Un planeta
de pedigüeños
23 de octubre de 2017
Desde que la consciencia humana
empezó a diferenciar sus capacidades de acontecimientos externos,como la
lluvia, el sol, la luna, las estrellas, la noche, el día…, desde entonces–sin
precisar una fecha- podría decirse que la humanidad pedía y pedía y pedía. Y
sigue pidiendo. Porque detrás de ellos –los iniciales fenómenos- vinieron los
tótems, dioses y demás entidades: santos, santitos, vírgenes… –¡un tropel!,un
tropel-, que actuaban de intermediarios para una Fuerza Superior de la que nada
se sabía.
Pero de los tropeles sí se sabía
que eran entidades, algunas… que lo consiguieron no se sabe por qué, y otras
que ya existían, como los serafines, los tronos, los querubines, las potestades,
los ángeles, los arcángeles… y todos los coros celestiales.
Si piensan por un momento que sólo
estamos nosotros, están equivocados. Hay un gentío, que tiene…
¡Bueno!Ya hubo un congreso, digo un
“concilio” –que es distinto, ¿eh?-,en la Iglesia,en el que se discutía si los
ángeles tenían sexo, o no. La cosa quedó así… como que no, pero con unas ganas
de que fuera que sí…
De hecho, si se fijan, es frecuente
que cada persona tenga su protector:
“No,
yo soy de la virgen de Chiquinquirá”. “No, yo… Mi patrón, San Marcelo, me
concede todos los deseos”.“No, yo creo mucho enMonseñor Escribá”. “Para mí, la
madre Teresa de Calcuta…”.
O sea, antiguos, modernos,
contemporáneos… Los hay de todos los tipos. Depende de las historias que uno
haya leído de uno o de otro, y de lo que se crea de ellas.
¡Qué bárbaro!
Añadido a esto, pues claro, cada
uno lleva–o no;antes era muy frecuente-, por supuesto, el escapulario, la
medallita… ¡bueno!, algo a lo que pedir. O sea, un planeta de pedigüeños. Pero,
pero, pero… –fíjense bien- de pedigüeños ¡a lo grande! Nada de pedir, no sé…“¿Tendrás unos pantalones por ahí, para
dejarme? Yo te los devolveré cuando los estropee”.
No sé, algo así, ¿no?
Como cuando los colombianos dicen:
-¿Me
prestas un cigarrillo?
-¿”Te
presto” un cigarrillo? ¿Cómo me lo vas a devolver, convertido en ceniza o…?
No, pero ellos son muy educados.
Muy educados. Han sabido combinar la violencia con la educación, de una manera
insólita.
Pero, todo esto,¿vendrá por el
pedir?
¡Claro! Las cosas se complicaron,
se complicaron mucho, mucho, mucho,mucho, cuando llegó el cristianismo y al
Cristo se le ocurrió decir:“Pedid, y se
os dará”.
¡Amigo! Si antes se pedía, a partir
de ahí se pedía ¡más! Porque luego vinieron nuevos santos: San Pedro, San Pablo,
San Lucas, San Mateo… O sea,¡buuuufff! Basta con que ustedes ojeen el santoral:
todos los días hay dos o tres santos a los que adorar, que nos pueden servir de
intermediarios para pedir, desde un novio a una novia, pasando por un chucrut, o
siguiendo por la suerte de la lotería.
Aparentemente, esto indicaba o podía
indicar una incapacidad por parte de la especie para arreglárselas por ella
misma. Pero, ¿recuerdan aquella canción que dice: “Todos queremos más, todos queremos más, todos queremos más, y más y
más,pero mucho más…”.
O sea, el “más” se sale de… de
cualquier límite.
Y al decir “todos”, no significaba
que todos, como una unidad, quisieran más, sino que“cada uno” quería más y más
y más y más.
¿Qué pudo ocurrir en la mente trastocada…
–bueno, en la mente; veremos si está trastocada o no-,qué pudo ocurrir en la
mente de la humanidad, para ser tan pedigüeña… a los estratos desconocidos?
Pues probablemente, probablemente,
el darse cuenta de que habitaba –como habitamos- en un espacio desconocido, que
de vez en cuando se mostraba con… diluvios, terremotos, huracanes, volcanes,
relámpagos, sequías…
O sea que se estaba muy
condicionado –y se sigue-, muy condicionado a imprevistos… inesperados.
Al carecer de medios para controlar esos
grandes fenómenos, seguramente surgió la idea de pedir, de rogar, de formas de
orar, de hacer sacrificios–¡hasta humanos!-… para calmar la ira de los dioses.
Esto continúa de alguna manera, de
alguna forma, aunque realmente se ha ido modificando en algo.
¡Sí! Ese “algo modificado” es el
reconocer… –y este algo modificado
no ocurre en todos, ocurre en un grupo de personas, pequeño- el reconocer que
el acontecer de la vida no depende de
nosotros.
Nos vendieron aquel famoso elixir que se
llamaba “libre albedrío”; que, de entrada, se contradice totalmente con la idea
de un Dios poderoso, infinitamente bueno, infinitamente…todo, infinitamente. Se
contradice porque, si es así, ¿cómo podemos tener libre albedrío?¿¡Tan… tan
parecidos somos a los dioses!? ¿O tan dioses somos?
No es difícil entender, comprender…
–que no es sentir y asumir- no es difícil entender que,
evidentemente, lo de “libre” y “albedrío”, pues está muy bien para el
‘egolatrismo’ personal, pero que, en la práctica,pasan ¡tantas vicisitudes que
la libertad de albedrío que uno tiene no quisiera que pasaran!, que ponen muy
en entredicho ese elixir tan fecundo como el libre albedrío.
Insistir en que no es fácil asumir
que… aquí estamos, aquí hemos llegado,aquí nos han traído… aquí nos
proporcionan recursos, medios, casualidades, suertes, imprevistos, inesperadosy…y
aquí nos dan recursos para hacerlos operativos y… Y para culminar bien: “Que sea lo que Dios quiera”.
Esta situación se vive hoy, lo que
ocurre es que con la llegada de la ciencia y la tecnología, con sus avances
arrolladores que secuestran gran parte de la realidad, el ser se ha hecho más
autosuficiente, más capacitado –eso piensa-, y con recursos suficientes como
para “no necesitar”… salvo cuando el hijo se pone enfermo,salvo cuando el
melanoma se activa, salvo cuando un accidente, salvo…
¡Bueno!,salvo… ¡salvo cuando te
tengan que salvar!
Entonces ya, aparte de que sea un
buen cirujanoo un buen… si también, [1]de
paso,pues si hacemos una novena… o una octava, o rezamos el rosario,o cualquier
otra práctica de cualquier creencia,“no
vendrá mal”.
Ahora hay que darse cuenta, bajo el
Sentido Orante, de una… más que curiosidad, una evidencia que habitualmente no se tiene en cuenta.
Sí. Hemos llegado a esa
autosuficiencia, ¿no? Y hay agua corriente, hay calefacción, hay comida –bueno,
donde la haya-,hay aviones, barcos… ¡hasta fútbol hay!
Y ante eso, aparece algo que,
insisto, no se tiene muy en cuenta;y es que, con tanta tradición de pedir a Lo Superior–que
se sigue ejerciendo, aunque a veces oculto, por vergüenza-, ante tanta
egolatría, ante tanta soberbia, ante tanto don de importancia personal, resulta…
resulta, ante tanto de eso, resulta que el ser se ha olvidado…–¿olvidado?;no:
es un acto de soberbia- de pedir al de al lado, al de enfrente, al de allí…
¡Es curioso! ¡Sí! Cada uno se ha
sentido tan… tan… tan-tan –como un tambor-, que luego, a la hora de lo
cotidiano, de… ¡bueno!, ”necesito un
bolígrafo”, por ejemplo…
¡Bueno! ¡Un bolígrafo!... Pedir un
bolígrafo puede resultar fácil en algunos sitios, pero en otros no es tan fácil.
“¿Y si le pido un bolígrafo…?”.
Claro, normalmente, el que te presta el bolígrafo te dice: “Oye, con carácter devolutivo si no te importa”.
Porque también hay personas que
piden muchas veces bolígrafos y se quedan con todos. Ya que hemos puesto ese
ejemplo…
Y podemos decir:
“Oiga,
y cuando el Cristo dijo‘Pedid, y se os
dará. Buscad, y hallaréis’, ¿no se referiría también–a la hora de pedir-a que
nos pidiéramos, los unos a los otros, aquello que pensemos, sintamos que
necesitamos, y que el otro… sabe, tiene y conoce?”.
La egolatría, la importancia
personal, la idolatría, convierten al ser en…“deleznable”.
¿Es mucho, “deleznable”? Cambiemos:
“insoportable”.
Claro está que, en la medida en que
ni se pide ni se sabe pedir, pues ni se da… ni se tiene la necesidad de hacerlo.
Podemos suponer por un momento –¡solamente
por un momento!, ¿no?- que, en las terribles, ¡terribles diferencias que hay!...
entre continentes humanos, si se entrenara un poco el ser, adecuadamente, para
pedir y… obviamente para dar…
¡Porque el dar depende de “el saber pedir”!...
¡y constituye una gratificación doble!: para el que lo recibe y para el que da.
Pero imagínense por un momento, que
unos saben pedir, y otros, inevitablemente, saben dar.
Como que, por arte de magia, los
que no comían, comen; los que no bebían, beben; los que no tenían remedios, los
tienen;y los ricos siguen siendo ricos, los pobres ya no son miserables, ya no
son carne de cañón… con lo cual son más productivos, más rentables, y producen
más ganancia a los ricos… ygeneran, de paso,algunos recursos para ellos mismos.
Esto, como medida cautelar primaria.
¡Cuesta! Cuesta pedir, como si se
fuera un fracasado, como sise fuera un torpe…¡Ytodos necesitamos pedir!, cada uno en su medio, en sunivel, en su…
¡Ah! ¡Pero no! Es mucho más fuerte –¡mucho
más fuerte!- ese hedonismo… ¡absurdo! Y decimos “absurdo”, porque¡no produce
gratificación, no produce bienestar, no produce gozo o disfrute!... Que en
teoría es la tendencia natural que se tiene, por el hecho de vivir.
Estamos en el magma de una Creación.
De una Creación de Misterio… que nos cobija, que nos protege, que nos
suministra.
Tomar consciencia de ello –“tomar
consciencia de ello”- es sentirse ¡vivo!, realmente. Es sentirse protegido. ¡Es
sentirse creado… diariamente!
No, no está de más elevar nuestras
cuitas a la Creación. Pero no para buscar renta, sino para mostrarnos en
nuestras peculiaridades, en nuestras debilidades, en nuestras torpezas.
El Misterio de los Misterios no
admite chantajes. No admite pedidos a domicilio. No se olvida, y de repente
recuerda “que”…
¡Tantas cualidades humanas
ególatras –es una transferencia, ¿no?-, se han dado al Misterio, a la Creación,
que se la convierte en un humano poderosísimo. Y lo único que estamos haciendo
bajo ese criterio es… prolongar más aún nuestra vanidad.
Bien está elevar nuestras preocupaciones,
nuestras inquietudes, al plano de la transcendencia, pero no al plano de la
resolución.
En este tiempo que toca, no resulta
fácil el coordinar las necesidades con las prédicas; las experiencias de
insólitas presencias… “místicas” –que podríamos llamar-, con el cotidiano
proceder. ¡Que parece que son distintos!... y es lo mismo.
Pero desde que la razón se hizo
dueña y señora de las discusiones, de las “verdades”… ¡Huy, qué horror!
Quizás ese fue el peor horror, del
que seguimos viviendo: cuando la razón se convirtió en “verdad”. ¡Qué terror!
Y hoy, claro, ¡la razón es
adorable!, ¡respetable!, ¡admirable!... “La verdad”. Que es lo mismo que decir:
“vivir en el horror”. Pero sin darse cuenta. O dándose cuenta pero… esgrimiendo
la espada de la justicia, que la razón apoya.
Es realmente dramático. Aunque,
habitualmente, no se toma consciencia de ello.
Los aportes razonables han sido
suficientemente importantes ante la falta de fe, que se han hecho arrogantes.
¡Tan arrogantes!...
Sería menester… el asumir nuestras
necesidades, el compartir nuestros dones, el ponerlos en evidencia
transcendente, sin que lleven el cartel de un pedido, de un reclamo…
Sería menester que la razón ocupara
su inteligente posición, pero se sensibilizara… –¿es posible?- ante la emoción.
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