martes

Lema Orante Semanal

 

VISIONEMOS LAS EVIDENCIAS Y BUSQUEMOS RESPUESTAS DE UNIVERSO

12 de julio de 2021

 

Y cuanto más la humanidad se esfuerza en la creencia de sus poderes, más se aleja del Misterio Creador, más se aísla en sus pequeños beneficios, en sus huraños procederes; más se aísla en sus poderes regionales, personales…; más se recrea en su mundo.

Ese “mundo” que se desconecta de los mundos con consciencia de Universo, de los mundos con consciencia de ser creados.

Rápidamente se establecen, por sectores, lugares, regiones –hoy llamados “países”-, estructuras de diferentes rigideces… que limitan el umbral de la consciencia y la someten a un sedentarismo costumbrista, manipulador, controlador y castigador.

¡Y desde la más temprana infancia!... Para que cuando lleguen a ser adultos, puedan seguir administrando con firmeza ese “inframundo”… secuestrado del mundo de Universos.

 

Alejado de… el Misterio Creador, el hombre crea prótesis equivalentes: ciencias, tecnologías, descubrimientos… que tienen valías transitorias, pero que se reponen.

Y cada vez con menos recursos… el ser, prontamente se ve asfixiado en su mundo.

Y se angustia y se desespera, y no le agrada ese estado pero… no tiene recursos –los tiene, pero no los asume- para abrirse al Universo, para abrirse a la Creación.

Ante las dificultades, se aísla, se retrae, se recoge…; se angustia con ansiedad deprimida, y se hace impenetrable a palabras, a consejos, sugerencias… Y es así como la humanidad nos relata que el sentido depresivo del ser aumenta de forma muy llamativa.

 

Sin duda, muchos factores intervienen ahí, pero el principal y prioritario, desde el Sentido Orante, es el haberse secuestrado –por las ansias de poder, dominio y control- en un inframundo, aislado de la Creación.

 

Ese inframundo aislado… cada vez se constriñe más, cada vez se empequeñece más…

Y llega a ser una noticia importante, la enfermedad o el fallecimiento del perro de Joe Biden. Una noticia “de portada”.

 

Mientras, quedan ahí, como noticias internas y... que requieren búsqueda, guerras, hambres, persecuciones, cárceles, epidemias, inculturas, carencias graves…

 

 

Ese inframundo de aisladas actitudes, de separaciones de Universo, de escasísima consciencia del Misterio Creador… asume, en su prepotencia, la “normalidad” de la existencia de la pobreza, la miseria, el castigo, la ley, la enfermedad, la violencia como una forma más de diálogo…

 

Y así, todo lo que tiende al deterioro, todo lo que tiende a “el final”, es considerado racional, lógico... in-evitable. Con lo cual, la intención de reparación, restauración, reanimación, recomposición, revisión… no tiene mucho sentido.

La idea de la inexorable procesión de deterioro… inunda la consciencia cotidiana.

La queja, el drama, la tragedia, la preocupación… son satélites permanentes… de la luz de cada ser.

 

¡En ese plano se está! Y la Llamada Orante nos reclama que visionemos las evidencias, y busquemos respuestas de Universo, respuestas del Misterio Creador.

Dejemos de “sustituir”. Dejemos y abandonemos las prótesis.

Hagamos de nuestro estar, de nuestra actitud y de nuestro hacer, una actividad liberadora, de escucha, de relación.

 

Cuando se nos llama a orar, debemos recogernos en esa Llamada, no solamente en el momento puntual de “día y hora” en que se produce, sino en el eco que debe… ¡y queda en nosotros!, de manera cotidiana.

“Nuestro Auxilio es el Nombre”. Y desde la Llamada Orante… recibimos esa influencia.

 

La meditación y la contemplación nos apoyan en esa disposición con la Creación, para crearnos esa consciencia de creación continuada, de renovación permanente, de descubrimientos y aprendizajes liberadores, de compromisos de ayuda, de actitudes solidarias. ¡Que todo ello se plasma!, se ve… en el hacer de cada día.

 

Y, bajo esas perspectivas, la ansiedad, la angustia, la tristeza, el desespero… no tienen espacio, no tienen lugar, porque pertenecen a una actitud, a una consciencia restrictiva, protagonista, dominante, ganadora, dogmática… y autosuficiente.

 

Buscamos el sonido que nos represente ante… ese desoír, ese desconectarse.

 

UUEIIIIIIIIUUUUUUUU

 

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