra manera.
Y dejar de considerarnos raíces inmóviles de pétreas
convicciones, a las que hay que atacar o ablandar o…
Considerarnos ¡flexibles, adaptables, creativos!, hasta
el punto de alcanzar una sintonía con todo.
Sentirme en el todo, conviviendo con ello.
Las oportunidades de cada amanecer son insólitas, son…
imprevisibles, sorprendentes, pero hay que estar despierto, hay que
aplacar y dejar a un lado nuestras verdades.
Y es así como brota la nueva ocasión, la nueva
posibilidad, la diferente disposición.
Las dudas, las desconfianzas, permanentemente están
despiertas y dificultan las promesas, dificultan los “estares” y las presencias
sensatas y transparentes de fe y de esperanza. Pero ante la duda y la
desconfianza, cuando saltan a la primera o a la segunda de cualquier situación,
nos llevan a la desconfianza, a la inquietante duda de la sospecha.
Y de esta forma nada es veraz, nada es cierto, nada es
“lo que yo pensaba”, y todo se hace revuelto.
Eso no es vivir. ¡Por favor! Eso no es vida. Eso
no es darse cuenta de que ¡han confiado plenamente en nosotros! ¡En cada uno de
nosotros!, han confiado. Y han confiado, ha confiado la Creación, ¿y nosotros
vamos a desconfiar de ella?
Sí. Si desconfiamos del otro y del otro y de aquél y de
aquéllos… que han sido también confiados por la Creación, ¿qué estamos
haciendo?
El alcanzar el estatus de la vida, de la Especie Vida,
como humanidad, es producto de una confianza ilimitada, de una fe
absoluta y de un amor insondable.
¡Todo eso produce un ser!
Sí; y pensaremos que se han creado muchos seres
defectuosos, sobre todo aquellos que no están de acuerdo conmigo, claro. Con
ese criterio, la vida se hace… deterioro. Sí. Y queda reducida a fragmentos de
intereses y beneficios.
Atreverse a ser vida, sí. Nada se pierde. Y
podríamos añadir: ¡y todo se gana!
Pero no se trata de perder o ganar, claro. Se trata de
darse la oportunidad de corregir, de variar, ¡de apostar por lo que
se siente! Sin la duda pertinente. Sin la desconfianza acuciante.
El todo de humanidad se hace “de-solador”: como si el
sol dejara de aparecer, como si la luz se hiciera gris y dejara de ser
transparente.
Es la mejor oportunidad para volverse resplandeciente,
hacerse luminoso… simplemente atendiendo a nuestra naturaleza: esa del juego,
la fantasía, la imaginación, la curiosidad, la inocencia, el afecto.
La Piedad nos acompaña.
***
Dare to be life: unlimited trust, absolute faith and unfathomable love
2025-01-06
It is clear that the course of
human organization… is showing signs of deterioration. A deterioration caused
by ambition, corruption, lack of identity…; Obviously, persistent lies, lack of
respect towards any tendency, and forced confrontation… as the best solution.
It is said that we have already
gone through same situations. Not the same but similar, different.
And in the face of this
progressive and flagrant decomposition, what is… what is the compound that the
Prayerful Call proposes? What call does it make to us in the face of what is
obviously deteriorated?
In short: persevere in virtue,
increase vocation, promote fantasies around vocations, and to know that the
engine, the fuel, the structure –everything!- is manufactured and realized
based on… Love.
Yes. At first it is not very
practical. How… how to use that feeling called “love” to configure a
harmonious, creative, novel, surprising coexistence? That is what corresponds
to being! It is not our place to eliminate ourselves, to annihilate each other,
to corrupt one another... which seems to be the "natural" tendency.
Undoubtedly, the presence and
behaviour of the powerful ones has a decisive and important influence on the
rest. We are “the rest”, yes. And the important ones design the strategies. And
we are all human, but some came up with the idea of imitating Creation, the idea of dominating heavens and earth,
waters and mountains. And it was necessary reach the top, and it was necessary
to reach the depth, to dominate the crops, to subdue. For something we were
told in a creative account of Creation, in which “everything was given to us to
be subdued to us”. Perhaps the translation is not well done, because that
position of subduing everything in the environment –on a large scale and on a small scale- is a gesture of
arrogance and vanity.
And why… –one might ask, of
course- why does it have so much influence and so many followers?
Well, there is a common origin
in all of us: it is the common origin of the Creative Mystery. And under that
reference, each one has a fantastic, novel, unique impulse… And the temptation
is great, yes: to see oneself in that nature, in those possibilities of
dominating, controlling, managing –whatever the level, because the great merit
of that development has been to be able to transfer it to all levels-. Well,
after that, it is easy to “fall” –in quotation marks- into the temptation of
exercising more and more.
To exercise more and more in
dominance, control and violence, to demonstrate the importance, the depth. The
others, in their measure, also try to go in that direction. And the fewer,
fewer, fewer, do not do it. They do not do it, and they put the whole of their
identity with the Creator Mystery at the service of solidarity, sharing,
generosity, and dialogist.
It is easier, more profitable,
to have a healthy coexistence than to have a dominant coexistence. The exercise
of dominion, of power, supplanting the Creator Mystery –yes, it is a very big
leap, but that is how we can see it-, means the investment of our whole
capacities, at the service of dominion, control and of… “exclusivity”.
And that is exhausting,
devastating and deteriorating. We know it! But… one thinks that the best thing
is mine, what is best is…
That.. kindly sense of being
appears, and thinks that its position is the most advantageous. And, above all,
that it is the true one! That is indisputable!
And so, seen from the outside,
it is incredible, isn't it?: that someone, any person, has an opinion, a
criterion about someone, about something, and that it is absolutely indisputable;
that they claim to have the truth.
It supposes, of course, a
tremendous effort and an inevitable confrontation, of course. Because if one
reads A, and A is the truth, and has to relate to B, and B does another
reading, which is C, of the same event –of the same one!-, then it is
shown how the being moves in that ambivalence. And of course, obviously,
neither of the examples –neither A nor C- are going to recognize the other, but
rather they are going to confront each other.
And every confrontation,
obviously, carries a pain, suffering, a desperate loss, a deterioration of our
identity.
And it is evident. And although
the being sees it, it persists in its struggle to see if it can achieve
recognition of its position.
And surely each one of you who
listens to this prayer will say to yourself, in the face of personal issues,
that “of course” they are right, that “certainly” they have the truth: “I
have the truth, and the others are wrong”.
And listening the prayer and
say: “Well, that’s fine. For a prayer it’s fine, because it helps –you don’t
know whom. It helps in the sense that it tells you that it could be another
way, but for me it’s very clear that this is white”.
So, how does prayer help you?
How?
We must not miss the opportunity
to be born again through by the loving-dawn. We must not miss the opportunity
to listen and to incorporate the solvent of our radicalism, of our obsessions,
of our truths. And, to that extent, to tune in with what we truly feel is
virtuous.
To the extent that we repeat errors,
traumas, obsessions, fears and pains, and we classify them as “the same”,
without having resolved the contradictions and factors that lead us to them, it
is easy for any new opportunity to become “the same” previous opportunity.
It is up to us to know –because
it is certain- that every situation we have to face is different.
And to the extent that we know
how to give different answers, ah!, then we will open up a range of
possibilities. And we will see that differentiation is constant, and we will
realize that the classification of our relationships is infinite.
Now, if we go with the same
cast –traumatic, painful-… the result will be similar, the same. We haven't bet
on the different. And of course, we are going to find more and more similar
things! But they are not exactly the same.
That is the alert that must
awaken our loving-dawn: a new opportunity to act differently.
And stop considering ourselves
immobile roots of stubborn convictions, to be attacked or softened or…
Consider ourselves flexible,
adaptable, creative!, to the point of reaching a harmony with the whole.
Feeling myself in the whole,
living with it.
The opportunities of each dawn
are unusual, they are… unpredictable, surprising, but we must be awake, we
must placate and put aside our truths.
And that is how the new
opportunity, the new possibility, the different disposition arises.
Doubts, distrusts are constantly
awake and hinder promises, hinder the “beings” and the sensible and transparent
presences of faith and hope. But when doubt and distrust arise at the first or
second moment of any situation, they lead us to distrust, to the disturbing
doubt of suspicion.
And in this way, nothing is
true, nothing is certain, nothing is “what I thought”, and everything becomes a
mess.
That is not living. Please!
That is not life. That is not realizing that they have fully trusted us!
In each one of us! They have trusted. And they have confided, Creation has
trusted, and we are going to distrust it?
Yes. If we distrust the other
and the other and that one and those… who have also been entrusted by Creation,
what are we doing?
Reaching the status of life, of
the Life Species, as humanity, is the result of unlimited trust, of
absolute faith and of unfathomable love.
The being produces all of that!
Yes; and we will think that
many defective beings have been created, especially those who do not agree with
me, of course. With that criterion, life becomes… deterioration. Yes. And it is
reduced to fragments of interests and profits.
Dare to be life, yes.
Nothing is lost. And we could add: and everything is gained!
But it is not about losing or
winning, of course. It is about giving yourself the opportunity to
correct, to vary, and to bet on what one feels! Without the pertinent doubt.
Without the pressing distrust.
The whole humanity becomes “devastated”:
as if the sun stopped appearing, as if the light became grey and stopped being
transparent.
It is the best opportunity to
become resplendent, to become luminous… simply by paying attention to our
nature: that of play, fantasy, imagination, curiosity, innocence, affection.
Mercy accompanies us.
***
Lema Orante Semanal
Dominio, envidia, deuda y consumo
30 de diciembre de 2024
La Llamada Orante nos muestra que el transcurrir de humanidad de hoy es básicamente un transcurrir de dominios; dominios dominantes, dominadores, dominados…
Y de eso hay que apercibirse: de esa convivencia social, política, económica, religiosa, espiritual, geográfica. En todas ellas el dominio tiene el sello de calidad.
Sí… El hecho de dominar regiones, región, lugar, grupos, personas… –da igual la proporción- indica respeto y supone calidad.
En principio, la calidad era más bien caridad, era más bien emoción, era más bien evidencias constatables de función, de… Sí. Quizás. Y quizás en algunos ámbitos siga siendo así, pero… ya no es así.
El dominio se hace tan fuerte que establece sus normas de calidad. Y si el ser no está suficientemente despierto, es probable que acepte multitud de situaciones, decisiones, historias, leyes que, en un primer momento, no… no las aceptaría. Pero como vienen de… el dominio, y éste, evidentemente, tiene sus tentáculos poderosos…
Si nos fijamos muy, muy someramente en nuestra pequeña, limitada y concreta cotidianidad, en la que no somos alcaldes, ni directores, ni propietarios, ni dominadores –no, simplemente estamos-, verán que se encuentran con dominios que hacen que se tenga una postura, una actitud, un gesto… diferente; que no sea una respuesta clara y evidente, sino que, debido al dominio que éste, aquél o el otro tiene por su experiencia, por su edad, por… ¡buah!, luego después se pueden enredar lo suficiente.
El dominio dominante, dominador, dominado, es un obstáculo muy severo para proseguir. Es como si la cadena de la bicicleta se hubiera enredado, y le damos, y a veces coge el piñón, pero otras veces… –la rueda, el plato- pero otras veces no, y no, no va.
Junto al dominio… gravitan como dos satélites imprescindibles para entender la evolución de la humanidad: la envidia y la deuda.
¡Oh!
Sí.
La deuda viene dada –y viene sintonizada con la envidia- en base a querer, a querer, a querer, a querer y… y no poder. Y quedan deudas. Y a prometer, y a prometer, y a prometer y no cumplir. Y quedan deudas.
Y… envidiosamente, las necesidades del querer son envidias solapadas en las que se demanda aquello, lo otro, lo otro, lo de más allá –que es posible que excepcionalmente esté en nuestro camino y tengamos que asumirlo, ¡claro, claro que sí!-, pero cuando hablamos de “envidia” hablamos de que no está en nuestro… “off the records”, no está en nuestro… No. Empezamos a querer lo de aquél, lo del otro, o lo más parecido a aquello, a lo de más allá…
Pero, bueno, lo cierto es que, el endeudamiento… –sin recurrir a la deuda internacional-…
¿Saben? El mundo, o sea, lo que se dice “el mundo”, la población mundial, tiene una deuda de unos 100 billones. Es una cifra que… les puedo poner mil; nos da lo mismo, ¿verdad?, para las cifras que manejamos nosotros. Pero toda la humanidad tiene una deuda económica. Lo gracioso es: tiene una deuda, ¿con quién? Con nosotros mismos, claro. Y eso es difícil de solucionar, salvo que entremos en conflicto.
O sea que la deuda no es un fantasma. No, no. No, no. Es un producto interior bruto que se ha consumido antes de producirse. Y que, igual que ese parámetro, ocurre lo mismo con el estar cotidiano. De ahí que tengamos que mantener una propuesta de austeridad, de lo imprescindible, de lo necesario… No para disminuir la deuda humana, no. Evidentemente, con eso se puede colaborar poco. Pero sí como “un estilo de”... diferente, diferente.
Ustedes sabrán –claro- que, en estos días, las familias se endeudan para la comida de Nochebuena, para el Año Nuevo, para los regalos, para… ¡Se endeudan! Porque la envidia y el requerimiento de sus propios poderes, de sus propios quereres, así lo exigen.
¿No resulta un poco dramático…?
Si fuera de carácter “loco”, pues tendría una explicación. Incluso sería divertido. Pero, no: es de carácter “cuerdo”. Hay que pedir, prometiendo devolver con un interés... ¡Guau!
Dominados, con la envidia y la deuda, ¿en qué… en qué epígrafe se pone el animismo, la espiritualidad…? ¿En qué lugar?
¿Añadimos la religión? Ya no.
Consume mucho el dominio dominante, dominador, dominado; consume mucho la envidia; y consume muchísimo la deuda. En definitiva, tenemos –de todo ello- otro rodeado problema:el consumo.
Y lo cerramos ahí, ¿verdad?
Es como una palangana grande: sería el consumo; y el patito sería la envidia, la deuda sería el barquito, y el dominio sería el agua.
¡Ah!...
Apenas si hay espacio. Cuando se meta el niño en el barreño, para bañarse, va a ser difícil, ahí, cantarle una nana.
De igual manera, cuando el adulto se sumerge en el consumo, y está matizado por la envidia, la deuda…, y dominado por sus dominancias, apenas hay sitio para animarse a otras instancias, a otras dedicaciones, a otras funciones.
El dominio, la envidia, la deuda, el consumo, ocupan todo el espacio.
Y lo curioso es que, probablemente –lo dejamos así: “probablemente”-, la mayoría de los seres no son conscientes de ese dominio, de esa envidia, de esa deuda, de ese consumo. No. Lo llevan como algo natural, porque se ha conseguido que sea así. Se ha conseguido –merced a las instancias del poder-, se ha conseguido que eso sea lo propio, lo llevadero, lo estructural.
.- ¿Cómo es que no tienes deudas? ¿Cómo es que has cumplido todas tus promesas? ¡No fastidies! ¡Habrá un dominio sobre algo o sobre alguien!, ¿no? ¡Por lo menos sobre tu perro!
.- Pero es que no tengo perro.
.- Bueno, pues tendrás algún otro animal.
.- No, no tengo animal.
Es difícil, sí, encontrar seres que no estén envueltos en esa maraña de deudas: deudas de promesas, deudas de… afectos…
¿Cómo… –nos plantea la Llamada Orante- cómo vive el amor dominado, dominante y dominador? ¿Cómo vive el amor de envidia? ¿Cómo vive el amor de... –¡uf!- de ¡deudas!? ¿Cómo vive el amor de consumo?
El caso es que el amor ¡vive ahí! Hay amor. Y se consume. Y promete y promete y promete, pero no cumple… Y envidia y envidia, y prefiere aquél, aquello, aquello, aquello, aquéllas, aquéllos, éstos, los otros… Y está permanentemente en esa...
Y, por supuesto, establece un dominio; a veces podría decirse que “para mantener su postura”. No es preciso.
Pero, como podemos suponer –así, a groso modo, ¿verdad?-, un amor endeudado, envidioso, consumista y dominador… ¿verdad que resulta un poco… así como...?
Pero ése es el que “funciona” –entre comillas, “funciona”-. ¡Esa es la muestra! ¡Por eso en esa muestra no puede haber una ternura!, ¡no puede haber una dulzura!, ¡no puede haber algo que trascienda!
Y en ello nos tenemos que fijar; de ello nos tenemos que dar cuenta. Para que podamos establecer esas pequeñas correcciones que nos permitan justamente escuchar la Llamada Orante.
Y posicionarnos de otra manera. ¡Así!
Cuando una partícula subatómica se posiciona de otra forma –por un campo electromagnético o por alguna otra incidencia-, se modifica todo el panorama de su entorno.
Sí. Igual, igual, igual, igual ocurre con el ser de humanidad. Cuando éste modifica uno de estos parámetros que hemos dicho: dominio, envidia, deuda, consumo –modifica ¡uno!, o sea, deja de ejercer, se dispone de otra manera-, la resultante es muy diferente.
Y en esa resultante –“y en esa resultante”- es cuando aflora…
Y esto es lo importante: no quedarse en la descripción de lo duro y áspero.
Cuando se modifica esa pequeña cosa, lo importante es que aflora nuestra bondad, aflora nuestra disposición, aflora nuestra entrega, aflora nuestro amar sin condición.
Aflora realmente la consciencia de que soy habitante de Universo, aflora mi cumplimiento de “lo que salga por mi boca, que solo siente mi corazón, se ha cumplido a rajatabla por mi cuerpo y por mi intención”. ¡Aflora!...
Es fácil… darse por vencido. Sí. Es relativamente fácil admitir que…
“¡Bueno! Estamos en este mundo… Este mundo es así… Hay corrupción; ¿por qué no me voy a corromper yo un poquito? Hay trampas; ¿por qué no voy a hacer trampas un poquito? Hay infidelidades; ¿por qué no voy a ser un poco infiel, si me da un beneficio? Hay robos; si no son muy grandes tampoco es tan malo, porque yo también lo necesito…”.
Y así, nos vamos fácilmente justificando.
Tenemos una capacidad justificativa, los seres humanos, increíble. Quizás por todas las penurias que se han pasado a lo largo de milenios. Pero no tenemos que caer en ellas.
La Llamada Orante nos sitúa en ese ámbito en el que la humanidad se mueve, y nos alerta sobre cuatro aspectos muy concretos que los tenemos permanentemente en nosotros, a nuestro alrededor, y que… ¡y que son los que precisamente obstruyen nuestro animismo, nuestra oración, nuestra comprensión, nuestro cambio, nuestra disposición en otra dimensión!
¡Que es lo que busca la Oración!: “sintonizarnos con la dimensión Creadora”.
Estamos con bordes de guerra continuamente. Sí. Diríamos que “bordes” serían todas esas escotaduras humanistas que nos perfilan.
Y no hay lugar donde no tiemble el fusil, la pistola…; donde el miedo no se haga… tiritante.
Sí. Si cogiéramos a cualquier ser humano de cualquier lugar… –aunque habría diferencias, claro, sí, pero el marco-, el marco de su “aura” –para entendernos mejor- es guerrero. No es luminoso, no es beatífico, no es bondadoso. Es chispeante, es fogoso, es alternante…
Y la guerra se nos ha ido incrustando. No ahora, claro; desde Caín y Abel o desde las Termópilas… –¡quién sabe!-.
Tampoco nos sirve de mucho… por qué apareció esa faceta de violar, de agredir, de dañar; por pensamiento, palabra, obra u omisión. No necesariamente hace falta una bayoneta ni una pistola.
¡Ah!
Por eso el escote, el recorte del ser, es un escote y un recorte guerrero.
Esto es entrando en otro plano de la Llamada Orante de hoy. En otro plano en el que debemos considerar cómo, en todo ese sistema de guerras en las que me siento agredido y tengo que responder, y es legítimo que responda, porque si no, a lo mejor me agreden más, o si no, incluso a lo mejor acaban conmigo… tengo que saber defenderme.
Pero si no hubiera agresión no se precisaría la defensa.
Y, en cualquier caso, el concepto guerrero empieza, se desarrolla y culmina con… dolor de dolores.
No es bondad, no.
Ya con lo vivido, deberían excluir a todos aquellos que piensan como gobernantes o expresan algo referente a la guerra. Deberían ser destituidos. Solo con lo vivido en propia carne o en otros lugares.
¡La guerra!...
¿Cuántas veces no se ha declarado la guerra a alguien?
A lo mejor nunca les ha ocurrido. ¡Qué bien! Pero es posible que sí.
¿De qué les ha servido…?
De una atención, de una alerta, de un daño, de un dolor…
Y eso ¿ha solucionado algo?
Sí; podemos decir que no, claro. Otros dirán: “Sí. Gracias a… el castigo, gracias a la guerra, tuvimos que liberar y liberamos a tal país. Y ahora viven mucho mejor”.
No hablan de los que dejaron de vivir, y cómo lo dejaron. Pero, en fin, hoy por hoy la guerra es un justificante necesario. Y nos compete a todos.
¿Y qué decir?
Como opinión simple, orante, la guerra anula nuestros sentidos afectivos, bondadosos, generosos, y nos convierte en racistas, en guerreros.
Y empleamos a lo divino como fuerza de ayuda.
No está mal.
Podemos decir “ésa no es mi guerra”, como si con ello nos liberáramos del sentimiento guerrero. El sentimiento guerrero que probablemente se desencadenó a través del cazador, y después a través del dominador, del masculino sobre el femenino…
Ese sentimiento de guerra, de posesión, de dominio… está ahí; está ahí como pidiendo quedarse. Y, de hecho, parece que se ha quedado, puesto que hay suficientes guerras –así, guerras de ruido- en muchos países. Pero lo más preocupante es la guerra que cada uno establece consigo mismo y contra los demás.
Sobre ello tenemos que incidir, porque está ahí. Porque nos llaman a la venganza, nos llaman a la revancha, nos llaman a...
No dejemos que nuestras instancias de Amor se hagan guerreras.
No permitamos que sean filos de dolor y palabras de ofensa.
Todo ello derrite el Amor… y lo convierte en un arma.
Y deja de ser liberador…
Pierde su fe, su esperanza.
***
Domination, envy, debt, consumption
2024-12-30
The Prayerful Call shows us that the passing of humanity today is basically a passing of dominions; dominant dominions, dominator, dominated…
And we must be aware of this: of this social, political, economic, religious, spiritual, geographic coexistence. In all of them, domination has the seal of quality.
Yes... The fact of dominating regions, region, place, groups, people... –no matter the proportion- indicates respect and implies quality.
In principle, quality was more about charity, it was more about emotion, it was more about verifiable evidence of function, of... Yes. Perhaps. And perhaps in some areas it is still like that, but... it is no longer like this.
Domination becomes so strong that it establishes its quality standards. And if the being is not sufficiently awake, it is likely to accept a multitude of situations, decisions, stories, laws that, at first, it would not... it would not accept them. But since they come from… domination, and this, evidently, has its powerful tentacles…
If we look very, very briefly at our small, limited and concrete daily life, in which we are not mayors, nor directors, nor owners, nor dominators –no, we simply are-, you will find dominions that make you have a different… posture, attitude, gesture; that is not a clear and evident response, but rather, due to the dominance that this one, that one or the other has due to their experience, due to their age, due to…wow!, then later they can become sufficiently entangled.
The dominant dominion, dominator, dominated is a very severe obstacle to continue. It is as if the bicycle chain had become tangled, and we push it, and sometimes it takes the sprocket, but other times… –the wheel, the plate- but other times it doesn’t, and no, it does not go.
Along with domination… two satellites gravitate like essential satellites to understand the evolution of humanity: envy and debt.
Oh!
Yes.
Debt is given –and is tuned to envy- based on wanting, wanting, wanting, wanting and… and not being able to. And debts remain. And promising, promising, and promising and not fulfilling. And debts remain.
And… enviously, the needs of wanting are overlapping envies in which we demand this, that, the other, and the beyond –which may exceptionally be in our path and we have to accept it, of course, of course we do!-, but when we talk about “envy” we talk about that it is not in our… “off the records”, it is not in our… No. We begin to want that which belongs to that one, the other, or the closest thing to that, the beyond…
But, well, the truth is that indebtedness… –without resorting to international debt-…
You know? The world, or rather, what is called “the world”, the world population, has a debt of about 100 billion. It is a figure that… I can give you a thousand; it makes no difference to us, right?, for the figures that we handle. But the whole of humanity has an economic debt. The funny thing is: it has a debt, with whom? To ourselves, of course. And that is difficult to solve, unless we enter into conflict.
So, debt is not a ghost. No, no. No, no. It is a gross domestic product that has been consumed before being produced. And, just like that parameter, the same thing happens with daily life. That is why we have to maintain a proposal of austerity, of the essential, of what is indispensable and necessary… Not to reduce human debt, no. Obviously, we can do little to help about that. But as a different “style of”...
You know –of course- that, these days, families go into debt for Christmas Eve dinner, for New Year's, for presents, for… They go into debt! Because envy and the demand of their own powers, of their own desires, demand it.
Isn't it a bit dramatic…?
If it were of a “crazy” character, then it would be an explanation. It would even be funny. But, no: it is of a “sane “character. You have to ask, promising to return with interest... Wow!
Dominated, with envy and debt, where... where do we put animism, spirituality...? In what place?
Should we add religion? Not anymore.
The dominant dominion, dominator, dominated consumes a lot; envy consumes a lot; and debt consumes a lot. In short, we have –out of all that - another surrounding problem: consumption.
And we close it there, right?
It's like a big basin: it would be consumption; and the little duck would be envy, the debt would be the little boat, and the domain would be the water.
Ah!...
There is hardly any room. When the child gets into the tub to bathe, it will be difficult to sing him a lullaby.
Likewise, when the adult is immersed in consumption, and is influenced by envy, debt…, and dominated by his dominances, there is hardly any room to animate itself to other instances, other dedications, other functions.
Domination, envy, debt, consumption, takes up the whole space.
And the curious thing is that, probably –let's leave it like this: “probably”-, the majority of beings are not aware of that domination, envy, debt, consumption. No. They take it as something natural, because it has been achieved that way. It has been achieved –thanks to the instances of power-, it has been achieved that this is what is proper, what is bearable, what is structural.
.- How is it that you don't have debts? How is it that you have kept all your promises? Wow! You should have a dominion over something or someone, right? At least over your dog!
.- But I don't have a dog.
.- Well, then you will have some other animal.
.- No, I don't have any.
It is difficult, yes, to find beings who are not involved in that tangle of debts: debts of promises, debts of... affections...
How... -the Call to Prayer presents to us- how does dominated, dominant and dominating love live? How does the love of envy live? How does the love of... -ugh!- of debts live!? How does the love of consumption live?
The fact is that love lives there! There is love. And it consumed. And it promises and promises and promises, but it doesn't fulfil... And it envies and envies, and it prefers that one, the other, those, those others, these, the others... And it is permanently in there...
And, of course, it establishes a dominion; sometimes it could be said, “to maintain one’s position.” It is not necessary.
But, as we can suppose –roughly speaking, right?-, an indebted, envious, consumerist and domineering love…does not look a bit like… ?
But that is the one that “works” –in quotation marks, “works”-. That is the sample! That is why in that sample there cannot be tenderness! There can’t be sweetness! There can’t be that transcendence!
And that is what we have to pay attention to; we have to be aware of. To be able to establish those small corrections that allow us to justly listen to the Prayerful Call.
And to position ourselves in a different way. Like that!
When a subatomic particle is positioned in a different way –by an electromagnetic field or by some other incident-, the whole panorama of its surroundings is modified.
Yes. The same, same, same, same happens with the being of humanity. When it modifies one of these parameters that we have mentioned: domination, envy, debt, consumption –it modifies one!, that is, it stops exercising it, it is arranged in a different way- the result is very different.
And in that result –“and in that result”- is when it emerges…
And this is the important thing: not to remain in the description of the hard and rough.
When that small thing is modified, the important thing is that our goodness emerges, our disposition emerges, our dedication emerges, our unconditional love emerges.
The awareness that I am an inhabitant of the Universe really emerges, my fulfilment of “whatever comes out of my mouth, which only my heart feels, has been fulfilled strictly by my body and by my intention”. It emerges!...
It is easy… to give up. Yes. It is relatively easy to admit that…
“Well! We are in this world… This world is like this… There is corruption; why should I not be corrupted a little? There is cheating; why should I not cheat a little bit? There are infidelities; why should I not be a little unfaithful, if it gives me a profit? There are thefts; if they are not very big it is not so bad either, because I need it too…”.
And so, we easily justify ourselves.
We human beings have an incredible capacity for justification. Perhaps due to the all the hardships that have been endured over the millennia. But we do not have to fall into them.
The Prayerful Call places us in that sphere in which humanity moves, and alerts us to four very specific aspects that we have permanently within us, around us, and that… and that are precisely those that obstruct our animism, our prayer, our understanding, our change, our disposition in another dimension!
That is what Prayer seeks: “to tune us into the Creative dimension.”
We are constantly on the edges of war. Yes. We would say that “edges” would be all those humanistic notches that define us.
And there is no place where the rifle, the pistol… does not tremble; where fear does not… become shivering.
Yes. If we were to take any human being from any place… –although there would be differences, of course, yes, but the framework- the framework of his “aura” –to understand us better- is warlike. It is not luminous, it is not beatific, it is not kind. It is sparkling, it is fiery, and it is alternating…
And war has become embedded in us. Not now, of course; since Cain and Abel or since Thermopylae… –who knows!-.
It is not of much use to us either… why did this facet of violating, of attacking, of harming appear; by thought, word, deed or omission. A bayonet or a gun is not necessarily needed.
Ah!
That is why the cleavage, the cut of the being, is a cleavage and a warrior cut-out.
This is entering into another plane of today's Prayerful Call. On another level, we must consider how, in this whole system of wars in which I feel attacked and I have to respond, and it is legitimate for me to respond, because otherwise, maybe they attack me more, or, maybe they even finish me off… I have to know how to defend myself.
But if there were no aggression, defence would not be necessary.
And, in any case, the warrior concept begins, develops and culminates with… pain of pains.
It is not kindness, no it isn’t.
Already with what they have experienced, they should exclude all those who think like rulers or express anything concerning the war. They should be dismissed. Only with what they have experienced in their own flesh or in other places.
War!...
How many times has war not been declared on someone?
Maybe it has never happened to them. How nice! But it is possible that it has.
What good has it done to them…?
Of attention, an alert, damage, pain…
And has it solved anything?
Yes; we can say no, of course. Others will say: “Yes. Thanks to… punishment, thanks to the war, we had to liberate and we liberated such a country. And now they live much better”.
They do not talk about who stopped living, and how they stopped. But, anyway, today war is a necessary justification. And it concerns us all.
And what can we say?
As a simple, prayerful opinion, war nullifies our affective, kind, generous senses, and turns us into racists, into warriors.
And we use the divine as a force of help.
It is not bad.
We can say “that is not my war,” as if by doing so we were freeing ourselves from the warrior feeling. The warrior feeling that was probably unleashed through the hunter, and then through the dominator, the masculine over the feminine…
That feeling of war, of possession, of domination… is there; it is there as if asking to stay. And, in fact, it seems it has remained, since there are enough wars –well, wars of noise- in many countries. But the most worrying thing is the war that each one establishes with himself and against others.
We have to insist on this, because it is there. Because we are called to revenge, we are called to retaliation, we are called to...
Let us not allow our instances of Love to become warriors.
Let us not allow them to be blades of pain and words of offense.
All this melts Love… and turns it into a weapon.
And it stops being liberating…
It loses its faith, its hope.
***