jueves

Lema Orante Semanal

 

EN EL ESFUERZO Y LA TRASPARENCIA

21 de agosto de 2023

 

 

Nos llaman a orar, para clarificar nuestras consciencias en el transcurso de los aconteceres.

De esta forma, establecemos criterios para perseverar en la virtud.

Acudir a la Llamada Orante es acudir a nuestra presencia en la Creación; sentirnos creados en el seno de lo Infinito.

Y, en ese infinito, no hay obstáculos ni dificultades, sino que hay esfuerzo y transparencia. Un esfuerzo que significa descubrirse como soplo, como fuerza que transita. Y transparente como el ser que se expresa en sinceridad.

 Al amplificar nuestra consciencia con referencia a la Llamada Orante, nuestro plano material queda como un hilo de conexión. Y, de esta forma, la consciencia ordinaria se aclara, se dinamiza, se actualiza, se renueva.

Si lo cotidiano no lo vivimos en base a la trascendencia, estaremos atrapados en una mecánica, en un “sí” y “no”, en un enfrentamiento constante.

 

En el esfuerzo y la transparencia, encontramos esa trascendencia que nos permite lo solidario, lo servicial.

 

La llamada Orante es una llamada hacia el vuelo, hacia salir de la prisión de lo concreto, de lo ‘definitivo’.

 

La vida cotidiana nos muestra una continua y perseverante contrariedad, enfrentamiento, resentimiento, incomodidad… Y se busca emplear recursos similares para resolver esas discordias.

“Y se usan recursos similares –como las discordias- para resolver discordias, con lo cual no se disuelven”.

Las razones se hacen poderosas, y los sentires se hacen deshilachados, débiles.

 

La razón-lógica se ha hecho dueña de nuestros diagnósticos. Y esto nos lleva a catalogar, a cada persona y a cada situación, bajo un signo.

El aliento del sentir está ausente: o bien está enfrentado, o bien está a favor, pero no es liberador; es condicionante.

El Sentido Orante nos transporta a ese... “estar” sin prejuicios; a ese “estar” reconocedor del medio; a ese “estar”, aceptando a todo el entorno de manera complaciente.

La complacencia nos lleva a un compartir, a un convivir agradable.

Y cada aceptación debe llevar consigo una “evolución”: esa que permite que las relaciones de los seres sean creativas, novedosas.

 

Y en ese sentido, la Llamada Orante advierte de los prejuicios de relación, en cuanto a que las personas se sienten previamente atacadas, previamente incordiadas, con lo cual su respuesta es desafortunada.

 

Y es así que, si vamos “al pie de la letra”, entraremos en el tropiezo continuo. Si vamos con “el espíritu de la letra”, entraremos en el aire fluido.

 

La Llamada Orante nos reclama el que busquemos, en nuestras capacidades, los recursos que hacen posible un estar fluido, creativo y liberador. Tenemos esos recursos. Pero ocurre que están muy condicionados por intereses, opresiones, críticas…

El ser orante nos debe promocionar hacia un estado de no beligerancia, de no combate, de no enfrentamiento.

 

Transitar sin miedo... como se mueve el viento.

Complacerse como la arena del desierto.

Sentirse el “abrigo”, como los bosques en primavera.

Vivir el asombro, como el amanecer...

Y, asombrados, tratar los encuentros, las búsquedas, las casualidades…

Y es así como aflora la esperanza continuada: esa, esa que está ahí entre las estrellas; esa que cada noche se renueva, para que el amanecer sea fructífero.

 

La Llamada Orante se expresa bajo el signo del consuelo, del amparo, de la calidez, de la ternura.

Es la que nos permite escuchar el lamento... y actuar con la calidez, la alegría y la decisión de la ayuda…; una ayuda de ternura.

Y en la medida en que esto ocurre, los seres se consuelan.

Pero, en la medida en que hay rechazo, hay crítica, hay castigo… el ser se retrae y guarda sus dolencias para el sueño.

¡Y no somos seres dormidos!, somos seres despiertos. Y, con ese despertar, debemos ser claridad mutua, sin pretensiones de convencer; con actitudes de esclarecer.

El despierto descubre, aprende, imagina, planea, realiza, testimonia.

 

Deja que el agua haga su cauce. No trates de canalizarla.

Deja que cada gota sea quien es, cuando llueve.

No ocultes tu curiosidad e ignorancia. Es lo necesario para aprender.

 

 

Nos disponemos a expresar, a través de un mantra, el contenido orante que nos impregne:

 

 

aLEEEEEEELUya

 

 

 

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