Recogerse en la Vida y dejar de ser protagonista
3 de junio de 2024
Y se ha ido convirtiendo, la presencia del ser en relación con su entorno, en un dominio de razones, conocimientos, percepciones… y verdades personales.
Lejos van quedando aquellas estelas de interpretación de los sueños, evaluación de las nubes, los posos de café o los de té, la fantasía de la ilusión...; en realidad, el halo misterioso, amoroso y transcendente.
Desarrollado el ser en sus capacidades y en sus logros, va dejando progresivamente de ver la mano de la Providencia, la presencia del Misterio.
Y cuando más falta hace –por tensiones, conflictos, dificultades-, más aparece la arrogancia de la verdad personal, la razón, la explicación... y más se establece el combate, que llega hasta a insultos...; con lo cual, se empiezan a tipificar actitudes de unos y otros, y difícil es encontrar una relación en la que la intimidad amorosa predomine y cuantifique las vivencias.
Que nos demos cuenta de que somos un Ama-necer, que estamos en presencia de un Universo y en él residimos, y que las verdades que hoy nos atenazan... pueden ser falsas mañana, y pasado pueden volver a ser ciertas.
El dominio que el ser pretende establecer sobre sí mismo y sobre los demás, aunque pudiera catalogarse como “exitoso”, a medio plazo, a cuarto plazo y al final del plazo se hace autoagresivo, se hace doloroso, se hace fracaso.
Además de la ego-idolatría personal de nuestras razones, explicaciones y demás posicionamientos, nuestro entorno nos “ayuda” –ayuda con comillas- para que la neurotización de lo cotidiano sea más espesa, más densa: “Si a mí me fue así, por qué a ti te va a ir asao. No, pues que te vaya también así”.
Y da igual que consultemos el mejor diario, la mejor agencia de noticias o las mejores intencionadas opiniones.
Si nos fijamos, la mayoría de las veces ese entorno es hostil, nos lleva a la desconfianza, al desquicio, a la duda... Porque el entorno se ha hecho desquiciante, dudoso, y ha dejado de aspirar a la transparencia, a la confianza.
Y es fácil entrar en una opinión ajena. Muy fácil. Porque además supone –para lo ajeno- un triunfo.
Como las sectas o los políticos o las agrupaciones que buscan adeptos.
Es, sin duda –y aparentemente vamos a dar un salto-, biológicamente, la especie humana, un acontecimiento absolutamente perturbador de la Especie Vida.
Nos tenemos que preguntar, en esa revisión, en esa evaluación, por nuestra participación en nuestro neurotizante proceso; que, como ya decía la canción: “ansiedad, angustia y desesperación”, tres factores que vibran ahí, llevando ese mensaje de incapacidad, destrucción… sin salida.
Si por un momento –por un momento, ¿eh?, porque es absolutamente imposible, pero nos puede servir de referencia-; si, por un momento, la Creación hubiera tenido –por aquello de “la imagen y semejanza” que se dice que somos-... hubiera tenido por algún momento una preferencia por éste, aquél o el otro, ¿existiría la especie? ¿O ya se habría disuelto hace mucho tiempo?
La condescendencia, la paciencia, la perseverancia, la fe, la confianza, la promesa de lo Eterno, todo ello está gravitando sobre nosotros, y parece que se ignora; bueno, más que “parece”, se ignora. Y cada cual coge su modelo, el impuesto, el establecido, casi siempre, con algunas pequeñas variables. Porque es el modelo que permite un control y un dominio de la situación. Ahí está su éxito. Aunque sea un control de llanto, un dominio de rabia, un manejo de tristeza… ¡da igual!, el caso es que lo controlo, es mío.
El hormiguero se organiza sin fracturas. La colmena se establece con dulzura. Las nubes transcurren con cordura. El amanecer se hace puntual, y las estrellas, infalibles.
Y simultáneamente, el ser hace de sus afectos, dramas; de sus razones, imposiciones; de sus lógicas, drásticas decisiones.
Y deambula con… ¡nada! Sin saber que la Nada le está gestando y dando todo lo que precisa. Y recordando: tenemos todo. ¿Y somos incapaces de elegir lo adecuado...? Pero capaces de elegir lo destructor, perturbador, incómodo, reactivo, confuso…
Nos enseñaron… ¡Bueno, “nos enseñaron”! ¡Sí! Digamos que nos enseñaron que, una semilla bien plantada en un surco previamente establecido, y con un riego de nubes o de pucheros, iba a dar cosecha. ¡Cierto! Cierto, pero habría que preguntarse: “¿Y qué, qué se hizo con las semillas?”.
.- ¡Ah! ¡Te las comiste!... para ser más fuerte, para ser más capaz. Y ahora que te ves en la dificultad, te quejas por la falta de recursos, medios… Pero ¿hiciste el labrado adecuado? ¿Hiciste el cuidado de la semilla y la depositaste? ¡Ah! ¡No! ¡Te la comiste! Y ahora te quejas.
Y aparece la queja, la demanda, la rabia… como situaciones habituales.
La Llamada Orante nos insiste, sí, una vez más. Y lo hace con el mismo... no, el mismo no, el mayor entusiasmo con que lo haya podido hacer en parecidas circunstancias, ante la progresiva y deteriorante convivencia humana.
Nos llama –puesto que nos atrevemos a acudir a la llamada- a recogernos en… ¡en la vida que es bondad!; ¡en la vida que es atracción!; ¡en la vida que es cooperación!; ¡en la vida que es sintonía!; ¡en la vida que es confianza!; ¡en la vida que es entrega!; ¡en la vida que es alegría!
Por un momento, dejar de ser protagonista, poderoso, verdadero, auténtico. Dejar de ser –por un momento- dejar de ser tan inteligente, tan sensitivo, tan… tan “ideas tan claras”.
Disponerse, por un momento, con los sentidos abiertos, para que el aire fresco de la Providencia nos insufle ese aliento de vida que traspasa fronteras; que –como decía la canción- “que, como la primavera, no precisa jardín”.
Por un momento, el alivio que no exige, el alivio que no reclama, el alivio que se ofrece, ese que nos hace inspirar y espirar… nos inunda de serenidad.
Se hace abrigo, la Nada del Amor del Ama-necer.
Se hace consuelo, la Nada que no busca renta, que no tiene tendencia.
Se hace confianza plena, la Nada invisible...
Esa que nos lleva al sueño y nos trae a la vigilia.
Esa que despierta nuestra hambre y nuestra sed.
Esa que hace, de nuestros sentidos, sentires.
Esa que nos emociona ante la ternura de lo que comienza, de lo que se inicia, de lo que brota.
La Gracia, se derrama sobre este lugar del Universo.
Y como una mínima ofrenda por la consciencia de vivir, bien vale decir: “Gracias”.
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Gather in Life to stop being the protagonist
2024-06-03
And the presence of the being in relation to its environment has become a domain of reasons, knowledge, perceptions... and personal truths.
Gone are those trails of interpretation of dreams, evaluation of clouds, coffee grounds or tea grounds, the fantasy of illusion...; in reality, the mysterious, loving and transcendent halo.
Once the being is developed in its capabilities and achievements, it progressively stops seeing the hand of Providence, the presence of the Mystery.
And when it is needed most -due to tensions, conflicts, difficulties-, the arrogance of personal truth, reason, explanation appears more... and the combat is established, which even leads to insults...; with this, attitudes of each other begin to be typified, and it is difficult to find a relationship in which loving intimacy predominates and quantifies the experiences.
May we realize that we are a Loving-dawn, that we are in the presence of a Universe and in it we reside, and the truths that grip us today... may be false tomorrow, and the day after that they may be true again.
The dominance that the being seeks to establish over itself and over others, although it could be classified as “successful”, in the medium term, in the fourth term and at the end of the term it becomes self-aggressive, it becomes painful, it becomes failure.
In addition to the personal ego-idolatry of our reasons, explanations and other positions, our environment “helps” us –helps in quotes- so that the neurotization of everyday life is thicker, denser: “If it was like this for me, why is it going to be different for you? No, then, let it be like that for you too”.
And it doesn't matter if we consult the best newspaper, the best news agency or the best-intentioned opinions.
If we look closely, most of the time that environment is hostile, it leads us to mistrust, unhappiness, doubt... Because the environment has become unsettling, doubtful, and has stopped aspiring to transparency, trust.
And it is easy to enter into someone else's opinion. Very easy. Because it also represents –for others- a triumph.
Like sects or politicians or groups that seek followers.
It is undoubtedly -and apparently, we are going to make a leap-, biologically, the human species, an absolutely disruptive event of the Species Life.
We have to ask ourselves, in that review, in that evaluation, about our participation in our neurotising process; that, as the song already said: “anxiety, anguish and despair”, three factors that vibrate there, carrying that message of inability, destruction… with no way out.
If for a moment -for a moment, eh?, because it is absolutely impossible, but it can serve as a reference-; if, for a moment, Creation would have had –because of “the image and likeness” that it is said we are-... would have had for some moment a preference for this one, that one or the other, would the species still exist? Or would it have already been dissolved long ago?
Condescension, patience, perseverance, faith, trust, the promise of the Eternal, all of this is gravitating over us, and it seems to be ignored; well, rather than “it seems”, it is ignored. And everyone takes their own model, the imposed one, the established one, almost always, with a few small variables. Because it is the model which allows control and dominion of the situation. Therein lies its success. Even if it is a control of crying, a control of anger, a management of sadness... it doesn't matter! The fact is that I control it, it is mine.
The anthill is organized without fractures. The hive is established sweetly. The clouds pass sensibly. The dawn is punctual, and the stars, infallible.
And simultaneously, the being makes its affections into dramas; its reasons into impositions; its logics into drastic decisions.
And it wanders around with… nothing! Without knowing that Nothingness is creating and giving it everything it needs. And remembering: we have everything. And we are incapable of choosing the right thing...? But capable of choosing what is destructive, disturbing, uncomfortable, reactive, confusing...
We were taught… Well, “we were taught”! Yes! Let's say we were taught that a seed well planted in a previously established furrow, and watering with clouds or pots, was going to produce a harvest. True! True, but we should ask: “And, what was done with the seeds?”.
.- Ah! You ate them!... to be stronger, to be more capable. And now that you see yourself in difficulty, you complain about the lack of resources, means... But did you do the proper work? Did you take care of the seed and place it? Ah! No! You ate it! And now you complain.
And complaints, demands, anger appear… as common situations.
The Prayer Call insists on us, yes, once again. And it does it with the same... no, not the same, the greatest enthusiasm with which it could have done it in similar circumstances, in the face of the progressive and deteriorating human coexistence.
It calls us –since we dare to respond to the call- to gather ourselves in… in the life that is goodness!; in life that is attraction!; in life that is cooperation!; in life that is harmony!; in life that is trust!; in life that is dedication!; in life that is joy!; in life that is happiness.
For a moment, to stop being the protagonist, powerful, true, authentic. Stop being –for a moment- stop being so intelligent, so sensitive, so… so “clear ideas”.
Prepare yourself, for a moment, with your senses open, so that the fresh air of Providence breathes into us that breath of life that crosses borders; that –as the song said- “that, like spring, needs no garden”.
For a moment, the relief that does not demand, the relief that does not claim, the relief that is offered, the one that makes us breathe in and out... floods us with serenity.
It becomes a shelter, the Nothingness of the Love of Loving-dawn.
It becomes consolation, the Nothingness that seeks no profit, that has no tendency.
It becomes full trust, the invisible Nothingness...
That which leads us to sleep and brings us to wakefulness.
That which awakens our hunger and our thirst.
That which makes of our senses, feelings.
That which moves us at the tenderness of what begins, of what starts, of what sprouts.
Grace is poured out on this place in the Universe.
And as a minimum offering for the consciousness of living, it is worth saying: “Thank you”.
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