CADA SER HA SIDO ELEGIDO MINUCIOSAMENTE POR LA CREACIÓN
10 de octubre de 2022
Y la humanidad agota
sus modelos de convivencia; se vuelven cada vez más sectarios… prejuiciosos… insolidarios…
Y todo ello conlleva
un grado de deterioro, de corrupción de los postulados que establecieron esos modelos.
En cualquiera de las
áreas que exploremos, descubrimos las mismas señales de retroceso… repetición…
indolencia…
La Llamada Orante nos
incita… a evaluar y valorar todo
este proceso. Y, con ello, conseguir un criterio que implique una innovación, que
suponga una creatividad, que alcance un convivir de esperanza.
Un proyecto que
recurra a las virtudes que adornan
nuestra naturaleza.
Y en la medida en que
estos modelos se agotan –por su avaricia-, mientras lo hacen, arrastran
consciencias, generan imitadores… y proyectan la incesante necesidad del miedo
como motor de superación.
Es ese miedo que… ya
desde lejanas historias, producían los dioses: esos dioses humanos que ya
enfilaban la soberanía egocéntrica y ególatra del hombre.
Y no se puede descartar
que esa antigua actitud, hoy permanezca. Y, en alguna medida, las
perturbaciones se interpreten como “castigos más allá de los humanos”: castigos
divinos.
La vida es la
imaginería increíble y fantástica, absolutamente asombrosa, que se gesta desde
el Misterio Creador. No conlleva en su naturaleza “el castigo”. Más bien lleva,
en su naturaleza, la búsqueda, el descubrimiento, el asombro, el disfrute, la
complacencia, la ternura… la Piedad.
Y es a esa naturaleza
propia de la vida a la que tenemos que escuchar, con la que tenemos que renovar
y proponer las sugerencias que el Misterio Creador nos señala; nos señala en la
medida en que descubrimos lo que transcurre… y aportamos corrección,
recapacitación, ¡habilitación! No, castigo. Sí, rigor… en el empeño de la
entrega, de la perseverancia, de la paciencia… y de la continuidad indefinida
de la Esperanza:
Esa que sabe de la
Providencia.
Esa que sabe de la Caridad.
Esa que sabe del Amar
sin renta.
Esa que sabe del
universo de la Belleza.
Sometidos a un
cautiverio, por nuestra propia especie, reverdece la necesidad liberadora…; la
que implica la sencillez de la ignorancia atrevida: esa que no se da por “sabida”…
sino por “encontrada”.
Nos implicamos. Nos implicamos en esa Providencia fundamental que anima a la liberación,
que se apercibe de ese cautiverio, que nos dota de alas para… salir.
El mantra nos
alimenta en ese sentido:
oAAAMMMMMMMMMM
La Llamada Orante nos
promueve a amplificar nuestros sentidos. Y los amplificamos en la medida en que,
cuando hacemos, entregamos esos sentidos a lo que se hace, y descubrimos que,
en ese mismo hacer, se nos dan mensajes en base a lo hecho.
Haceres de actitud,
de palabras, de gestos, de artesanía, de esfuerzo… ¡No importa qué actividad se
realice!
Si disponemos
nuestros sentidos, atentos, hacemos, de nuestros sentires, atenciones, y de nuestras atenciones, admiraciones… en aquello en lo que estamos implicados. Con las
admiraciones vienen las emociones, las atracciones y ¡los amores!
Esos amores que son –por
esa secuencia- el hilo conductor del Misterio Creador que nos anima, que nos
descubre, que nos encuentra, ¡que nos
reclama!...
¡Que reclama el
sentido de nuestra llegada!… Porque cada ser se convierte –y hay que tomar
consciencia de ello- en un enviado… que viene hacia la pulcritud, la calidad,
la impecabilidad, la transparencia.
Cada ser ha sido
elegido minuciosamente por el Misterio Creador.
Potenciarse en
recursos es nuestro debido respeto y admiración, por la consciencia de vida que
nos dan los sentidos… con esos sentires de continua admiración.
Piedad, piedad,
piedad.
***