El espíritu se lamenta
30 de enero de 2017
(6:30 mn de silencio)
Dado el tipo del transcurrir humano
en torno al saber, al conocer, al descubrir, al sentir, al emocionarse, al
sensibilizarse… ha habido y hay una falta de concilio, de conciliación,entre lo
que razonadamente, calculadamente, experimentalmente, comprobadamente ocurre, y
lo que imaginativamente, sensorialmente, amorosamente, espiritualmente, también
sucede.
Y así, según educación, cultura,
lectura, amistades… las balanzas se van inclinando más por un lado o por otro,
pero no hacen intento de conciliarse; siguen siendo como dos platillos de
balanza.
Y en la juventud se piensa una
cosa, en la pubertadse inclina hacia otra, el adulto más bien prefiere tal ésta,
la fémina la otra –pero depende-,y la ancianidad se aferra a aquélla…Pero
siempre dentro de esa dualidad; dualidad que tiene, como ven, múltiples
facetas.
Es evidente que lo comprobable, lo
medible, lo mesurable –que cada vez gana más espacio de consciencia, de
mentalidad, en las áreas afectivas, en las áreas espirituales- se está haciendo
con la consciencia cotidiana.
El hombre económico –del que otras
veces hemos comentado- se hace fuerte en su concepción.
Y esa fuerza la extrae de minar lo ‘almado’,
que lo convierte en armado.
¡Que no es nuevo! Ya lo “almado-espiritual”,
con la cabeza de las religiones, se mataron y se matan por… ¡piedad!, por ¡la
fe! No es nuevo, pero sí es renovadoramente generalizado, en posturas, en
posiciones… de cotidiano hacer.
La propaganda, el marketing, las encuestas,
la publicidad, la estadística… nos vanapretando y codificando.
Y así, el ser se va convirtiendo en
un código de barras… como el que lleva cualquier botella o cualquier producto.
O –como decía un famoso sociólogo desaparecido recientemente-: “Cualquier proyecto de felicidad, en el
mundo actual, termina en una tienda”.
La sociabilidad afectiva,
emocional, espiritual, anímica, se resiente. La mental se acrecienta, con su
cálculo, su porcentajey su ciencia; que es la que da la renta, en el estilo global
de pensar; que es la que da la ventaja y la ganancia.
Alma que amaba, alma que amamantaba,alma
que… amorosamente cobijaba… se hace arma: arma de calibre, arma de escopeta,
arma de metralleta, arma de papel moneda, arma de haceres… que se quieren o no
se quieren, arma de querencias, ¡de gustos!
¡Ay!, ¡qué lejos está el alma!
El espíritu se lamenta; se lamenta y,
en lo que intuye, se expresa. Pero ¡pronto llegan las presas a morder cualquier
poema!, a sopesar cualquier convivencia, a evaluar cualquier resultado.
¡Ay!... Y el espíritu se retira,
porque no es lo suyo la violencia.
El querer pide pruebas. El querer
pide número de abrazos y de caricias. El querer pide cuidados y entregas. El
querer pide compromisos… porque quiere poseer ¡y ser poseído!, como muestra de
interés.
¡Sí!El querer es un interés al 3,
al 4, al 5%... al 7, al 4, al 1… Y ocupa casi todo el área del amar; que no
funciona por los intereses; que no calcula el número de abrazos, de preguntas,
de besos o de… interés.
¿Cómo… cómo, ante esas posturas,
puede haber conciliación?
Las exigencias de rendimiento y de
ganancia se hacen cada vez mayores. Y al invadir el área del alma y hacerla
armada, y al conquistar el espíritu y hacerlo razón, también caen en la desazón
de no encontrar, de no tener… lo deseado–por ser cada vez más ansiado, más
inalcanzable-.
Y de esta forma, el ser se resetea
y se hace “solo”, se refugia en su vanidad, se aísla en su identidad…para ver
si, así, puede alcanzar en el mercado, en la tiendade la vida, un calibre
especial que pueda ser demandado.
“Venderse”… porque no se ha sabido
‘almar’; porque se ha caído en la seguridad, lo racional. Y la exigencia se
hace tan alta que… no hay producto que cumpla tanta necesidad. Así que lo mejor
es embadurnarse de detalles y etiquetas, para ser un buen producto… que alguien
lo pueda comprar.
¡Ay, sí!¡Atrás, atrás quedan las
novelas de fantasías, las aventurasen el mar, las profecías, las canciones de
alegrías!… ¡Atrás quedan los… eso: los recuerdos de papá y mamá! No se fue
capaz de hacerlos actuales, de vivirlos sin tiempo.
Así que el pasado se queda
mortecino y traumático, y hace, al presente, duro, rígido, decididamente…¡preciso!
Diríamosmejor,“¡brutal!”.
Lo que ocurre es que,a veces, cuesta
trabajo llamar… a lo que ocurre, con su verdadero nombre –de los que poseemos-.
¡Sí! El mensaje orante de hoy nos
advierte del comportamiento brutal –globalmente hablando- de esa falta de
concilioentre lo mío, lo personal, mi personalidad, y… ylo creativo, lo imaginativo.
Como vemos, tiene varias
catalogaciones. Y lo podemos resumir en “material” y “espiritual”, y ¡ya está!
¡No, no! Es importante matizar,
para así poder conciliar…
Las famosas amistades, por ejemplo:eran
–“eran”, sí; hay excepciones, claro-, pero eran… ¡puf!... ¡indisolubles!
¡Pasara lo que pasara!
¡Ja! ¡Dónde estará eso!...
Hoy, la amistad es totalmente
condicionada. ¡Totalmente! ¿No es eso brutal?
“Si
haces esto… pero si ahora haces esto otro… entonces yo ya no puedo ser, no
puedo estar… Porque nuestra amistad, sí, pero…siempre y cuando tú…”.
¿Pero qué es eso? ¡Estás poniendo
condiciones…? ¡Estás regateando una atracción o un afecto!…
¡Brutal!
Evidentemente, en esas condiciones,
el ánimo del ánima se “des-anima”.
¡Claro! Y el humor se difumina. La practicidad se radicaliza… ¡exigente e
imponente!
Creer era… ¡bonito!
“¿Era?”.
¡Sí!Salvo…salvo para algún que otro
loco.
Creer era bonito y era curioso –con
la consciencia de otros tiempos, claro-. Ese creer daba para comer, para vivir,
para cubrirse, para moverse…
¿Y ahora?
¡No! Ahora, el creer es una
entelequia. Creer se ha convertido en un postulante rentable:
“Creo
en mi equipo, siempre y cuando gane, ¿verdad? Si pierde, lo insulto y lo
maltrato”. “Creo en mi amistad, siempre y cuando se comporte según… Si no, ¡bueno!, pasará a la
categoría de “conocidos””.“Creo… ¡sí!, quizá haya algo por ahí –por ahí- pero…
la incredulidad me da libertades para poder eliminar ¡cualquier cosa!”.
¡Sí! Es una… No es muy moderna,
pero sí es puntera. La incredulidad permite destrozar cualquier cosa. Y
¡claro!, el ser se siente ¡potente!
“Pues
no creo que…”. “Pues yo no creo que…”. “Pues creer-creer, yo no…”.
Son frases ¡repetidas y repetidas y
repetidas! Una de las armas del alma en las que se ha convertido… en que las ha
convertido el ser.
Descreídamente –“descreídamente”-
se fabula… –sin ser una fábula, claro- se fábula y se confabula, y cada uno se
hace su mundo.
“Deshacer” es un instante. “Hacer”
es una eternidad.
Y así, el ser una entidad conciliar–sin
que tenga que ver específicamente con el concilio eclesial- se hace
extremadamente difícil.
Y el sentido orante nos advierte de
ello, para que… alertemos a nuestra alma, a la convivenciacon nuestro espíritu,
a propósito de nuestro… estar; de nuestro existir…
¡Para no ser un número más… y una
pieza más que ofrecer y vender, aunque parezca al principio que no!... Pero
luego es que sí.
La solvencia del ser se hace…
¡prioritaria! Y busca con ansiedad valorarse, ‘masterizarse’… para disponer de
una categoría dentro del mercado.
.-
¡Mercado...?
.-
¡Sí! “Mercado”.
Y con el aviso, se avisa. Y cuandoel
sentido orante se hace avisador, es que está… muy preocupado.
Orar tiene infinitas facetas. Es el
¡contacto!... que nos permite conceptualizarnos aquí, para comunicarnos y
sintonizarnos… ¡allí!
En consecuencia, la oración se hace
preparación, se hace cuido, se hace alerta, se hace alarma, se hace afecto, sea
hace… ¡necesidad!... para que el conciliar –como un primer paso- nos permita
disolver lo dual y entrar enlo integral, en lo unificado con la belleza de las
caras infinitas… que nos ofrece la vida.
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