martes

Lema Orante Semanal

Los compromisos
24 de abril de 2017

Los compromisos resultan de la atracción que supone, para cada ser, una acción, una obra, una admiración, un ideal, un proyecto…
 Esa impresión va a dar lugar a una actitud de la personalidad, que llamamos genéricamente “compromiso”.
Como si el ser comprara algo… que le atrae, que le gusta. Y en ese sentido, lo hace –lo que compra, el compromiso- lo hace “suyo”… y lo convierte en una misión.
Según épocas, comunidades, agrupaciones –situaciones en general-, los compromisos han variado enormemente. Algunos duran unos minutos; otros duran horas; otros, meses; otros, años. Y otrosduran… la vida. “Es la vida”.
Quizás –quizás- si contemplamos la vida... –y quizás un poco exageradamente-, la vida es un compromiso. Sí. El que está vivo, parece ser que se compromete –salvo excepciones-… se compromete a vivir. Y para ello, respira inevitablemente, come y hace; piensa… lo que puede,y siente en consecuencia.
Cuando en otras ocasiones el Sentido Orante hablaba de “el deber”… o “la obediencia”, veíamos que inevitablemente obedecemos. Siempre. Principalmente a uno mismo, con sus credos, sus opiniones, sus morales, sus costumbres… Pues bien, en ese obedecer hay un quantum de compromiso; pero que ciertamente, en la actualidad, ese compromiso deja mucho que desear. Y debemos tenerlo en cuenta a la hora de nuestras relaciones, de nuestros proyectos, porque tenemos que contar los unos con los otros.

No son buenos tiempos, no corren buenos tiempos para los compromisos.
De la misma manera, el compromiso espiritual, el compromiso anímico, el compromiso afectivo… también se ve implicado.De tal forma que los compromisos están “condicionados”. Y tienen tantas condiciones que prácticamente el compromiso es mínimo; porque, para que se den todas esas condiciones, casi hay que esclavizar al entorno… y ponerlo a nuestro servicio.

Desde el Sentido Orante, se contempla el compromiso –como se decía al principio- como algo limpio, como algo sentido, como algo admirable, como algo… especial para el ser. Y no hay condiciones.
Pero esta posición comprometida resulta, a nivel del análisis lógico y racional, ¡muy comprometida! Es decir, que se le pone bandera roja o luz roja, como advirtiendo de que es peligroso comprometerse de esa forma; que hay que establecer reglas, normas, morales, condicionantes éticos, etc. ¡Una cantidad de embadurne!… que, eso: que, finalmente, el niño te denuncia a la policía porque le has pegado un grito.
El sujeto ¡se impregna de tal forma!... de leyes, de normas antiguas, pasadas, presentes, futuras, que es cada vez más difícil descubrir seres que se comprometen… con cualquier posición. Y¡sin dudas!, ¡sin condiciones! “Incondicional”.
Hoy se considera, eso, casi un suicidio; porque no tiene garantías, porque no tiene seguridad, porque…“¡quién sabe que puede pasar!”,“en cabeza de quién cabe…”, “¿pero no has hablado de esto otro?”,“¿no has tenido en cuenta que podía pasar esto otro?”
Entonces, el compromiso queda fracturado, condicionado y–en consecuencia- en desequilibrio.Este desequilibrio puede suponer que…¡eso!: el compromiso pueda fracturarse, caerse, romperse, disolverse, separarse… “en cualquier momento”.

A nivel de la espiritualidad del ser–ligada con el Sentido Orante-, la pérdida progresiva de compromisoslleva al ser a un estado de nihilismo, es decir, de ‘des-importarle’ su entorno, inhibirse de la participación…
Curiosamente, se vuelve exigente… desproporcionadamente con el servicio que presta.

Así, se establecen compromisos circunstanciales, temporales, limitados…y justificativos en cuanto a la rentao el beneficio que se obtiene de ellos.
El idealismo comprometido está muy comprometido. Es decir, está casi en offside.Excepciones hay, por supuesto, pero no es algo queesté floreciente.
El interés que–regido básicamente por la economía- se ha introducido en la consciencia de la humanidad, hoy, prevalece sobre el compromiso idealista,y éste se degrada y cae en lo concreto, en lo pragmático, en lo muscular, en lo pesado, en lo medible…Y el único entusiasmo que aparece es cuando hay una renta, un beneficio, una ganancia.
Y no se trata de que el compromiso idealista no tenga sus momentos –o muchos momentos- álgidos, ¡de gozo!, sino que en lo idealista se incluye también lo incómodo, lo desagradable, lo difícil… Y es capaz de soportarlo, sobrellevarlo...y, culminantemente –si es un compromiso idealista-, trascenderlo.
Pero si es un compromiso actual, del que “se lleva”, a las primeras de cambio ya hay resquemor, retracción…Se está con la pistola cargada, sin el seguro, dispuesto a disparar ante cualquier incomodidad. Y el compromiso se tambalea porque… “me ha puesto mala cara”,“porque esta palabra…”, “porque me ha dicho…”.No hay un nivel de adaptación, de comprensión, ¡de afecto!, capaz de absorber y metabolizar aquello que –dentro del compromiso- surge, y ¡no nos gusta!, ¡y no nos atrae!... pero vamos,¡vamos a ponerle interés, y búsqueda, y diálogo!…
¡Ummmm! ¡Difícil! Es mejor ir a la huelga–por ejemplo-.¡Para qué nos vamos a esforzar en dialogar, en hablar, en llegar a un acuerdo!... Mejor echar un pulso violento con una huelga. Y eso atemoriza a unos y a otros. Y después de eso podemos hablar.
Cada uno es capaz de hacer su huelga particulara propósito de sus compromisos, cuando éstos no tienen los beneficios adecuados.

El consumo de bienestar, de placer inmediato, de renta solvente, es el dominante. Y ahí,al compromiso hacia un ideal o hacia un proyecto… ¡le cuesta instaurarse!

¡Es curioso!, perosi nos fijamos en los basamentos sobre los que actúa el ser en el siglo XXI, no son precisamente producto de los compromisosdel siglo anterior. Las cosas vienen de compromisos más antiguos, idealistas.Pero eso no se suele ver. Parece que fue inventado ayer.
Y por ejemplo, gran parte de la tecnología –con su basamento evidentemente científico para quepueda funcionar en el nivel de consciencia en el que estamos- se ha basado en el compromiso de entrega, dedicación, amor, sacrificio, emoción… que pusieron en el siglo XIX o XVIII. Y a partir de ahí, fue mucho más fácil, en el XX, pues poder instaurar esto o aquello. Pero, ¿de dónde viene? De un compromiso idealista.
Cuando el joven –es un chiste casi- se vanagloria de susfacultades para manejar la tecnologíay para comprender la dinámica del mundo –sic.-, cuando termina su “royalty verbal”, contesta el veterano, el jubilado­–o algo así-…
“Sí. Cierto es que eres brillante. Pero si no fuera por lo que los demás, en tiempos pasados, hicieron, tú no te vanagloriarías de lo que haces.Y sobre todo, hay algo: ¿qué aportas para mañana?
Nosotros aportamos algo para hoy, desde ayer. Y vosotros, ¿qué aportáis hoy, para mañana?”.

Ciertamente, el compromiso, bajo la estética idealistadel Sentido Orante, aporta mañana, aporta pasado mañana, porque es incondicional; porque está ligadocon El Misterio Creador.
Se tiene que hacer, inevitablemente, creativo, novedoso. Sabe pactar. Sabe adaptarse. ¡No desfallece a las primeras de cambio! Asume el cambio como proceso de necesidad.

El Sentido Orante se propone como experiencia de referencia, en un compromiso hacia la Creación; en un compromiso sin red de seguridad; sin condiciones.
Es un compromiso ¡enamorado!... Y como tal, no está sujeto a resultados.
¡Eso no significa que haya que soportar o vivir desastres, dramas, tragedias!… ¡Por favor! Pero sí significa que va a haber imprevistos, inesperados, sorpresas… pero todas ellas en el contexto de esa fidelidad amorosa, de esa entrega apasionadaa lo que se hace…

Pareciera, y es casi un eslogan, el vivir sin compromisos.
Pero ese eslogan–“¡soltero y sin compromiso!”, “¡y es un hombre sin compromisos!”, “¡y es una mujer sin compromisos!”-,que parece libertario, no seaperciben, no se dan cuenta de que es “a costa de”…el compromiso de otros. Otros se han comprometido para crear esa empresa. Otros se han comprometido para gestar esa sociedad. Otros se han comprometido para promover esa política. Otros se han comprometido para garantizar esa economía.
Y llega Monsieur Dandy, o MademoiselleDandy… y vive sin compromiso. ¡Alors!... ¡Y es feliz!, claro: “a costa de”…
Y los que con su compromiso fueron creando ese colchón, ese sofá, ese estado del bienestar que tanto se defiende hoy, evidentemente no fueron racistas ni seleccionistas… para elegir quiénes se iban a beneficiar de sus compromisos.
 En cambio, aquellos que cogen un pequeño compromiso, tienen,¡y exigen!,una renta o beneficio inmediato.
“Me comprometo a esto,¡pero!... a cambio necesito o impongo esto otro”.

Es importante darse cuenta de esta evolución, para evaluar la propia evolución… y saber en qué orientación situarse; si bien, bajo el Sentido Orante, se nos recuerda algo tan simple como que la vida es un proceso solidario, que la vida es un proceso ‘inter-pendiente’, que la vida es un proceso de comunidad, de comunicación, de evolución, de cambio…

La Creación te hace y te da vida, y no te pide nada a cambio. Te da una naturaleza. ¡Confía en ti! Se fía de ti. Tiene fe en ti. Y por todo ello permaneces en vida; con vida.
Bajo esta visión orante, nuestrohacer vivo debería ir en ese sentido. De ahí el reclamo de la oración de hoy. Y en consecuencia, no asumimos los compromisos condicionantes, condicionadores, acondicionadores…que, más que compromisos, son imposiciones. Curioso.

Asumir un estilo de vivir, con su halo idealista, es una propuesta constante de lo que emana la oración. Porque en ella –en la propuesta- nos encontramos con lo creado, con lo Divino,y no gestamos divisiones, separaciones…¡ni gustos!
¡Asumimos vocaciones!... Y, con ello, un estar que se ejercita en un sentir y en un pensar coherente.
Y así hay, y surgen, propuestas para mañana, para pasado…
Y no hay, en consecuencia, repeticiones de ayer y de antes de ayer; de aquél y del otro.








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