Bajo la inspiración de la Magia
9 de enero de 2017
Un
amanecer… con sorpresa.
Un
amanecer bajo la… inspiración de la magia.
Un
amanecer que… sin historia de materialidad real, se mantiene, se sustenta;
quizás por la necesidad; probablemente por nuestra naturaleza; seguramente que
por un Misterio.
Sin
duda, todos los días… recibimos regalos, mágicas coincidencias. También, casi
todos los días, no somos conscientes de ello, o no se les da el realce y la
sorpresa que tienen los pequeños momentos, los pequeños detalles.
Bien
podría ser, este amanecer, una referencia… para que, en el transcurrir de esta nueva andadura, se esté atento a la
cotidiana sorpresa; y a ser –a ser-
vehículos sorprendentes;¡a ser
regalos… con nuestra presencia, con nuestra mirada, con nuestro gesto, y con nuestra
palabra!…; con nuestros detalles.
Si
en la vía sanadora nuestra presencia ya es “sanante”, y somos elementos
sanadores, en el cotidiano estar ¡también debemos ser!… sorpresas agradables.
A
la hora de afanarse en una convivencia grata, fructífera y creativa, de un
saber compartido, sin duda es de una colaboración inestimable el que seamos
sorpresa, regalo, detalle. Que no haya que aguardar meses o circunstancias
excepcionales para… poner a disposición una gota de nuestras virtudes
esenciales.
Las
virtudes son ¡inagotables!
Las
sonrisas “no se gastan”.
El
sentido orante de hoy nos hace hincapié en que, sean cuales sean los momentos
en que conscientemente nos sintamos vivos, ¡siempre! habrá un motivo de…Gracia.
“Gracia”
de sonrisa;“gracia” de suerte;“gracia” de agradecimiento;“gracia” de don… de Misterio Divino.
Y
este detalle es semejante a nuestras pupilas: todas ellas son de una negrura
profunda. Podrían interpretarse como equivalente Divino; y tienen la facultad
de dilatarse y dilatarse cuando,“aparentemente”, no hay ninguna luz…; pero,
culminan… culminan con absorber algunos detalles que nos hacen ‘tanteable’ la
oscuridad.
Con
la luz se contraen y seleccionan…; seleccionan las imágenes y los momentos que
tenemos que vivir, sentir y guardar.
Ir
con esa actitud… nos salvaguardará de cualquier –“cualquier”- incidencia que
nos atemorice, nos abrume, nos canse o nos desespere.
Si
se está en ese Misterio –¡aceptado!- del día a día, de “sorpresa, regalo y
visión”, no se precisarán promesas, ¡porque se estará al día! No habrá que
prometer que… alguna vez, mañana, la próxima semana…etc. No. Podremos hacer una
prospección, una ideación, una sugerencia, pero si al día se está…“en viviendo”
bajo el regalo, la magia de la sorpresa, y la permanente atención de lo que nos
acontece, no preciso aplazar y aplazar… el compromiso, puesto que está ahí,
presto cada día.
No
hacen falta, en consecuencia,justificaciones;
ni explicaciones que a veces resultan… bruma y confusión… y
lo que es a veces peor:¡increíbles!–¡increíbles!- por mucho que se empeñe –el
que las cuenta- en hacerlas ver como verdaderas. ¡Quitémonos el lastre de… el
retroceso de la justificante explicación!
Es
como tratar de justificar, y de explicar, y de razonar… por qué un brote de
amor se marchita, sin un acontecer que lo evidencie; pero que debe ser de la
misma naturaleza. Es como tratar de explicarle a un paciente lo que tiene,
hablándole de barcos: de líneas de flotación, de naufragios, de transatlánticos,
de marina mercante… Como que necesita otro lenguaje, ¿no?
La
naturaleza intrínseca del Amar es semejante a… el acto de orar, en el que nos
sumergimos en una creencia; es un brote de una flor que está permanentemente
abierta y perfumando. “No se marchita”.
Justo
cuando nos sorprenden, o nos damos cuenta “de”… debemos aprovechar, porque es
una llamada que nos incita a crecer en esa casualidad, en esa imprevisibilidad,
y que nos faculta para descubrir nuestra verdadera naturaleza. Nos impide así
aposentarnos en leyes, normas, costumbres, manías…; y mantenemos ritmos
variables según las verdaderas necesidades propias o ajenas.
La
sintonía con el Misterio Creador –el camino hacia ello- constituye un afán
cotidiano, unAma-necer incesante.
¿Es
–pregunta- es “de Vida” renunciar a las instancias que nos atraen, que nos…
reconfortan, que nos… enamoran?
¿Es
de Vida el estar sometido a una justa justicia –personal y del entorno- que nos
coarta, que nos castiga, que nos prejuzga, que nos juzga, ¡que nos condena!?
No
es ese un… proyecto Divino.
En
la medida en que asumimos nuestra naturaleza, bajo el auspicio del Misterio
Creador, y con la batuta de ser producto de un Eterno acto de Amor, de una flor
que no se marchita, con la cotidiana acción de… ser “al contado”, de “no
plazos”, de alejar promesas, de no caer en la fácil –¡tan fácil!, ¿verdad?-
crítica y deducción y –peor aún- condena o juicio…
Ese
antiguo dicho de: “Vive y deja vivir”,
es de fundamental necesidad convivencial.
Que
la “Gracia” de la sorpresa, de la magia del regalo que a través de nosotros
mismos se instrumentaliza, sea un punto de inflexión –no solamente hoy, sino de
continuación- que nos revele y nos recuerde permanentemente el Misterio sorprendente y agraciado, de vivir.
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