LA
HUMANIDAD NECESITADA
27 de noviembre de 2017
Quizás bajo la óptica de Universo y
de Creación, la especie humanidad nada necesita. Está completada, está
culminada, y todo lo queacontezca es parte de su desarrollo.
También se podría decir que, bajo ciertas
ópticas, no hay necesidades.
Y también se podría decir que… las
necesidades son tan apremiantes y grandes, que el ser no está culminado ni ha
terminado su evolución, sino que está en pleno desarrollo. Y en consecuencia,
necesita. Es un ser necesitado.
Seguramente, según el estado de
consciencia en el que se esté,y el ambiente y las circunstancias en las que se viva,
se pensará que nada necesita, que está culminado…; o que precisa ayudas, que
está necesitado…
Si ahondamos un poco más en lo
personal, probablemente, salvo excepciones, cada cual esté necesitado “de”… paciencia, decisión, afecto, calma,
inteligencia, humor… Una lista interminable.
En otra óptica, podría decirse
además que el desarrollo y la actividad de especienecesita continuamente del entorno, y para nada y en nada es
autosuficiente: no es capaz de auto gestarse, no es capaz de mantenerse por su
propia dinámica…
Sería la figura de un mendigo
itinerante: ahora necesita decisión, ahora necesita seguridad, ahora necesita
salud, ahora necesita hormonas, ahora necesita visión, ahora necesita hueso,
ahora necesita… ¡Porca miseria!
El ambiente puede ser desolador, opuede
ser irreflexivamente… ¡triunfador!
“Irreflexión”; no ha reflexionado
lo suficiente. “Triunfador”, sobre sí mismo y sobre los demás.
La situación –con muchas más
variables- no resulta, así, verbalmente, animada.
Es más, se podría decir que…–volviendo
al nivel de especie- que hay un desánimo vitalcomo actividad cotidiana. Parece
que hay que estar superando –o no lo parece, sino que así es- continuos
desánimos. Y animarse, y estimularse, y promocionarse…
Estadísticamente, se podría también
añadir que la humanidad necesitada se cifra en cientos de millones y cientos de
millones.
Nuestros vecinos africanossubsaharianos
tienen una vida media de cincuenta y cinco años, mientras que los otros vecinos
–es decir, nosotros-, alcanzamos los ochenta y uno, ochenta y dos…
¿Necesitarán algo…? Vitaminas, agua,
comida…
Y resulta también–claro, al
recurrir a la estadística- que muchas de las necesidades de las necesidades de
las necesidades están producidas por otros que no tienen esas necesidades; es
decir, están producidas por la propia especie.
“Tú
necesitas agua. Yo tengo agua, pero es mi
agua”.
Aún no se ha conseguido declarar el
agua como un bien que corresponde a toda la especie.
O sea que sí participa la propia
especie en las necesidades de la especie.
Si vamos al microcosmos –bueno,
quizás sea decir mucho-, al “microsistema” de cada ser, cada uno diría: “Yo lo que necesito es… bajar peso”.
Otro diría:“Yo lo que necesito es ver
mejor, porque no veo bien”.“Yo lo que
necesito es… un poco de estética, porque la verdad es que no estoy muy
favorecido”.“Yo, unas tetas nuevas y un lifting facial”–esto ya es de un
cierto intimismo, ¿verdad?-.“Y yo lo que
necesito estener ganas, porque no tengo ganas. No tengo ganas de nada” –que
se suele decir-.“Yo lo que necesito–diría
otro-es… ¡creer en algo o en alguien!
Pero soy tan perfecto que no puedo creer en nadie”.
¡Huy, qué mal lo tienes!
Y así podríamos escudriñar, incluso
en cada momento, necesidades de microdosis; que si en ese momento abriéramos la
consciencia, nos daría mucha vergüenza:
“Yo
lo que necesito es… unas caladitas de tabaco. Eso es lo que necesito yo ahora”.
Claro, si abres un poco la
consciencia, lo normal es que te suicides de inmediato. Claro, porque…¿tan…
tan… ¡tan ruin te has quedado!?
“Yo
lo que necesito es… Mira, con un par de copitas de vino, yo me pongo de un
contento, de un a gusto…; sin problemas, sin nada. O sea, ¿qué te cuesta?, ¿qué
te cuesta?”.
Otros, ¡hala!, necesitan el chute
de marihuana o de maripepa o de yo qué sé. Cada uno…
Hefner –que en gloria esté-, el
creador de Playboy, pues necesitaba 200.000 metros cuadrados para vivir –una
mansión- con sus chicas. ¿Ven? Era un hombre necesitado. Ha vivido hasta los 91
años.Y la verdad es que cuidarse-cuidarse mucho…Bueno, estar rodeado
permanentemente de mujeres debe de ser algo…
“¡Ay!–dice
la maldición gitana- Entre mujeres te
veas!”.
Pero ¿ven? Somos siempre, como
especie, excepción.
Tienes una regla y… “¡Y la excepción confirma la regla!”
–dice la ley-.
-¿Es
que no habrá –dicen algunos- una varita mágica que, ¡tin!,me toque a mí,
claro…; bueno, y a mis amigos, y nos haga felices, delgados, altos, guapos,
rubios, hermosos, ¡sanos!...
-¿“Sa”
qué?
-“Sanos”.
-¡Ah!
Las hadas –lo que pasa es que ya no
se cree en ellas-, las hadas madrinas tenían una varita mágica y ¡tlín!...te
hacían princesa, príncipe, héroe… También había hadas malas que te convertían en
sapos, en ranas, en musgo, en roca…
Otros resolvieron –en vista de que
las hadas, no sé, desaparecierono se ocultaron- decir aquello de: “Ayúdate, que Dios te ayudará”.
¿Y entró Dios así, o estaba
siempre?
¡De repente!
O como el hada madrina: se recurre
a ella–y a Él- cuando truena. Mientras, el ego se encarga de todo.
Cuando el Sentido Orante se hace
presente en las necesidades, no es preciso pedir. Ese Sentido Orante nos
ilustra y nos sitúa de suficiente forma como para sabernos herencia continua y
permanentemente de la Creación. Amados y respetados por ella.
Y con este fundamental ingrediente,
“Todo lo demás–como se dijo-se dará por añadidura”.
Ocurre, ciertamente, que esta
propuesta no se suele vivir con facilidad,o es algo que –insistimos- se da ante
una gravedad; o cada uno se justifica a sí mismo diciendo que… que “es lo que
Dios quiere”.
La capacidad justificativa de la
inteligencia humana hace que esta inteligencia sea deplorable. “Deplorable”.
Una estrategia de lo que se llama “inteligencia”: justificarse en cada acción.
No ser el que se debe ser en cada momento, y asumir lo que ello supone.
Es…
insondable.
Se
pierde entre la luz… y tampoco es oscuridad.
Es
acción permanente.
Es
inmanente… en todo lo que se dice que existe.
Es
expresión de cualquier manifestación.
¡No
hay separación!...
Es
tan invisible que permanentemente se hace evidente.
¡Nunca
abandona, porque es!...
Las
criaturas son… Él mismo. Son lo mismo.
¡Las
necesidades se hacen, así, innecesarias!
Los
seres no existen.
Es
Él, Ello, que se manifiesta, se expresa… de infinitas formas.
Cuanto
más se identifica un ser, más lejano se hace de la auténtica realidad.
Misterioso
en su contemplación… es el maná inagotable.
No
hay “falta” en su consciencia.
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