ESFUERZO, CONDICIONES Y COMODIDADES
4 de octubre de 2010
La expresión de la vida se hace en forma de fuerza, pero una fuerza que se pliega, se adapta, se modula, se intercambia. Una fuerza que habitualmente se ha confundido con agresividad, imposición, combate.
Es la fuerza la que expresa la condición de la vida, siendo esa fuerza el aliento, el… entusiasmo, la dedicación, la vocación, el cumplimiento.
Es la fuerza la que expresa la condición de la vida, siendo esa fuerza el aliento, el… entusiasmo, la dedicación, la vocación, el cumplimiento.
Bajo esos parámetros podemos entender y asumir que se deben realizar es-fuerzos, en relación -en relación- a la condición humana que hoy convive, malvive.
Esfuerzos para conservar el sentido de la dignidad, para observar el desarrollo de la belleza, para acrecentar la vocación de la sinceridad… para hacerse acreedor válido de los recursos que se disfrutan.
Que no se confunda el sentido del esfuerzo como ganancia, imposición, ventaja.
Esfuerzos para conservar el sentido de la dignidad, para observar el desarrollo de la belleza, para acrecentar la vocación de la sinceridad… para hacerse acreedor válido de los recursos que se disfrutan.
Que no se confunda el sentido del esfuerzo como ganancia, imposición, ventaja.
Un esfuerzo por respetar los acuerdos.
Un esfuerzo por mantener la palabra.
Un esfuerzo por asumir las condiciones, porque la vida está condicionada. Y entiéndase por ello, por un parte, las condiciones que van definiendo, adornando, cortejando la vida y, por otra parte, entiéndase aquellas condiciones que, en economía, en convivencia, en tradiciones, en morales, en costumbres, se van estableciendo a lo largo de la historia de la comunidad humana.
Un esfuerzo por mantener la palabra.
Un esfuerzo por asumir las condiciones, porque la vida está condicionada. Y entiéndase por ello, por un parte, las condiciones que van definiendo, adornando, cortejando la vida y, por otra parte, entiéndase aquellas condiciones que, en economía, en convivencia, en tradiciones, en morales, en costumbres, se van estableciendo a lo largo de la historia de la comunidad humana.
Asumir con esfuerzo las condiciones en las que se vive, se hace.
El respeto de los pactos, los acuerdos, es una forma de expresar el esfuerzo y de buscar el equilibrio.
El respeto de los pactos, los acuerdos, es una forma de expresar el esfuerzo y de buscar el equilibrio.
Se crean con esfuerzo las condiciones para que el niño aprenda a leer, a escribir. Supone un tiempo, supone un comportamiento, supone un ritmo. Requiere un esfuerzo y unas condiciones, el estar con las posibilidades de viajar, investigar, descubrir, enseñar, aprender. Se van gestando condiciones que hacen posible que ese esfuerzo se organice, se estructuralice, adquiera una estructura dinámica de acuerdo.
En la medida en que se cumple lo acordado, en la medida en que se cumple lo afinado, en esa medida, los acuerdos evolucionan, cambian.
Cuando los acuerdos se desacuerdan, cuando los esfuerzos por desarrollar un pacto, una ayuda, un apoyo, cuando eso no se cumple, la tendencia del esfuerzo es a la comodidad, acomodarse.
La vida acomodada es una vida deteriorada.
La vida acomodada es una vida deteriorada.
Este siglo evolutivo busca la involución centrando todas las expectativas en la comodidad, el confort, el bienestar, la renta, el beneficio, el consumo, el ahorro. Todo como medio de acopio… que no de prevención, de cuidado, de alerta, de ayuda.
Y en la medida en que el esfuerzo se dedica a acomodarse, a situarse en una posición no comprometida, no del todo clara, más bien difusa, confusa, obtusa, oblonga, para que así no haya responsabilidad. Si la unidad de la vida es la fuerza, el soplo, y lo aquietamos, lo sedamos, lo fortificamos para que no salga, para que no se mueva, ¿no estaremos atentando contra la esencia del vivir, que es la expresión de la fuerza?
Y por favor, no se entienda mal -como habitualmente ocurre-, que hay que buscar la incomodidad, el malestar, el drama, la tragedia… No, ¡para nada!
Es la fuerza creadora la que se nos presenta en cada oración. Es la fuerza la que condiciona nuestro pensar, nuestro sentir, nuestro hacer. Nos orienta, nos acondiciona para que demos la mejor respuesta. Son las fuerzas las que pactan, y acuerdan nuestra presencia, nuestra condición, nuestra salud, nuestras capacidades.
En la medida -como se decía en la antigüedad- que el ser es capaz de seguir esa condición del sentido, no se acomoda, no se estabiliza, no se estanca; cambia, se mueve, se convierte, se transforma… se hace ritmo, se hace movimiento de vida.
Y por favor, no se entienda mal -como habitualmente ocurre-, que hay que buscar la incomodidad, el malestar, el drama, la tragedia… No, ¡para nada!
Es la fuerza creadora la que se nos presenta en cada oración. Es la fuerza la que condiciona nuestro pensar, nuestro sentir, nuestro hacer. Nos orienta, nos acondiciona para que demos la mejor respuesta. Son las fuerzas las que pactan, y acuerdan nuestra presencia, nuestra condición, nuestra salud, nuestras capacidades.
En la medida -como se decía en la antigüedad- que el ser es capaz de seguir esa condición del sentido, no se acomoda, no se estabiliza, no se estanca; cambia, se mueve, se convierte, se transforma… se hace ritmo, se hace movimiento de vida.
Aliento vivificante que se sabe ajustar, que no va en destrozos ni egoísmos, sino que sabe respetar… sabe de disciplina y de rigor, y en ello integra la vida. Y en su integración amplifica su complejidad y se hace grande, no se acomoda, se diversifica. Se expresa en la muestra creadora.
Así la dignidad del ser alcanza tal designación: Digno.
Y en consecuencia, reflejo de referencia, reflejo de posibilitancias, reflejo de luz.
Es la fuerza.
Así la dignidad del ser alcanza tal designación: Digno.
Y en consecuencia, reflejo de referencia, reflejo de posibilitancias, reflejo de luz.
Es la fuerza.
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