El latido de la virtud no cesa
23 de septiembre de 2024
Cada despertar, en cada ama-necer –nacer por el Amor del Misterio de la Creación- supone un nuevo acontecer de las virtudes de vivir.
El vivir es un acontecer virtuoso, por su origen creacional.
Y los seres… de cualquier dimensión, proporción, lugar, variación, buscan el desarrollo de su virtud.
Una virtud que será una atracción hacia el entorno; que será un testimonio valioso hacia el entorno; que será una servidumbre “liberadora” hacia el entorno; que será una posición de equilibrio que tiende a la perfección, a lo extraordinario, a lo excepcional.
La flor no tiene su color y sus pétalos… por casualidad. Los tiene a causa de sus… servicios que presta al entorno, por sus propiedades, por sus referencias, por sus reclamos.
Y ocurre en la especie humanidad –dotada especialmente de recursos-… que, dentro de los infinitos caminos que podría, puede, podrá elegir, está ahora en un camino de actitud predominante, preponderante.
Evidentemente, ocupa un papel en la biodiversidad, que produce precaución, miedo, alerta, atención, cuidado, por parte de las demás formas vivientes… Ya que, para asegurarse su presencia como especie –“la humana”-, ha conquistado, ganado, apoderado, violentado, dominado, amaestrado, acostumbrado, arrasado… y un largo proceso de dominio, de poder, de violencia.
Con lo cual, es muy posible que lo viviente tenga consciencia y constancia de la presencia humana.
Esta vía en la que se desarrolla, está situada en momentos de máxima egolatría, idolatría, importancia, importancia, importancia personal…; y en consecuencia, conflictos, conflictos, conflictos, enfrentamientos –dentro de la misma especie- de todo tipo: políticos, económicos, religiosos, sociales, culturales… que a veces culminan en guerras sanguinarias, pero que habitualmente conviven en disputas cotidianas, prejuicios, envidias, rencores, rabias, racismos… y un largo etcétera.
¿Y las virtudes…?
¿Se excluyen –se excluyen- de este trayecto?
¿Y lo extraordinario? ¿Y lo excepcional? ¿Y lo imposible? ¿Y lo increíble? ¿Se excluyen de este dominio, control, manipulación, presión, esclavitud?
Si, en principio, nos dice la Llamada Orante que somos “virtud” por nuestra procedencia, y en el desarrollo de las diferentes e infinitas vías se está en esa ego-idolatría violenta y dominadora…, ¿significa que las virtudes se excluyen?
Es importante tenerlo en cuenta –nos advierte la Llamada Orante-, ya que, si no se incluyen, la vía vulgar de lo cotidiano: del dominar, el ganar, el importar, el significarse, el reprimir, el criticar, el quejarse… serían las diferentes coordenadas del estar, en este plano de consciencia llamado “vida”.
No habría que preocuparse de lo extraordinario, de lo especial, de lo diferente, de lo distinto, de lo nuevo.
Aunque, si prestamos un poco de atención –nos reclama la Llamada Orante- por nuestra esencia y procedencia, sea cual sea la idea que cada uno tenga de ella –sea creacionista, evolucionista, casual… da igual; virtuosa es-, la excepción está hecha: nuestro universo es excepcional…; las condiciones para el desarrollo de la vida son extraordinarias…; las variaciones de las diferentes formas y manifestaciones de la vida son excepcionales.
Por otra parte, la humanidad, en su dominancia y su control, ha desarrollado, además, criterios de belleza, de admiración, de aprecio, tendentes y tendiendo hacia la querencia: quieren y quieren y quieren… más… –la humanidad-.
Y esto se convierte en combate, lucha, invasión, dominio…
Pero conserva… –“conserva”- la potencia –sí-, la potencia de ese ama-necer –de nacer por el Amor de la Creación-. Conserva la opción y la posibilidad de amar, y dejar atrás el querer, como expresión de posesión, dominio, control, represión, manipulación…
Sí. Sea cual sea la ruta que nuestra especie siga, por designios del Misterio Creador, permanentemente tendrá el latido de la virtud.
Y en rincones, esquinas, escondites… reclamará, a nuestro corazón, la necesidad de expresarse.
De ser un instante de bondad.
De ser un instante transcendente.
Desde la perspectiva de la Creación, del Misterio Creador, el sentido en el que está la humanidad no es ni bueno, ni malo, ni regular, ni peor, ni mejor. Esas categorías no existen en la Creación. Existen… en una interpretación, en una vía de dominio.
Entonces se establecen los criterios de “bueno”, “malo”, “regular”…
Cuando el ser de humanidad se hace importancia personal, hedonista, se hace ególatra y egocéntrico, necesita crear categorías… para dominar, para castigar, para premiar.
Trata de suplantar a la Fuerza Creadora…; al Misterio Creador.
Y ahora, preponderantemente lo hace a través del dominio, el control, la posesión, el querer…
Pero, aunque eso es lo manifestado –insiste la Llamada Orante-, el latido de la virtud no cesa.
Y es ahí donde descubrimos nuestra naturaleza excepcional, especial, distinta, diferente, nueva…; amorosa.
Que se muestra, se da, sirve…
Que aprecia, que admira…
Que busca, que se deja llevar…
Que aprende, que sabe ser ‘interpendiente’…
Pero, sí, sí. Es cierto. Ocurre que la demanda cotidiana nos pide ¡trabajo, obligación, dominio, control, ganar!...
Y en ese ambiente de trabéculas prisioneras, resulta difícil que la virtud florezca.
Pero
entre trabécula y trabécula, entre enredo y enredo hay espacios
vacíos. “Entre enredo y enredo hay espacios vacíos”. Esos son
de virtud. “Esos son de virtud”.
Y mientras transitamos por el enredo, hay un eco virtuoso ¡que nos llama!… hacia la bondad, hacia la caridad, hacia la compasión, hacia la misericordia.
Sí. Nos toca transitar en esa red de agobio, preocupación, tensión… Pero en todos los trayectos –en cualquiera que sea- hay un vacío de virtud. Un vacío de virtud en el que ¡late la virtud! Entiéndase bien. De ese vacío surge la virtud.
Porque la virtud ¡no gana!, ¡no produce!, ¡no es rentable!...; no cotiza, no ahorra. Es belleza, es admiración, es excepción, es especial, es “singular”…
Es… Amor.
Y he aquí que la Llamada Orante nos “conmina” a que, en ese trayecto de enredos, escuchemos el eco vacío de ese vacuo espacio en el que late la virtud.
Y decimos “vacío” –“en ese vacío”-, porque está exento del dominio de conciencia, de consciencia y de poder.
Brota sin saber por qué.
Es el enamorado instante que nos seduce, que nos conquista, sin dominarnos.
Es el enamorado instante que nos atrae; sin lógica, sin razón…; con curiosidad, con admiración, con entrega y con pasión.
No agotarse en radicalizarse en ninguna dimensión.
No agotarse tratando de mejorar las redes que nos envuelven.
Escuchar el eco del vacío.
Meditar la llamada de la virtud. Esa que nos hace… sin dominio. Esa que nos inspira, suspira, alienta. Esa que no duele, que no castiga…; que admira y contempla permanentemente.
No perderse en combates estériles, que son secuelas permanentes de odios, rencores, críticas y quejas…
Recogerse en el eco vacío que nos lleva a nuestra sintonía con el Misterio Creador, y que se ejercita aquí… entre esas trabéculas y redes que nos aprisionan. Y en la medida en que cultivamos nuestra naturaleza de Creación, esas redes, esos enredos se disuelven. Dejan de ser prioritarios. ¡Dejan de reclamar ganancias, dominios y controles!...
Pasan a ser incidencias que hay que sortear…
“Pasan a ser incidencias que hay que sortear”… como el viento cuando sopla: nunca se detiene. Cualquier teórico obstáculo con el que se encuentre, lo rodea… y continúa.
Permanece invisible, pero nos nutre con su aliento.
Así es la virtud.
***
The beat of virtue does not cease
2024-09-23
Every awakening, every loving-dawn –being born from the Love of the Mystery of Creation- means a new occurrence of the virtues of living.
Living is a virtuous occurrence, due to its creational origin.
And beings… of any dimension, proportion, place, variation, seek the development of their virtue.
A virtue that will be an attraction towards the environment; that will be a valuable testimony towards the environment; that will be a “liberating” servitude towards the environment; that will be a position of balance that tends towards perfection, towards the extraordinary, towards the exceptional.
The flower does not have its colour and its petals… by chance. It has them because of its… services that it provides to the environment, because of its properties, because of its references, because of its claims.
And it happens in the species of humanity –especially endowed with resources-… that, within the infinite paths that it could, can, will be able to choose, it is now on a path of predominant, preponderant attitude.
Evidently, it plays a role in biodiversity, which produces caution, fear, alertness, attention, care, on part of other living forms… Since, to ensure its presence as a species –“the human one”-, it has conquered, won, seized, violated, dominated, tamed, accustomed, razed… and a long process of domination, power, violence.
Therefore, it is quite possible that the living has consciousness and evidence of the human presence.
This way in which it develops, is placed in moments of maximum egolatry, idolatry, importance, importance, personal importance…; and consequently, conflicts, conflicts, conflicts, confrontations –within the same species- of all kinds: political, economic, religious, social, cultural… that sometimes culminate in bloody wars, but that usually coexist in daily disputes, prejudices, envy, resentment, rage, racism… and a long etcetera.
And the virtues…?
Are they excluded –are they excluded- from this journey?
And the extraordinary? And the exceptional? And the impossible? And the incredible? Are they excluded from this domination, control, manipulation, pressure, slavery?
If, in principle, the Call to Prayer tells us that we are “virtue” because of our origin, and in the development of the different and infinite ways we are in that violent and dominating ego-idolatry…, does this mean that virtues are excluded?
It is important to bear this in mind –the Call to Prayer warns us- since, if they are not included, the vulgar path of everyday life: dominating, winning, being important, being significant, repressing, criticizing, complaining… would be the different coordinates of being, in this plane of consciousness called “life”.
There would be no need to worry about the extraordinary, the special, the different, the distinct, the new.
Although, if we pay a little attention –the Call to Prayer demands us- due to our essence and origin, whatever idea we may have –be it creationist, evolutionist, chance… it does not matter; it is virtuous-, the exception is made: our universe is exceptional…; the conditions for the development of life are extraordinary…; the variations of the different forms and manifestations of life are exceptional.
On the other hand, humanity, in its dominance and its control, has also developed criteria of beauty, admiration, appreciation, inclined and tending towards desire: they want and want and want… more… –humanity-.
And this turns into combat, struggle, invasion, domination…
But it preserves… –“preserves”- the power –yes-, the power of that loving-dawn –of being born by the Love of Creation-. It preserves the option and the possibility of loving, and leaving behind wanting, as an expression of possession, domination, control, repression, manipulation…
Yes. Whatever the path that our species follows, by designs of the Creative Mystery, it will permanently have the beat of virtue.
And in corners, nooks, hiding places… it will claim, from our heart, the need to express itself.
To be an instant of goodness.
To be a transcendent instant.
From the perspective of Creation, of the Creative Mystery, the path in which humanity is now, is neither good, nor bad, nor all right, nor worse, nor better. These categories do not exist in Creation. They exist… in an interpretation, in a path of domination.
Then the criteria of “good”, “bad”, “all right” are established…
When the being of humanity becomes self-important, hedonistic, egomaniacal and egocentric, it needs to create categories… to dominate, to punish, to reward.
He tries to supplant the Creative Force…; the Creative Mystery.
And now, predominantly, it does so through domination, control, possession, wanting…
But, although that is what is manifested –the Prayerful Call insists-, the beat of virtue does not cease.
And it is there where we discover our exceptional, special, distinct, different, new… nature; loving.
That shows itself, gives itself, serves…
That appreciates, admires…
That seeks, that lets itself be led…
That learns, that knows how to be ‘interdependent’…
But, yes, yes. It is true. It happens that daily demands of our daily life require us to work, obligation, to dominate, to control, to win!...
And in such an environment of imprisoned trabecula, it is difficult for virtue to flourish.
But between trabecula and trabecula, between tangle and tangle there are empty spaces. “Between entanglement and entanglement there are empty spaces”. Those are of virtue. “Those are of virtue.”
And while we move through the tangle, there is a virtuous echo that calls us!... towards goodness, towards charity, towards compassion, towards mercy.
Yes. We have to travel in that network of stress, worry, tension… But in all the paths –in whatever they may be- there is a vacuum of virtue. A void of virtue in which virtue beats! Let’s get this right. Virtue emerges from this emptiness.
Because virtue does not earn!, does not produce!, is not profitable!...; does not contribute, does not save. It is beauty, it is admiration, it is exception, it is special, it is “singular”…
It is… Love.
And behold the Call to Prayer “urges” us, in this journey of entanglements, to listen to the empty echo of that empty space in which virtue beats.
And we say “empty” –“in that emptiness”- because it is exempt from the dominion of conscience, consciousness and power.
It springs forth without knowing why.
It is the loving moment that seduces us, that conquers us, without dominating us.
It is the enamoured moment that attracts us; without logic, without reason…; with curiosity, with admiration, with dedication and with passion.
Not to exhaust oneself in radicalizing in any dimension.
Not to exhaust ourselves trying to improve the networks that surrounds us.
Listen to the echo of emptiness.
Meditate on the call of virtue. That which makes us… without dominance. That which inspires us, sighs, encourages us. That which does not hurt, does not punish…; but admires and contemplates permanently.
Not to lose ourselves in sterile battles, which are permanent after-effects of hatred, resentment, criticism and complaints…
To gather ourselves in the empty echo that leads us to our harmony with the Creative Mystery, and which is exercised here… between those trabecula and nets that imprison us. And to the extent that we cultivate our nature of Creation, those networks, those entanglements dissolve. They cease to be a priority. They cease to demand profits, dominions and controls!...
They become incidents to be overcome…
“They become incidents to be overcome”… like the wind when it blows: it never stops. Any theoretical obstacle it encounters, it goes around it… and continues.
It remains invisible, but it nourishes us with its breath.
That is virtue.
***
