viernes

Lema Orante Semanal

 

SOMOS LUZ QUE VIAJA EN UN UNIVERSO

31 de agosto de 2020

 

Vertiginosa resulta la actividad del Universo más o menos conocido. Aceleradoramente expansivo. Sin mostrar ninguna tendencia a la contracción. Si bien… los elementos móviles se concentran y se contraen hacia sí mismos, pero se distancian cada vez más unos de otros.

O sea que podríamos decir que, desde una visión global, nuestra expansión a una velocidad excepcionalmente exponencial, continua, es lo más evidente.

Y a nivel de nuestra concepción más cercana, los elementos más próximos tienden a juntarse; quizás como producto también de la expansión, pero que se convierte en atracción.

Y así, nuestro cúmulo galáctico de la Vía láctea está previsto que, en unos millones de años luz, se funda con la galaxia de Andrómeda, que es bastante más grande que la nuestra. Siguen sentidos aproximativos, pero en el fondo son sentidos de expansión, lo que pasa es que en esa expansión se encuentran unos elementos con otros. Y todo hace suponer que no será un Big Bang, sino una integración progresiva de unos elementos con otros, formando –y formarán- un gran cúmulo galáctico.

Esto… esto lo deducimos por lo que podemos observar y contemplar. Pero fíjense: lo que podemos observar y contemplar ya ha pasado.

Sí. Para ser más exactos, la información que tenemos de nuestro mundo es una información lumínica, es decir, es una información que viaja aproximadamente a unos 300 0000 kms por segundo. Lo cual quiere decir que cualquier fenómeno que nosotros observemos hoy aquí, ha sido emitido por un cuerpo celeste que probablemente ya no exista.

 

Podríamos decir que vivimos del pasado… ¿no? Porque lo originario ya dejó de estar presente. Entonces, nuestro presente es pasado, y a su vez continúa. Porque en nuestro mundo luminoso, en la franja de luz, ésta se mueve en un espacio digamos que “pequeño”, porque ocupa apenas, del Universo conocido, de un uno a un cinco por ciento. El resto es un absoluto Misterio.

 

Podríamos decir: “Y esto ¿qué tiene que ver con nosotros?”.

Si estamos en ese Universo, y eso es lo que nosotros deducimos por nuestros sistemas de observación y contemplación, pues sí, más bien que “sí tiene que ver con nosotros”.

Lo primero que podemos deducir es que muchas de las actitudes, gestos, maneras de enfocar las cosas, etcétera, etcétera, son heredadas, son del pasado: del padre, del abuelo, del bisabuelo… ¿Verdad?

Es decir que es como esa luz que observamos ahora, que ya no tiene el foco emisor. Emitió una luz, y viajó… y esa luz llegó a nosotros. Igual que el abuelo o el bisabuelo tenía la tendencia tal o cual, y se conformó lumínicamente en adenina, timina, citosina, guanina… y ahí llegó hasta nosotros.

.- ¡Guau!... Y entonces, ¿nuestro presente…?

.- Nuestro presente es… ficticio. Sí. Es un transcurrir del pasado.

.- ¿Y nuestro futuro?

.- Bueno, nuestro futuro es… “Persiguiendo a la luz”. “Perseguir a la luz”.

.- ¡Tarea difícil!, ¿verdad?

.- ¡Oh, sí! Difícil…

Pero si nos sentimos luz, y anulamos el factor tiempo, pero nos situamos en los pasados que heredamos… y vemos que es así, podríamos amplificar nuestra consciencia y tratar de –por así decirlo- “recordar más cosas”. Y… sobre todo –sobre todo-, como esa luz de lo que hemos observado –pasada- sigue viajando, que nos diéramos cuenta de nuestra peregrinante situación; con lo cual, cualquier problema sedentario no deja de ser “un problema inexistente”. “Pura ficción”.

.- ¡Guau!... Ya.

 

El Sentido Orante nos recuerda hoy que no somos problemas, somos soluciones. Que no somos realidades, somos ficción. Que somos tránsito luminoso. Que venimos aquí porque somos de este Universo, para dar testimonio de ¡Luz!…; sin que esto signifique que queremos acabar con la oscuridad, porque es la oscuridad la que permite… –fijarse bien- “es la oscuridad la que permite que se evidencie la luz”. Si no existiera oscuridad no se podría evidenciar la luz.

Lo cual nos lleva a pensar que ese Misterio Creador, Misterio de Misterios, nos posibilita nuestra presencia y nos da la categoría de “Luz”

¡Fsss!...

 

Como si pretendiéramos iluminar toda la materia y la energía oscura.

–He dicho “pretendiéramos”, nada más-.

Es ‘in-iluminable’, pero gracias a ella existimos como luz. Y como dicen o se suele decir: “Ha dado a luz un niño, una niña…”.

“Ha dado a luz”… ¡No es porque el niño al salir vea la luz! No, el niño al salir no ve nada, está en otro mundo todavía. Pero sí es una expresión de que se da una nueva oportunidad.

Cada ser naciente es una nueva oportunidad para el sistema viviente. Y cada día que amanece es una nueva oportunidad para los vivientes.

El Sentido Orante, en consecuencia, nos orienta hacia la idea de que ¡seamos iluminadores!, seamos luminosos, seamos claros. Y en esa medida daremos testimonio del Misterio Creador; de esa oscuridad insondable.

 

Cada vigilia, cada amanecer… es una invitación a que seamos emisores transportados por la luz y transportadores de luz.

Iluminemos con nuestras intenciones, imaginaciones, fantasías, ilusiones, acciones… todo lo que va transcurriendo a través del tiempo luminoso.

De seguro… –¡seguro!- que cuando llegue la oscuridad de la noche, en el sueño, el Misterio se encargará de renovar nuestros recursos para que tengamos, en el próximo amanecer, nuevas, imprevistas, inesperadas y sorprendentes posibilidades.

 

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